Epidemia
– Capítulo 18 – I´m alive – (Estoy viva)
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Tengo
alas para volar...
Oh-oh...
Estoy viva...
Sí.
Cuando
me llamas
Cuando
te oigo respirar
Tengo
alas para volar
Y
me siento viva
Cuando
me miras
Puedo
tocar el cielo
Y
sé que estoy viva.
Cuando
bendices el día
Empiezo
a flotar
Todas
mis preocupaciones se terminan
Estoy
contenta de estar viva.
Pusiste
a arder mi corazón
Lo
llenaste con amor
Me
hiciste una mujer
Arriba
de las nubes.
No
podría ir más arriba
Mi
espíritu toma vuelo
Porque
estoy viva.
Cuando
me llamas (Cuando me llamas)
Cuando
te oigo respirar (Cuando te oigo respirar)
Tengo
alas para volar (Volar)
Me
siento viva. (Estoy viva).
Cuando
vienes por mí (Cuando vienes por mí)
Mi
espíritu se levanta (Dios sabe eso).
Que
seré la única que se quedara
En
los buenos y en los malos tiempos.
Y
solamente es el comienzo
No
puedo esperar por el resto de mi vida.
Cuando
me llamas (Cuando me llamas)
Cuando
te oigo respirar (Cuando te oigo respirar)
Tengo
alas para volar (Volar)
Me
siento viva. (Estoy viva).
Cuando
bendices el día (Cuando tú bendices, bendices el día)
Empiezo
a flotar (Empiezo a flotar)
Todas
mis preocupaciones se terminan
Y
sé que estoy viva
Tengo
alas para volar...
Dios
sabe eso
Yo
estoy viva
Cuando Arizona abrió
los ojos, sintió el vacio al lado de su cama, sin embargo, inmediatamente sonrió
cuando vio en la almohada de Callie una flor que obviamente había cortado del
jardín y una pequeña nota que decía:
Buenos
días mi pichirruchi, hoy fui yo quien despertó primero, estoy en la cocina, quédate
donde estás, hoy vamos a desayunar en la cama. PD: Te amo, Callie
La pequeña nota hizo
que la sonrisa se quedara grabada en su rostro, mientras pensó divertida:
“¡YAY!, esto sí es vida”. Luego estiró su cuerpo levantando sus brazos, se paró
de la cama y fue a darse un baño rápido, se vistió con una franelilla y un boyshort
limpio y se volvió a meter en la cama para esperar su desayuno, y más
importante aún, a quien lo estaba preparando.
A los pocos minutos,
el rostro de Arizona se iluminó, cuando vio a Callie entrando a la habitación
con una bandeja en las manos y una gran sonrisa en su rostro, mientras le
decía:
-Buenos días mi pichirruchi
¿cómo amaneciste hoy?
-Buenos días mi
amor, amanecí excelente, dormí como un angelito y me desperté esperando por ti
y por ese desayuno.
Callie colocó la
bandeja en medio de la cama y le dio un beso a Arizona, mientras le dijo:
-Preparado
especialmente para ti, con todo lo que te gusta
Arizona, sonrió
admirando la bandeja bellamente presentada y todo su contenido, mientras Callie
bordeaba la cama para sentarse a su lado.
En la bandeja había pan tostado, mantequilla, mini
tortillas de huevos con queso derretido y jamón, adornadas con hojas de
cilantro; un pequeño bowl con quesos de varios tipos, otro con trozos de melón
cortado en forma de pelotitas; enrollados de pan de pita con jamón de pavo,
tomate, lechuga, y una salsa especial que preparaba Callie con aceite de oliva,
mostaza y un toque de pimienta negra; y de bebidas café y jugo de naranja. A
Arizona se le hizo agua la boca y le dijo a Callie:
-Hummmm, esto se ve
delicioso, Gracias mi amor por consentirme, me encanta que me consientas.
Callie se sentó en
la cama, le dio otro beso breve a Arizona en los labios y le dijo sonriendo:
-Y a mí me encanta
consentirte
-Gracias, te amo
-Y yo a ti… mucho.
Ambas comenzaron a
comer, Arizona suspiraba con cada bocado delicioso, y sonreía cuando Callie
tomaba un trozo de comida con el tenedor y se lo ofrecía en la boca a ella,
mientras que Arizona hacía lo mismo con Callie. Este era sin duda alguna, un
desayuno feliz.
Casi cuando ya
estaban terminando de desayunar, Arizona dijo riendo:
-Ahora que lo
pienso, creo que es la primera vez que tengo una novia que me trae el desayuno
a la cama
-¿Qué? ¿Nunca
tuviste una novia que cocinara?
-Cocinaban, sí,
puede ser… algunas, pero que me trajeran el desayuno a la cama, no, tú eres la
primera.
Callie sonrió y le
dijo: -Y la última, porque si de algo estoy convencida es que desde aquí el único
destino que puedo vislumbrar para ambas es el altar, quiero decir, que dejaremos
de ser novias cuando tú y yo nos casemos, algún día.
Arizona casi se
atragantó cuando escuchó a Callie decir lo que acababa de decir, porque se dio
cuenta de inmediato que si alguna de sus novias del pasado, incluso la propia
Callie hubiera mencionado algo como eso alguna vez, ella seguramente hubiera
salido huyendo despavorida de la relación, mientras que ahora, la idea de
casarse con Callie algún día la emocionó a tal punto que casi hizo que se le
saliera del corazón por la boca de lo mucho que le agradaba la idea, de hecho
le encantaba la idea: “Calliope Torres, mi esposa, ¡WOW!¡WOW!...¡YAY!...¿¡YAY!?...Sí,
Sí, Sí…¡YAY!, ¡YAYYYY!”.
La otra cosa que la
impresionó fue que Callie lo soltara así, de forma tan natural, sabiendo
perfectamente que la otra Callie, jamás hubiera dicho algo así, con esa
espontaneidad, ni siquiera antes de su rompimiento en el aeropuerto. Cuando
logró tragar lo que tenía en la boca, Arizona le dijo con una sonrisa, hoyuelos
incluidos:
-¿Estas hablando de
matrimonio Calliope Torres?
