Dos almas gemelas que deberán aprender juntas a superar sus temores y encontrar el camino hacia sus verdaderos sueños. Acompañen a Callie Torres y a Arizona Robbins en este viaje, a través de los sentimientos. Una montaña rusa de emociones, donde la música será otra protagonista. Citando a Jessica Capshaw: “Hold on and enjoy the ride” (Agárrense fuerte y disfruten del paseo).

lunes, 19 de noviembre de 2012

Epidemia - Capítulo 33 - Tú


Epidemia – Capítulo 33 – Tú

La hermosa canción finalizó, pero ellas dos seguían allí, abrazadas, alternando besos profundos y tiernos con miradas que decían “te amo”, en ese idioma que sólo el alma conoce, el lugar donde nacen y habitan los sentimientos más profundos del ser humano. Y en ese instante, el alma de ambas albergaba tantos sentimientos, que aún se confundían en sus rostros las sonrisas y las lágrimas.

Callie quería desesperadamente decirle a Arizona lo que esa propuesta significaba para ella, pero la emoción que sentía era de tal magnitud que no encontraba las palabras para describirlo, ese era su sueño, siempre lo fue, lucho tanto para llegar a este momento, se equivocó tantas veces, perdió tantas veces, que le costaba creer que finalmente lo había logrado.

Aún a pesar de todo lo unidas que estaban, Callie no se atrevió a proponerle matrimonio a Arizona, lo había pensado, sí lo había hecho, pero no se atrevió, quizás, el miedo al rechazo, con el que había vivido casi toda su vida, se lo impidió de algún modo, o quizás era porque quería darle a Arizona la libertad de actuar al ritmo de sus propias emociones y sentimientos, pero Callie mantenía en el fondo de su alma la secreta esperanza de que algún día fuera Arizona quien lo hiciera, y ese día había llegado, después de haberlo visto roto tantas veces, finalmente ese sueño se estaba haciendo realidad.

Pensando en todo esto, a Callie se le inundaron los ojos de lágrimas. Arizona, abrazada a ella, percibió de alguna forma las intensas emociones que se arremolinaban en el corazón de la mujer que amaba, de su futura esposa, y por ello le preguntó con una enorme dulzura mirándola a los ojos:

-Mi amor, dime ¿Qué sientes?. Parece como si quisieras decirme algo y no encuentras las palabras. Anda, dime.

Sacando una sonrisa en medio de sus lágrimas, Callie le contestó:

-Es cierto mi cielo, hay muchas cosas que quiero decirte, pero estoy tan emocionada y en este momento siento tantas cosas que no encuentro las palabras para expresarlo, lo que si quiero que sepas, es que no recuerdo un momento en mi vida más feliz que este, te amo Arizona, tú eres mi vida, eres mi todo, y es contigo y únicamente contigo con quiero compartir el resto de mi vida. Gracias mi amor, Gracias…

Arizona se estremeció, profundamente conmovida por las palabras de Callie, especialmente por esa última palabra: “Gracias”. Arizona conocía ya lo suficiente a Callie para saber que detrás de ese “Gracias” había muchas cosas más que ella quería decirle, aunque aún no había encontrado el modo de hacerlo. Arizona sabía que tendría que darle un tiempo para que pudiera ordenar sus pensamientos con base a sus emociones y lograra expresarlos con claridad.

Mientras tanto, Arizona sabía que había algo que ella sí podía hacer, se paró de puntillas sobre sus tacones, posó sus manos sobre las mejillas de Callie, para buscar su mirada y luego buscó sus labios para besarla, para expresarle a través de ese beso cuanto la amaba. Arizona se estremeció de nuevo, cuando percibió mientras se besaban abrazadas, que Callie estaba temblando. Arizona siempre supo que Callie se emocionaría con una propuesta de matrimonio, lo que nunca se imaginó es que sería a ese grado, percibirla así, temblando era algo inusual, eso le provocó una oleada de ternura sabiendo que el alma de la mujer que amaba estaba en ese preciso momento atravesando un torbellino de emociones que ni siquiera ella misma era capaz de describir.

