Dos almas gemelas que deberán aprender juntas a superar sus temores y encontrar el camino hacia sus verdaderos sueños. Acompañen a Callie Torres y a Arizona Robbins en este viaje, a través de los sentimientos. Una montaña rusa de emociones, donde la música será otra protagonista. Citando a Jessica Capshaw: “Hold on and enjoy the ride” (Agárrense fuerte y disfruten del paseo).

lunes, 3 de septiembre de 2012

Epidemia - Capítulo 16


Epidemia – Capítulo 16 – Primera Parte - Unbroken  (Intacto)


Una semana después que a Callie le retiraran el yeso, luego  de casi seis semanas de convivir bajo el mismo techo con Arizona, Callie comenzó a realizar la terapia para ayudar a fortalecer su brazo de nuevo, que básicamente consistía en apretar con regularidad una pelotita de goma y levantar unas pesas livianas.

No obstante, lo más trascendental que había ocurrido durante esas seis semanas, era que tanto Callie como Arizona podían afirmar ahora, con absoluta certeza que su relación había alcanzado un nuevo nivel, no sólo se habían divertido, compartiendo el almuerzo, la cena, viendo películas, bailando, cantando en el karaoke, o jugando algunos videojuegos en wii, habían compartido mucho más que momentos de diversión, se habían compenetrado, habían tenido largas conversaciones donde Arizona le contó a Callie toda su historia juntas y todo lo que conocía de su historia personal, y también donde Arizona, finalmente había compartido la historia de su vida, su infancia, sus romances (todos fallidos, por cierto), sus andanzas en la universidad, sus miedos, sus pesadillas y sus sueños.

Ambas habían hecho su mejor esfuerzo para mantener la relación lo más platónica posible, cosa que algunas veces fue una tarea casi titánica, pero Arizona estaba convencida que Callie había tenido razón en no querer involucrar todavía la relación física en esa etapa de sus vidas. La verdad es que habían compartido tantas historias,  confidencias y tantas cosas de sí mismas que Arizona, ahora no sólo veía a Callie como la mujer que amaba sino como su mejor amiga, ella nunca se había sentido tan cerca de otro ser humano como con Callie en esas semanas, con excepción, por supuesto de su hermano Timothy.

Arizona muy pocas veces, hasta ahora había hablado de él con nadie, pero lo que vivió con su hermano fue uno de los temas de conversación que se repitieron con frecuencia, por insistencia de Callie, era como si ella quisiera descubrir algo de esas historias, relacionadas con su hermano. Una de esas conversaciones fue muy reveladora, por lo menos para Arizona.

Una de las cosas que Callie quería tener muy claro, antes de recuperar la memoria era saber que había motivado a Arizona a haberse ido de la forma en que se fue. Callie nunca preguntó eso como un reproche, pero quería tenerlo muy claro, ella intuía que si recuperaba la memoria necesitaría tener ese conocimiento para que sus dudas, no aparecieran de nuevo.

Por las múltiples conversaciones que habían tenido, Callie había llegado a convencerse que la razón de la partida de Arizona a África, no se originaba tanto en su infancia nómada que la obligó a mudarse cada 18 ó 20 meses y que la habían enseñado a no comprometerse, como Arizona creía. Callie intuyó que las acciones evasivas de Arizona en todas sus relaciones tenían que ver con su hermano y cuando Arizona le contó el impase que habían tenido, meses atrás, por la discrepancia en tener hijos o no, Callie se convenció aún más de eso.

Después que Arizona le había contado a Callie durante ese mes, todas las aventuras, travesuras y experiencias que había compartido con Tim en su infancia; que afirmó sin lugar a dudas que su hermano gemelo había sido su único amigo y la única constante en toda su vida y le contó lo mucho que sufrió por su muerte, cosa que no había compartido antes con nadie más, Callie finalmente lo entendió.

Ese día, abrazadas en el sofá y comiendo cotufas, Callie le dijo a Arizona:

-Arizona, hay algo que nos ha unido y al mismo tiempo nos ha separado, es algo que tu y yo tenemos en común. Cuando hemos logrado superarlo o hemos creído superarlo, nos ha unido, pero cuando eso nos supera a nosotras o a alguna de nosotras, entonces no has separado.

Arizona, con extrema curiosidad, le preguntó a Callie: -¿Qué es ese algo?

Callie le respondió: -El miedo al abandono

Arizona se incorporó y exclamó: -¿Qué?, ¿a qué te refieres?.

-Te lo explicó. Mi caso primero para que comiences a entenderlo: George O´Malley me abandonó, Érica Hahn me abandonó, mi padre y toda mi familia me rechazaron cuando supieron que yo era gay o bisexual, y finalmente tú me abandonaste en ese aeropuerto. Es obvio que cuando regresaste yo no te creyera ni el padre nuestro, no acepté tus disculpas por miedo al abandono, porque yo no creía que tú me amabas, en el fondo yo nunca lo había creído, que merecía ser amada, hasta ahora…

…-Mi miedo al abandono parte de ese pensamiento, de esa idea de no creer que merecía ser amada. Pero ahora, mirando mi vida en retrospectiva sin la herida que producen los malos recuerdos, he entendido que merezco ser amada como cualquier otro ser humano, ahora no siento miedo y creo en tu amor por mí, antes nunca me lo creí, en el fondo nunca me lo creí de nadie…

…-Es muy posible que yo misma propiciara ser abandonada, primero casándome con un hombre que sabía que no me quería, segundo metiéndome en una relación absolutamente destinada al fracaso con Érica Hahn y luego involucrándome sentimentalmente con una persona que le tenía pánico al compromiso, pánico a tener hijos, pánico a amar y entregar su corazón y su alma a alguien más...

