Dos almas gemelas que deberán aprender juntas a superar sus temores y encontrar el camino hacia sus verdaderos sueños. Acompañen a Callie Torres y a Arizona Robbins en este viaje, a través de los sentimientos. Una montaña rusa de emociones, donde la música será otra protagonista. Citando a Jessica Capshaw: “Hold on and enjoy the ride” (Agárrense fuerte y disfruten del paseo).

lunes, 29 de octubre de 2012

Epidemia - Capítulo 31 - Me enamoré de ti


Epidemia – Capítulo 31 – Me enamoré de ti

Arizona estaba sentada en su puesto del avión al lado de Callie, con su cabeza recostada en su hombro, se sentía enormemente emocionada, por la ventanilla del avión ya se divisaba que estaban aproximándose a su destino. Arizona sonrió y levantó un brazo en señal de victoria, exclamando: -¡YAY!, cuando escuchó al capitán de la aeronave hablar por los altavoces:

-Señores pasajeros estamos aproximándonos al Aeropuerto Internacional El Prat, en Barcelona, España, por favor, abrochen o mantengan sus cinturones asegurados, y apaguen a partir de este momento cualquier equipo electrónico que tengan encendido. Para aquellos que aún no hayan ajustado sus relojes, les informamos que aquí en Barcelona son exactamente las 4:10 a.m.

Arizona miró su reloj, que marcaba la hora de Seattle: 1.10 p.m., entonces riendo le dijo a Callie:

-Mi amor, somos quince horas más viejas

Callie se echó a reír y dijo tomando la muñeca de Arizona para ver la hora que marcaba su reloj:

-Es cierto, somos quince horas más viejas porque en Seattle ahora es la 1:10 p.m., pero de ayer, es curioso esto de las horas ¿verdad?... pero no te preocupes mi pichirruchi, compensaremos ese envejecimiento cuando regresemos, entonces seremos quince horas más jóvenes…

Arizona miró a Callie a los ojos, sus miradas eran brillantes, nítidas y con su sonrisa marca registrada Robbins, le dijo:

-Quince horas más jóvenes y mucho más felices, …incluso más que ahora. Agregó Arizona en un tono lleno de picardía que Callie detectó enseguida, así que con el seño fruncido le preguntó:

-Incluso más que ahora?, ¿tú crees?, ¡wow!, no tengo idea que pudiera hacernos más felices que lo que somos ahora, yo estoy que no quepo en mi de la felicidad.

Obviamente Callie no se imaginaba los planes de Arizona, y ella no quería dañar la sorpresa, sin embargo, no pudo evitar continuar el juego de palabras que ella misma había iniciado, así que le dijo:

-Siempre se puede ser aún más feliz, cuando dos personas se aman como nosotras dos nos amamos hay dos cosas que no tienen límites: el amor y la felicidad

Callie miró directamente a los ojos de Arizona  y sonrió, ese tono de picardía y esa mirada de niña traviesa eran un claro indicativo de que Arizona se traía algo entre manos, pero ella no tenía ni la más remota idea de qué se trataba todo aquello, quizás era por verla en bikini como siempre había querido, eso sin duda la haría feliz, “más feliz que ahora” como Arizona había dicho, sí, Callie supuso que a eso se refería. Además Callie detectó un brillo en la mirada de Arizona que no recordaba haber visto, se veía más radiante que nunca y eso que estaban aterrizando luego de un largo viaje de 24 horas. Esa felicidad contagiosa que se reflejaba en la mirada de Arizona, provocó en Callie el deseo de besarla, lenta y profundamente, así que ella bajó la mirada hasta que sus ojos se enfocaron en sus labios y se acercó lentamente para acariciarlos con los propios. Arizona suspiró, ella era adicta a esos labios, adoraba ser besada por ellos. Adoraba todas las emociones que esos labios le hacían sentir en todo su cuerpo y en su alma cuando compartían esos besos profundos y cálidos que sólo Calliope Torres sabía darle.