Arizona se quedó allí, abrazándola con todas sus fuerzas, por un largo rato, y cuando percibió que Callie estaba más calmada, le susurró al oído, casi en el mismo instante en que la comida que habían pedido estaba siendo servida en la mesa:

-Y ahora mi amor, vamos a cenar, vamos a degustar esta comida que están sirviendo y que sé ve  espectacular, para luego continuar esta celebración en nuestra habitación... Arizona hizo una pequeña pausa y luego agregó en un tono sexy pero a la vez impregnado de ternura:…-quiero hacerte el amor.

Esas palabras estremecieron a Callie, porque no sólo excitaron su cuerpo, también excitaron, aun más, sus sentimientos, su alma.

Callie miró a los ojos a Arizona y le dijo sonriendo:

-Y ahora que me has dicho eso tendré que hacer un enorme esfuerzo para no atragantarme con esa cena que realmente se ve deliciosa

Arizona se echó a reír y le dijo a Callie:

-No mi amor, no te atragantes, vamos a disfrutar cada minuto de esta noche, la noche es joven y esto apenas comienza

Mientras se sentaban en sus sillas para comer, Callie sonriendo una vez más, le dijo a Arizona:

-Algo me dice que esta noche lo que menos haremos será dormir ¿me equivoco?

Con ese brillo en la mirada que Arizona ahora mostraba en todo su esplendor y con su súper mágica sonrisa Arizona dijo:

-¿Qué comes, que adivinas?

Callie miró su plato y contestó sonriendo:

-Merluza a la braza con xanfaina a la menta

-Tal parece que esa delicia estimula tus capacidades de adivinación

-Pero si ni siquiera lo he probado aún

-Pero huele delicioso, quizás sea por el aroma entonces, dijo Arizona sonriendo

-¿O sea que soy adivina por inhalación?

Arizona se echó a reír con la ocurrencia de Callie, pero justo cuando le iba a responder, observó al gerente del hotel aproximarse a la mesa sonriendo, con una botella y dos copas en la mano.

El gerente ya parado frente a la mesa, alternando su mirada entre Arizona, Callie y el hermoso anillo que ella portaba en su mano, dijo sonriendo:

-Muy buenas noches bellas damas, me huele que esta velada está resultando justo como se la imaginó Dra. Robbins ¿correcto?.

Arizona bromeando consigo misma pensó: “Otro adivinador por inhalación”, su propia ocurrencia le hizo gracia y sonriendo dijo:

-¡Oh sí!, exactamente

Haciendo una especie de reverencia, el gerente dijo alternando la mirada entre Arizona y Callie:

-Entonces ¡Felicidades!, es un honor que usted Dra. Robbins y usted Dra. Torres, hija de un buen amigo como lo es el Sr. Carlos Torres, hayan elegido este hotel para celebrar un acontecimiento como este, que siempre les traerá a ambas hermosos recuerdos, por ello, me permito ofrecerles por cuenta de la casa una botella del vino que identifica a estas tierras que ustedes no han hecho el honor de visitar, me refiero al cava catalán.

Tanto Callie como Arizona, le agradecieron al gerente del hotel ese bonito gesto, mientras él destapaba la botella y servía la bebida en las dos copas que trajo consigo. Después de ser servidas ambas copas, el hombre se retiró y Callie y Arizona levantaron sus copas para brindar, fue Arizona la primera que habló:

-Brindo por ti Calliope Torres, brindo por la única mujer que he amado y que amaré en toda mi vida, gracias a ti conocí el amor, y más importante aún, gracias a ti supe lo que es amar y cómo amar, me enseñaste que la verdadera libertad se disfruta más en compañía que en soledad, me enseñaste que el amor es entregarse, me enseñaste a soñar con un futuro hermoso que nunca imaginé para mí, me enseñaste que el amor no sólo es perdón, también es redención. Te juro que nada ni nadie nunca me han hecho tan inmensamente feliz como tú. Te amo Calliope Torres, te amo Mi Calliope.