…-Tú te convenciste que tarde o temprano cualquier persona a la que te entregaras te iba a causar el mismo daño, el inmenso daño que te había causado el único ser a quien te habías entregado en toda su vida: tú hermano gemelo.

…-Mientras tu hermano vivía, la relación y el vínculo que tenías con él era tan fuerte que cualquier otra relación en tu vida no le llegaba a esa ni por los talones, y luego cuando tu hermano murió,  te sentiste abandonada y sola, la devastación fue tal que no quisiste involucrarte de esa manera con nadie más, así que cuando la cosas se ponían difíciles, cuando la pareja que tuvieras en ese momento pretendía ir a un nivel más alto, como tener hijos o verte obligada a escoger entre tú y tu carrera o cualquier cosa que consideraras importante, tu huías, en el fondo pensabas, ¿por qué debo sacrificarme? Si tarde o temprano me van a abandonar como lo hizo mi hermano…

…Te convenciste a ti misma que ese era el modo seguro de vivir, sin involucrarte demasiado, sin entregar todo de ti, esa era la única forma en que podías lidiar con tú miedo al abandono…

…-Lo más curioso de todo esto, es que la vida tiene una forma demasiado irónica de enfrentarnos a nuestros mayores miedos: mírate ahora, estas aquí conmigo, rendida ante el amor que sientes por mí, enamorada de mí, entregándome cada día un pedacito de tu alma, cuando para ti, la amenaza de un abandono está a la vuelta de la esquina, acechando. Es más, me atrevería a asegurar que mientras más te entregas, más miedo tienes ¿me equivoco?

Arizona se quedó helada, petrificada al escuchar las sabias y acertadas palabra de Callie, “miedo a ser abandonada como su hermano la había abandonado”, ¡wow!, eso nunca lo había pensado, pero encajaba perfectamente. “Cuando las cosas se ponen difíciles tu huyes”, le había dicho Mark, aquella vez, y sí, ella siempre huyó de todas sus relaciones, huyó cuando Callie quiso tener hijos, huyó cuando Callie de forma inconsciente la puso a escoger con su mal humor entre ella y su carrera, y lo hubiera logrado de nuevo al marcharse a África, pero supo que se había enamorado, y regresó.

Por primera vez en la vida se había enamorado de alguien y ahora, allí estaba, entregando todo lo que tenía en una relación que podía acabar en un instante. Enamorada de la única persona que realmente podía hacer realidad su mayor temor: ser abandonada. La ironía de la situación era total. Es como si el universo fuera manejado por titiriteros gigantes que mueven los hilos a su antojo por pura diversión.

Justo cuando Arizona iba a contestarle a Callie, su teléfono repicó, ella no reconoció el número telefónico de la llamada entrante, lo que sí reconoció fue el código de área de la llamada, provenía de San Diego, California, la ciudad donde vivían sus padres. Tal parece que los titiriteros estaban comenzando a mover los hilos de nuevo…

Arizona contestó el teléfono, algo intrigada: -Hola, ¿Quién habla?

Al otro lado de la línea, una mujer sollozando contestó. Arizona enseguida reconoció la voz, era su madre:

-Arizona, hija, soy yo, tu madre, por favor, no vayas a alarmarte, pero tu padre y yo tuvimos un accidente de auto, un hombre ebrio nos chocó, yo estoy bien, sólo tengo unos cuantos golpes y la muñeca fracturada, pero tu padre sufrió más.

Arizona alarmada con la noticia se paró del sofá, mientras Callie tomaba su mano, intuyendo que se trataba de algo malo. Arizona sollozando, le preguntó a su madre:

-Mamá ¿qué te han dicho los médicos?, ¿qué daños sufrió?

-En estos momentos lo están estabilizando en urgencias para llevarlo luego al quirófano, eso fue lo me dijo uno de los doctores. Arizona, tú eres médico, tú sabes de estas cosas mucho más que yo, entiendes los términos médicos, por favor, Arizona, te necesito conmigo ahora, yo sé que tú debes tener muchas ocupaciones allá en Seattle con tus propios pacientes, pero por favor, no quiero estar sola aquí. Te necesito conmigo, hija, por favor. Terminó diciendo la madre de Arizona llorando.

-Por su puesto, mamá. Voy saliendo inmediatamente para allá, voy saliendo al aeropuerto ahora mismo, quédate tranquila mamá, mi papá es un hombre fuerte, el va a salir de esta.

-Eso espero hija, gracias, te espero ¿Ok?

-Si mamá, nos vemos en unas horas.

Arizona colgó el teléfono y comenzó a llorar, Callie no le preguntó nada en ese momento, sólo se limitó a abrazarla, algo malo había pasado con su padre y Callie sintió la necesidad de apoyarla, incluso antes de tratar de averiguar qué había ocurrido. Arizona se aferró a Callie y sin soltarla, le dijo: -Mis padres tuvieron un accidente de tránsito, mi madre está bien pero a mi padre lo están estabilizando en este momento… Arizona no pudo seguir hablando, las lágrimas no la dejaban hablar.

