Dos almas gemelas que deberán aprender juntas a superar sus temores y encontrar el camino hacia sus verdaderos sueños. Acompañen a Callie Torres y a Arizona Robbins en este viaje, a través de los sentimientos. Una montaña rusa de emociones, donde la música será otra protagonista. Citando a Jessica Capshaw: “Hold on and enjoy the ride” (Agárrense fuerte y disfruten del paseo).

jueves, 9 de agosto de 2012

Epidemia - Capítulo 9 - Beautiful eyes (Bellos ojos)


Epidemia – Capítulo 9 – Beautiful eyes – Bellos ojos


Al día siguiente Arizona llegó muy temprano al Hospital, primero pasó para ver a Callie, a esa hora ella estaba profundamente dormida. Arizona, se recostó del vidrio de la habitación y se quedó observándola por un rato, verla así dormida, le inspiraba una inmensa oleada de amor y de ternura hacia ella. Daría lo que fuera por estar acostada a su lado y poder abrir sus ojos abrazada a ella. Arizona no sólo deseaba dormir con ella, deseaba amanecer con ella. No tenía ni idea de cuánto tiempo le tomaría lograrlo, pero estaba decidida a hacer todo lo necesario para tenerla en sus brazos de nuevo, para sentir su respiración en el cuello antes de dormir, justo después de hacer el amor, para sentir la calidez de sus abrazos y sus besos al amanecer, que siempre eran el preámbulo para hacer el amor de nuevo, que le hacían sentir el más intenso e inigualable placer que nunca antes había experimentado en toda su vida.

Viéndolo en retrospectiva ahora, resultaba más que obvio por qué física y emocionalmente Callie había logrado llevar a Arizona a un mundo de placeres y sentimientos que nunca antes había experimentado con nadie más. Ahora resultaba obvio que no solo fue porque Callie era una excelente amante y  la mujer más hermosa y más sexy que Arizona había conocido en toda su vida, como ella había pensado, sino también porque Callie era la mujer que ella amaba. Callie era la mujer de quien Arizona se había enamorado por primera vez en toda su vida. Y eso sin duda, marcaba una enorme diferencia.

Meditando cuanta falta le hacía Callie, cuanto la extrañaba, cada día entendía menos cómo había sido tan estúpida por haberla dejado, había tenido que perderla para saber y entender lo mucho que Callie significaba en su vida y ahora ambas estaban pagando las consecuencias de ese error.

Arizona hizo una pausa y de pronto tomó conciencia de sus últimos pensamientos y obligó a su mente a callarse; ni la culpa, ni el arrepentimiento ni la auto-recriminación iban a lograr que ella recuperara a Callie, tenía que alejar definitivamente esos demonios de su mente, ella no podía cambiar el pasado, sólo podía hacer algo aquí y ahora, en el presente, para tener la posibilidad de poder compartir un futuro con Callie y eso es lo que iba a hacer, aquí y ahora. Por eso dio media vuelta y se enfiló hacia los ascensores, rumbo a la sala de diálisis, en busca de Sebastián.

Cuando llegó sintió que la suerte estaba de su lado, no sólo porque un niño de hermoso cabello y ojos castaños estaba en la sala de diálisis, sino también porque no había más nadie, eso le daría más privacidad para conversar con él.

Arizona estaba más que acostumbrada a tratar con pequeños humanos, pero se sorprendió cuando notó que estaba un poco nerviosa, por eso tomó aire antes de acercarse al niño para hablar con él.

Con su mejor y más radiante sonrisa, le dijo: -Hola Sebastián ¿cómo te sientes?

El niño le devolvió la sonrisa y Arizona se enterneció, algo en esa sonrisa le recordaba a Callie, el niño le dijo: -Me siento bien, Gracias Doctora

-Puedes llamarme Arizona, ese es mi nombre.

El niño se asombró cuando escuchó el nombre de ella y al igual que había hecho con Callie, meses atrás, se acercó hacia Arizona para tratar de ver el nombre bordado en su bata de médico, entonces con una voz que denotaba sorpresa y alegría al mismo tiempo preguntó:

-¿Tu eres Arizona Robbins?

Arizona sonrió de nuevo, y algo intrigada por la expresión de Sebastián, le contestó: -Sí, soy yo

El niño ampliando su hermosa sonrisa dijo: -¡Regresaste! ¡Regresaste! ¡Yuupiiii!

Arizona se quedó en blanco y sólo atinó a decir: -¿Qué?

Más emocionado aún, el afirmó: -Regresaste para buscar a Callie, ¡Genial!,… luego dudando dijo… -Porque ¿tú eres la amiga de Callie?, ¿verdad?, ¿Y regresaste para reencontrarte con ella, cierto? Anda, dime que sí.

Arizona se quedó muda de la impresión ¡Sebastián sabía de ella! ¿Cómo?... Era obvio que Callie había hablado con él acerca de ella, posiblemente la inocencia de un niño la había animado a decirle a él cosas que no quería hablar con nadie más. Arizona quiso confirmar su sospecha y le dijo sonriendo: -Sí Sebastián, regresé para reencontrarme con Calliope…

-Ah, ah, Sebastián la interrumpió negando con la cabeza, …-No le digas Calliope… por favor

Arizona no salía de su asombro: -¿Por qué no?

-Porque ella me dijo que oír que la llamaran Calliope la ponía triste, que prefería que la llamaran Callie, yo le contesté que era una lástima que un nombre tan bonito la pusiera triste, pero yo no quería que ella estuviera triste más, así que siempre la llamo Callie, no Calliope.