Con la misma
naturalidad con que había expresado lo anterior, Callie le respondió, después
de tragar el último pedazo de su enrollado de pan de pita y un sorbo de jugo de
naranja:
-No te lo estoy
proponiendo, no todavía, pero, es obvio que no vamos a ser novias toda la vida,
ser novias está bien por ahora, por un tiempo, pero ¡por Dios! Arizona, me has
demostrado de mil formas diferentes que me amas, yo me he enamorado de ti, no
una, sino dos veces, para mí está muy claro que tú eres la persona con la que
deseo pasar el resto de mi vida y naturalmente, quiero que seas mi esposa…
algún día, ¿tú no?
La emoción de
Arizona fue tal, al escuchar a Callie diciendo eso, que saltó sobre ella para
abrazarla provocando que la bandeja que tenían en medio de la cama se
tambaleara peligrosamente con lo poco que quedaba en ella, afortunadamente,
nada se derramó porque tanto el café como el jugo de naranja estaban colocados
en las mesitas de noche.
Callie apretó la
cintura de Arizona alrededor de sus brazos y sonriendo le dijo a ella con sus
labios muy cerca de su oído, en un tono pícaro:
-Creo que voy a considerar
este abrazó como un Sí.
Arizona sentía que
el corazón se le iba a salir del pecho, cerró los ojos, inspiró y exhaló aire y
dijo emocionada, manteniendo el abrazo, pero mirándola directamente a los ojos:
-Por supuesto que
significa Sí, algún día quiero que seas mi esposa, Calliope.
Callie sin dejar de sonreír
le dijo:
-Pero casi te
atragantas cuando lo mencioné, dime ¿por qué te impresionó tanto?
-Porque para la Arizona
y la Callie de antes, este, hubiera sido un asunto escabroso en lugar de algo
tan emocionante… pero… Arizona recordó que todo eso podría cambiar cuando
Callie recuperara la memoria, entonces, bajó la mirada y con una sombra en su
tono de voz, agregó, casi en un susurro:
-…Sin embargo, tú aún
no has recordado todo, y no sé si pensarás lo mismo cuando eso ocurra, no sé lo
que pueda pasar entre nosotras cuando eso suceda…
Callie acunó las
mejillas de Arizona en sus manos para que la mirara a los ojos, y con una
ternura increíble le dijo:
-Arizona, no
necesito que mi mente recuerde todo para saber lo que quiero, lo que es y lo
que será. Mi mente no recuerda todo, es verdad, pero mi piel te recuerda, más
importante aún, mi alma te recuerda, te recordó en el mismo instante en que
cruzaste esa puerta con Sebastián aquel día en mi habitación del hospital; te
recuerda cada vez que nos besamos, que nos abrazamos o que hacemos el amor; te
recuerda cada vez que veo tu propia alma reflejada en tu mirada a través de
esos hermosos y brillantes ojos azules que yo adoro; te recuerda cada vez
que me muestras tus hoyuelos al sonreír
y te recuerda cuando te emocionas de tal forma que tus ojos se llenan de
lágrimas de felicidad, justo como ahora.
Arizona se quedó
callada mirando a Callie directo a los ojos, y sintió que casi pudo ver su alma,
cuando lo hizo. Sólo alcanzó a decir su nombre: -Calliope, antes de rodear su
cuello con los brazos y buscar sus labios para sumergirse en ellos en un beso
profundo que las hizo estremecer a ambas. Cuando el beso finalizó, Arizona le
dijo mirándola a los ojos:
-¡Por Dios!,
Calliope, a veces siento que te amo tanto que hasta duele.
Callie sabía
perfectamente a que se refería Arizona, ella también sentía muchas veces lo
mismo por ella. Por eso, tocó con la punta de sus dedos el centro del pecho de
Arizona y le dijo:
-¿Dónde te duele?,
Es aquí, justo aquí, ¿verdad?
Arizona sonrió
dulcemente y le preguntó:
-Sí, justo ahí. Y tú
¿cómo lo sabes?
-Porque a mí también
me pasa lo mismo contigo y me duele, justo ahí, en todo el medio del pecho. No
sale en ninguna radiografía pero yo estoy casi convencida que el alma esta allí.
Dime ¿te está doliendo justo ahora?
Arizona sonrió y le
contestó: -Sí, justo ahora… mucho
Callie retiró la
bandeja de la cama y acercó sus labios al centro del pecho de Arizona y comenzó
a besarlo. Arizona gimió al sentir la caricia de sus labios ardientes. Unos
momentos después Callie buscó la mirada de Arizona y con ambas manos tocó el
dobladillo de su franela y comenzó a levantarla con delicadeza. Arizona subió
los brazos, permitiendo que Callie le quitara la franela, luego se acostó
sintiendo una profunda emoción cuando sus miradas se encontraron y de nuevo vio
en los ojos de Callie el amor en su estado más puro. Callie se acostó encima de
Arizona y busco de nuevo sus labios para unirlos en un beso profundo, cálido.
Ambas gimieron,
luego, Callie comenzó a besar el cuello de Arizona. Ella cerró los ojos, arqueó
su espalda y echó su cabeza hacia atrás gimiendo por el divino contacto que
Callie estaba generando con sus labios.
Arizona sintió como
su cuerpo comenzó a temblar, fue tal el estremecimiento que supo de inmediato
que la propia Callie se había percatado de el, porque sintió la sonrisa en sus
labios en medio de sus besos. Y ciertamente, era imposible no estremecerse de
esa manera: el haber visto el alma de Callie a través de su mirada, percibiendo
el amor y la adoración reflejados en sus bellos ojos marrones brillantes, el
haber escuchado esas hermosas palabras, unidas a la sensación increíble y
excitante que Callie estaba generando con besos y caricias en todo su cuerpo,
no daba lugar a nada más que no fuera el mayor de los estremecimientos.
Justo ahora, entre
gemidos y jadeos, mientras Callie seguía haciendo su magia acariciando con la
lengua su cuello, sus pezones, sus pliegues internos y su clítoris palpitante,
al mismo tiempo que la sentía dentro de ella haciendo movimientos rítmicos con
sus dedos, un cúmulo de sentimientos y de sensaciones inimaginables se
apoderaban de todo su ser, en estos momentos, no había lugar para el miedo,
sólo había lugar para el amor, para los sueños y la esperanza de un para
siempre.
