En el capítulo anterior:
Ella dejó de cantar cuando Arizona, frente a ella, con
los ojos vendados y sonriendo, preguntó segura de la respuesta:
-¿Beso o no beso?
Callie respondió sonriendo:
-Sí
Arizona con sus manos buscó a tientas las mejillas de
Callie, se alzó sobre sus pies y acercó su boca para besarla. Sus labios se
unieron en un beso lento, profundo y tierno. Un beso lleno de magia, porque
mientras duró, ninguna de las dos escuchó los gritos y el alboroto que las
rodeaba. Con ese beso a ciegas, celebraban no sólo que habían ganado la
prueba, sino también el inmenso amor que
les alborotaba el alma y que crecía cada día un poco más en sus corazones.
Epidemia – Capítulo 39 – Los Juegos del Hambre – III
Parte
Después del tierno beso, uno de los jueces se acercó hacia ellas, para
decirle a Arizona que podía quitarse la venda de los ojos. Mientras tanto, el
Sr. Mármol, tomó el micrófono y en medio del alboroto, habló para animar a los
participantes a seguir buscando a sus parejas, conminándolos a que se
apresuraran porque uno de sus equipos rivales ya había llegado a su destino.
Mientras decía esto último, el gerente miró a Callie y Arizona y alzando el
pulgar de su mano derecha, a modo de felicitación, les sonrió, sonrisa que
ambas le devolvieron.
Unos minutos después el último participante del grupo A, del equipo
número 6, llegó a su destino, pero luego del beso, el Sr. Mármol, intervino de
nuevo para comunicarles oficialmente que habían sido eliminados de la
competencia.
Los participantes del equipo 6, una joven pareja de recién casados, se
acercaron hacia Callie y Arizona, sonriendo y bromeando entre ellos,
sosteniendo en sus manos los platos que contenían las dos porciones de tortilla
española. Arizona, los recibió regalándole su mejor sonrisa, ya que recordó al
verlos, que ellos habían sido una de las pocas parejas que habían mostrado su
simpatía hacia ellas, cuando ganaron la primera prueba.
Ambos felicitaron a Callie y a Arizona, por haber vencido y
especialmente a Callie por la bella voz que demostró tener.
Sonriendo, ambas les agradecieron a la simpática pareja, quienes luego
de desearles suerte para el resto de la competencia, se dirigieron a la mesa de
observadores, mientras Callie y Arizona fueron a la mesa de control, ahora
situada en la playa, para retirar las normas de la siguiente prueba.
Posteriormente se sentaron en la mesa dispuesta para ello y degustaron su
cuarta porción de tortilla española con mucho apetito. Unos minutos después,
Arizona comenzó a leer en voz alta las normas de la siguiente prueba, que
comenzaría a la 1:30 p.m.:
-Los Juegos del Hambre, tercera edición, Prueba 8: La Banana. Para efectuar esta prueba se
le entregará a cada participante un chaleco salvavidas con el número de su
equipo bordado en la parte posterior. En esta divertida y emocionante prueba,
los competidores tendrán la oportunidad de saber lo que se siente al montar una
montaña rusa en el agua. Los seis equipos que participarán en esta prueba serán
divididos al azar por los jueces en dos filas, la A y la B, de tal manera que
los miembros de cada equipo queden ubicados en la misma banana, pero en
posiciones diferentes.
La prueba se ha dividido en dos fases:
Fase 1:
Una vez configuradas las filas, los tres equipos de la
fila A se montarán en “La Banana A”, mientras que los tres equipos de la fila B
lo harán en la “Banana B”. Cuando el juez dé la orden de salida, los dos
inflables de seis plazas cada uno, atados por una cuerda o soga, serán remolcados
e impulsados en el mar por una lancha cada uno. Mientras la embarcación vaya en
línea recta el riesgo de caer de la banana es mínimo, sin embargo, en cada giro
¡agárrense fuerte! porque la caída es inminente. El primer participante que
caiga de cualquiera de las dos bananas será eliminado de la competencia,
conjuntamente con su compañero de equipo. Cuando se produzca ese evento, ambas
lanchas se detendrán para permitir que el miembro del equipo cuyo compañero
cayó, pueda bajarse de la banana.