Unos segundos después Arizona se separó de Callie, diciéndole:

-Mi mamá me necesita allá, Callie tengo que irme ahora mismo al aeropuerto, ella me necesita.

-Por su puesto…, dijo Callie, …-Vamos

Arizona se sorprendió cuando escuchó a Callie. En todos estos años, Arizona se había acostumbrado a enfrentar sus problemas ella sola, sin la compañía de nadie, le agradaba la idea de estar acompañada, especialmente por Callie, pero no quería arrastrarla a ella a eso, así que le dijo:

-Callie, tú no tienes que acompañarme, yo puedo ir sola

Callie no se sintió rechazada, ya conocía lo suficiente a Arizona para saber que ese supuesto rechazo era sólo un reflejo condicionado, producto de la autosuficiencia impuesta por la propia soledad a la que Arizona se había sometido de manera casi inconsciente.

Callie sabía exactamente cómo contestarle sin rodeos, de modo que Arizona entendiera:

-Arizona ya tú no estás sola, no tienes porque atravesar momentos difíciles como estos tú sola, yo estoy contigo, como tu pareja, como tu mejor amiga o como tú lo prefieras, pero no vas a ir sola, yo voy contigo y no me discutas.

Arizona abrazó a Callie con todas sus fuerzas, entendiendo perfectamente el significado y alcance de sus palabras, era verdad, ella no tenía que pasar por esto sola, no quería pasar por esto sola, necesitaba la fuerza tranquila de Callie a su lado, así que sin soltar el abrazo, pero echando su cabeza hacia atrás para mirarla a los ojos, sólo se limitó a decirle: -Gracias

Callie sonrió y le dijo: -Vamos a prepararnos, tenemos que salir al aeropuerto de inmediato

Arizona le dijo: -Sí, tienes razón.

Ambas se fueron a sus respectivos dormitorios a preparar su equipaje. A los pocos minutos, salieron en un taxi rumbo al aeropuerto. A pesar de que era un pésimo momento para pensar en ello y un momento aún peor para sentir temor, un pensamiento de pronto asaltó la mente de Arizona y sintió mucho miedo. Callie había recordado a George O´Malley en la cafetería del hospital donde había sido humillada, había recordado a Érica Hahn en el estacionamiento donde ella la dejó y ahora iban rumbo al aeropuerto… una ola de pánico atravesó a Arizona ¿Qué ocurriría si Callie recordaba en ese aeropuerto lo que había pasado entre ellas?.

Sin darse cuenta, Arizona comenzó a temblar y Callie que la tenía tomada de la mano, lo notó. Pensando que ella estaba temblando por el problema de su padre, Callie se acercó más y la abrazó, entonces Arizona tembló aún más y comenzó a llorar mientras se aferró con todas sus fuerzas a Callie. Arizona, cerró los ojos y le rogó al universo “Por favor, no, no permitas que Callie recuerde todo eso ahora, justo ahora, la necesito conmigo, es cierto, siempre enfrenté estas cosas sola, pero ahora no quiero estar sola, la necesito conmigo, por favor, que no lo recuerde, que no lo recuerde”.

Y tal parece que, por esta vez, el universo se apiadó de Arizona, porque Callie no recordó nada de lo que había pasado en aquel aeropuerto. Juntas esperaron en la sala de embarque a que el vuelo saliera, juntas se sentaron en el avión y juntas llegaron al aeropuerto de destino. Y nunca, nunca Arizona se había sentido tan apoyada y acompañada en sus malos momentos como ahora, ella siempre había pensado que buscar apoyo en otras personas era un síntoma de debilidad, nunca se hubiera imaginado la fuerza que puede ser capaz de transmitirle un ser humano a otro en momentos como esos. Sentir el apoyo de Callie a su lado, no la hizo sentirse débil, todo lo contrario, ella sintió una fuerza que nunca antes había experimentado y como ahora no se guardaba nada para sí misma, se lo comentó, mientras el avión ya en tierra hacía las maniobras para ubicarse en el cordón de desembarque.

-Callie, gracias por estar aquí conmigo, gracias por apoyarme y acompañarme. Siempre pensé que apoyarse en alguien más era un signo de debilidad, nunca pensé que ese apoyo podría dar tanta fuerza, yo no sabía lo que era eso, pero gracias por mostrármelo.

Callie le dio un beso en la frente y le dijo sonriendo: -Es que tú no conocías el dicho

-¿Qué dicho?, le preguntó Arizona sonriendo levemente

-Que los verdaderos amigos saben de matemáticas: hacen que las alegrías se multipliquen y que las penas se dividan.

Arizona enterró su rostro en el cuello de Callie sonriendo, mientras le decía: -No, no lo sabía.

Callie apretó ligeramente a Arizona en un tierno abrazo y le dijo: -Pues ahora ya lo sabes

Arizona suspiró, sintiendo como se le alborotaba otra vez en el alma, el inmenso amor que sentía por Callie. Ella también suspiró y aunque no lo dijo, igualmente lo sintió en su propia alma: el inmenso amor que sentía por Arizona.