Profundamente emocionada Callie dijo:

-Brindo por ti Arizona Robbins. Desde que era una niña siempre soñé con un momento como este y hubo etapas en mi vida en que llegué a pensar que algo así jamás sucedería, pero ahora aquí estoy frente a la mujer que amo y que amaré por siempre, brindando con nuestras copas en alto y con un hermoso anillo de compromiso en mi mano. Gracias a ti y al enorme amor que sé que sientes por mi hoy has hecho ese sueño realidad. Te amo Arizona Robbins, te amo mi pichirruchi

Con los ojos llenos de lágrimas de nuevo y al mismo tiempo regalándose mutuamente la más hermosa de sus sonrisas, Callie y Arizona chocaron sus copas y bebieron. Luego de degustar el exquisito plato principal, justo cuando estaban terminando la tarta de limón que compartieron de postre, Callie de frunció el seño y exclamo:

-¡Arizona!, acabo de recordarlo, yo soñé con este momento

Arizona sonrió y con una mirada interrogante le dijo a Callie:

-Sí mi amor, me acabas de decir que este siempre había sido tu sueño, desde niña

Callie entendió la confusión de Arizona y le dijo:

-Si mi pichirruchi, este fue mi sueño desde niña, pero lo que estoy tratando de decirte es que yo tuve un sueño donde tú me pedias que me casara contigo, justo en un sitio como este, bueno soñé que era en un restaurante, creo, no recuerdo los detalles, pero tú en ese sueño me pediste que me casara contigo y este anillo, este anillo Arizona, yo lo vi en ese sueño

Arizona abrió los ojos como platos, impresionada por lo que Callie le acababa de contar, y exclamó

-¡En serio! Callie ¿en serio soñaste con este momento? ,  ¿Y viste el anillo? ¡wow!, ¿y cuando soñaste eso?, ¿lo recuerdas?

-Sí lo recuerdo y eso es tan impresionante como el haber soñado con esto. ¿recuerdas el día que fuiste por primera vez a mi habitación con Sebastián?... Arizona asintió sonriendo, obviamente ese encuentro le traía muy buenos recuerdos, Callie continuó hablando: …-Ese mismo día en la noche lo soñé, fue esa noche

Arizona abrió la boca impactada, y la abrió aún más cuando ella recordó su propio sueño, entonces le dijo a Callie:

-¡Wow!, eso es impresionante y ahora yo también acabo de recordar un sueño que tuve, que también se hizo realidad

-¿En serio?, le preguntó Callie impresionada también, dime ¿Cuál fue tu sueño?

-Fue la noche que me quedé acompañándote en la habitación del hospital, cuando te operaron el brazo, esa noche soñé que yo iba contigo en un avión, soñé que íbamos felices, absolutamente felices, lo que el sueño nunca me reveló fue el destino de ese vuelo…

Esta vez fue Callie quien abrió los ojos como platos y exclamó:

-¡España!

-Si mi amor, y de hecho recordé ese sueño cuando íbamos en el avión, lo recordé justo antes de quedarme dormida en tus brazos

-Mi pichirruchi, eso es impresionante, ¿te das cuenta que tú y yo en momentos diferentes soñamos con dos eventos que ocurrirían apenas con tres días de diferencia, tomamos ese vuelo hace tres días y hoy estamos aquí.. ¡wow!. Mi amor, ¿sabes lo que eso significa?, ¿verdad?, ¿lo sabes?

Arizona estaba tan impresionada que no atinó con la respuesta, por ello le dijo a Callie:

-No sé, ¿a qué te refieres?, ¿qué significa?

Callie tomó la mano de Arizona, quien bajó la mirada cuando percibió con el rabillo del ojo el destello del brillante, el anillo de compromiso se veía precioso en las hermosas manos de Callie. No había dudas, ella tenía unas manos bellas y ese anillo resaltaba esa belleza:

-Arizona esos sueños significan que esto era nuestro destino, que tú y yo estábamos, estamos destinadas a estar juntas, esos no fueron simples sueños, fueron premoniciones. Tú y yo siempre estuvimos destinadas a estar juntas mi amor.