“Calliope Torres… mi
esposa”, ese sólo pensamiento fue suficiente para llevarla más allá del borde y
sintió que el clímax más arrollador se apoderaba de todo su cuerpo, acompañado
de un grito de placer que provocó una nueva sonrisa en los labios de la mujer
que amaba. Esa misma mujer que algún día, quizás, sería su esposa y que había
logrado llevarla a un mundo de éxtasis y felicidad demencial que Arizona no
había conocido nunca antes de que su Calliope se lo mostrara en todo su
esplendor.
Con la respiración
aún entrecortada y todavía jadeando Arizona alcanzó a susurrar su nombre:
-Calliope, fue entonces cuando miró esos ojos de nuevo, y con ellos la inmensidad
de ese amor. Cara a cara, aún sin tener suficiente aire para respirar, Arizona
no pudo contenerse y atrapo sus labios en un beso profundo y tierno.
Callie sabía que
Arizona no tenía suficiente aliento para prolongar ese beso, por ello, separó a
milímetros sus labios de los de Arizona para alternar breves besos con caricias
hechas con sus propios labios. Arizona sonrió, Callie también, mientras la
secuencia de pequeños besos y pequeñas caricias continuaba.
Finalmente, Arizona
colocó la mano en el cabello de Callie arrastrando tiernamente unos mechones hacia
atrás y le dijo:
-Te amo Calliope
Torres, te juro que nunca he amado a nadie como te amo a ti.
Callie se estremeció
y le contestó: -Yo tampoco he amado a nadie como te amo a ti, y creo que nadie
me ha amado nunca como tú me amas… No necesito mi memoria para saberlo, porque
mi alma si lo recuerda.
Arizona sabía
perfectamente lo que eso significaba y en el fondo de su ser, por encima de sus
demonios, ella sabía que era cierto, que el alma de Callie la recordaba.
Profundamente conmovida y emocionada Arizona atrapó de nuevo los labios de
Callie y entre besos y caricias le hizo el amor y nuevamente sus cuerpos y sus
almas se fundieron en ese mundo de placer y sentimientos que solo ella dos
conocían, que sólo a ellas dos les pertenecía.
Después de haber
experimentado el mayor de los placeres y totalmente convencidas que no había
forma de que dos seres humanos pudieran sentirse más cerca, Callie, acostada
boca arriba, acunó en su regazo el cuerpo entero de Arizona y la envolvió en
sus brazos, mientras le besaba la frente. Arizona se sentía en el cielo, estar
allí fundida en el cuerpo de la mujer que amaba con locura, le proporcionaba
siempre una sensación de seguridad y paz que no conocía en ninguna otra parte.
El cálido y hermoso cuerpo de Callie envolviéndola con sus brazos era su cielo.
En medio de ese cálido
abrazo, Arizona le dijo a Callie sonriendo, sin levantar la mirada:
-Yo conocía el
desayuno continental, el desayuno americano, pero el desayuno celestial no,
hasta hoy
Callie se echó a
reír: -¿Me estas queriendo decir que cocino como los dioses?
Arizona levantó la
cabeza y le contestó riendo:
-Calliope tú eres mi
diosa, cocinas como una diosa, me haces el amor como una diosa, tú eres mi
diosa… más que eso… tú eres mi cielo… literalmente.
Callie sonrió y
mientras con su mano comenzó a acariciar el cabello de Arizona, le dijo:
-Y tú eres Mi
Pichirruchi…
Arizona se rio de
nuevo y le dijo:
-Dime, ¿qué
significa “Pichirruchi”?
Callie la miró a los
ojos y le dijo con ternura:
-Creo que por eso
inventé en medio de mis delirios esa palabra, porque no hay una palabra en el
diccionario que sirva para definir todo lo que tú significas para mí.
“Pichirruchi”, significa que eres mi cielo, que eres el amor de mi vida, el
amor que estoy segura siempre busqué y que encontré en ti. Significa que eres
mi razón para despertarme en las mañanas, y para ser feliz. “Pichirruchi”
significa cada día algo más, porque cada día que pasa te amo más.
Arizona se
estremeció otra vez con las palabras de Callie, entonces le dijo:
-Estás haciendo que
me duela el pecho otra vez
Callie se rio y le
dijo: -“Pichirruchi” también significa eso: “dolor en el pecho”, pero este es
un dolor bonito, el único dolor bonito que existe.
Arizona se rio con picardía,
y le dijo a Callie:
-Creo que en eso te
equivocas, yo conozco otro dolor bonito
Callie puso los ojos
y le preguntó: -¿En serio?, ¿cuál?
-¿Quieres que te lo
muestre?, le preguntó Arizona sonriendo
Callie sintió una
onda expansiva en todo su cuerpo que la excitó de nuevo:
-Sí, muéstramelo
A Arizona se le
oscurecieron los ojos, cuando la lujuria tomo el poder otra vez, entonces
comenzó a besar y acariciar cada centímetro del cuerpo color caramelo de
Callie, provocando que su clítoris se pusiera totalmente erecto incluso antes
de ser tocado. Arizona comenzó a acariciarlo lentamente mientras Callie gemía y
jadeaba. Arizona llevó al borde a Callie una y otra vez, pero justo antes de
alcanzarlo, Arizona detenía sus caricias, manteniéndola en una dulce agonía.
Luego, comenzó a acariciarlo alternando la velocidad, hasta que Callie arqueo
su espalda, tensó todos sus músculos y alcanzó entre gemidos de placer el clímax
que tanto había esperado.
Callie exhausta y
totalmente satisfecha le dijo a Arizona sonriendo:
-Tenias razón ese es
otro dolor bonito
Arizona sonrió
satisfecha: -Te lo dije
Callie se echó a
reír.
Callie, de nuevo
acostada boca arriba, acunó en su regazo el cuerpo desnudo de Arizona y la
envolvió en sus brazos. Después que estuvieron un largo rato abrazadas, Callie
preguntó:
-¿A qué hora vamos a
visitar a tu papá hoy?
-Yo llamé esta
mañana a mi mamá para saber cómo había amanecido, el está mejor, así que
podemos quedarnos un rato más,… Arizona hizo una pausa y suspiro, luego agregó:
…-Está muy rico aquí, la verdad no me quiero parar.
-Tienes razón,
estamos en el cielo aquí y lo demás puede esperar un poquito, yo tampoco me
quiero parar todavía.