Arizona sintió un nudo en la garganta, tuvo que hacer un esfuerzo para no llorar, ella sabía perfectamente por qué a Callie le entristecía que la llamaran Calliope, le traía malos recuerdos, en eso se había convertido Arizona para ella, en un mal recuerdo.

Sebastián interrumpió los pensamientos de Arizona: -¿Por qué estas triste tú también?

Arizona decidió sincerarse con el niño: -Sebastián estoy triste porque yo era la única persona que la llamaba así: Calliope y es por mi causa que ella no quiere que la llamen de esa manera nunca más. Yo me fui y la deje solita, pero nunca he debido marcharme, me equivoqué, así que regresé para pedirle perdón, pero ella…

Sebastián la interrumpió de nuevo y dijo: -Pero regresaste, y eso es bueno, porque ella te quiere mucho

Cada vez a Arizona le costaba más no llorar: -¿Ella te lo dijo?, ¿qué me quiere mucho?.

-No exactamente, pero si a una persona le duele que alguien se vaya es porque la quiere ¿no?, Yo una vez tuve un perrito, era mi mascota, mi amigo, se llamaba Bobby, yo lo quería mucho y cuando murió, lloré bastante, si no lo hubiera querido así, no hubiera llorado tanto ¿cierto?

Arizona había conocido niños realmente excepcionales, sin duda Sebastián era uno de ellos.

-Tienes razón cariño, yo se que Callie me quiere mucho, pero ahora hay otro problema…

-¿Qué pasó?, ella no te perdonó… dale tiempo, yo se que ella te quiere, sólo dale tiempo…

Esta vez fue Arizona quien lo interrumpió y dijo:

-Sebastián no te asustes ¿sí?, Callie dentro de todo está bien, ella está bien, pero… Arizona dudo, luego continuó: …-Pero ella tuvo un accidente, se golpeó la cabeza y ahora perdió la memoria, no recuerda nada.

-¡Oh!, dijo Sebastián y comenzó a sollozar, entonces agregó: -Yo la extraño mucho, ella es mí mejor amiga ¿sabes?, pero si perdió la memoria, eso significa que ella no se acuerda de mí tampoco ¿verdad?

Arizona tomó una mano del niño entre las suyas y le dijo: -Me temo que no cariño, lo lamento.

De pronto la expresión de Sebastián cambió, como si se le acabara de ocurrir una idea:

-Pero si fui amigo de ella una vez, puedo volverlo a hacer, … hizo una pausa, luego agregó: …-Y tú también.

Arizona se alegró ante el cambio de actitud positivo de Sebastián, tan típico en los niños de su edad, y se alegró aún más, porque, sin ella pedírselo, Sebastián la había incluido en sus planes para recuperar a Callie.

Arizona con una sonrisa le dijo a Sebastián:

-Precisamente de eso venia a hablarte.

-Dime, dijo Sebastián animado, acomodándose en la cama

-Mira Sebastián, yo se que tú la extrañas y no tengo ninguna duda de que podrán hacerse amigos de nuevo, pero yo… yo necesito tu ayuda, yo también quiero ganarme su amistad otra vez, y como tú y yo queremos lo mismo, me pareció buena idea que ambos, juntos vayamos a visitarla ¿te parece?

Sebastián sonrió aún más y le dijo:

-Sí, claro que sí, vamos, en cuanto termine aquí, podemos ir juntos, sí, sí, si. Dijo Sebastián entusiasmado.

Arizona entonces respiró hondo y le dijo a Sebastián: -Ok, iremos juntos, pero necesito que me hagas un favor.

-Dime, lo que sea.

-Mira Sebastián, cuando Callie tuvo el accidente, ella aún estaba muy brava conmigo, yo le voy a decir quién soy yo, pero después, cuando sea mi amiga de nuevo, si le digo ahora quien soy, probablemente no quiera verme o no le interese verme y yo necesito ganarme su amistad antes. ¿Tú me harías ese favor?, quiero decir, no mencionarle a ella quien soy yo. Por favor.

Sebastián meditó un poco las palabras de Arizona y le preguntó:

-Me estas pidiendo que mienta, mentir es malo, y es malo que tú le mientas a ella.

-No mi amor, no te estoy pidiendo que mientas y yo tampoco voy a mentirle, te prometo que yo misma le voy a contar quien soy, pero necesito sólo un poco de tiempo para que me conozca, eso es todo, un poquito de tiempo nada más.

Sebastián le dijo con seriedad: -No sé qué diferencia hay entre eso y mentir, aún me parece una mentira, pero está bien, te voy a dar un tiempo sin hablarle de ti mientras ustedes se conocen, luego se lo dices, se lo dirás tú porque si no se lo diré yo, los amigos no se dicen mentiras.

Arizona sonrió, en el fondo Sebastián tenía razón, pero le aterraba la idea de contarle a Callie de una vez quien era ella, entonces le dijo a Sebastián, ofreciendo su mano para cerrar el trato:

-Gracias Sebastián, te lo agradezco, ¿trato hecho entonces?

-Trato hecho, le dijo Sebastián con una sonrisa mientras apretó la mano de Arizona.

Ahora, lo único que tenían que esperar era que la diálisis de Sebastián concluyera para poder ir juntos a ver a Callie.

Arizona esperaba ese momento con ansiedad, el momento en que entraría a esa habitación para hablar con Callie de nuevo, y la espera se hizo larga, porque los minutos parecían horas.