Fase 2:
Una vez que los miembros del equipo eliminado estén
fuera del mar, el juez dará la orden para que las dos lanchas arranquen
simultáneamente. Esta fase será una prueba de resistencia y perseverancia, ya
que el equipo ganador de la misma corresponderá al miembro del equipo que haya
permanecido hasta el final cuando todos los demás participantes hayan caído.
Para premiar esa perseverancia, esta prueba contempla
un premio adicional, además de las dos porciones de tortilla española: Una
consola nueva de Nintendo Wii U y el juego Sonic All-stars Racing Transformed
Bonus Edition.
¡¡¡ Mucha Suerte !!!
…
A medida que Arizona leía las normas de la prueba, Callie notó la
emoción creciente en su voz, era evidente que una prueba de este tipo era justo
lo que más le gustaba a Arizona, así que cuando ella terminó de leer, Callie le
dijo sonriendo mientras posaba su mano sobre la de ella:
-Mi pichirruchi, tengo la impresión de que quieres comer tu tercera
porción consecutiva de tortilla española y ganar ese Wii U ¿me equivoco?
Arizona se rio y dijo mientras acariciaba la mano de Callie:
-No mi amor, no te equivocas, quiero ganar esta prueba, así que
agarrémonos fuerte de esa banana y disfrutemos del paseo…, de nuestras
tortillas y de nuestra nueva consola de videojuegos.
Ambas sonriendo, chocaron sus manos y luego se dieron un breve beso en
los labios. Posteriormente se dirigieron para reunirse con el resto de los
participantes, la prueba estaba a punto de comenzar.
Los jueces de los juegos, eligieron al azar la composición de cada una
de las bananas, Callie y Arizona quedaron en la “Banana B”, conjuntamente con
los dos participantes de los equipos 1 y 4. Arizona en el primer puesto de la
banana y Callie de tercera.
Cuando se dio la orden las dos lanchas comenzaron a remolcar las bananas,
todos los participantes se estaban divirtiendo…las lanchas hicieron su primer
giro, ninguno cayó, luego aumentaron la velocidad un poco y efectuaron un
segundo giro más pronunciado y como era de esperarse un participante cayó, el
del equipo 2 que se encontraba en la “Banana A”. Siguiendo las normas de la
prueba, ambas lanchas se detuvieron para que el otro participante del equipo 2
se bajara de la banana. Cuando ambos estaban fuera del agua, el juez dio la
orden y las lanchas arrancaron de nuevo.
En cada giro ejecutado a velocidad creciente, otros participantes fueron
cayendo de las bananas, incluida Callie que cayó cuando ya solo quedaban en las
mismas un participante del equipo 9, otro del 1 y los dos del equipo 4, además
de Arizona, que se agarraba con todas sus fuerzas para no caer. Callie se fue
nadando hasta la orilla y desde allí, pegando saltos y gritando, animaba a
Arizona.
En un nuevo giro, cayó uno de los participantes del equipo 4, luego el
que quedaba del equipo 1, posteriormente el del equipo 9. Ahora sólo quedaban
Arizona y un miembro del equipo 4.
En la orilla, Callie no dejaba de saltar y de gritar emocionada, ella
sabía que Arizona no caería, su férrea fuerza de voluntad, sus deseos de ganar
y su espíritu de competencia no lo permitirían, y así fue, el participante del
equipo 4, cayó exhausto de la banana. Inmediatamente la lancha disminuyó su
velocidad y Arizona alzó los brazos en señal de victoria mientras sonreía y
buscaba con la mirada a Callie, quien súper emocionada no paraba de saltar
celebrando.
En el momento en que Arizona llegó a la orilla, Callie corrió hacia ella
y cuando se encontraron se abrazaron riendo.
Mientras lo hacían el Sr. Mármol, luego de felicitarlas por la victoria,
anunció a los participantes, que la siguiente prueba tendría lugar, allí mismo
en la playa y que se efectuaría a las 3:00 p.m.
Callie y Arizona, retiraron las reglas de la prueba número nueve y se sentaron a comer su tercera porción
consecutiva de tortilla española, la cual en honor a la verdad, la comieron con
menor entusiasmo: Antes de disponerse a leer, Callie dijo:
-Creo que los organizadores de estos juegos han debido incluir un menú
más variado como premio por ganar las pruebas, la tortilla está muy sabrosa
pero ya me está cansando.