Antes de salir del aeropuerto, Callie pensó que era mejor alquilar un vehículo, si el padre de Arizona se salvaba, que era lo que ella esperaba, posiblemente iban a estar yendo y viniendo del hospital a la casa de Arizona varias veces al día y disponer de un carro alquilado le pareció buena idea.

Callie le preguntó a Arizona si eso le parecía bien y cuando ella le respondió que sí, Callie se dirigió al mostrador de una agencia de alquiler de autos. Cuando Callie ya tenía las llaves en la mano, le dijo a Arizona:

-Tal parece que hay una convención en la ciudad y había pocos automóviles disponibles, conseguí alquilar uno, pero es un convertible ¿no te importa?, ¿verdad?

-No Callie, está bien así, Gracias. Fue buena idea alquilar un coche. Gracias.

Cuando llegaron al hospital Arizona se encontró con su madre y se abrazaron, luego Callie con un gesto tranquilizador le dijo a la madre de Arizona: -Tenga fe, todo se va a solucionar.

Ella agradeció las palabras de Callie con una sonrisa.

Callie y Arizona fueron a hablar con los médicos, para saber el verdadero estado de su padre. Las enfermeras le informaron a Arizona que lo estaban operando en ese momento. Ambas se pararon justo a la entrada de las puertas dobles que conducían a los quirófanos del hospital, para poder preguntar por el estado del Coronel Robbins al primer médico que atravesara esas puertas.

Diez minutos después un medico salió, Arizona se presentó y le preguntó por el estado de su padre. El Dr. Monroe, médico general, tranquilizó a Arizona:

-Su padre acaba de ser operado, sufrió algunas hemorragias internas producto del accidente, pero estas ya fueron controladas, tiene tres costillas rotas y la muñeca izquierda fracturada, pero afortunadamente ya está fuera de peligro.

Arizona suspiró aliviada y se recostó en los brazos de Callie, luego ambas fueron a buscar a la Sra. Robbins para darle las buenas noticias. Las tres mujeres se abrazaron y entonces la madre de Arizona le dijo a ella:

-Hija, deben estar cansadas por ese largo viaje en avión, yo voy a quedarme esta noche con tu padre, aquí tienes las llaves de la casa, Tú y Callie pueden irse a dormir esta noche allá. Nos vemos mañana aquí temprano ¿te parece?

-Sí mama, me parece bien, pero antes déjame ver si puedo ver a mi padre.

-Ok, ve

Callie y Arizona se dirigieron a la estación de enfermeras para averiguar si el Coronel Robbins ya había salido de la sala de recuperación y si ya le habían asignado alguna habitación. La enfermera le contestó que sí, le habían asignado la habitación 301

Ambas se dirigieron hacia ella y entraron. El coronel Robbins estaba apenas despertando, aún así reconoció de inmediato a su hija y le dijo:

-Hola Arizona, ¿cómo estás?, hija dame el reporte de daños

Arizona sonrió, aun en ese estado su padre hablaba usando términos propios del mundo militar.

Ella tomó la mano de su padre y le dijo: -Papá, tuviste algunas hemorragias internas que ya fueron controladas, tienes tres costillas rotas y la muñeca izquierda fracturada, pero te operaron y ya estas fuera de peligro.

-Me alegro. El coronel Robbins hizo una pausa y se percató de la presencia de Callie, entonces dirigiéndose a ella le dijo: -Hola Callie, gracias por acompañar a mi hija, ella siempre se ha rehusado a aceptar compañía en casos como estos, pero me alegro que hayas estado con ella. Te lo agradezco.

Arizona miró a Callie y sonrió, ella le devolvió la sonrisa y le dijo al padre de Arizona: -Ella casi se me escapa sola, pero no la dejé

-Bien, me alegro. Al fin mi hija no está… El Coronel no terminó la frase, se había quedado dormido.

Arizona le dio un beso en la frente a su padre y ambas mujeres salieron de la habitación, ya en el pasillo, Callie abrazó a Arizona y luego le dijo, mirándola a los ojos: -Voy a terminar la frase que tu padre no terminó de pronunciar porque se quedó dormido: “Al fin mi hija no está sola”

Arizona sonrió y se aferró a Callie, colocando sus brazos alrededor de su cuello: -Si, ya no estoy sola, gracias a ti…Arizona no dijo nada más, pero agregó en sus pensamientos algo que nunca antes había admitido ni siquiera para sí misma: “… y no quiero estarlo nunca más, te necesito Calliope Torres, te amo y te necesito”.

Callie no escuchó los pensamientos de Arizona, pero de alguna forma los percibió, era claro que la conexión entre ellas cada día se hacía más poderosa, por ello, Callie no pronunció palabra alguna, pero abrazó a Arizona con todas sus fuerzas y sintió como ella, aceptando ese abrazo, prácticamente se fundió con su cuerpo.

Unos minutos después se despidieron de la madre de Arizona y se fueron en el convertible alquilado a casa de los padres de ella.

Una vez que llegaron, Arizona se dejó tumbar en el sofá de la sala. Callie se sentó a su lado y la abrazó en silencio. Unos minutos después Calle le dijo:

-Me alegro que tus padres estén bien

Arizona suspiró: -Yo también… estoy agotada, quiero darme un baño y acostarme

Callie le beso la frente y le dijo: -¿Quieres que té prepare un te mientras te bañas?