Cuando el beso finalizó, ambas mirándose directamente a los ojos se regalaron una enorme sonrisa, mientras Arizona dijo:

-¡Por Dios! Calliope, creo que si hicieran un concurso de las personas que mejor besan en el mundo, tú lo ganarías sin duda alguna

Callie sonrió pero frunció el ceño y le dijo a Arizona

-Ummmm, no, no lo creo

-Pues más te vale que lo creas, tú besas divino

-Es posible que bese divino, como tú dices, pero no creo que pudiera ganar ese concurso, si existiera

-¿Por qué no?, preguntó Arizona intrigada

Callie se rió con picardía:

-Porque supongo que para ganar un concurso así tendría que besar al juez o a los jueces ¿correcto? Y yo no creo que a ti te gustaría verme besando a otras personas ¿verdad?

Arizona frunció el ceño y reconsiderando contestó:

-Buen punto Calliope Torres, buen punto, es cierto, esos labios son míos y no quiero que nadie más los pruebe, así que más te vale que te olvides de ese concurso, no irás, no señor

Callie se echó a reír por la prohibición de Arizona de ir a ese concurso ficticio que ella misma había inventado y recordando la conversación que habían tenido en San Diego, exclamó:

-¿Viste? Te lo dije, yo sé que no ganaría un concurso así porque para empezar, ni siquiera me dejarías participar…¡Egoísta!

Arizona también recordó la conversación que habían tenido en San Diego y riendo le dijo:

-Pues claro que soy egoísta…contigo, ¡derechos exclusivos!, ¿recuerdas?

-Absolutamente y creo que agregaría a eso ¡derechos de autor!, le contestó Callie sonriendo con picardía

-¿Ah sí?, a ver, derechos de autor ¿cómo es eso?

Callie imitando una voz de locutor dijo:

-“La felicidad impresa en el rostro de Callie Torres es propiedad exclusiva de su autora material e intelectual, la Dra. Arizona Robbins, cualquier declaración efectuada por terceras personas que sin autorización de su propietaria se adjudiquen total o parcialmente la autoría de tal felicidad, se considera un delito federal, que será sancionado con multa o prisión de acuerdo a la gravedad de la infracción

Arizona soltó una carcajada y luego de darle un beso breve en la boca a Callie, le dijo:

-Calliope Torres, te declaro oficialmente loca

Callie se echo a reír y le contestó:

-Bueno, creo que tienes todo el derecho a declararme oficialmente loca si lo deseas, porque mi locura también es de tu autoría, estoy loca por ti ¿recuerdas?

Arizona que no había parado de sonreír, no pudo resistir la tentación de besar a Callie, aun sabiendo que los pasajeros estaban caminando por el pasillo central para salir del avión que ya había aterrizado. El beso fue largo y profundo pero fue interrumpido con la risa de ambas cuando unos muchachos que estaban saliendo comenzaron a darle vítores.

Emocionada y sonriendo Arizona le dijo a Callie:

-Mi amor, ya llegamos a España, ¡YAY!, todavía no me lo creo. Dime ¿Qué vamos a hacer ahora?

Mientras ambas se paraban de sus asientos, Callie le respondió:

-Podemos ir al Hotel, descansar un rato y luego salir de shopping ¿te parece?

-Genial! y dime ¿dónde nos vamos a alojar?

-En la Barceloneta, hice las reservaciones por internet desde el aeropuerto en Frankfurt, nos vamos a alojar en el Hotel W Barcelona, le dijo Callie sonriendo mientras tomó su mano para caminar juntas por el aeropuerto hacia el lugar donde recogerían las maletas de Arizona

-¡Wow! y yo que salí del apartamento para que no siguieras pagando un hotel tan costoso

-¿Qué, lo conoces?, preguntó Callie

 -Sí, una vez me alojé allí cuando hubo una convención, es un hotel costoso 

–Lo es pero a mi me dan un precio especial, mi padre es dueño de una cadena hotelera ¿recuerdas?

 -Oh, cierto, lo había olvidado, y ¿qué?, ¿ese hotel pertenece a tu padre?.

–Ese no, pero es amigo del dueño, verás el mundo hotelero es muy pequeño, a pesar de que hay hoteles dispersos por todo el mundo, todos los dueños de las caderas hoteleras se conocen y te aseguro que el apellido Torres es muy conocido.

-¿Tan conocido como lo es el apellido Torres en el mundo de la cirugía ortopédica?

-Creo que un poco más, me refiero, es mucho más conocido el Torres del mundo hotelero, que el Torres de la cirugía ortopédica

–Eso no durará mucho, te lo aseguro, cuando finalices tus investigaciones del cartílago artificial tu apellido será muy conocido, quizás hasta ganes un Harper Avery.