Arizona se rio y
dijo: -Hay una película que se llama “El cielo puede esperar”, pero mientras
estamos juntas, así abrazadas, calientitas, sintiéndonos en el cielo, si tú y
yo filmáramos una película creo que debería llamarse “La Tierra puede esperar”.
Callie se rio con la
ocurrencia de Arizona, entonces le dijo:
-OK, la tierra puede
esperar. Y hablando de tierra, tengo una idea para mañana, para desayunar.
-¿Otro desayuno
celestial?, le preguntó Arizona con una sonrisa
-Bueno, a este
podríamos llamarlo un desayuno terrenal. He visto un parque camino al hospital
muy lindo donde la gente hace picnic y me encantaría que fuéramos tú y yo ¿te
gusta la idea?
Arizona se emocionó,
ese parque era uno de sus preferidos. –Sí, sí, me gusta la idea, a mí siempre
me ha gustado ese parque, es hermoso.
Callie sonrió y le
dijo a Arizona: -Genial, mañana desayunaremos en ese parque.
-¡YAY!, dijo Arizona
Callie volvió a
sonreír. Si algo la hacía feliz era ver feliz a Arizona.
….
Más tarde ese mismo
día, Callie y Arizona llegaron al hospital para visitar al Coronel Robbins,
justo al entrar, vieron a una niña de unos 3 ó 4 años que estaba llorando, se
notaba asustada, casi aterrada, viendo para todas partes como si estuviera
perdida. Callie y Arizona se vieron a los ojos, entonces Callie se acercó a
donde estaba la niña y se agachó para decirle con ternura:
-¿Qué te pasa bebe?
¿Por qué estas llorando?
La niña se pasó una
mano por los ojos y entre sollozos le dijo a Callie:
-No consigo a mi
mamá.
Callie puso sus
manos en los brazos de la niña y le dijo:
-No llores, te
prometo que tú y yo la vamos a encontrar. Dime ¿cómo se llama tu mami?.
La niña se calmó un
poco con las palabras de Callie, y le contestó inocentemente
-Mamá
Callie sonrió y con
su tono más tierno, le dijo:
-Sí, yo sé tú mami
se llama mamá, pero tiene otro nombre ¿Cómo la llaman sus amigos o tú papá?.
La niña se quedó
pensando unos segundos, luego contestó con los ojos muy abiertos:
-Mi papi la llama Mi
Amor
Callie volvió a sonreír.
Arizona permanecía callada, extasiada observando la inmensa ternura de Callie
en su interacción con la niña que estaba tratando de ayudar.
-¿Tu papi alguna vez
se ha puesto bravo con tu mami?
-Sí, a veces
-¿Y cómo la llama
cuando está bravo?
La niña volvió a
pensar y con una leve sonrisa de logro en su rostro le dijo: -La llama
Jennifer, sí, Jennifer.
Callie suspiró
satisfecha y tomando de la mano a la niña, le dijo con dulzura: -Ok, ahora ven
conmigo, vamos a ir a buscar a tu mami.
La niña que ya había
dejado de llorar, asomó una ligera sonrisa y se puso a caminar con Callie.
Antes de ir hacia el área de información del hospital, Callie dirigió su mirada
hacia Arizona y le dijo:
-Sí quieres te
adelantas, yo te alcanzo luego.
Arizona asintió
sonriendo y se fue en dirección hacia la habitación de su padre. Mientras
caminaba hacia allá, pensó en la escena que acababa de presenciar y sintió su
propia alma rebosante de ternura hacia Callie. Luego se acordó de la forma como
ella había calmado a Rudy mientras la operaban después de que ese hombre armado
apareciera en frente de la habitación. Profundamente enternecida, se dio cuenta
que Callie realmente tenía un don para tratar a los niños, un don que no sólo
la hubiera convertido en una excelente cirujana pediátrica, sino también en una
excelente madre. Era curioso como había llegado a la misma conclusión las dos
veces en que había visto a Callie interactuar con un niño.
Eso sin contar el
bello vinculo que Callie había establecido con Sebastián. En el pasado, Arizona
había aceptado la idea de tener hijos con Callie, pero en el fondo, muy en su
interior ella aún no estaba del todo convencida de querer ser madre, sin
embargo, cada vez que veía a Callie interactuar con un niño sentía que sería
muy injusto negarle a ella esa felicidad, y más aún, negarle a un niño o a una
niña, la inmensa dicha de tener una madre como Callie. Eso sería sin duda un
desperdicio...
Sus pensamientos se
vieron interrumpidos cuando sintió la voz de Callie a sus espaldas, que venía
corriendo detrás de ella con una enorme sonrisa en sus labios.
Arizona se detuvo y
también sonriendo le preguntó:
-¿Encontraste a la
mamá de la niña?
Callie tomó aliento
y con un tono de satisfacción y emoción en su voz dijo:
-Sí, la encontré. La
mamá estaba desesperada buscándola, la niña que se llama Alicia, se distrajo,
se quedó atrás mientras venían de la cafetería y su mamá no se dio cuenta. Pero
pregunté en el área de información y me dieron una idea de donde localizarla.
Hubieras visto la cara de la mamá cuando vio a la niña y la cara de la niña
cuando vio a su mamá, creo que se me aguaron los ojos cuando vi como se
abrazaron.
Arizona se
enterneció aún más cuando percibió la emoción en el tono de voz de Callie,
entonces se subió de puntillas para buscar sus labios. Callie la abrazó y se
besaron tiernamente.
Cuando el beso
finalizó, Callie miró a los ojos a Arizona y exclamó:
-¡Wow! ¿y yo que
hice para ganarme un beso tan dulce?
Arizona le contestó
sonriendo:
-Porque eres
increíble Calliope, y porque te amo.
Callie sonrió, usó
su mano para colocar con ternura el cabello de Arizona detrás de su oreja y le
dijo:
-¡Por Dios! Arizona,
esta vez fuiste tú quien hizo que me doliera el pecho…, luego abrazándola con todas
sus fuerzas, agregó suspirando: …-Te amo tanto.
En ese momento,
ambas escucharon la voz de Bárbara, la madre de Arizona, que venía en dirección
hacia ellas con una sonrisa en su rostro. Callie y Arizona soltaron el abrazo,
pero permanecieron juntas tomadas de la mano, mientras se acercaron a saludar a
Bárbara.