Arizona sonrió y profundamente emocionada e impactada con ese nuevo descubrimiento, le dijo a Callie:

-Sí mi amor, tienes razón, esto estaba destinado a ser…

Callie agregó:

-Cada una de nosotras vimos en sueños, nuestros sueños hacerse realidad, tu soñaste con un viaje a España conmigo, ese era uno de tus sueños y yo soñé con el momento en que me pedirías que me casara contigo, y ese siempre fue mi sueño, yo anhelaba este momento, con todas mis fuerzas.

A Arizona se le aguaron los ojos al escuchar esa última frase en los labios de Callie, posando su mano libre en la mano de ella, le dijo:

-¿En serio mi amor?, ¿anhelabas este momento con todas tus fuerzas?

Callie se sonrojó un poco y le confesó a Arizona:

-Si mi pichirruchi, en secreto siempre soñé con este momento, siempre soñé con este día, nunca me atreví a pedírtelo porque era como un choque de trenes, mejor dicho, un choque de miedos, tú le tenías miedo al compromiso y yo le tenía miedo al rechazo, así que nunca me atreví, yo viví con la secreta esperanza de que algún día fueras tú quien me propusiera matrimonio.

Profundamente enternecida y emocionada, Arizona que nunca había sospechado que Callie tuviera ese sueño en secreto, no quiso contenerse, ya habían terminado de comer y se moría de ganas por tener a Callie en sus brazos, quería besarla, acariciarla, abrazarla, hacerle el amor, y además quería hacerle el amor con una pequeña sorpresa que le tenía preparada. Siguiendo su impulso, Arizona se paró de la silla y tomando de la mano a Callie la invitó con un gesto a que se parara ella también. En el momento en que Callie se paró de su silla, Arizona cruzó sus brazos por el cuello de Callie y atrapó su boca para besarla con ímpetu, con esa mezcla de deseo, amor, pasión, ternura y cierto grado de locura que se arremolinaba en su alma. Callie respondió al beso con la misma vehemencia y soltó un gemido por la comisura de sus labios.

Jadeando separaron sus labios por un momento y Arizona, con la respiración entrecortada, profundamente excitada y emocionada, le dijo a Callie:

-Vamos mi amor, necesitamos continuar esta fiesta de compromiso en nuestra habitación, creo que no podré resistir ni un minuto más, vamos…

-Vamos,  le contestó Callie con una sonrisa de oreja a oreja, mientras se dirigieron, tomadas de la mano hacía la puerta de la terraza que conducía al interior del hotel. Cuando llegaron a la habitación, Arizona abrió la puerta poniendo especial atención a la mirada de Callie, quien quedó gratamente impactada con la boca abierta, al ver la habitación románticamente iluminada por tenues luces que imitaban velas y decorada con hermosos pétalos de rosa esparcidos por la cama. Al lado de ella había una botella de champagne rodeada de hielo y dos hermosas copas de Cristal.

Mientras Callie no salía de su asombro, Arizona complacida con la decoración que ella misma había ordenado pero que también veía por primera vez, sonrió emocionada cuando Callie se abalanzó en sus brazos y le dijo emocionada:

-Gracias mi amor, pensaste en todo, esto es hermoso, te juro mi cielo, te juro que este ha sido el día más feliz de toda mi vida, Gracias mi pichirruchi, creo que nunca me había sentido tan amada en toda mi vida como hoy.

Arizona, con su preciosa sonrisa dibujaba en sus labios le dijo a Callie:

-Eso es cierto, no hubo, hay o habrá alguien que te ame más de lo que yo te amo y cada día que pasa te amo más, así que sí mi cielo, nunca habías sido amada en toda tu vida como hoy, pero incluso este inmenso amor que siento por ti será menos de lo que te amaré mañana.

Los ojos de Callie se llenaron de lágrimas otra vez, era imposible no emocionarse con todas las manifestaciones de amor que Arizona le había dado en tan sólo unas cuantas horas, sintiéndose casi embriagada por todas esas emociones, Callie buscó los labios de Arizona para besarla, la besó con una profundidad y una devoción que prácticamente dejaron a Arizona sin aliento.