–¡Ha! Tú sabes que yo no hago eso para ganar premios

–Lo sé, tú no eres como Cristina, pero eso no impedirá que te ganes ese premio

–Ya yo me gané mi premio, el mejor premio que la vida pudo darme, dijo Callie sonriendo

Arizona también sonrió y preguntó con un tono de picardía en su voz: -¿Ah sí?, ¿y qué premio es ese?

-Tú

Esa simple declaración estremeció a Arizona y con una sonrisa espectacular, y una mirada brillante que delataba la enorme felicidad que sentía, ella no pudo contener las ganas de besar a Callie, aún allí en medio del torbellino de gente que iba de un lado a otro en el aeropuerto, por ello apretó su mano y se detuvo para que Callie se detuviera también. Arizona se paró al frente a ella, levantó los talones y buscó sus labios para besarla. Ellas cerraron los ojos y mientras sus labios se acariciaban y se besaban profunda y tiernamente, ambas sintieron  como si el mundo se hubiera detenido, las voces y el bullicio del aeropuerto se convirtieron en sólo un pequeño murmullo.

Cuando el beso finalizó se regalaron una hermosa sonrisa, se tomaron de la mano de nuevo y continuaron su camino por el aeropuerto.

Después de haber recogido las maletas, Callie y Arizona tomaron un taxi, que las llevó directamente al Hotel, donde ambas se registraron y obtuvieron la tarjeta de acceso de la habitación que les fue asignada. Callie tomó las maletas de Arizona y se giró para dirigirse hacia los ascensores, fue entonces cuando Arizona, sin moverse de dónde estaba parada frente al mostrador de la recepción del hotel, le dijo a Callie sonriendo pícaramente:

-Mi amor, adelántate tú, subiré en un momento, quiero preguntarle algo al Gerente del Hotel

Callie intrigada frunció el ceño y sonrió, cada vez se hacía más obvio para ella que Arizona estaba tramando algo, pero decidió no darse por enterada, así que ampliando aún más su sonrisa, le dijo a Arizona:

-Ok, te espero arriba… haciendo una pausa para ver la tarjeta de acceso y confirmar el número de la habitación impreso en ella, agregó: …-Es la habitación 1331

-Ok, mi amor, subo ahora, le contestó Arizona devolviéndole la sonrisa

Mientras Callie esperaba el ascensor, Arizona le preguntó al recepcionista del hotel por el gerente, quien casualmente estaba entrando en la recepción en ese momento.

El gerente se acercó sonriendo al mostrador y ofreciendo su mano a Arizona le dijo:

-Buenos días, mucho gusto, yo soy el gerente del hotel, dígame ¿en qué puedo ayudarla?

Arizona le dio la mano para contestar el saludo y luego se presentó:

-Buenos días, soy la Dra. Arizona Robbins, acabo de llegar, me asignaron la habitación 1331 y necesito consultarle algo…, haciendo una pausa, se giró para buscar con la mirada a Callie quien aún estaba frente a los ascensores esperando, entonces agregó viendo al gerente de nuevo pero alternado su mirada para ver a Callie:

…-¿Usted ve a esa hermosa mujer que está parada justo ahora frente a los ascensores?

El gerente del hotel le respondió sonriendo: -Sí, la veo

Con su característica sonrisa, Arizona le dijo al gerente:

-Voy a proponerle a ella que se case conmigo y le agradecería enormemente que usted me recomendara algún sitio hermoso, íntimo y sobretodo romántico donde ella y yo podamos cenar y compartir un momento tan especial como ese.

La sonrisa del gerente se amplió y dijo:

-Bueno, ante todo permítame felicitarla

-Gracias…, respondió Arizona, y agregó: …-aunque aún no me ha dicho que sí

-¿Y tiene alguna duda de ello?, le preguntó el gerente con cortesía

Arizona se echó a reír y respondió:

-No, la verdad no, yo sé que ella me dirá que sí

-Entonces ratifico mis felicitaciones y con respecto a su solicitud, creo que llegó al sitio perfecto, aquí mismo en el hotel disponemos de un espacio maravilloso que tenemos destinado y preparado para ocasiones especiales como esa, es una terraza al aire libre ubicada en el último piso del hotel, desde donde se divisa gran parte de la ciudad y del mar por su puesto, claro de noche no se ve, pero es un sitio muy acogedor, tal como usted lo acaba de requerir: íntimo y romántico. Disponemos de un servicio exclusivo de mesoneros para atender a los comensales, una mesa especialmente decorada para la ocasión, iluminada con antorchas, muy romántico, y sí lo desea estamos en capacidad de ofrecerle música en vivo que en su caso debería ser instrumental.