Finalmente Sebastián estuvo listo, entonces Arizona buscó una silla de ruedas infantil, y ambos salieron rumbo a la habitación de Callie.

….

El día anterior, después que Mark ser retiró de la habitación, Callie recibió muchas visitas más, un buen número de médicos entraron a presentarse y a ofrecerle su apoyo. Callie, a pesar de la obvia confusión por la amnesia, se sintió bien, le resultó evidente que en ese hospital, su sitio de trabajo, había mucha gente que la quería, que la apreciaba y la respetaba. Entre ellos conoció a Owen Hunt, Meredith Grey, April Kepner y el propio jefe Webber, quien la visitó de nuevo, le deseo una pronta mejoría y la elogió como cirujana, le dijo que él necesitaba que se recuperara pronto, porque la quería de vuelta, lo antes posible. Eso le dio ánimos a Callie, saber que el propio jefe de cirugía del hospital tenía fe en que ella recuperaría la memoria pronto.

Asimismo, se sintió muy a gusto hablando con Teddy Altman, quien también se presentó ante ella como su amiga y por su mirada, por la dulce expresión que emanaba de sus grandes ojos verdes, Callie sabía que era verdad, que Teddy era su amiga. Luego apareció Cristina Yang, quien resultó ser extremadamente directa, pero al mismo tiempo muy divertida con sus observaciones sagaces, Callie intuyó que debajo de esa capa de aparente frialdad, Cristina, albergaba muy buenos sentimientos, por lo menos hacia ella. Lo mismo ocurrió con Miranda Bailey, quien al principio se mostró muy preocupada por su actual estado amnésico, sin embargo cuando notó que Callie se veía bastante relajada, su stress disminuyó lo suficiente, incluso para bromear con Callie. Ambas se rieron de lo lindo cuando el tema de Erica Hahn surgió, después que Callie le pidió que le contara algo de su vida. 

En vista de que Bailey no quería hablar del final de su relación con ella porque se acercaba peligrosamente al inicio de la relación con Arizona, cuyo tema estaba vedado, Bailey prefirió hablarle a Callie del inicio de su relación con Erica.

Bailey comenzó a contarle riendo por el recuerdo:

-La primera vez que Erica te invitó a salir, tú estabas muy confundida, entonces yo me acerqué a comentarte algo y tú me dijiste:

-Voy a salir con Erica Hahn y me resulta incomodo, porque es una colega, es una supervisora y ella es “ella”. Nos hemos besado, pero sin tocarnos... Visiblemente nerviosa, agregaste: …-¿Y sí no me gusta y resulto ser un desastre?...En esas cosas… al sur de la frontera. Nunca he estado al sur de la frontera con otra mujer, ni siquiera en las montañas del norte ¿entiendes?

-Cuando tú viste mi cara de absoluto asombro, por lo que acababas de decir, y que yo me quedé muda, sin palabras, tú aclaraste tu frente, un gesto que siempre haces cuando algo te impresiona, entonces antes de irte me dijiste, muy avergonzada:

-Vamos a olvidar esta conversación.

-Yo me quedé allí con la mandíbula pegada al suelo de la impresión

Más tarde ese mismo día nos tocó operar juntas y justo al entrar a la sala de aseo, yo te dije.

-Yo no hablo acerca de sexo.

Tú, me contestaste:

-Por favor, olvida lo que te dije…

Yo te interrumpí:

-Nunca hablo sobre ningún tipo de sexo con nadie…

Interrumpiéndome de nuevo, me dijiste:

-Bailey, te lo ruego

Yo te mandé a callar, tú te echaste hacía atrás mientras yo hice una pausa para encontrar las palabras adecuadas, entonces te dije:

-La vagina es una tierra desconocida. Es la madre patria. No la has visitado, ni conoces sus costumbres…Tú, mirabas para todos lados, como rogando que nadie estuviera escuchando nuestra conversación, …-Siempre he querido ir a África, pero si voy tengo que aprender ciertas cosas primero, tengo que prepararme, tengo que vacunarme, tengo que llevar jeringas en caso de algún problema y tengo que saber cómo se llega a la embajada.

Tú me interrumpiste de nuevo y me dijiste:

-Espera, estoy perdida

Yo tomé aire y acercándome un poco, en un tono conciliador, te dije:

-Habla sobre eso…

Tú abriste la boca para hablar, pero yo te interrumpí:

-Pero no conmigo, con la otra.

Tú asentiste, entonces yo continué:

-Habla sobre las reglas, las expectativas, lo que puedes hacer. Si no te gusta por ejemplo… la comida local… En Etiopia, comen la carne guisada con pan agrio. No es para todo el mundo.

Luego Bailey agregó riendo: -Yo sonreí satisfecha de mi propio discurso, después salí hacia el OR y la expresión confusa de tu cara me hizo reír, creo que mi explicación te dejó más confundida que antes. Bailey soltó una sonora carcajada ante el recuerdo y Callie se rió de sí misma, ambas mujeres rieron tanto que les dolía el estómago y casi no podían respirar.

Callie aún riendo, pensó: “Y supongo que después de eso fue cuando le pedí ayuda a Mark y me enseñó el Método Sloan”.

Después que ambas mujeres finalmente pudieron calmarse, Miranda se excusó diciendo que tenía una operación que realizar.

….

Callie, realmente estaba encantada de tener tantos amigos en el hospital, y aunque aún persistía en ella la impresión que todos le ocultaban algo, una parte de su historia que no querían contar, estaba complacida con tenerlos, porque se sentía apoyada y acompañada.