Mientras ese beso se prolongaba, mientras hacían esas pequeñas pausas que les permitían eternizar el contacto de sus labios, por una fracción de segundo Callie recordó cómo se sintió cuando pensó que todos sus sueños estaban rotos, cuando llegó aquel día sola a su apartamento con el alma quebrada en mil pedazos y no lo recordó con amargura, lo recordó con un sentido de logro y se dio cuenta que la inmensa felicidad que estaba sintiendo justo ahora era casi exactamente lo opuesto a aquella enorme tristeza. Finalmente había llegado a su vida alguien dispuesta a quedarse, finalmente era ella lo más importante en la vida de otra persona, dispuesta a amarla para siempre ¡para siempre!, ¡esto era un para siempre!

Después de todo, sí habría un hogar, si habría alguien que la esperaría en las noches para recibirla con un beso de bienvenida, alguien que la amaba y a quien ella amaba con toda su alma.

Cuando separaron sus labios, Callie apretó el abrazó dijo sollozando:

-Mi amor, no hay nada que me haga más feliz que saber que tú quieres compartir tu vida conmigo,. Gracias por amarme, Gracias por pedirme que me case contigo… Al pronunciar estas últimas palabras Callie rompió en llanto y se aferró a Arizona, abrazándola con todas sus fuerzas.

Arizona apretó el abrazo, sintiendo ganas de llorar ella también, porque en ese momento percibió de nuevo que Callie estaba temblando, dejando al descubierto  esa misma fragilidad que había mostrado en la cena. Callie era, siempre fue y siempre sería el hombre bueno en la tormenta para Arizona, su fuerza, su apoyo incondicional, ella muy pocas veces se quebraba así, no había duda: esa propuesta de matrimonio la había conmovido, de alguna forma había logrado estremecer su alma. Arizona no sabía exactamente las razones de esas muestras de fragilidad y ciertamente era evidente que Callie seguía luchando por descubrirlas, mientras tanto, lo único que Arizona quiso fue protegerla, porque sintió sin saber exactamente por qué que en ese momento era Callie la que necesitaba de su apoyo, de su abrazo protector y Arizona estaba más que encantada de ofrecerlo.

Esta vez los papeles se invirtieron, esta vez fue Callie la que se sintió protegida dentro del círculo cálido de los brazos de Arizona, quien la envolvió con todas sus fuerzas dentro de ellos, mientras que con una inmensa ternura, le dijo:

-Te amo mi Calliope, te amo

Aún con grandes lágrimas corriendo por sus mejillas, Callie buscó la mirada de Arizona y le dijo llorando, profundamente emocionada:

-Y yo a ti mi amor, te juro que nunca había amado a nadie ni amaré a nadie como te amo a ti, eso me hace inmensamente feliz, saber que quieres compartir tu vida conmigo, tanto como yo lo quiero, como lo he querido desde hace mucho tiempo, saber que finalmente soy para alguien lo más importante, saber que puedo dejar todos mis miedos atrás, saber que después de todo, alguien increíble y maravilloso a quien amo con locura llegó a mi vida para quedarse, es algo que… Gracias Arizona, gracias mi amor, no sabes todo lo que esto significa para mi, lo que este anillo significa para mi…

Y fue con esas palabras que Arizona finalmente entendió lo que Callie estaba sintiendo, el por qué de esa especie de fragilidad que había percibido, Arizona lo entendió y con un profundo sentimiento de ternura, ella buscó de nuevo los labios de Callie para besarla profunda y tiernamente, para demostrarle con ese beso que sí, que ella había llegado para quedarse, que Callie nunca más debería sentir miedo de que la abandonaran, que Callie era su mundo, y que siempre sería lo primero y lo más importante en su vida.

Cuando el beso finalizó, Arizona se dirigió a la mesa de noche y destapó el champagne, ambas sonrieron cuando el corcho salió disparado de la botella, luego de brindar, Arizona tomó la copa vacía que Callie sostenía en su mano y la depositó junto con la de ella en la mesa de noche de nuevo, luego se paró en frente de Callie quien la miraba con una mezcla de amor y deseo.