Emocionada Arizona exclamó:

-¡YAY!, eso es exactamente lo que estoy buscando, dígame algo, ¿además de la música en vivo, música suave e instrumental como usted acaba de señalar, puedo contar con algún equipo de sonido?, quiero dedicarle una canción a ella esa noche

-No lo tenemos instalado, pero sin duda podemos conseguirle lo que usted necesite

Aún más entusiasmada y con una sonrisa impresionante, Arizona exclamó: -¡Genial!

El gerente sonrió y le preguntó a Arizona:

-Dígame Dra. Robbins ¿para cuándo desea…

Arizona estaba tan emocionada que no dejó que el gerente terminara la pregunta y contestó:

-Mañana mismo si es posible, mañana en la noche ¿se puede?

-Sí, es posible y le hago otra pregunta: ¿mientras ustedes cenan , le gustaría que decoremos su habitación con algún toque romántico, quiero decir, una botella de champagne, pétalos de rosas esparcidas en la cama, lo sé, es casi un cliché, pero si lo desea podemos hacerlo.

Arizona miró hacia arriba por un momento para pensar en el ofrecimiento del gerente, luego contestó:

-Sí, quiero que esa noche sea especial y romántica, y aún a riesgo de sobreexponerme, sí, pétalos de rosas, no muchos ¡eh!, lo justo, y champagne, ¡ah! y otra cosa, ella registró la habitación a su nombre, pero quiero que el costo de todo lo que le estoy solicitando no sea cargado a la habitación, si necesita que le firme un vaucher abierto con mi tarjeta de crédito, puedo firmarlo de una vez, si usted lo desea.

-No se preocupe Dra. Robbins, nosotros ya tenemos sus datos en la ficha que acaba de llenar, yo daré instrucciones para que los cargos por lo que acaba de solicitar sean facturados a su nombre en lugar de ser cargados a la habitación

-¿Puedo contar con ello, entonces?, ¿verdad?, mire que sería incómodo que ella pagara los gastos de su propia cena de compromiso.

-Cuente con ello Dra. Robbins, en nuestro sistema el uso de esa terraza que le ofrecí se considera como si fuera una habitación aparte, justamente para evitarle situaciones incómodas a nuestros huéspedes, así que no se preocupe, deje todo en nuestras manos

Arizona asintió con una sonrisa y dijo:

-Muchas Gracias, usted ha sido muy amable

-Siempre a su orden Dra. Robbins, aquí estamos para servirle

-Gracias, bueno y ahora me retiro, mientras más me demore aquí, más probabilidades tengo que mi novia sospeche algo y le aseguro que deseo mantener la sorpresa hasta el último minuto.

-Adelante Dra. Robbins, un placer

-Igualmente, hasta luego

-Hasta luego, Dra. Robbins

Arizona se dirigió hacia los ascensores casi dando saltitos, se sentía demasiado emocionada para ir solo caminando. Ella tomó el ascensor y caminó por el pasillo del piso donde se encontraba la habitación que les habían asignado, ya frente a la puerta le dio dos golpecitos con los nudillos, diciendo en voz alta:

-Mi amor soy yo, Arizona

A los pocos instantes la puerta se abrió, Callie la recibió con una sonrisa y la abrazó, mientras le susurró al oído:

-Menos mal que llegaste, te extrañé

Arizona sonrió y dijo:

-Pero si no me demoré más de cinco minutos

-Cinco minutos son más que suficientes para extrañarte

-Eres una exagerada Calliope Torres, cinco minutos no es…

Callie no la dejó terminar, abrazándola aún con más fuerza, atrapó su boca y la besó profundamente, provocando que un gemido ahogado se filtrara a través del borde de sus labios. Arizona simplemente se rindió ante ese beso lleno de pasión y de amor por partes iguales que Callie le ofrecía con su reconocida maestría. Puede ser que nunca fueran a un concurso de besos, pero esos labios eran expertos en provocarle sensaciones que hasta ahora ella nunca había experimentado con nadie más.