-Eso sería excelente. Gracias

Arizona subió al piso de arriba a bañarse, luego bajó a tomarse el té que Callie ya había preparado. Ambas se sentaron en el sofá de nuevo. Entonces Arizona, le dijo a Callie:

-Es curioso, voy a dormir en la que fue mi antigua habitación… Arizona hizo una pausa, luego agregó: -Arriba hay otra habitación donde puedes dormir ¿quieres tomar un baño antes?

Callie le respondió: Sí, vamos si quieres. Es necesario que descanses un poco, esto fue muy estresante para ti

Ambas se levantaron del sofá y subieron las escaleras. Arizona le mostró la habitación a Callie y antes de entrar a su propia habitación, Callie le dio un beso de buenas noches en la mejilla a Arizona.

Arizona le devolvió el beso y le dijo a Callie mientras ella entraba al baño: -Gracias

Callie le respondió con una sonrisa y una mirada dulce, sin pronunciar palabra alguna.

A pesar del baño y del té, Arizona no podía dormir, para ella, hoy más que nunca la necesidad que sentía por Callie se había puesto en evidencia, hoy más que nunca sentía el vacio de no tenerla a su lado, si había sido difícil todo ese mes haber vivido bajo el mismo techo sin tocarse, hoy esa necesidad desnuda era más que evidente. Hoy más que nunca extrañaba sentir su abrazo en su espalda, su respiración en su cuello antes de quedarse dormida, sus besos, sus caricias, su forma única y especial de hacerle el amor. Y sintiendo ese vacío, trato de resistir el deseo de llorar, pero por más que lo intentó, las lágrimas se asomaron en sus ojos y comenzó a llorar en silencio, esta noche extrañaba demasiado a su Callie, demasiado…


Hacer clip en el título para acceder a la canción

Estoy a tú lado, no puedo dormir
Y ni siquiera sabes de mí
Mi espalda se gira a un mundo aparte
Y tú ni siquiera lo sabes
Estas lágrimas caen
Y toda mi vida, y todo este tiempo
Mi amor por ti se ha sumado
Está intacto, intacto, intacto

Me he perdido en miles de gritos silenciosos
Estoy bajando la brutal montaña
Yo estoy aquí para intentarlo de nuevo
De pie en la luz desde las tinieblas
Y toda mi vida y todo mi tiempo
Y todo el dolor y todo el trabajo
De alguna manera me hizo más fuerte al final
Está intacto, intacto, intacto
Está intacto, intacto, intacto

Y toda mi vida y todo este tiempo
Y todas las oraciones y todas las reuniones
Y todos los golpes, de alguna manera nos hacen ser mejores al final
Está intacto, intacto, intacto
Está intacto, intacto, intacto
Está intacto, intacto, intacto
Está intacto, intacto, intacto


Epidemia – Capítulo 16 –Segunda Parte - 
You´ll be in my heart – Tú estarás en mi corazón


Callie tenía colocados los audífonos del iPod en sus oídos, cuando salió del baño, situado al lado de la habitación de Arizona, cuya puerta estaba entreabierta. En ese momento Callie estaba animada escuchando una canción, pero sin saber exactamente por qué, sintió el impulso de verificar si Arizona se encontraba bien, así que puso el iPod en pausa y pudo escuchar lo que parecía un leve sollozo. Callie, preocupada, apagó el iPod, se quitó los audífonos y se asomó en silencio al dormitorio, tratando de confirmar lo que había creído escuchar. Arizona estaba acostada de medio lado, de espaldas a la puerta, pero Callie se percató, por el estremecimiento de su cuerpo, que ella efectivamente estaba llorando... De pronto una necesidad acuciante se apoderó de Callie, quería tener a Arizona en sus brazos, quería…

Arizona sintió una profunda emoción y todo su cuerpo vibró cuando se dio cuenta que Callie se había acostado justo detrás de ella, arropándola con la calidez de su cuerpo. Arizona cerró los ojos, tomó aire y luego exhaló, aliviada, e inconscientemente se recostó hacia atrás para fundirse en el abrazo que Callie le ofrecía. Todo su cuerpo se estremeció de nuevo, cuando sintió que la mano de Callie le acarició tiernamente su cadera y luego la posó sobre su vientre para atraerla aún más hacia ella; era como si Callie hubiera leído sus pensamientos, como si hubiera intuido la inmensa necesidad que estaba sintiendo por ella.

Callie inspiró el delicioso aroma que desprendía el cabello todavía húmedo de Arizona, acercó sus labios a su oído y le susurró con una ternura enloquecedora:

-No llores Arizona, no llores mi pichirruchi, se que fueron demasiadas emociones juntas, pero ya todo pasó, no llores.

Arizona sin voltearse, tratando de prolongar ese momento, ese abrazo y todas las emociones que de el se derivaban, le susurró a Callie:

-No estoy llorando por eso, mi amor…hizo una pausa, dudando si debía decirlo, pero al final lo soltó: …-te extraño… te extraño demasiado. Arizona se paralizó, expectante ante la forma en que Callie reaccionaría a esas palabras.