Después de
saludarse, Arizona, a quien le brillaban los ojos por la reciente interacción
que había tenido con Callie, visiblemente animada y feliz, le preguntó a su
mamá:
-Mamá ¿Cómo sigue mi
papá?
-Esta mucho mejor
hija, sin embargo, tú lo conoces, ya está presionando a los médicos para que le
den de alta.
-Mamá pero aún es
muy pronto
-Lo se hija, pero ya
conoces a tu padre, es el así… Bárbara hizo una pausa y entonces agregó: …-Por
cierto, justo ahora me dirigía a la cafetería a comprar un refresco ¿me
acompañan?
Callie y Arizona
asintieron sonriendo y caminaron junto a Bárbara en dirección a la cafetería
tomadas de la mano. Cuando llegaron, Callie le dijo a ambas:
-Si quieren se
sientan en una mesa y yo les traigo lo que deseen, yo invito. Díganme, ¿Qué
quieren?
Bárbara asintió y le
dijo a Callie sonriendo:
-Gracias, yo quiero
una coca cola y un pedazo de torta de chocolate y tú Arizona ¿Qué quieres?
Arizona pidió otro
pedazo de torta y un café. Ella se quedó mirando a Callie mientras la vio
alejarse hacia el mostrador de la cafetería, sus ojos brillaban de nuevo,
mientras pensaba cuanto la amaba. En ese momento, sintió la mano de su mamá
sobre la suya y volteó a mirarla. Bárbara estaba sonriéndole, pero no le dijo
nada, entonces, Arizona, sonriendo también y viendo la expresión de ternura en
el rostro de su madre, preguntó:
-¿Qué?
Bárbara apretó su
mano y le dijo emocionada:
-Hija yo te conozco,
creo que no veía ese brillo en tus ojos desde que eras una adolescente. Te ves
feliz, dime ¿Callie tiene algo que ver con esa felicidad y ese brillo en tu
mirada?
Arizona se sonrojó
un poco y le dijo a su madre sonriendo:
-Sí, mamá. Calliope
Torres es la artífice de esta mirada. La amo, mamá, por primera vez en mi vida
estoy enamorada.
El rostro de Bárbara
se iluminó, ella conocía muy bien a su hija, sabía perfectamente cuanto había
sufrido por la muerte de su hermano y como se había negado a sí misma volver a
conectarse con otra persona. Y ahora, viéndola así, tan feliz, provocó que de
manera inmediata ella también sintiera un profundo cariño y agradecimiento
hacia Callie, así que le dijo a Arizona
-Ella debe ser muy
especial sí logro que finalmente tú salieras de la cueva donde te habías
metido.
Arizona la miró a
los ojos, ella sabía perfectamente a que se refería su madre cuando mencionó la
palabra “cueva”, entonces le respondió:
-Sí mamá, ella es un
ser humano increíble, es leal, cariñosa, divertida, sincera, espontánea,
valiente, amable, noble y consecuente, además es hermosa ¿no te parece?
-Sí Arizona, ella es
una bella mujer, pero lo que más me interesa en este momento es su belleza
interior, y por todas las cualidades que me acabas de mencionar, creo que esa
es la esencia de todo ¿verdad?
-Sí,
definitivamente, esa es la esencia de todo.
En ese momento
Callie llegó sonriendo, diciendo mientras colocaba las cosas en la mesa y se
sentaba en una silla al lado de Arizona:
-Bellas damas, aquí
está su pedido. Buen apetito.
Madre e hija
sonrieron y le dieron las gracias a Callie, entonces ella en un tono divertido
y dirigiendo su mirada a la madre de Arizona, dijo:
-Sra. Robbins…
Bárbara colocó una
mano sobre la de Callie y le dijo sonriendo: -No, no, nada de Sra. Robbins, me
puedes llamar Bárbara.
Callie sonrió.
-Ok, Bárbara, usted
sabe que yo perdí la memoria en una accidente que tuve hace unos meses…
-Sí lo supe, Arizona
me contó…
-Bueno, aún no he
recuperado toda mi memoria y por eso Arizona me contó todo lo que vivimos
justas antes de eso y también me ha contado casi toda su vida, pero algo me
dice que hay travesuras que aún no me dicho y quien mejor que usted para
descubrirla, cuénteme algo picante, de esas cosas que seguro la van a sonrojar.
Arizona se atragantó
y dijo sonriendo: -Callieee no seas así, luego dirigiendo su mirada hacia su
madre le dijo: …-Mamá, te lo advierto, ni se te ocurra contarle nada a Callie,
tú sabes a que me refiero.
Bárbara soltó una
sonora carcajada y le dijo a Arizona:
-Hija esta
oportunidad es de oro y no pienso desaprovecharla, anda termina ahí y ve a ver
a tu padre, así yo podré conversar con Callie y contarle algunas cositas que
estoy segura tú omitiste en tu historia.
-Mamá no, no seas
mala. ¡Dios!, debí esperar que esto sucediera. Y tú Calliope, ¿por qué eres tan
traviesa a veces?
Callie mostró su
enorme sonrisa y colocando una mano sobre la de Arizona le dijo:
-Sí soy traviesa y
curiosa, pero yo que tú me amas así como soy ¿o no?
Barbará notó que a
Callie también le brillaban los ojos, era obvio que ella también amaba a
Arizona.
Arizona le dijo
sonriendo: -Sí, te amo, tal como eres, desde la punta de tu cabeza loca hasta
la punta de tus pies.
Callie manteniendo
su sonrisa, le dijo:
-Entonces se que me
amas mucho, porque soy bastante alta.
Las tres se echaron
a reír. Cuando ya casi habían terminado Arizona habló:
-Quiero ir a ver a
papá, pero ahora no me atrevo a pararme de aquí y dejarlas solas a ustedes dos
hablando de mí y de mis travesuras.
Callie tomó de nuevo
la mano de Arizona, y le dijo sonriendo en un tono tranquilizador:
-Anda a ver tu
padre, estoy convencida que nada de lo que me cuente tu madre va a hacer que te
yo te ame menos, todo lo contrario, estoy segura que cualquiera de esas
historias harán que yo te ame más, mucho más.
Arizona sonrió y
dijo aceptando la derrota:
-No me queda más
remedio, luego dirigiendo la mirada a su madre, le dijo: -Mamá, por favor, ten
misericordia con tu hija
Bárbara soltó una
carcajada, ambas sabían cuales eran las anécdotas que Callie estaba a punto de
conocer.