Sabiendo que Callie la observaba con atención, Arizona se quitó su propio vestido con movimientos sensuales, y sonrió cuando vio la mirada de Callie oscurecerse por el deseo, mientras que el ritmo de su respiración se aceleraba. Arizona comenzó a besar el cuello de Callie, mientras con sus manos comenzó a desnudarla al mismo tiempo que le dijo susurrándole al oído:

-Quiero hacerte el amor Callie, quiero demostrarte con mis caricias y mis besos cuanto te amo, quiero demostrarte que siempre estaré a tu lado, que mi amor por ti es para siempre, que siempre serás lo más importante en mi vida, quiero borrar con mis caricias y mis besos, los últimos vestigios de ese miedo al abandono, de ese miedo al rechazo que ha permanecido en tu corazón durante demasiado tiempo. Hoy te voy a amar para desterrar definitivamente esos miedos para siempre de tu alma, te amo, te amo…

Arizona percibió como el cuerpo de Callie se estremecía y vibraba con cada beso con cada palabra susurrada al oído y así era, Callie se sentía la mujer más amada y más deseada del mundo en ese momento, con su cuerpo temblando de deseo y su alma vibrando en su interior, Callie, con la respiración entrecortada,  le dijo a Arizona antes de atrapar sus labios para besarla:

-Te amo Arizona

Mientras se besaban, Arizona con su cuerpo condujo a Callie hacia la cama, acostándose arriba de ella. Cuando el beso finalizó ambas intercambiaron una sonrisa y una mirada que evidenciaba el deseo y el amor por partes iguales. Arizona usando sus labios tomó posesión del cuello de Callie de nuevo, quien gemía, se retorcía y se estremecía con cada caricia. Sin dejar de acariciarla, Arizona tomó el control remoto del equipo de sonido de la mesa de noche y accionó el botón para una pequeña sorpresa que le había preparado a Callie con antelación.

Cuando la canción comenzó a sonar, Arizona le dijo a Callie mirándola a los ojos:

-Mi amor, esa música es una pequeña sorpresa que te tenía preparada, quiero hacerte el amor, justo aquí y ahora mientras escuchamos esa canción que me recuerda a ti:



Hacer clip en el título para acceder a la canción


Tú, sin más por qué
Tú, que bésame
Tú, me tienes de furriel de un roto de tu piel
Tú, como la cal, que húmeda es mortal
Tú, blanqueas mi razón, calando hasta el colchón
Tú, tú, tú, tú
Tú, tú, tú, tú
Tú, tú,

Tú, montada en mí, Yo montura hostil
Tú, me abrazas con los pies, y yo lamo el arnés
Tú, y sin ti yo no
Tú, y sin ti ya no
Tú, me has hecho dimitir y hoy yo se dice así:
Tú, tú, tú, tú
Tú, tú, tú, tú
Tú, tú, tú…



Mientras la música seguía sonando, Callie gemía y se retorcía de placer, Arizona le estaba haciendo el amor de una forma que la estaba enloqueciendo, alternando caricias y besos en todo su cuerpo, mientras acariciaba intermitentemente su clítoris o la embestía con movimientos rítmicos dentro de su vagina, no había una sola pulgada de su cuerpo que Arizona no hubiera besado o acariciado para volverla loca de placer, manteniéndola durante minutos que parecieron horas en una dulce y excitante agonía.

Sólo cuando Arizona lo decidió, posó su boca sobre el clítoris erecto y expectante de Callie, quien recibió las caricias con un grito de placer, mientras arqueaba su espalda por enésima vez y apretaba su cabeza contra la almohada gimiendo, jadeando, con la respiración entrecortada. En pocos segundos el cuerpo de Callie se tensó, sus piernas y sus caderas comenzaron a temblar sin control, cuando sintió un clímax demencial que se apoderó de todo sus cuerpo y la hizo estremecer. Callie nunca en toda su vida se había sentido tan amada y deseada por nadie, ni siquiera por la propia Arizona, quien continuó acariciando su clítoris, a pesar de los espasmos incontrolables que se sucedían cada vez que su lengua hacia contacto con el, y no pasó mucho tiempo cuando las excitantes caricias dieron su fruto con un segundo orgasmo que también la estremeció y la hizo gritar de placer.