Callie no respondió, la abrazó aún más fuerte y luego de unos segundos, retiró con ternura el cabello de Arizona y comenzó a besar y a acariciar con sus labios su cuello ahora desnudo. Arizona se estremeció y soltó un gemido, al sentir una contracción en su clítoris mientras su vagina se humedecía por el deseo apremiante. Momentos después Arizona se volteó, sintió la necesidad de ver a Callie a los ojos, tratando de leer en su mirada sus sentimientos hacia ella. Ella anhelaba saber si Callie la necesitaba tanto como ella.

Sus miradas se encontraron y entonces Arizona sintió una profunda y nueva emoción, cuando vio en los ojos de Callie el amor en su estado más puro. Callie, mantuvo esa mirada por unos instantes,  mientras acunaba la mejilla de Arizona en su mano, luego se enfocó en sus labios, acercando su boca lentamente y cuando casi estaban rozándose, Callie atrapó sus labios y su boca con su lengua en un beso profundo, cálido, delicado. En medio del beso, Callie hizo una pequeña pausa, buscó la mirada de Arizona y le susurró: -La espera terminó, luego atrapó los labios de Arizona otra vez,  para continuar el beso que se hizo más y más apasionado, mientras los ojos de ambas se llenaron de lágrimas, embriagadas con todos los sentimientos que se desbordaban dentro de sí mismas.

Ambas mujeres gimieron y ambas se excitaron, solo había sido un beso, aún no se habían comenzado a acariciar ni se habían desnudado, pero la necesidad de la una por la otra era ya incontenible, imposible de seguir resistiendo. Era como un dique que durante meses había soportado la fuerza furiosa de un rio que cada día crecía más y más. Y finalmente el dique cedió, y el enorme caudal de agua lo sobrepasó.

Callie se reincorporó y se desnudo en sólo dos o tres movimientos, sólo hizo una pausa larga para permitir que Arizona la observara, era más que obvio que la visión de su cuerpo desnudo era algo que ella quería disfrutar desde hacía mucho tiempo. Arizona la observó y mientras lo hacía, Callie notó como sus ojos se oscurecieron por el deseo, como su cuerpo entero se estremeció con la visión que tenía delante de sus ojos. Arizona jadeando le dijo: -¡Oh Dios!, eres tan hermosa Calliope…

Callie sonrió y le dijo: -Y yo te juro que eres lo más hermoso que han visto mis ojos alguna vez.

En contraposición a la rapidez con que Callie se quitó su propia ropa, ella hizo movimientos lentos y espaciados para desnudar a Arizona, ella quería disfrutar del espectáculo de su cuerpo desnudo como si retiraran una cortina lentamente delante de sus ojos. Despacio fue subiendo la franelilla de Arizona con su mano mientras acariciaba y besaba su torso y sus senos con sus labios hasta que finalmente Arizona gimiendo de placer y de deseo levantó sus brazos para permitir que Callie le retirara la franelilla. Los ojos de Callie también se oscurecieron por el deseo y mientras se mordió el labio inferior con sus dientes, sintiendo como la pasión se desbordaba dentro de su propio cuerpo, buscó los labios de Arizona para atrapar su boca en un nuevo beso ardiente y apasionado.

Arizona gimió y abrazó a Callie con todas sus fuerzas mientras se besaban, casi no podía creer que finalmente estaba sucediendo, después de largos meses de una espera que se había hecho insoportable, allí estaban desnudándose, besándose, acariciándose, gimiendo de placer, y lo más importante de todo: amándose. Arizona volvió a gemir,  arqueo su espalda y contrajo los dedos de sus pies, cuando sintió los labios y la lengua de Callie acariciando y besando su cuello, sus pezones hasta endurecerlos, y recorriendo su torso acercándose lentamente a su centro húmedo, ardiente, expectante y lleno de deseo, que había esperado por tanto tiempo ese anhelado contacto.

Callie retiró las bragas de Arizona y poco a poco subió por sus piernas acariciando con sus labios toda su piel. Arizona gemía y se retorcía de placer, mientras sentía como su vagina se inundaba más y más por el deseo. Callie, también gemía, había anhelado por mucho tiempo este momento y sentir a Arizona temblar, gemir y contorsionarse ante cada caricia era verdaderamente excitante.

Con la maestría que siempre la había caracterizado, como si la amnesia no existiera, Callie comenzó a acariciar con su lengua toda la extensión de la vagina de Arizona, provocando nuevos gemidos, nuevas contracciones, nuevos arqueos de espalda en busca del contacto por tanto tiempo esperado. Y cuando Arizona sintió finalmente la lengua de Callie en su clítoris, soltó un grito de puro placer. Arizona mordió sus propios labios intentando alargar esos momentos de éxtasis lo más posible, pero Callie sabía exactamente que hacer, su amnesia no le impidió llevarla a donde ella quería y no pasó mucho tiempo cuando un clímax poderoso se comenzó a edificar con una fuerza incontenible.

Y así, mientras todo el cuerpo de Arizona temblaba si control, y se tensaba totalmente, sintió un clímax casi demencial que la hizo gritar de placer. Con la respiración entrecortada, jadeando, Arizona acarició el cabello negro de Callie y con un toque  le indicó que subiera hasta ella. Callie entendió la seña y de inmediato, con una sonrisa de oreja a oreja y con una mirada de amor absoluto, llegó hasta los labios de Arizona para atraparlos en un nuevo beso, que esta vez, más que pasión llevaba un inmensa carga de amor, y cuando el beso finalizó Arizona se estremeció de nuevo, en el momento en que Callie la miró a los ojos y después de largos meses de espera, escuchó lo que más deseaba oír:

-Te amo Arizona, te amo. Estoy enamorada de ti, me enamoré de ti… otra vez

Arizona volvió a atrapar los labios de Callie y la beso mientras que al mismo tiempo, sin poder evitarlo comenzó a llorar, sus lágrimas salían sin control de sus ojos, mientras el sollozo se escapaba de la comisura de sus labios en medio de ese beso.