Cuando finalmente sus bocas se separaron casi sin aliento, en busca de aire para respirar, sus miradas brillantes se cruzaron por un instante, luego Arizona enterró su rostro en el pecho de Callie y cerró los ojos. Estar envuelta en los brazos de la mujer con la que estaba dispuesta a compartir el resto de su vida, le proporcionaba una sensación alucinante que le llenaba el espíritu de felicidad.

Aún abrazadas Callie le preguntó con un tono de voz suave y cálido:

-¿Qué te parece si te pones cómoda y continuamos este abrazo en la cama, necesitamos reponer fuerzas para irnos de compras en unas horas?, ¿estás de acuerdo mi pichirruchi?

Echándose hacia atrás, pero sin soltar el abrazó aún, Arizona subió la mirada y le dijo a Callie sonriendo:

-Buena idea mi amor, yo también quiero descansar un rato antes de irnos de shopping.

Arizona buscó en su maleta un short y una franelilla para cambiarse, mientras Callie la esperaba en la cama.

Una vez en ella, Arizona se colocó de espaldas a Callie para que ella la abrazara y la acunara en la calidez de su cuerpo. Antes de quedarse dormidas, Arizona le dijo a Callie:

-Le pregunté al gerente del hotel por algún sitio acogedor y romántico, quiero invitarte mañana a cenar, así que dime mi amor ¿quieres cenar conmigo mañana?

Callie sonrió, la abrazó aún más fuerte y le susurró al oído:

-Me encanta cuando me haces esas preguntas cuyas respuestas sabes de antemano, por supuesto que quiero cenar contigo.

-Genial, dijo Arizona mientras giró su cabeza para darle a Callie un beso breve en la boca, luego retomando su posición en la almohada, agregó:

-Cuando vayamos de shopping, quiero que nos compremos un par de vestidos hermosos, eso sí, para mantener la sorpresa, deberíamos comprar y vestirnos sin que la otra sepa que ropa elegimos para esa cena, ¿de acuerdo?

-De acuerdo mi pichirruchi, ya veo que tienes todo planificado para esa cena

-Pues sí, así es.

-Dime Ari, ¿a dónde piensas invitarme a cenar?

Arizona se rió pícaramente y con un tono de voz de niña traviesa, contestó:

-Eso es una sorpresa.

-¿Ah sí?... Ok, le dijo Callie

Arizona giró su cuerpo completamente para poder mirar directamente a los ojos a Callie, y exclamó:

-¡YAY!, estoy feliz, soy feliz

Callie se le quedó mirando por unos instantes, y luego dijo sonriendo:

-Me encanta ese brillo nuevo en tu mirada, creo que nunca lo había visto…

-Ese nuevo brillo en mi mirada se debe a que nunca en toda mi vida me había sentido tan feliz como ahora, y es algo hasta irónico, sí se quiere, atesoré mi independencia como algo muy valioso, porque pensaba que esa independencia me aseguraba ser libre, ser feliz, y sólo ahora que me he entregado en cuerpo y alma a otra persona es cuando realmente me siento feliz y libre, libre del miedo a comprometerme, libre del miedo al abandono, libre de todas las creencias o concepciones que me alejaban de todo y de todos mientras mostraba una sonrisa, que lo único que hacía era disimular mi soledad…

…-Y sí, lo reconozco de algún modo era feliz, pero esa “felicidad” no puede compararse con lo que siento ahora, y me creía “libre”, pero de la misma forma esa “libertad” no es comparable con la verdadera libertad que siento ahora. Si no estuvieras conmigo, nunca habría conocido esta felicidad, esta libertad.  Me enamoré de ti, ahora mi felicidad tiene nombre, tu nombre Calliope Torres, te amo ¿lo sabes verdad?

Callie se quedó callada por unos instantes, sonriendo, viendo a Arizona a los ojos y admirando ese brillo en su mirada, luego de esa pausa, Callie le respondió:

-Lo sé mi amor, sé cuánto me amas, y no tienes ni idea de lo feliz que me hace saber eso, es la primera vez en mi vida que siento que realmente ocupo un lugar en el corazón de alguien y que llegué para quedarme, contigo yo también perdí mis miedos, tú amor me ha hecho creer…Te amo

Con los ojos aguados ambas se besaron, luego Arizona retomó su posición de espaldas a Callie y se quedaron dormidas.