Exhausta, jadeando, buscando aire para respirar Callie sonrió y le pidió a Arizona con una caricia en su cabello que se acercara, ella obedeció y subió lentamente por el cuerpo de Callie besando toda la piel que encontraba a su paso, hasta que finalmente sus miradas se cruzaron, y luego de decirse “te amo”, sin pronunciar una sola palabra, Callie sonriendo, sintiéndose la mujer más dichosa sobre la faz de la Tierra, buscó los labios de Arizona para besarlos, para decirle cuanto la amaba a través de un beso profundo y cálido.

Abrazadas, entre besos y sonrisas, Callie le preguntó a Arizona:

-¿De dónde sacaste esa canción?, tenía muchísimo tiempo que no la escuchaba pero me encanta y fue excitante que me hicieras el amor escuchándola, fue hermoso en realidad

Arizona sonriendo le contestó:

-¿Recuerdas cuando nos separamos en La Roca Village para comprar por nuestros vestidos?... Callie asintió, entonces Arizona continuó: …-cuando entré a la tienda, escuché en el fondo musical esa canción que siempre me había gustado, pero cuyo significado no entendía. Aprovechando que la dependiente del local hablaba tanto inglés como español, le pedí que me la tradujera mientras la escuchábamos por los altavoces.  La letra me encantó y la dependiente de la tienda fue tan amable, que cuando se lo pedí, ella me grabó la canción en mi iPod. Yo ya sabía que esta noche te pediría que te casaras conmigo y quería hacerte el amor, como tú me lo hiciste aquella vez en San Diego, me hiciste sentir tan amada ese día que yo quería hacer algo parecido.

Callie sonriendo, le dio un breve beso a Arizona en los labios, luego le dijo:

-Y lo lograste mi amor, te juro que nunca me había sentido tan amada y deseada en toda mi vida como ahora, te amo

-Y yo a ti mi cielo, con toda mi alma. Le dijo Arizona mientras buscó los labios de Callie para besarla brevemente, pero Callie, colocando la mano en su mejilla, la atrajo para profundizar el beso, el cual se convirtió en cuestión de segundos en un beso apasionado y excitante que hizo gemir a Arizona.

La excitación de Arizona fue aumentando a un ritmo vertiginoso cuando sintió en todo su cuerpo las caricias y los besos apasionados de Callie, quien también llevó su cota de placer al límite varias veces, manteniéndola en un borde demencial que la hizo suplicar. Gimiendo de placer, Arizona, entre jadeos, logro decir:

-Por favor, Callie, me estas volviendo loca, por favor

Callie sonriendo con malicia, hizo caso omiso de las suplicas de Arizona, llevándola al límite del placer, una y otra y otra vez, hasta que movida por el fuego de la pasión que la quemaba, consiguió que Arizona gritara su nombre al hacer estallar en ella un clímax arrollador que le hizo estremecer cada fibra de su cuerpo.

Cuando finalmente sus miradas se encontraron de nuevo, Arizona buscó casi con desesperación los labios de Callie. Arizona nunca había conocido a nadie que hubiera logrado volverla loca de placer y de amor como Callie lo hacía, era como si hiciera el amor con dos Callies, una era apasionada y brutalmente sexy, la que lograba estremecer todo su cuerpo llenándola del más exquisito placer y la otra llena de ternura, de amor, de calidez, esa era la Callie que la estaba besando ahora, la que lograba estremecer su alma.

Cuando ese dulce y profundo beso finalizó, Arizona se sentía casi hipnotizada por la expresión llena de amor y de devoción que emanaba de la mirada brillante de Callie, esos hermosos ojos marrones la veían tan profundamente que lograron que Arizona se estremeciera de nuevo, pero esta vez no era algo físico, sino algo espiritual. Callie podía ver su alma tanto como Arizona podía ver el alma de Callie, era en esos segundos, casi mágicos, cuando se sentían más conectadas que nunca, cuando la pasión le daba paso al amor más hermoso y profundo que ambas habían experimentado en toda su vida. Esa era la esencia del vínculo que compartían, más allá del placer físico, ese amor era lo que siempre la mantendría unidas en un lazo indestructible, inquebrantable. Cuando Callie la miraba de esa manera, Arizona no tenía ninguna duda de que ellas ciertamente siempre habían estado destinadas a estar juntas, tal como Callie le había dicho en la cena. Nada ni nadie podría romper eso jamás.