Arizona le respondió sonriendo:
-Mi amor, ellos no contaban con que un equipo tan maravilloso como
nosotras pudieran ganar tres pruebas seguidas, anda no te quejes tanto y come,
los equipos eliminados y los que aún no han ganado darían lo que fuera por
comer ese mismo pedazo con el que te estás alimentando justo ahora.
-Mi pichirruchi, tienes razón..., dijo Callie sonriendo, luego agregó:
...-dime ¿qué dicen las normas de la siguiente prueba?
Arizona comenzó a leer:
-Los Juegos del Hambre, tercera edición, Prueba 9: Changa, palos y sacos. Esta prueba se
realizará en la playa y tendrá dos fases:
Fase 1: Changa y palos
En esta fase los participantes deberán bailar al ritmo
de la música y pasar flexionando la espalda hacia atrás, debajo de una vara de
bambú colocada de forma horizontal. Mientras lo hagan deberán sostener en el
pecho una pequeña piedra y no dejarla caer. Luego que los dos participantes de
cada equipo hayan pasado debajo de la vara de bambú tres veces, podrán iniciar
la segunda fase de la prueba. Los participantes deben intentar ejecutar esta
fase en el menor tiempo posible, ya que
progresivamente la vara de bambú se colocará más cerca del suelo.
Fase 2: Changa y sacos
Cuando ambos miembros de cada equipo hayan completado
la primera fase de la prueba, los observadores de “El Capitolio”, les indicarán
a cada miembro donde ubicarse, ya que esta fase se trata de una carrera de
sacos de relevo. Uno de los participantes se colocará en línea recta paralela a
la línea de la playa a ocho metros de distancia de su compañero de equipo,
mientras que éste deberá meter las piernas en un saco y sujetarlo con las
manos. El observador dará la señal de salida para que el participante llegue
hasta su compañero de equipo dando saltos en el saco. Cuando esto ocurra, el
segundo participante, quien previamente habrá metido sus piernas en otro saco,
se dirigirá saltando hasta el punto de partida. El primer equipo que llegue a
la meta será el ganador, mientras que el último será eliminado.
Hacer clic en el título para acceder a la canción
A la hora fijada, los observadores del “El Capitolio” formaron una fila
alineando aleatoriamente a los diez participantes de los cinco equipos que aún
permanecían en la competencia. Callie quedó de tercera en la fila, mientras que
Arizona quedó en el décimo puesto. Los diez participantes pasaron la primera y
la segunda vuelta debajo de la vara sin inconvenientes, sin embargo, en la
tercera vuelta cuando la vara fue colocada un poco más abajo, los problemas
comenzaron para algunos de los equipos, incluyendo el equipo número 13 de
Callie y Arizona. A ellas y a todos los demás participantes, con excepción de
los del equipo número 9, se les cayó la piedra, por lo que tuvieron que dar una
cuarta vuelta, mientras que el equipo 9 iniciaba la segunda fase de la prueba.
Con mucho cuidado para no dejar caer la piedra, Callie pasó por debajo
de la vara con éxito y animó a Arizona, quien también lo hizo, sin embargo,
llegaron de últimas a la carrera de sacos, por lo cual tendrían que darse prisa
para no ser eliminadas.
Arizona fue quien eligió el juez para iniciar la segunda fase de la
prueba dentro del saco. Ella llegó saltando hasta donde se encontraba Callie,
quien de inmediato se incorporó a la última parte de la carrera. Arizona se
había apurado lo suficiente, pero aún estaba de última, detrás del equipo 9 que
ya casi estaba llegando a la meta, seguido por el equipo 3, el 1 y el equipo
número 4 que iba de penúltimo. Sin embargo, Callie, aprovechando el largo de
sus piernas dio saltos más grandes, con los cuales logró rebasar al
participante del equipo 4, en la última cuarta parte del tramo que les faltaba
antes de llegar a la meta.
Arizona, que no había dejado de gritar para animar a Callie, comenzó a
dar saltos celebrando que ella había llegado a la meta en el penúltimo lugar,
logrando para ambas su continuidad en la competencia.