Sin embargo y por más irónico que pareciera, la mayor impresión provino de alguien que aparentemente no la conocía a ella de antes, por lo menos no se presentó de esa manera. La tenía justo al frente en ese momento, acababa de entrar a la habitación y en el mismo instante en que Callie la vio, experimentó un cúmulo de sensaciones que no podía describir y mucho menos entender, de repente sintió que su corazón se aceleró, al mismo tiempo que su estómago se convirtió en el hogar de miles de maripositas, incluso, Callie tuvo que exhalar una gran bocanada de aire fuera de sus pulmones, porque se dio cuenta que por unos segundos había dejado de respirar “!WOW!”, pensó, sin pronunciar una sola palabra.

Esa mujer que tenía al frente, escoltando a un niño en una silla de ruedas, era la mujer más hermosa que Callie había visto en toda su vida, bueno, en sus escasos dos días de vida, luego de despertar del accidente, ya que no recordaba nada más, pero sí, era hermosa, con el cabello rubio recogido en una cola de caballo, una sonrisa con hoyuelos que le iluminaban su bello rostro y ¡Por Dios! ¡Esos ojos! ¡Esos preciosos ojos azul cielo! que la miraban de una forma diferente, la expresión que emanaba de esos hermosos ojos azules estremeció a Callie sin saber por qué.

La hermosa doctora entró a la habitación, se acercó a Callie y mirándola a los ojos, con una hermosa sonrisa en los labios, le tendió la mano y le dijo:

-Mucho gusto, Dra. Torres, yo soy Arizona Robbins, cirujana pediátrica y aquí vengo con un amigo suyo, el supo que usted había tenido un accidente y que había perdido la memoria, pero aún así, el me pidió que lo trajera hasta acá porque quería verla y ser su amigo de nuevo.

Aún enmudecida, Callie dirigió su mirada hacía el hermoso rostro del niño que estaba sentado en la silla de ruedas y con una ternura conmovedora le dijo:

-Eres un niño hermoso, dime ¿cómo te llamas?

Sebastián estaba tan emocionado de ver a Callie otra vez que sin pensarlo, se paró de la silla de ruedas y sollozando se abalanzó sobre ella y la abrazó con todas sus fuerzas, mientras le decía:

-Me llamo Sebastián y te he extrañado tanto Callie, tu eres mi mejor amiga y no, no me importa que no me recuerdes, yo si te recuerdo y por ahora eso será suficiente para que seamos amigos de nuevo… Sebastián alzó su rostro del conmocionado pecho de Callie y le preguntó esperanzado: …-¿Tú quieres ser mi amiga de nuevo?, ¿verdad?

A Callie se le llenaron los ojos de lágrimas de la emoción, la inmensa ternura del niño la conmovió profundamente, entonces acariciándole el cabello y en tono tranquilizador le dijo:

-Por supuesto que sí Sebastián, claro que seremos amigos de nuevo, viéndote no hay nada que desee más en este mundo que ser tú amiga otra vez. Y Callie pensó: “de ti y de la hermosa doctora que te trajo aquí”.

En ese momento, Callie subió la mirada hacia ella y observó que sus preciosos ojos azules estaban llenos de lágrimas, así que Callie en un impulso, tomó su mano y la apretó con fuerza, ella supuso que estaba conmovida por la escena que acababa de presenciar, pero para confundirla aún más, noto que la doctora se estremeció con el pequeño contacto de su mano “¿Quién era esa mujer?, pensó Callie, ¿por qué produce ese efecto en mi que no se explicar? ¡Por Dios!, esos ojos, y esos labios, de repente un impulso casi incontrolable se apoderó de ella cuando se dio cuenta que se moría de ganas por besar esos labios.

Hacer clip en el título para acceder a la canción

Tus hermosos ojos miran fijamente directamente a los míos
y algunas veces pienso que llegaras tarde esta noche
y no sé porque
quiero estar donde sea que tu estés
quiero que estés

Tu aquí, tus ojos miran a los míos
entonces bebe, hazme volar
mi corazón nunca se ha sentido de esta manera antes
estoy mirando a través de ti
estoy mirando a través de tus ojos..

Despierto, estoy viva
en solo un ratito, lloraré
porque tú eres mi canción de cuna
Entonces bebe, ven y abrázame fuerte
porque yo, porque quiero ser todo lo que necesites
quiero que estés

Tu aquí, tus ojos miran a los míos
entonces bebe, hazme volar
mi corazón nunca se ha sentido de esta manera antes
estoy mirando a través de ti
estoy mirando a través de tus ojos..

Durante el tiempo que seas mía
Seré tuya toda esta noche
déjame amarte, besarte
bebe, déjame extrañarte
déjame ser tu...
soñar contigo, soñar con tus ojos
ojos, ojos, hermosos ojos


Arizona algo avergonzada por sus lágrimas, sintió que no podía detenerlas, ver a Callie tan cerca finalmente, verla a los ojos, esos hermosos ojos marrones que ahora tenían ese brillo especial que ella no le había visto antes, mirando la ternura con la que trataba a Sebastián y luego el impacto final y más contundente, cuando sintió su mano apretando la de ella con un toque tranquilizador, ese pequeño contacto provocó un intenso estremecimiento en todo su cuerpo que Arizona sencillamente no pudo disimular, fue en ese momento cuando Arizona tomó plena conciencia de cuanto extrañaba a Callie, de cuanto anhelaba su roce, su contacto piel a piel, sus caricias y sus besos.