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Luego de aproximadamente dos horas, Arizona despertó primero y al hacerlo se giró para mirar a Callie mientras dormía, y esa visión la enterneció, nunca, jamás se cansaría de ver a esa hermosa mujer durmiendo, le encantaba verla dormir. Un rato después Callie despertó, y al abrir los ojos le regaló a Arizona una hermosa sonrisa.

Luego ambas se pararon de la cama, se bañaron y se vistieron, listas para ir juntas de shopping. Cuando salieron de la habitación Arizona le preguntó a Callie:

-Dime ¿a dónde vamos de shopping?

-Dime algo tú antes ¿Cuántas veces has venido a Barcelona?

-Sólo una vez cuando vine a aquél congreso médico que te mencioné pero no tuve oportunidad de pasear, ya que tuve que regresar antes de tiempo, fue justo cuando me llamaron para entrar a trabajar al Hospital Seattle Grace

-¿O sea que nunca has ido a La Roca Village?, ¿correcto?

-He oído de ese lugar, pero no, nunca he ido

-Ok, vamos para allá entonces, vamos a la recepción para dejar la tarjeta de acceso y preguntar el horario de salida del Shopping Express

-¿Shopping Express?, ¿qué es?

-Es un servicio de transporte que te lleva directamente a La Roca Village

-¡Genial!, exclamó Arizona con una sonrisa mientras salían del ascensor en dirección a la recepción del hotel, luego agregó, tomando a Callie por un brazo y recostándose en su hombro: -Mi amor todavía no puedo creer que estemos aquí en España, aquí contigo, esto es genial, es impresionante

Callie le devolvió la sonrisa y beso la frente de Arizona, mientras le decía:

-Pues más te vale que lo creas, esto es un sueño hecho realidad, para ambas, yo vine con mis padres varias veces a España, pero te puedo jurar que nunca un viaje a este país me había hecho tan feliz, estoy con la mujer que amo, te amo Arizona, te amo

-Y yo a ti mi amor, con toda mi alma

Cuando llegaron a la recepción, Callie entregó la tarjeta de acceso de la habitación y consultó acerca del horario del transporte, donde le informaron que la primera salida estaba programada para las 9:00 a.m.. Callie agradeció la información y le dijo a Arizona:

-Mi cielo, son las 8:00 a.m., creo que podemos desayunar primero aquí mismo en el hotel y luego ir a la parada para tomar el transporte, ¿te parece?

-Sí mi amor, vamos.

Ambas desayunaron y luego tomaron el bus que las llevó hasta La Roca Village. Se divirtieron muchísimo comprando juntas, almorzaron en uno de los restaurantes de la zona y luego se separaron para comprar cada una el vestido que usarían para la cena del día siguiente. Callie aprovechó que Arizona estaba en otra tienda y compró tres bikinis, uno color rojo, otro color azul eléctrico y el otro negro. Mientras los pagaba en la caja, no pudo evitar sonreír al imaginarse la expresión del rostro de Arizona cuando la viera a ella vistiendo esos bikinis.

Luego de un fascinante y divertido día de compras Callie y Arizona llegaron al hotel cerca de las 6:00 p.m., ambas se disponían a subir a la habitación luego de retirar la tarjeta de acceso en la recepción, no obstante, el gerente del hotel le hizo una seña a Arizona para consultarle algo relacionado con la cena sorpresa, por lo cual ella, le dijo nuevamente a Callie que se adelantara.

Callie sonriendo, pensando para sus adentros que había algo misterioso en esas conversaciones con el gerente del hotel que iba más allá de lo que Arizona le había dicho, subió sola en el ascensor y se dirigió a la habitación. Mientras tanto Arizona habló con el gerente del hotel quien la había llamado para informarle que ya todo se estaba preparando conforme a sus requerimientos y le consultó acerca del menú y del tipo de vino que deseaba fuera servido en la cena. Arizona respondió a sus dudas y le agradeció la información, también  aprovechó para solicitar un servicio a la habitación para esa noche. Ella quería darse un baño, cenar en la misma habitación y hacer el amor con Callie, ese divertido día de compras la había dejado algo cansada, pero también había incitado su deseo, quería tenerla en sus brazos, quería hacer el amor con su futura esposa.