Antes de que Callie pudiera sacar sus piernas del saco, Arizona corrió y
se abalanzó sobre ella para abrazarla. En ese momento ambas perdieron el
equilibrio y cayeron al suelo riendo a carcajadas.
Aún en el suelo, Arizona acercó sus labios a los de Callie y la beso
brevemente, luego le dijo sonriendo:
-Eres impresionante, te amo
Callie la miró a los ojos y le respondió:
-Tú y yo somos un equipo impresionante mi pichirruchi, te amo también.
Compartieron otro beso fugaz y luego se pusieron en pie mientras
escuchaban al Sr. Mármol anunciando a los participantes del equipo 9 como los
ganadores de la prueba y que el equipo 4 había sido eliminado de la
competencia. Luego informó a los participantes de los cuatro equipos en
competencia, que la siguiente prueba se efectuaría en la playa a las 4:00 p.m.
La prueba número diez consistía en una “guerra de mangueras” donde los participantes, previamente vestidos
con un overol de color ocre, en el cual podrían verse fácilmente las evidencias
de la humedad producida por el agua, tendrían que pasar corriendo por una pista
delimitada para la prueba, mientras los participantes que habían sido
eliminados de la competencia, trataban de mojarlos a cierta distancia con el
agua que brotaba a presión de las mangueras. En la pista habían sido colocados
algunos objetos altos que servirían de refugio temporal a los participantes
quienes debían tratar de cruzarla sin ser mojados. Al final de la prueba ganaría
aquel equipo que en su conjunto presentara menos evidencia de humedad en los
overoles.
La prueba se desarrolló y fue especialmente divertida tanto para los
participantes como para el público en general. El equipo formado por Callie y
Arizona quedó en el segundo lugar en esta prueba, ya que Arizona casi no fue
tocada por el agua, para lo cual realizó todo tipo de movimientos dejando en
evidencia la destreza propia de una familia inmersa en el mundo militar. Sin
embargo, Callie no corrió con la misma suerte, esta vez su estatura resultó un
inconveniente para evadir el agua proveniente de las mangueras.
La prueba fue ganada nuevamente por el equipo número 9, mientras que el
equipo número 1 se despedía de la competencia. La prueba número once, la
penúltima, donde participarían los equipos 3, 9 y 13, se desarrollaría
igualmente en la playa a las 5:00 p.m.
Luego de quitarse los overoles y permanecer con sus franelas, vestidas
aún con sus bikinis, Callie y Arizona se dispusieron a leer las normas de la
siguiente prueba. Esta vez fue Callie quien las comenzó a leer:
-Los Juegos del Hambre, tercera edición, Prueba 11: Saca la tapa, pero no te mojes. Debajo
de la arena de la playa han sido colocadas dos líneas de mangueras que cruzan
por diversos puntos y de las cuales emergen unas salidas de agua a presión que
tienen colocadas una tapa de color amarillo. Las mangueras han sido enterradas
en la arena de tal modo que sólo serán visibles las tapas amarillas. No
obstante, aunque los participantes no puedan diferenciarlas, se han colocado
dos líneas de mangueras, una tiene presión de agua, mientras que la otra está
seca. La finalidad de esta prueba es que cada equipo retire en el menor tiempo
posible dos tapas amarillas, una por participante. Pero, si cualquiera de los
participantes retira una tapa de la cual comience a salir agua a presión,
deberá tapar la salida de agua de nuevo, antes de continuar buscando la tapa de
la manguera seca.
El primer equipo que logre retirar las dos tapas
amarillas sin dejar salidas de agua abiertas, será el ganador de la prueba,
mientras que el último será eliminado.
Cuando Callie terminó de leer, Arizona dijo sonriendo:
-Esta prueba será divertida
Callie respondió:
-Oh, sí, muy divertida. Cada vez estamos más cerca de Tortosa
Arizona levantó los brazos y exclamó:
-¡¡¡ YAY !!!