Una vez que Arizona
se retiró, Callie se acomodó en su silla y con una sonrisa pícara le dijo a Bárbara:
-Ahora sí, cuénteme.
Soy toda oídos.
Bárbara sonrió y
comenzó a relatar sus pequeñas historias.
-Arizona y su
hermano siempre fueron muy traviesos, juntos hicieron muchísimas locuras,
contártelas todas me llevaría horas, sin embargo hay dos o tres que siempre han
sido mis preferidas...
…-La primera de
ellas sucedió cuando tenían unos 4 años de edad. Daniel siempre ha usado
enjuague bucal y ellos dos se dieron cuenta de eso. Un día estaba a punto de
acostarme a dormir y vi a mi marido saliendo del baño con la cara roja y
haciendo unas muecas con la cara. Entonces, le pregunté: -¿Daniel que te pasa?.
El me contesto algo molesto: -Tus hijos botaron el contenido de mi enjuague
bucal y lo sustituyeron por whiskey...
Callie soltó una
carcajada a la que se unió Bárbara quien continuó hablando: …-Cuando el me dijo
eso, yo no pude contener la risa y entonces el me miró y los dos nos empezamos
a reír. Al día siguiente Daniel los castigó a ambos, les prohibió salir a jugar
al patio por dos largos días. Al final creo que el castigo no fue para ellos
sino para mí, porque dentro de la casa ambos eran como un par de terremotos con
pies…
…-La otra travesura
significativa y súper divertida ocurrió al año siguiente. Todos fuimos a un
campamento, había grandes espacios de hierba y una gran laguna. Arizona siempre
ha sentido fascinación por las ruedas, le encanta todo lo que ruede…
-¡Oh! Sí eso es
cierto, aún anda sobre ruedas, se la pasa rodando por todo el hospital montada
en sus heelys, le dijo Callie sonriendo.
-Pues sí, así es. Lo
cierto es que ella estaba empeñada en manejar la camioneta de su padre, pero
¡Por Dios!, sólo tenia 5 años. Tim lo sabía y siempre buscaba la forma de
complacerla, incluso a riesgo de que lo castigaran. Pues bien, cuando estábamos
en ese campamento Tim vio la oportunidad de complacer a su hermana y no la
desperdició. Sin que nos diéramos cuenta, Tim tomó las llaves de la camioneta
de Daniel y se llevó a Arizona con él.
-¡Oh!, ¡Oh!, dijo
Callie
-Sí, ¡Oh!, ¡Oh!.
Ambos lograron abrir la camioneta y la encendieron, pero ninguno de ellos
llegaba a los pedales, así que como siempre, trabajaron en equipo. Arizona se
paró frente al volante mientras Tim se ocupó del acelerador y el freno, bueno
del acelerador, porque el freno ni lo tocaron.
-¡Madre de Dios!, ¿y
qué pasó entonces?
-Lo cómico viene
ahora. Ellos comenzaron a rodar la camioneta, afortunadamente Tim no aceleró
demasiado, pero como estaba metido debajo del asiento no se dio cuenta que
Arizona se enfiló hacía una cabina de baño portátil que se encontraba más
adelante… Bárbara hizo una pausa y se echó a reír… -Como era de esperarse tumbaron
la cabina que comenzó a girar dando vueltas por el césped… Bárbara soltó una
carcajada… -Lo más cómico es que dentro de la cabina había alguien y te podrás
imaginar en qué estado salió de allí…
Ahora ambas mujeres
se reían a carcajadas, Callie estaba destornillada de la risa y Bárbara no se
quedaba atrás. Rieron hasta que los ojos se le llenaron de lágrimas.
Cuando después de
unos minutos, lograron calmarse, Callie dijo:
-¡Por Dios!, de
verdad que eran traviesos
-¡Oh! Sí, súper
traviesos. Unos años después me hicieron pagar una cuenta de US$ 300 en un
hospital sin que ninguno de nosotros estuviera ni enfermo ni hospitalizado.
Ellos tenían como 6 ó 7 años y los llevé conmigo a visitar a una prima que
había dado a luz. Entraron conmigo a la habitación de mi prima, pero un rato
después, cuando me volteo ya no estaban allí. Obviamente salí preocupada de la
habitación y comencé a buscarlos. Lo primero que hice fue alertar al personal
de seguridad del hospital para que no los dejaran salir, pero lo hice sólo como
precaución, yo sabía que ellos no habían salido del hospital, lo que sí me
temía es que estaban en algún sitio haciendo alguna travesura, y no me
equivoqué...
…-Después de
buscarlos por más de 15 minutos, vi salir de la habitación de suministros a un
par de momias de la misma estatura y complexión de mis dos traviesos hijos. Mi
par de monstruos se gastaron casi todas las vendas que había en ese cuarto,
envolviendo todo su cuerpo en ellas. Lo único que se les veía aparte de los
ojos y de los zapatos eran unos cuantos mechones de cabello dorado que ambos se
dejaron descubiertos a propósito para verse más divertidos...
Bárbara se echó a
reír y Callie también.
…-Antes de darse
cuenta que yo estaba al frente, venían caminando imitando el movimiento típico
de unas momias y riendo a carcajadas, pero cuando me vieron y se percataron que
yo estaba molesta, pusieron los ojos como platos, se miraron por un segundo a
los ojos y salieron corriendo huyendo de mí. Yo eché a correr detrás de ellos,
mientras todo el personal del hospital se quedaba mirando atónitos el par de
mini momias corriendo a toda velocidad por los pasillos. Finalmente y casi sin
aliento, me detuve y los llamé por su nombre completo, dándose cuenta de
inmediato que estaban en serios problemas. Entonces se detuvieron y dieron
media vuelta, con la cabeza cabizbaja, ya sabían que se habían ganado un
castigo seguro: Cero Televisión, cero videojuegos, cero salir a jugar durante
toda una semana, la cual aproveché para que ayudaran a los vecinos en tareas
simples, como limpiar el jardín o cosas parecidas. Esa fue la primera condena
de “trabajo comunitario” que tuvieron que hacer para castigarlos por sus
travesuras.
Callie dijo riendo:
-¿La primera…?, o sea que ¿hubo más?.