En vista de que el gerente del hotel le proporcionó a Arizona una tarjeta adicional de acceso a la habitación, ella subió y abrió la puerta de la misma. Cuando entró, observó que Callie no estaba en la habitación, pero por el sonido que se escuchaba desde el baño, supo que ella estaba allí, bañándose.

Arizona, tomó las bolsas de las compras y abrió la del vestido que había comprado para la cena de compromiso del día siguiente, era un vestido de talle corto, ceñido al cuerpo, color azul celeste que combinaba casi a la perfección con el color de sus ojos, ella sonrió frente al espejo, al imaginarse cómo se lo quitaría Callie después de esa cena, para hacer el amor por primera vez, como una pareja comprometida para casarse.

Un ruido en la puerta de la habitación la hizo salir de sus emocionantes pensamientos, seguido por una voz masculina al otro lado de la puerta, que anunciaba la llegada del servicio a la habitación que ella había solicitado.

Rápidamente, Arizona guardó el vestido en la bolsa y abrió la puerta de la habitación para dejar pasar a un chico, no mayor de 20 años, que venía con un carro de servicio con la cena.

Mientras tanto Callie, que no había escuchado entrar a Arizona porque tenía colocados los audífonos del iPod, se los quitó y creyó escucharla afuera, así que dijo en voz alta desde el baño:

-Arizona, ¿ya llegaste?

Arizona le contestó: -Sí mi amor, ya estoy aquí y…

Arizona no pudo terminar de hablar, ella se quedó con la boca abierta, casi en shock cuando vio a Callie salir por la puerta del baño, vestida solamente con un bikini color rojo que le quitó el aliento, mientas con aire triunfal Callie exclamó:

-¡Para ti!

Sin salir del shock y con el rostro visiblemente sonrojado, Arizona miró a Callie de arriba abajo, luego dirigió su mirada hacia el chico que había traído el servicio a la habitación, quien aparentemente también había quedado en shock al ver ese espectáculo de mujer salir del baño con ese bikini rojo que sólo escondía lo justo.

Cuando Arizona vio la cara del muchacho, enseguida tomó una bata de baño y se la lanzó a Callie para que se cubriera con ella, ella extrañada pero entendiendo la seña se colocó la bata y se cubrió, mientras esperaba que Arizona firmara la cuenta de la cena y cerrara la puerta de la habitación después que el chico se retiró.

En el mismo instante en que Arizona cerró la puerta, se giró para ver a Callie, quien de nuevo se había quitado la bata y estaba parada en el mismo lugar ataviada solamente con el bikini rojo que había comprado.

Arizona sintió la garganta seca mientras percibió su propia excitación a ver a Callie con ese bikini, por ello, sólo alcanzó a decir, casi con un balbuceo: -¡Oh!, ¡Oh Dios!

Callie bajó una octava su tono de voz y con su tono sexy y con una pose evidentemente sensual le preguntó a Arizona:

-¿Te gusta?

Arizona solamente repetía, casi gimiendo: -¡Oh Dios!, ¡Oh Dios!...

Callie se echó a reír, y luego dijo:

-Creo que voy a tomar ese “Oh Dios, Oh Dios” como un sí

El sonido de la risa de Callie, sacó a Arizona de su shock temporal, fue entonces cuando ella dijo:

-¡Oh Dios Callie, te ves… te ves sexy, hermosa, ¡wow!, hizo una pausa y luego agregó: …-¿Pero no viste que estaba el chico aquí?

Callie extrañada le contestó:

-Sí, lo vi, luego frunciendo el ceño preguntó: …-¿fue por eso que me lanzaste la bata?, ¿para que el chico no me viera?

Arizona puso los ojos y contestó: -Por su puesto, por eso te tiré la bata, ¿acoso no le viste la expresión del rostro cuando te miró?

-La verdad no me fijé, quiero decir, me di cuenta que él estaba aquí pero no me fije en él, estaba más pendiente de verte a ti

-Callie ese chico se quedó en shock también, es más casi se le sale la baba por la boca

Callie se echó a reír de nuevo y preguntó: -¡Baba por la boca!, ¿cómo un perro hambriento cuando ve la comida?

-Exactamente, le contestó Arizona

Callie divertida dijo: -Aclárame algo Arizona ¿querías verme o no en bikini?