A la hora pautada, el Sr. Mármol dio la orden para que se iniciara la
prueba, los seis participantes comenzaron a buscar las tapas amarillas en la
arena, uno de los participantes del equipo 3 fue el primero en retirar una tapa
con éxito, luego fue Callie quien encontró otra, y la retiro desenroscándola
sin problemas. Sin embargo, el equipo 9 se encontraba en problemas, uno de
ellos aún no había encontrado la tapa amarilla y el otro estaba luchando sin
éxito tratando de cerrar de nuevo con la tapa amarilla el chorro de agua que
salía sin cesar de la manguera. Y para desgracia de Arizona, lo mismo le
ocurrió a ella, luego de varios minutos durante los cuales todo su cuerpo era
una mezcla difusa de agua y arena, logró cerrar la tapa, viendo preocupada
cuando el otro participante del equipo número 3 retiró la tapa amarilla que le
faltaba a su equipo para completar las dos necesarias para ganar la prueba.
No obstante, Arizona, no flaqueó y siguió buscando, aún tenía
oportunidad de seguir compitiendo, ya que el equipo número 9, aún no había
encontrado ninguna tapa, mientras que Callie ya tenía la que había hallado. Con
un grito de júbilo que emanó de Arizona y varios saltos de alegría por parte de
Callie, Arizona consiguió la segunda tapa para el equipo, quienes las
entregaron a los jueces de la competencia, sabiendo que el ganador de esa
prueba era el equipo número 3, mientras que el equipo 9 había sido eliminado.
La prueba final, para conocer quién ganaría la competencia entre los dos
únicos equipos que quedaban, se fijó para ser realizada de inmediato en la
playa, por lo cual Arizona no tuvo oportunidad alguna de asearse. Ella había
terminado la prueba anterior con el cabello, sus brazos, sus piernas y la
franela llena de arena, incluso tenía rastros de arena en la cara. Antes de
comenzar la última prueba, Callie la observó y sonrió enternecida, ella parecía
en ese momento una niña de ocho o diez años que había pasado las últimas horas
haciendo castillos de arena en la orilla de la playa.
Para la prueba final, los organizadores del concurso habían hecho un
hueco en la arena. El hueco tenía un área de un metro cuadrado aproximadamente
y una profundidad de cincuenta centímetros. El hueco estaba lleno de una mezcla
de agua y tierra, que había formado lodo. La prueba era simple, cada equipo se
colocaría en los extremos opuestos del hueco y tendrían que halar una cuerda
hacia atrás tratando de que al menos uno de los participantes del equipo rival
cayera en el hueco con lodo. Los equipos harían tres intentos, el equipo que
cayera al hueco dos de las tres veces sería eliminado, mientras que el hubiera
caído a lo sumo una vez, sería el vencedor de la tercera edición de “Los Juegos
del Hambre”.
En el momento en que Callie y Arizona escucharon al Sr. Mármol
informando las pautas de la prueba, ellas vieron a sus rivales y se miraron a
los ojos, haciendo ambas una mueca con sus bocas. El equipo número 3 estaba
conformado por una mujer de baja estatura y muy delgada, quien no fue la razón
de la mueca, la razón era por su compañero. Un hombre un poco más bajo que
Callie pero de fuerte contextura. Ambas pensaron sin decirlo, que ganar esa
prueba no sería nada fácil y no se equivocaron.
La prueba comenzó, los jueces fijaron los puestos de cada participante
en la cuerda, Callie y el hombre del equipo contrario quedaron detrás de sus
compañeras de equipo. Lo cual hacía más vulnerable de “morder el lodo” a las
participantes que se encontraban más cerca del hueco, es decir, Arizona y la
mujer delgada del equipo 3.
Con todas sus fuerzas, Callie y Arizona, halaron la cuerda hacia atrás,
logrando por un momento desestabilizar a sus rivales, la mujer delgada cayó por
primera vez al fango.
Al segundo intento, el turno de caer al lodo fue de Arizona, quien salió
del mismo totalmente percudida, entre los rastros de arena que aún conservaba
de la prueba anterior, más el lodo pegado a su cuerpo, ya casi no se veía de
qué color tenía el cabello o la piel.
A pesar del agotamiento, en un momento Callie exclamó cuando hacían el
tercer intento: -¡Vamos por ti, Tortosa! y haló la cuerda con todas las fuerzas
que le quedaban, Arizona también hizo su mejor esfuerzo y finalmente lograron
derrotar al equipo número 3, cuando la mujer de ese equipo “mordió el lodo” por
segunda vez.
Mientras la mujer maldecía en el fango, Callie y Arizona se abrazaron,
saltaron, rieron y se besaron celebrando que eran las indiscutibles ganadoras
de la competencia.