-Pues sí Callie,
hubo más, sus travesuras en realidad nunca pararon hasta que… el rostro de Bárbara
se ensombreció. Callie enseguida entendió que se había acordado de su hijo
fallecido, entonces tomó su mano con ternura y le dijo:
-Bárbara, de verdad
que lamento lo que le ocurrió a su hijo, se por Arizona cuanto les afectó a
ustedes como familia esa terrible pérdida, de verdad lo lamento.
-Gracias. Dijo
Bárbara mirando directamente a los ojos a Callie, dándose cuenta de inmediato,
no sólo de la sinceridad de sus palabras, sino también de su profundidad. No
pasó desapercibida para ella la idea de que Callie conocía bastante del tema,
cosa bastante extraña, dado que sabía que Arizona casi nunca hablaba de eso con
nadie. Por ello se atrevió a preguntarle:
-¿Arizona te ha
hablado de él?, ¿de Timothy?
-Sí, ella me contó
casi todo lo relacionado con su hermano, de hecho, la travesura de las mini
momias ya la conocía, pero no sólo me contó acerca de sus travesuras, también
compartió conmigo lo que él significaba y aún significa en su vida y cuanto le
afectó a ella esa pérdida. Yo se que a raíz de eso, ella se volvió hacia su
interior y de alguna manera se apartó de cualquier cosa que significara un
compromiso o una conexión con cualquier otro ser humano.
Bárbara se quedó
casi en shock, no se esperaba que Arizona se hubiera atrevido finalmente a
abrirse con alguien y hablar de algo que siempre guardó dentro de sí, algo que
nunca quiso compartir con nadie, ni siquiera con ella que era su madre. Por
supuesto que ella sabía cuánto le había afectado la muerte de Tim, sin que
Arizona se lo dijera, a fin y al cabo era su madre y conocía a su hija. Esa
soledad autoimpuesta a la que Arizona se había condenado, siempre fue una
fuente de preocupación para Bárbara, pero ahora, después de escuchar las
palabras de Callie, dándose cuenta que finalmente su hija había descargado todo
ese peso de encima, la hizo sentirse profundamente aliviada y agradecida, por ello le dijo a Callie para
confirmar sus pensamientos:
-¡Por Dios! Callie,
debo entender por lo que me estas diciendo que Arizona finalmente se abrió.
Ella nunca había hablado con nadie de ese tema, no en profundidad, y mucho
menos había admitido en voz alta cuanto le afectó la pérdida de su hermano,
pero por lo que veo, lo hizo contigo ¿verdad?
-Sí Bárbara, creo
que soy muy afortunada por eso. Ella y yo hemos forjado un vínculo que va mucho
más allá de una simple relación de pareja. Fue algo, que tuvimos que hacer para
fortalecer el amor que nos une. ¿Sabes?, ella aún tiene miedo de que yo cambie
con ella o que la deje al recordar lo que pasó entre nosotras cuando ella se
marchó a África, pero si de algo estoy segura es que nada me va a separar de
ella, ni siquiera los malos recuerdos. Yo la amo, y no voy perderla por nada de
este mundo. Ella es el amor de mi vida, ella es la persona con la que quiero
pasar el resto de mis días. Tal como dijo su esposo el otro día: Arizona ya no
está sola, nunca más… y yo tampoco.
Cuando Callie
terminó de decir estas palabras ya sus ojos estaban llenos de lágrimas por la
emoción que le provocó haberlas pronunciado y no era la única, Bárbara también tenía
los ojos llenos de lágrimas. Ella se sentía profundamente emocionada y feliz
por su hija. Callie tenía razón: Arizona ya no estaba sola, finalmente había
encontrado a otro ser humano a quien amar y que la amara a ella.
Bárbara se paró de
la silla y extendió sus brazos. Callie entendió el gesto y visiblemente
emocionada abrazo a la madre de Arizona. Mientras estaban abrazadas, Bárbara le
dijo a Callie mirándola a los ojos:
-Gracias Callie,
gracias por amar a mi hija como la amas, Arizona ha sido muy afortunada por
encontrarte.
Callie sonrió y le
dijo: -No Bárbara, Gracias a ti, por haber traído a este mundo un ser tan
maravilloso como Arizona. Yo soy la afortunada.
Bárbara volvió a posar
su cabeza en el hombro de Callie y el abrazo se prolongó durante unos instantes
más.
En ese momento
Arizona entró a la cafetería y se dio cuenta de inmediato que Callie y su madre
estaban abrazadas. Arizona se emocionó al mirar esa tierna escena y su corazón se
llenó de orgullo, era obvio que Callie ya había mostrado sus indiscutibles
cualidades ante su madre. Calliope
Torres es una mujer hermosa, pero tal como su mamá había dicho minutos antes,
esa no es su única ni su más importante cualidad, es su belleza interior lo que
marca la diferencia, lo que la hace irresistible a cualquier persona que la
conozca. Arizona suspiró emocionada, llena de orgullo y de felicidad,
sintiéndose la mujer más afortunada del mundo por tener alguien a su lado como
ella.
Cuando Callie y su
madre se sentaron alrededor de la mesa de nuevo, Arizona decidió acercarse y
sentarse nuevamente al lado de Callie, a quien se le iluminó la mirada en el
mismo instante en que la vio acercarse a la mesa.
En el momento en que
Arizona sonriendo se sentó de nuevo, le dijo a su madre:
-Por el abrazo que
acabo de ver entre ustedes, supongo que ya te rendiste a los encantos de mi
novia ¿verdad?
Callie y Bárbara
sonrieron, esta última dijo:
-Pues sí hija, y te
lo voy a decir delante de ella, me gusta Callie y me alegro que ambas se hayan
encontrado.
Callie se sonrojó al
escuchar las palabras de Bárbara y se emocionó cuando vio el orgullo reflejado
en la mirada de Arizona.
Arizona tomo con sus
manos las manos de ambas, miró a Callie por un momento y luego a su madre:
-Gracias mamá, yo
también me alegro mucho de haberla encontrado. En el momento en que dijo eso, miró de nuevo a
Callie, ambas se regalaron una hermosa sonrisa. Luego, Arizona con picardía en
su tono de voz le preguntó a su madre:
-Antes de irme,
tienes que decirme cual de mis travesuras le contaste a Callie.