Arizona con un gesto de impaciencia contestó:

-Por supuesto que quiero verte en bikini, lo que nunca consideré es que cuando estemos en la playa yo no seré la única que te verá en bikini y…

Callie no aguantó más y soltó una sonora carcajada, y mientras reía se acercó a Arizona para abrazarla. En un tono consolador le dijo bromeando, con los labios muy cerca de su oído:

-Y como diría Shakespeare ¿Bikini o no Bikini? ¡Es esa la cuestión!

Arizona enterró el rostro en el pecho de Callie y repitió casi con resignación:

-¡Es esa la cuestión!

Callie abrazó a Arizona con más fuerza y le dijo:

-Mi amor, olvídate de los demás, este bikini y el resto de los que compré son para ti, si los demás se babean al verme, allá ellos, tú serás la única que podrás quitármelos después, no olvides eso

Después de meditar durante unos instantes las palabras de Callie, Arizona echó la cabeza hacia atrás para mirar a Callie y dijo con una sonrisa llena de picardía y una mirada traviesa:

-Eso es cierto, yo soy la única que puede disfrutarte y quitarte ese bikini para…

Arizona no terminó la frase, ella misma se interrumpió y en medio de una gemido del que Callie se hizo eco, atrapó sus labios en un beso ardiente y apasionado, ver a Callie así en ese bikini, como siempre había soñado, despertó sus deseo por tenerla, ella era la única que podía poseerla, amarla, disfrutar de ese hermoso cuerpo color caramelo, Callie era de ella, de nadie más.

Embriagada de deseo, Arizona comenzó a besar con la boca abierta el cuerpo de Callie mientras se acostaban en la cama. Sin dejar de besarla, Arizona, como pudo se desnudó y comenzó a recorrer con sus labios el cuerpo exuberante de la mujer que amaba, mientras Callie comenzó a gemir sin control, excitada cada vez más con las caricias y besos ardientes con los que Arizona comenzó a recorrer todo su cuerpo.

En medio de caricias, Arizona desató el cordón de la parte alta del bikini en el cuello de Callie y comenzó a besar y a morder con suavidad cada uno de sus pezones, mientras Callie arqueaba su espalda y continuaba gimiendo. Cuando sus pezones parecían guijarros duros y erectos, Arizona trasladó sus labios al cuello de Callie para acariciarlo y besarlo. Callie enterró su cabeza en la almohada cuando sintió al mismo tiempo las caricias excitantes en su cuello y cerca de su oreja mientras los dedos de Arizona serpenteaban entre su piel y la tela de la parte baja del bikini y se apoderaron de su clítoris que comenzó a ser acariciado con vehemencia y pasión evidente.

Para aumentar aún más su cota de placer, ella sintió cuando Arizona introdujo dos dedos en su vagina y comenzó a embestirla ayudándose con el movimiento de sus caderas. Luego exhaló un gemido gutural cuando sintió el dedo pulgar de Arizona acariciando su clítoris sin abandonar la embestida de sus dos dedos expertos dentro de su abertura.

Callie entre gemidos y jadeos, abrió los ojos sólo por unos instantes para encontrarse con la mirada ardiente de Arizona que la veía con una mezcla de amor, pasión y deseo que la llevó al borde del placer. Cuando el clímax arrollador e indetenible se edificó en su cuerpo, Callie gimiendo gritó su nombre:

-¡Arizona!

Temblando, Callie sintió casi sin aliento, que aún después de haber alcanzado el clímax, Arizona no abandonó sus caricias, logrando entre espasmos involuntarios y nuevos gemidos una réplica orgásmica que la derrotó, literalmente.

Jadeando, Callie tomó varias bocanadas de aire para regular su respiración entrecortada, cuando finalmente recuperó el aliento para hablar, ella besó a Arizona. Cuando el beso finalizó, le dijo mientras la abrazaba:

-¡Por Dios Arizona! Eso fue espectacular, podría decir literalmente que me hiciste tuya, de lo único que podría arrepentirme ahora es de no haber comprado ese bikini antes ¡wow!

Arizona se echó a reír: -Te lo dije, estabas advertida. Viajar a España contigo, era un sueño, verte en bikini era un fantasía y acabo de hacer realidad ambos…

Callie se echo a reír de nuevo, miró a Arizona con ternura y antes de fundir sus labios en un beso profundo, le dijo:

-Te amo

Arizona contestó justo antes de profundizar el beso:

-Te amo

Esta historia continuará…