El Sr. Mármol así las anunció, y en medio de los aplausos de los
presentes, invitó a todos los participantes de la prueba para un desayuno al
día siguiente donde se haría entrega de los premios a las ganadoras y se
rifaría un premio sorpresa.
Callie y Arizona se abrazaron de nuevo, riendo felices por haber ganado
la competencia. Mientras estaban abrazadas sobre la arena de la playa, Arizona
le dijo a Callie:
-Mi amor, estoy feliz pero molida, necesito que subamos a la habitación
y que nos demos un baño muy largo, estoy mugrienta.
Callie se apartó un poco para ver a Arizona, puso los ojos y exclamó:
-Mi pichirruchi ¿tú no pretenderás entrar a “nuestra habitación” llena
de mugre como estas?, ¿verdad?
Arizona frunció el ceño y respondió:
-Callie ¿y qué quieres que haga?, no puedo dejar toda esta mugre en las
duchas de la piscina, creo que taparía las cañerías.
Callie dijo:
-Exactamente, y lo mismo pasará con las cañerías del baño de nuestra
habitación
Arizona con una expresión pensativa, dijo, luego de unos instantes:
-Cierto y ahora ¿qué hacemos?
Callie con una expresión llena de picardía respondió:
-Mi pichirruchi tengo una idea, ven conmigo
Ambas se fueron caminando tomadas de la mano hacia el lugar en la playa,
muy cerca de donde se encontraban, en el cual se había realizado la guerra de
mangueras.
Cuando ya estaban muy cerca, Callie le lanzó una mirada pícara a
Arizona, fue en ese momento cuando ella se dio cuenta de lo que Callie tramaba.
Arizona se detuvo y exclamó sonriendo:
-¡Nooooo Callie, esa agua está muy fría!
Con una expresión traviesa Callie dijo riendo, mientras tomaba una manguera
en su mano y accionaba la llave:
-Y tú estás percudida, necesitas un lavado urgente
Arizona se cubrió con las manos pero obviamente el chorro de agua
comenzó a empaparla, entonces siguiendo el juego y riendo, exclamó mientras
tomaba y accionaba otra manguera:
-¡Y tú tampoco estás muy limpia que digamos!
Riendo a carcajadas y gritando, Callie y Arizona iniciaron su propia y
muy particular “guerra de mangueras”, Arizona corrió hacía uno de los refugios
temporales que habían sido colocados para la realización de la prueba, pero
Callie fue más rápida, mientras Arizona logró ponerse a cubierto detrás de su
muralla, Callie la persiguió y en un descuido de Arizona, logró meter la
manguera por su espalda dentro de su franela.
Arizona gritó mientras reía sin poder contenerse, en medio del forcejeo
ambas cayeron en la arena de nuevo y la arena se adhirió a sus cuerpos otra
vez. Sin dejar de reír, por un instante, sus miradas se cruzaron, sus labios
estaban demasiado cerca para resistir la tentación de sumergirse en un beso
apasionado y profundo. Cuando el arenoso beso finalizó, ambas sonrieron y se
pusieron de pie para reiniciar su segunda tanda de esa guerra de mangueras, que
poco a poco se fue convirtiendo en un sensual y delicado baño mutuo, que
terminó en un apretado y tierno abrazo acompañado por una secuencia
interminable de miradas y besos llenos de calidez, amor y pasión por partes
iguales.
Totalmente empapadas de la cabeza a los pies, ambas dejaron atrás las
mangueras y se fueron tomadas de la mano a buscar sus toallas para secarse. Una
vez que lo hicieron, se dirigieron al locker, buscaron su ropa y subieron a la
habitación, llevando en sus manos, las cuatro porciones de tortilla española
que uno de los empleados del hotel les entregó, dos por haber ganado la última
prueba y las dos de su equipo que nunca entregaron por haber sido las
vencedoras de la competencia.
En el mismo instante en que entraron a la habitación y la puerta se
cerró detrás de ellas, la pasión que se había despertado en ese último y mojado
round, dio paso al deseo. Callie y Arizona unieron sus labios en una sucesión
de besos llenos de lujuría, mientras caminaban hacía la ducha despojándose de
la escasa ropa que tenían puesta, a pasos intermitentes fueron dejando en su
camino franelas y piezas de bikinis esparcidas por el suelo de la habitación.