Arizona tuvo que hacer un enorme esfuerzo para no besarla justo en ese momento, sólo la detuvo la presencia de Sebastián, pero en el fondo agradeció que así fuera, ella no tenía el valor de hacerlo así esta vez, ciertamente así la había conocido, dándole un beso sorpresivo e inesperado, pero ahora, aunque se moría de ganas, no tenía el valor para repetir aquella incursión en sus provocativos labios. Arizona tomó una bocanada de aire y sin soltar la mano de Callie trató de tranquilizarse. Entonces vio como Callie con una ternura increíble de describir con palabras le dijo a Sebastián:

-Ok, mi hermoso niño, vamos a recomenzar nuestra amistad de una vez, justo aquí y ahora... Mirando momentáneamente a Arizona, continuó: -Vamos a ser amigos los tres ¿están de acuerdo?.

Callie sonrió cuando vio la reacción de ambos, a los dos se le iluminó el rostro con una enorme sonrisa y los hermosos hoyuelos de Arizona se hicieron más que evidentes, unos hoyuelos que sin saber porqué, estremecían el alma de Callie. Ella pensó: “Esto será muy bueno, muy, muy bueno, me encanta.”, entonces dijo:

-Empecemos contigo Sebastián, cuéntame de ti, cuéntame como nos hicimos amigos.

Sebastián comenzó su relato, le contó acerca de su enfermedad, le dijo que ella también se había hecho amiga de su papá que era bioingeniero porque ambos estaban tratando de conseguirle una cura, le contó que habían jugado cartas y habían comido muchos helados cuando el Dr. Stark les daba permiso. Sebastián le contó todas esas cosas, omitiendo muy inteligentemente lo relacionado a Arizona, él quería que ellas dos se hicieran amigas de nuevo, y le encantaba la idea de poder ayudarlas. Cuando concluyó su relato, Sebastián emocionado, sacó un juego de cartas de “Uno” que tenía en el bolsillo y preguntó:

-Traje las cartas, ¿quieren jugar conmigo?

Callie y Arizona asintieron complacidas mientras se miraron a los ojos de nuevo y otra vez ambas se estremecieron, entonces Callie inhaló y le dijo a Sebastián:

-Juguemos pues, pero tendrás que enseñarme a jugar de nuevo porque… eso también se me olvido, terminó diciendo Callie soltando una risa infantil.

Arizona notó con ternura como la presencia de un niño como Sebastián provocaba que Callie sacara al niño que todos llevamos dentro, y era hermoso y emocionante ver esa faceta en ella, una Callie divertida, espontanea y juguetona. Arizona notó que un nuevo estremecimiento se apoderaba de ella, mientras Sebastián le explicaba a Callie las reglas del juego, viendo la ternura y la inocencia reflejada en su mirada y un ese nuevo brillo en sus ojos, un brillo que suponía tenía que ver con el hecho de que esta era una Callie sin miedos, sin penas, sin abandonos, entonces recordó la palabras de Teddy: “…Y algo me dice que es muy posible que te enamores aún más de esa Callie”….

En ese momento Arizona no lo dudó, viendo a esa nueva Callie, supo que muy fácilmente el amor que ya sentía por ella podía multiplicarse sin límites. Cuando ella se dio cuenta en África que estaba enamorada de Callie, nunca pensó que podría amarla aún más, pero al ver ese nuevo brillo en sus ojos se dio cuenta que el amor no tiene límites, siempre se puede amar más, se puede amar tanto que hasta duele, justo como ella se sentía en ese momento. Arizona tuvo que inspirar una gran bocanada de aire para tratar de aliviar un poco la inmensa presión que sentía en su pecho al percatarse que en ese mismo instante sus profundos sentimientos hacia Callie se estaban comenzando a multiplicar en su corazón.

Arizona salió de sus pensamientos con un nuevo estremecimiento, cuando sintió que Callie la tomaba de su mano otra vez, mientras le decía sonriendo:

-Planeta Tierra llamando a la Dra. Arizona Robbins, Planeta Tierra llamando a la Dra. Arizona Robbins, se requiere de su presencia inmediata para comenzar a jugar cartas…Callie se rió de su propia ocurrencia y de inmediato escuchó el eco en sus nuevos amigos porque ambos se rieron también.

Mientras Arizona reía así, se dio cuenta que era la primera vez en más de cuatro meses que no reía de esa manera, y no le extraño en absoluto el hecho de que había sido Callie quien lo había provocado. Ese pequeño descubrimiento le renovó el ánimo, en ese momento supo que la tarea que tenía frente a ella no sería fácil, sobre todo porque en el fondo, siempre tendría el temor de que Callie recuperara la memoria y la despreciara de nuevo, pero sabía que valdría la pena, disfrutar de la compañía de Callie otra vez aunque fuera sólo por algún tiempo. Así que con el ánimo renovado, dijo con una enorme sonrisa, siguiéndole el juego a Callie:

-Planeta Tierra, Planeta Tierra, habla la Dra. Arizona Robbins, informó que estoy aterrizando en estos momentos, para iniciar el juego de cartas, cambio…

Callie contestó imitando una voz más gruesa, como de hombre: -Aquí Planeta Tierra, recibimos su mensaje fuerte y claro, Dra. Robbins. Estas son sus órdenes: jugar cartas, ¡ah! y usted reparte, porque en la última misión al espacio uno de sus compañeras de juego fue atacada por extraterrestres, ellos le borraron la memoria y ahora solo tiene un brazo disponible para jugar, el otro está por los momentos atrapado en un objeto inmovilizador desconocido.