Cuando el beso finalizó, Arizona aún llorando, le dijo a Callie mirándola a los ojos, casi con desesperación: -Te amo, Calliope, te amo con toda mi alma, te amo. Entonces la abrazó desesperadamente y la apretó con todas sus fuerzas, mientras todas las emociones se disputaban el control de su alma.

En medio de todas esas emociones desbordadas, Arizona le hizo el amor a Callie, la deseaba con tanta pasión que la besó, y la acarició con sus manos y con su experta lengua con absoluta vehemencia. Había esperado demasiado tiempo y la respuesta de Callie no se hizo esperar. En pocos minutos había gemido, había jadeado, había retorcido todo su cuerpo y había temblado hasta que el clímax más poderoso se apoderó de ella acompañado de un gemido gutural que fue música para los oídos de Arizona.

Luego Arizona buscó con desesperación los labios de Callie, quería comérsela a besos, Arizona atrapó la boca de Callie y la dejó casi sin aliento, en una secuencia de besos igualmente desesperados.

Unos minutos después Arizona aún sentía esa guerra de emociones luchando por el control de su alma y de sus sentidos, no sabía exactamente porque, pero sus deseos de llorar no la abandonaban; hasta que, finalmente, entendió lo que le ocurría. Ella estaba aterrorizada. Ahora que no había forma de estar más cerca de Callie, el miedo que había crecido junto con su amor por ella, alcanzó su propio y desesperado clímax. El terror de perderla, después de esto, se hizo casi insoportable.

Cuando lo entendió, su llanto se hizo más agudo, más poderoso.

Cuando Callie vio llorar a Arizona de esa manera, al principio pensó que era producto de sus emociones, pero cuando la miró a los ojos se dio cuenta que por encima de esas emociones, en su mirada lo que prevalecía era el miedo, casi el terror, entonces con una ternura increíble, acunó con sus manos las mejillas de Arizona y mirándola directamente a los ojos le preguntó:

-Mi amor, ¿qué tienes?, ¿por qué estas llorando así?

Casi con un susurro, Arizona le imploró:

-No me dejes nunca

-¿Qué?

-No me dejes nunca, prométemelo ahora mismo, tú tenías razón, después de mi hermano, yo pensé que no podía pasar por esto otra vez, que yo nunca pasaría por esto otra vez y ahora, aquí estoy.

El llanto de Arizona arreció aún más cuando termino de decir esas palabras.

Callie la abrazó e inmediatamente después, acunando su rostro en sus manos de nuevo y mirándola a los ojos, le dijo con absoluta ternura:

-Arizona, por favor, créeme, yo nunca voy a dejarte, yo estoy aquí y nunca voy a dejarte, te lo prometo. Yo sé que tienes miedo que todo esto se acabe si yo recuerdo lo que ocurrió, pero yo no voy a abandonarte por eso ni por nada, te amo demasiado como para perderte. Y sí, es posible que cuando recuerde me sienta algo confundida, pero te amo Arizona, te amo y si esperé hasta ahora para hacer el amor, era porque quería estar segura de eso, lo último que quería era hacerte daño o jugar con tus sentimientos, por eso esperé, necesitaba estar segura de que nuestro amor resistiría cualquier cosa y ahora lo estoy, ahora lo sé. Te amo, estoy aquí y pase lo que pase, aquí estaré. Créeme, créeme por favor, es la verdad, te estoy diciendo la verdad.

Arizona aún llorando, miró a los ojos a Callie, como si quisiera ver en el fondo de su alma la trascendencia y el alcance de todas las palabras que ella acababa de pronunciar, luego la abrazó y se aferró a ella con todas sus fuerzas. Arizona quería desesperadamente creer en esa promesa, aún sabiendo que Callie no estaba en condiciones de prometerle algo así, aunque ella se lo hubiera pedido, porque, en definitiva, Callie no podía saber lo que iba a sentir cuando recuperara la memoria.

Sin embargo, Callie la acunó en sus brazos con tal vehemencia que Arizona se tranquilizó, hasta que su llanto se convirtió en un leve sollozo.

Callie estaba totalmente segura de sus palabras, de sus promesas, así que con el ánimo de arrancarle a Arizona aunque fuera una sonrisa, de pronto recordó, que recién había escuchado una canción en el iPod que podría hablar por ella, así que lo tomó de la mesa de noche donde lo había dejado antes de acostarse al lado de Arizona, y con sólo un audífono en uno de sus oídos buscó la canción, y cuando la encontró le dijo a Arizona sonriendo:

-Si aún no estás convencida, entonces te lo voy a prometer de otra forma.

Callie le colocó a Arizona los dos audífonos en sus oídos y mientras ella comenzó a escuchar la canción, Callie empezó a hacerle el amor de nuevo, la besó en los labios y luego comenzó a besarla y a acariciarla por todas partes, y bajó nuevamente hacia su centro de placer. Callie le estaba haciendo el amor a Arizona, mientras ella escuchaba su promesa en los audífonos del iPod.