Sin dejar de besarse, Callie accionó las llaves de la ducha para alistar
la bañera y ajustar la temperatura del agua, los besos y las caricias no
cesaron y cuando finalmente la ducha estaba lista para recibirlas, Callie entró
primero, se sentó apoyando su espalda en una de las paredes de la bañera, y
luego, guió a Arizona para que se sentara y apoyara la espalda en su pecho
desnudo.
Un gemido ahogado brotó de la boca de Callie en el instante en que la
suave piel de la espalda de Arizona rozó sus pezones erectos. Un momento
después fue Arizona quien echando su cabeza hacia atrás, emitió una secuencia
de gemidos, en respuesta a las caricias que Callie con sus labios comenzó a
hacerle en su cuello, mientras que con sus manos acariciaba sus pezones. A
pesar de que todo su cuerpo estaba sumergido en el agua tibia de la bañera,
ella sintió como su centro se inundó aún más, todo su cuerpo pedía a gritos la
caricia que esperaba, y esta vez Callie no la hizo esperar mucho tiempo.
Mientras que ella no ceso de acariciar su cuello con la boca y sus senos con
una mano, con la otra abrió hábilmente los labios hinchados y comenzó a
acariciar el clítoris erecto de Arizona. Ella emitió un nuevo gemido, mientras
sentía como todo su cuerpo se estremecía y respondía a las hábiles caricias que
Callie le proporcionaba.
Luego fue Callie quien se estremeció y emitió un gemido gutural cuando
Arizona, llevó su mano hacía atrás y comenzó a acariciar su clítoris a un ritmo
creciente. Ella echó su cabeza hacia atrás y cerró los ojos para experimentar
el éxtasis que sentía en ambos sentidos, uno por el placer que ella le estaba
proporcionando a Arizona y dos por el placer que Arizona le proporcionaba a
ella.
En pocos minutos sus cuerpos se tensaron, estaban casi al borde del
placer, temblando, mientras de sus bocas brotaban gemidos cada vez más
intensos. El clímax llegó para ambas, mientras cada una gritaba el nombre de la
otra. Cuando las sensaciones amainaron, los temblores esporádicos de sus
cuerpos aún evidenciaban el enorme placer que se habían regalado mutuamente
mientras trataban de recuperar el ritmo de sus respiraciones entrecortadas y
jadeantes.
Ambas se dijeron “Te amo” incontables veces, mientras se fundían en un
cálido y tierno abrazo. Fue tal el cansancio y el agotamiento de sus cuerpos
llevados más allá del límite en ese día emocionante que culminaba con esa
entrega de amor mutuo, que sin darse cuenta se quedaron dormidas abrazadas en
la bañera. Un rato después, el agua que ya se había enfriado despertó a Callie.
Ella se llenó de ternura al ver a Arizona, quien parecía un hermoso ángel
dormido respirando suavemente en su regazo.
Callie no quería despertarla, pero era necesario al menos llamar su
atención para lograr salir de la bañera. Al llamado de Callie, Arizona balbuceó
palabras incoherentes, pero recuperó lo suficiente la conciencia para que
Callie pudiera pararse con ella, envolver su cabello y su cuerpo en una toalla
seca y llevarla en brazos hasta la cama, donde la depósito con una enorme
dulzura. Callie le dio un beso en la mejilla a su bella durmiente, se secó con
una toalla, se cepilló a medias su cabello, sólo para desenredarlo un poco, e
hizo lo mismo con el cabello de Arizona quien para ese momento yacía profundamente
dormida acostada de medio lado apoyada en su hombro izquierdo. Exhausta de
cansancio también, Callie se metió debajo de las sábanas, abrazó a Arizona y la
acunó en sus caderas. En pocos segundos ella también se quedó dormida.
Esta historia continuará…
Espero que le hayan gustado estos “Juegos del Hambre”, versión Calzona
:o) . Por cierto, me encantaría que escribieran sus comentarios o reviews, salvo
por algunos tweets que agradezco infinitamente, algunas de ustedes, mis
queridas y apreciadas lectoras, me tienen a pan y agua, o sea, como el equipo
número 10 en estos “Juegos del Hambre”, BUAAAAAHHH :o(