Nuevamente los tres se rieron, especialmente Sebastián, quien le dijo a Callie:

-Ese “objeto inmovilizador desconocido” se llama “Yeso”…

Callie lo interrumpió y con una falsa expresión de miedo dijo, recordando la escena de la película “La Guerra de las Galaxias” que recién había visto en la televisión de su habitación: -¡Oh no!, tengo a “Yoda” en mi brazo, tengo a “Yoda” en mi brazo, los “Jedi” nos atacan de nuevo, nos atacan de nuevo…

Sebastián le dio un golpe suave en el brazo bueno y dijo sin dejar de reír: “Yoda”, no tonta, “Yeso”, “Yeso”, además “Yoda” es de los buenos, al igual que los “Jedis”

Entonces Callie borró su fingida expresión de miedo y suspiró aliviada diciendo: -Tienes razón Sebastián, pero ¿cómo lo iba a saber?, mis registros mentales se quedaron en la nave espacial de los extraterrestres, ello secuestraron mi memoria, ¡oh!, ¡oh!…, y fingiendo un ataque cardiaco, tocándose con la mano buena el corazón, Callie se tiró hacía atrás en la cama y cerró los ojos.

Sebastián sonriendo y siguiéndole el juego a Callie, dijo: -Dra. Robbins, Dra. Robbins haga algo, haga algo

Entonces Arizona riendo, colocó las dos manos entrecruzadas sobre el corazón de Callie para iniciar un fingido procedimiento de reanimación cardiaca, Arizona se estremeció cuando notó que el corazón de Callie realmente estaba latiendo con fuerza, muy rápido, entonces vio que ella abrió los ojos y la miró regalándole su enorme y bella sonrisa, luego le colocó la mano sobre las suyas y la acarició suavemente con el pulgar, diciéndole con una mirada sexy:

-Gracias Dra. Robbins, ¿usted cree que pueda hacer algo por este corazón?

Arizona la miro a los ojos y dijo en un susurro, casi balbuceando: -Sí, yo puedo, yo… yo quiero. Arizona no lo podía creer, Callie estaba coqueteando con ella, sin ningún tipo de aprehensión, así descarada y abiertamente.

Entonces Callie manteniendo su mirada seductora, y sin dejar de acariciarle la mano con el pulgar, dijo:

-Ok, comencemos el juego entonces.

Arizona sonrió nerviosamente, se sentía extrañamente tímida ante las insinuaciones de Callie, no sabía sí ella se refería al juego de cartas o al juego de seducción que acababa de iniciar, de cualquier forma Arizona estaba más que complacida en comenzar a jugar… ambos, así que haciendo un esfuerzo para recobrar su compostura, le dijo a Sebastián extendiendo su mano:

-Sebastián dame las cartas para barajarlas y repartir

Mientras Arizona manipulaba las cartas, Callie se le quedó mirando, se sentía extrañamente feliz al darse cuenta de que su enigmática doctora no fue indiferente a sus insinuaciones, de hecho, había percibido sin lugar a dudas que ella se estremeció con cada pequeño contacto, con cada mirada y de forma muy notoria cuando ella puso sus manos sobre su corazón para el supuesto masaje cardiaco, por eso se animó a acariciarla sutilmente con el pulgar y decirle esas palabras, le divertía un mundo ver a su enigmática doctora nerviosa y balbuceando, parecía más que obvio que Callie no era la única que había recibido ese chispazo de emociones que la atraían hacia Arizona, ella también lo sentía.

El juego comenzó… el juego de cartas, los tres se divirtieron muchísimo jugando, mientras que el otro juego, el que sólo estaban jugando Callie y Arizona, el de miradas cruzadas y toques sutiles, también continuó, un juego en el que definitivamente Callie fijó las reglas, sin inhibiciones, mientras miraba divertida como Arizona se ponía cada vez más nerviosa, al tal punto que hubo momentos en que se le olvidaba lo que estaba jugando con las cartas. 

Cuando se hizo más tarde y ya era hora de que Sebastián regresara a su casa, él le dijo a Callie, mirando su reloj:

-Callie, ya mi mamá debe estar por llegar, tengo que irme, debo venir pasado mañana de nuevo al hospital, ¿puedo venir a verte otra vez?

Callie sonriendo le dijo: -Más te vale Sebastián, voy a contar las horas para verte de nuevo, eres un verdadero encanto y ya siento que somos amigos otra vez.

Sebastián le contestó sonriendo con aire de suficiencia y un tono de orgullo en su voz: -Ya lo se, yo también lo siento así… hizo un pausa y luego dijo: …-Pero aunque yo no venga mañana, Arizona puede venir a visitarte ¿verdad?... y mirando hacía Arizona, agregó: …-Yo creo que ella también quiere ser tu amiga…

Callie y Arizona se vieron a los ojos, Arizona suspiró sin decir palabras, esperando ilusionada por la respuesta de Callie.

Entonces Callie ampliando aún más su sonrisa, levantando sutilmente su ceja derecha, con una mirada sexy y bajando su voz una octava, dijo viendo a Arizona:

-Yo también quiero ser su… amiga… Dra. Robbins ¿usted quiere venir mañana a visitarme?, podría traer otro juego y enseñarme a… jugar ¿le parece?