Bárbara sonrió y le
contestó:
-Arizona, hija, tú
debes imaginarte cuales fueron, así que dime tú cuales crees que le conté.
Arizona sonriendo
dijo:
-No, no mamá no voy
a caer en esa trampa, a ver si suelto algo que aún no le contaste, no, no…
Callie sintiendo una
inmensa ternura al recordar las travesuras de Arizona en su niñez, que recién
le había contado Bárbara, apretó su mano y le dijo:
-Yo soy la que voy a
decirte cuales me contó
-A ver, dime, dijo
Arizona con una enorme sonrisa en su rostro
-Me contó una que me
sabía y dos que no me sabía.
Arizona dijo: -¡Oh!,
¡Oh!, ¿dos?, ¿Cuáles?
-La que me sabía fue
la de un par de mini momias corriendo por todos los pasillos de un hospital…
Arizona sonrió ante ese recuerdo. …-Y las que no me sabía fueron: la del
enjuague bucal convertido en enjuague etílico… Arizona se echó a reír. …-Y la
más cómica de todas: Una preciosa niña de cabellos dorados y ojos azulitos, que
se volvió loca frente a un volante e impidió que un pobre ser humano hiciera
sus necesidades fisiológicas en paz, haciéndolo rodar con todo y baño por el
césped.
Arizona y Bárbara
soltaron una sonora carcajada, al escuchar la manera en que Callie describió
una de las travesuras que más había avergonzado a Arizona en toda su vida.
Cuando Arizona pudo
dejar de reír, finalmente le dijo a su madre:
-Mamá yo sabía que
no me iba a salvar de que le contaras eso a Callie. Después, dirigiendo su
mirada a ella le dijo resignada: -Bueno mi amor, ya no tengo secretos para ti,
ese era el último.
Callie sonrió y le
preguntó a Arizona:
-¿Y por que no me lo
contaste mi pichirruchi? Es súper divertido.
Arizona sonriendo le
contestó:
-Sí, yo sé que suena
divertido, pero me da un poco de vergüenza, no resulta nada divertido acordarme
de la cara llena de terror que tenia ese señor cuando salió del baño portátil.
Callie soltó otra
carcajada y dijo: -Y supongo que no sólo salió “lleno de terror”, debe haber
salido lleno de otras cosas más ¿verdad? ¡¡¡ Puafff!, ¡Guácatela!
Ahora fue Arizona
quien soltó la carcajada.
Callie apretó la
mano de Arizona y le dijo con ternura mirándola a los ojos:
-Pero tal como lo
pronostiqué, ahora te amo más, mi dulce rubia traviesa
Arizona sonrió y
suspiro, mientras que Bárbara las miraba a ambas, absolutamente fascinada al
percibir el increíble vínculo que compartían su hija y Callie. Era algo casi
mágico.
Sin ánimos de querer
romper el hechizo pero sabiendo que tenía que regresar a la habitación de su
esposo, Bárbara dijo:
-Me encantó
compartir estos momentos con ustedes dos, tengo que regresar con Daniel, pero
antes de irme, quiero que sepan que me ha hecho muy feliz verlas así…
Dirigiendo su mirada hacia Callie, le dijo con ternura mientras se paraba de la
silla: …-Gracias Callie, por devolverle ese brillo de felicidad a los ojos de
mi hija, Gracias.
Por un segundo
Callie y Arizona cruzaron sus miradas, Arizona se estremeció cuando vio que a
los ojos de Callie se asomaron algunas lágrimas, claramente emocionada por las
palabras de su madre, entonces Callie se paró de su silla y abrazó a Bárbara,
mientras le dijo: -No tienes nada que agradecerme Bárbara, te aseguro que yo
soy la afortunada. Te prometo que siempre voy a cuidar bien de ella.
Bárbara, sin soltar
el abrazo miró a los ojos a Callie y le dijo: -De eso no tengo ninguna duda.
Arizona no resistió
el impulso y parándose de su silla las abrazó a ambas. Se sentía demasiado
emocionada para no hacerlo.
Luego de unos
segundos, las tres se separaron y Arizona le dio un beso en la mejilla a Bárbara,
antes de que ella se retirara de la cafetería de vuelta a la habitación de su
esposo.
Callie y Arizona se
miraron a los ojos y sin mediar palabras se abrazaron de nuevo, entonces
Arizona le susurró en el oído a Callie:
-Hoy lo único que
has hecho desde que entraste por la puerta de este hospital es llenar mi
corazón de orgullo, primero por lo que hiciste con aquella niña, fue algo
demasiado tierno y luego al verte abrazada a mi madre y escucharle decir todas
las cosas lindas que dijo de ti… Llevando su cabeza hacía atrás para mirarla a
los ojos, agregó: …-Hoy me demostraste una vez más que eres tan hermosa por
fuera como por dentro, eres increíble Calliope, increíble.
Callie sonrió
emocionada y le contestó:
-No sólo yo, tu
también eres increíble, somos un par de seres increíbles Arizona Robbins, y en
este momento lo único que quiero es salir de aquí y hacerte el amor y sentirme
de nuevo en el cielo contigo, en nuestro cielo.
La sola mención de
Callie de hacer el amor, envió una ráfaga de placer que aterrizó directamente
en su clítoris, claramente excitada, Arizona le dijo a Callie:
-Entonces vámonos de
aquí ya.
Ambas salieron del
hospital tomadas de la mano y a paso muy rápido, querían llegar a la casa lo
más pronto posible para materializar el inmenso amor que cada día crecía más y
más en sus corazones, ese amor que las hacía sentir vivas, con el que casi
podían sentir que podían tocar el cielo…
Esta
historia continuará…
Un
lindo capítulo para concluir la semana ¿verdad?
Cronograma
de publicación semana del 08 al 14/09/2012
10/09/2012 Lunes:
Epidemia – Capítulo 19
11/09/2012 Martes: “Little
Earthquakes” en español – Capítulo 19 – Segunda Parte
12/09/2012
Miércoles: Epidemia – Capítulo 20
13/09/2012 Jueves:
Epidemia – Capítulo 21
Y a continuación una dibujo de una de las lectoras de Epidemia:
Y a continuación una dibujo de una de las lectoras de Epidemia:
-¿Dónde te duele?, Es aquí, justo aquí, ¿verdad?