Profundamente conmovida con todos esos sentimientos, Arizona buscó de nuevo los labios de Callie, esos labios a los que nunca se cansaría de besar, a los que casi era adicta, esos labios que eran capaces de transmitir la pasión más desenfrenada y al momento siguiente el amor más hermoso que Arizona había conocido.

Cuando el beso finalizó, Arizona profundamente emocionada le dijo a Callie mientras ella la envolvía en un cálido y tierno abrazo:

-Encontré el amor de mi vida

Esa simple declaración hizo que el alma de Callie se estremeciera, ella se sentía enormemente feliz y afortunada de ocupar un lugar tan especial y privilegiado en la vida y en el corazón de la mujer que amaba con toda su alma, de la mujer que comenzó a amar desde aquel primer beso inesperado y de quien se enamoró por segunda vez desde que la vio entrar con Sebastián en su habitación aquél día. Inundada por sus emociones, Callie le dijo:

-Y yo encontré el amor de mi vida…dos veces, me enamoré dos veces de la misma persona. Estoy enamorada de ti Arizona Robbins y nos vamos a casar, todavía no me lo creo, ¡nos vamos a casar!

Arizona sonrió y dijo:

-Si mi amor, nos vamos a casar y más vale que te lo creas, tienes un anillo en tu mano que lo demuestra

Callie miró el anillo en su mano y el rostro se le iluminó con una sonrisa radiante de felicidad, fue entonces cuando le dijo a Arizona en un tono sexy:

-Y eso tenemos que celebrarlo

Arizona captó enseguida el tono sensual de Callie y le preguntó sonriendo con picardía:

-¿Tienes alguna sugerencia para celebrar?

Antes de besarla de nuevo, Callie le dijo con sus labios a milímetros de los de Arizona:

-Hacer el amor esta noche una y otra y otra vez

Justo antes de atrapar los labios de Callie en un beso apasionado, Arizona sonriendo dijo:

-Sugerencia aceptada…

Después de un largo maratón donde hubo momentos exquisitos de placer, pasión y sensualidad combinados con miradas, sonrisas y besos llenos de amor, casi estaba amaneciendo cuando Arizona se giró para colocarse de espaldas a Callie, quien la abrazó acunándola en sus caderas. En pocos minutos el ritmo de la respiración de Arizona se hizo más regular y pausado, clara indicación de que se había quedado dormida, mientras tanto Callie justo antes de quedarse dormida también, pensó mientras acariciaba con ternura la mano de Arizona:

“Hoy un sueño se esta haciendo realidad, y al mismo tiempo otro se aleja para siempre. Al aceptar esa increíble propuesta de matrimonio, también estoy renunciando a otro de mis grandes sueños: tener hijos. Mi amor por ti Arizona es tan grande que lo que más deseo en el mundo es compartir el resto de mi vida contigo, aunque ello implique renunciar a ese otro sueño. Yo sé que tú en el fondo no quieres tener hijos y por ello, secretamente, yo he tomado esta decisión, tener hijos es sólo mi sueño, no el tuyo y prefiero mil veces una vida sin hijos contigo, a una vida con hijos sin ti. Te amo Arizona, te amo”.

La idea de una vida sin Arizona era algo totalmente inconcebible para Callie, Arizona era el amor de su vida, no existía ni existiría sobre la faz de la Tierra alguien a quien hubiera amado y amaría tanto como a ella. Ahora Callie estaba allí, con ese hermoso anillo de compromiso en su mano, un anillo que sellaba definitivamente la promesa de un para siempre compartido. Y ese era un sueño al que Callie no estaba dispuesta a renunciar, sin embargo, se sorprendió cuando secó con sus manos dos pequeñas lágrimas que brotaron de sus ojos, esas dos lágrimas representaban el adiós a un niño o una niña diciéndole mamá, el adiós a los hijos que nunca tendría...

Esta historia continuará…