Con un nuevo estremecimiento provocado por esa Callie seductoramente sexy y desinhibida que tenía al frente, Arizona se sintió como una adolescente, sabía que tenía las mejillas encendidas y era obvio que las manos le sudaban, era increíble todos los efectos que Callie le provocaba, definitivamente estaba loca por ella. Aún así intentó hacer un esfuerzo para concentrarse lo suficiente y poder decir algo coherente, sin embargo, la respuesta no le salió como quería:

-A… A… Ajedrez, puedo enseñarte a jugar Ajedrez, sí… sí tú quieres.

Callie sonriendo divertida ante el notorio balbuceo de Arizona le respondió:

-Ok, A… A… Ajedrez, será entonces… Arizona se sonrojó aún más por la imitación de Callie, quien sin abandonar ni su tono de voz ni su sonrisa sexy, preguntó: …-¿De qué trata el juego?

Arizona inhaló aire de nuevo y trató de responder, esta vez sin balbucear:

-En un tablero donde cada jugador tiene varias piezas a su disposición, peones, caballos, alfiles, torres y finalmente está una reina y el rey. Cada pieza puede moverse de cierta forma, el objetivo es conquistar al rey. Arizona se arrepintió de usar esa palabra “conquistar”, supuso que Callie la iba a usar para seguir su seductor juego de palabras, y no se equivocó.

Callie haciendo una mueca divertida, dijo: -“conquistar”, me gusta esa palabra, “conquistar”, perfecto Dra. Robbins, ¿tenemos una cita para mañana entonces?

Arizona sonriendo nerviosamente, contestó: -Seguro

Sebastián le dedicó una sonrisa a Callie y le dio un beso en la mejilla, Callie lo abrazó y también lo besó en la mejilla, entonces él se sentó en la silla de ruedas y Arizona comenzó a moverlo hacia la puerta, luego Arizona se volteo para mirar a Callie y le dijo mientras atravesaba la puerta de la habitación:

-Fue un placer Callie, volveré mañana.

Cuando iban por el pasillo, frente a la habitación, Callie dijo en un tono más alto para que la pudieran escuchar:

-Fue un placer para mí también, voy a contar las horas para verte de nuevo Dra. Robbins y para que me enseñes a “conquistar”… al Rey, Callie no pudo terminar de hablar, su propia risa se lo impidió y se rió aún más cuando vio que Arizona se sonrojó de nuevo y sonrío nerviosamente.

Arizona sólo pudo asentir con un gesto, las palabras no le salían, y prefirió no hacerlo porque estaba segura que cualquier cosa que dijera lo haría tartamudeando de nuevo, así que siguió su camino con Sebastián, pero cuando dobló la esquina del pasillo y sabía que Callie ya no podía verla, dio un salto apoyándose en los mangos de la silla de ruedas y con la más amplia sonrisa que mostró sus hoyuelos al máximo, gritó con tono de victoria: -¡YAY!.

Arizona estaba excitada, excitada en todas las formas conocidas posibles, no sólo físicamente, para ella era más que evidente la humedad que sentía entre sus piernas, estar tan cerca de Callie, ver de cerca su hermosura, sus miradas, y sus gestos insinuantes y sexys y sentir sus sutiles roces no podían lograr un efecto diferente en Arizona que no fuera su evidente excitación; pero había algo más, ella acababa de conocer a la verdadera Callie, la divertida, la espontánea, la que tenía ese brillo especial en sus ojos que nunca había visto antes, la que estaba libre de miedos y malos recuerdos y tal como había pronosticado Teddy, a ella le encantó, le fascinó. 

Cuando Arizona entró a esa habitación estaba enamorada de Callie, pero salió aún más enamorada. Callie se veía más hermosa, mucho más hermosa que antes, ese brillo especial y nuevo en su mirada la hacía ver mucho más bella. “¡Esos hermosos ojos marrones brillantes!”

Y había algo más: la atracción mutua era más que evidente, eléctrica, todo lo que había hecho Callie desde el mismo instante en que Arizona cruzó esa puerta, lo demostraba, independientemente de la perdida de la memoria, a Callie le atraía Arizona, era más que obvio y Arizona se sentía inmensamente feliz por eso.

Teddy tenía razón, ellas estaban hechas la una para la otra, más allá de los errores cometidos y sus enormes consecuencias, esa era una verdad indestructible, inalterable y en ese momento Arizona lo supo, por encima de sus miedos, entendió que ellas dos estaban destinadas a estar juntas y por ello el universo siempre se confabularía para reunirlas. La amnesia de Callie era una prueba de eso, porque tal como le había dicho Teddy, le daba la oportunidad única a Arizona de conocer en su esencia al ser de quien se había enamorado y le concedía un respiro a la propia Callie para ser y actuar tal como era, sin aprehensiones, sin inhibiciones, sin temores.

Arizona por primera vez en varios meses y a pesar de todo lo que había pasado, se sentía feliz y esperanzada, le emocionaba demasiado tener la oportunidad de conocer a su verdadera Callie, de conquistarla de nuevo y de ser conquistada por ella, era emocionante, era casi como comenzar de nuevo, con un inmenso mundo de afortunadas posibilidades por delante.

-¡YAY! volvió a gritar Arizona con una enorme sonrisa en sus labios.

Sebastián sonriendo levantó una de sus manos hacia atrás, tocó la de Arizona y le dijo:

-Todo salió bien ¿verdad?, ¿lo hice bien, cierto?

Arizona se detuvo y se arrodillo frente a Sebastián sonriendo, lo abrazó y le dio un enorme beso en la mejilla, entonces le dijo:

-Sí Sebastián, lo hiciste perfecto, más que perfecto, Gracias cariño por ayudarme, Gracias de verdad, Teddy no se equivocó cuando me dijo que tú eras un niño demasiado especial, lo eres y ¿sabes una cosa?, Callie perdió la memoria y ahora no puede continuar sus investigaciones para curarte, yo no se nada de bioingeniería como ella, pero voy a hablar con Stark, desde hoy tú serás mi paciente y te juro que haré todo lo que esté a mi alcance para que te sientas mejor ¿Ok?

A Sebastián le brillaron los ojos de la emoción y con una enorme sonrisa, imitó a Arizona exclamando:

-¡YAY!

Arizona se rió, entonces Sebastián agregó:

-Me encanta que tú seas mi doctora, además tú eres mucho más bonita que Stark

Arizona no hizo ningún esfuerzo para evitar la sonora carcajada que salió de su boca, volvió a abrazar y a besar a Sebastián, entonces dándole las gracias por el piropo, continuo su camino hacia las puertas del hospital, donde seguramente la madre de Sebastián ya estaba esperándolo para llevarlo a casa.

Arizona continuó el recorrido corriendo por los pasillos riendo divertida con Sebastián a quien le encantaba ese paseo a toda velocidad. Arizona estaba tan feliz que no quería caminar, quería correr y entonces se le ocurrió una idea, mañana iría a visitar a Callie con el tablero de Ajedrez en su manos y con los Heelys en sus pies, ella llegaría a la habitación de Callie rodando sobre sus patines, si Callie estaba mostrando su verdadero yo, su faceta más divertida y espontanea no había razón para que Arizona no le mostrara la suya también.

-¡YAY!, gritó Arizona de nuevo

-¡YAY!, gritó también Sebastián


Esta historia continuará…


Ya sé, ya sé, quise despistarlas haciéndoles creer que era Arizona quien iba a tomar la batuta en la reconquista de Callie, pero ¿Quién adivinó que los papeles se invertirían? Y es obvio que así sea, porque los demonios cambiaron de dueño, esta vez es Arizona quien los tiene sobre su espalda: la culpa, el miedo, el arrepentimiento; mientras que la Callie desmemoriada ahora no tiene el peso de sus malos recuerdos sobre sí misma y puede volver a ser la misma persona alegre y desinhibida que le escribió su teléfono en la mano a George O´Mallie en las afueras del hospital para conquistarlo, la misma Callie coqueta y alegre que bailaba en ropa interior en el sótano del hospital donde vivía de incognito. La Callie que nunca fue humillada, ni traicionada, ni abandonada hasta que George O´Malley e Izzie Stevens se cruzaron en su vida. Yo sé que la recuerdan y esa es la Callie que pretendo mostrar aquí, esa Callie que Arizona nunca tuvo oportunidad de conocer, pero ahora sí ¡YAY!

En esta vida, todo tiene un precio, Callie perdió la memoria, pero a cambio, recuperó la confianza en sí misma, por obra y gracia de la amnesia. Por eso, por ahora, le borré la memoria. Je, je.

Ahora, pregunto ¿les gusta de idea de que esa Callie, divertida, espontanea y juguetona interactué con Arizona para que ambas comiencen de nuevo una relación que parecía destinada al dolor y al desencuentro?, ¿les gusta la idea de ver como Arizona se enamora aún más de esa Callie que ella nunca tuvo oportunidad de conocer?, ¿les gusta la idea de ver como Callie se enamorará por segunda vez de Arizona? y lo más importante de todo ¿les gusta la idea de que ambas, en algún momento, inicien ese viaje hacia sus propias almas para saber si Callie podrá recordarle a Arizona cuáles son sus verdaderos sueños y hacerlos realidad?

Por supuesto que no todo el camino será un dechado de rosas, porque aún queda por saber: ¿Cuál será la reacción de Callie cuando sepa quién es Arizona en realidad?, ¿Qué pasará cuando Callie recupere la memoria y recuerde aquel abandono?, ¿Qué hechos desencadenarán la epidemia que se asomó en el primer capítulo y que le da su nombre a esta historia?, ¿Alguien más morirá además de April Kepner y Jackson Avery a raíz de esa epidemia?

Esta historia, además de contar muchas cosas más, contestará poco a poco todas estas preguntas. Por eso la definí en el sumario como un viaje a través de los sentimientos, una montaña rusa de emociones…

Y citando de nuevo a Jessica Capshaw “Hold on and enjoy the ride” (Agárrense fuerte y disfruten del paseo).

Por cierto, ¡Feliz Cumpleaños! Jessica.
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En mi portal blog de wordpress (Miki T. Robbinson), agregué el video con la escena entre Callie y Bailey, realmente me muero de la risa cada vez que la veo. En mi humilde opinión es una de las escenas más divertidas hasta ahora filmadas entre estos dos personajes. La del marido del trabajo con Loretta Devine también lo es, pero esa no encajaba aquí.

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Cronograma de publicación semana del 13 al 19/08/2012:

Martes 14/08/2012: “Little Earthquakes” en español, Capítulo 16
Miércoles 15/08/2012: “Epidemia”, Capítulo 10 (No se lo pueden perder…)
Jueves 16/08/2012: “Epidemia”, Capítulo 11 (…Y este tampoco)

¡Feliz Fin de Semana!