Arizona arqueo su espalda cuando comenzó a sentir las ondas de placer en su cuerpo provocadas por las excitantes caricias de Callie y empezó a llorar de nuevo, pero esta vez, para su propio asombro, eran lágrimas de felicidad. La mezcla de la música en sus oídos, de esa hermosa promesa hecha canción y de las caricias de Callie era increíble, se sentía increíble. Arizona, entre gemidos de placer, no pudo evitar sonreír, al pensar que la mujer que amaba con toda su alma, había descubierto una nueva forma de hacerle el amor…


Hacer clip en el título para acceder a la canción

Tú estarás en mi corazón

Deja de llorar, todo estará bien
Solo toma mi mano y agárrate fuerte
Te protegeré de todo a tu alrededor
Yo estaré aquí, no llores

Para ser alguien tan pequeño tú pareces alguien muy fuerte
Mis brazos te mantendrán segura y cálida
Estos lazos que nos unen no pueden romperse
Yo estaré aquí, no llores

Porque tú estarás en mi corazón
Sí, tú estarás en mi corazón
Desde este día, ahora y para siempre
Tú estarás en mi corazón
Sin importar lo que nadie diga
Tú estarás aquí en mi corazón… 

…Siempre

Nadie puede entender lo que sentimos
Nadie más puede entender, lo que no pueden explicar
Sé que somos diferentes pero, profundamente dentro de nosotros
No somos tan diferentes del todo

Y tú estarás en mi corazón
Sí, tú estarás en mi corazón
Desde este día, ahora y para siempre

No escuches a nadie, ellos no saben
Nos necesitamos mutuamente, tenernos y sostenernos
Ellos lo comprenderás luego, lo se
Cuando el destino llame, deberás ser fuerte
Puede ser que no esté contigo, pero tienes que esperar
Ellos lo comprenderás luego, lo se
Nosotras les enseñaremos juntas

Porque, tú estarás en mi corazón
Créeme, tú estarás en mi corazón
Yo estaré allí desde este día, ahora y para siempre

Tú estarás en mi corazón (tu estarás aquí en mi corazón)
Sin importar lo que nadie diga (Yo estaré contigo)
Tú estarás en mi corazón (Yo estaré allí siempre)

Siempre...

Yo estaré contigo
Yo estaré allí para ti siempre
Siempre y por siempre

Solo mira por encima de tus hombros
Solo mira por encima de tus hombros
Solo mira por encima de tus hombros

Yo estaré allí…

 …Siempre


Se sentía tan increíble que Arizona alcanzó un nuevo clímax antes de que la canción finalizara, así que Callie con una enorme sonrisa, subió hasta Arizona de nuevo y aún con la canción sonando buscó sus labios y la besó tiernamente una y otra vez, acariciando sus labios, buscando su boca con la lengua y de nuevo acariciando sus labios con los propios.

Cuando la canción terminó, Arizona se quitó lo audífonos y sonrió. Entonces le dijo a Callie, profundamente emocionada:

-Te amo Calliope

-Yo te amo, le dijo Callie abrazándola con todas sus fuerzas. Entonces Arizona le preguntó a Callie:

-¿Te quedarás conmigo esta noche?

Callie la miró a los ojos y sonriendo le respondió usando la última palabra de aquella canción:

-“Always” (Siempre)

Arizona volvió a sonreír, por encima de todos sus miedos, se sentía inmensamente feliz, porque una pequeñita voz dentro de ella le decía que Callie cumpliría su promesa, quizás no sería algo fácil, quizás aún quedaban lágrimas por derramar, pero al final, el inmenso amor que ambas compartían y el fuerte vínculo que se había formada a través de el, sería el que vencería sobre todo lo demás, entonces ellas dos podrían estar juntas como decía esa canción: …Siempre y por siempre.

Callie también se sentía muy feliz, inmensamente feliz, estar así con Arizona, sentirla tan cerca, no sólo física sino espiritualmente le daba un sentimiento de paz y seguridad que nunca antes creía haber experimentado. Ella estaba segura de su promesa, sin importar lo que ocurriera, si de algo estaba segura es que no perdería a Arizona, no de nuevo. Ellas dos se amaban y eso es lo único que importaba.

Antes de disponerse a dormir, Callie tomó el iPod y se colocó nuevamente un audífono en el oído, buscando otra canción, cuando Arizona la vio haciéndolo, sonriendo le preguntó:

-¿Qué haces Calliope?

Callie sonrió y asintió, luego de apagar el iPod, se quitó los audífonos y le dijo a Arizona:

-Yo soy más dormilona, así que lo más seguro es que tú despiertes mañana primero. Al despertar, escucha esta canción que dejé colocada en el iPod, está en español, pero no importa, escúchala y luego cuando yo despierte te la traduciré ¿está bien?

Arizona sonrió y asintió mientras bostezaba, era obvio que el agotamiento físico unido a todas las emociones que habían compartido ese día, se estaban haciendo sentir. De todas formas,  intrigada, le preguntó:

-¿De qué trata la canción?

-De un nuevo amanecer, de lo que tú y yo sentiremos mañana cuando despertemos juntas, abrazadas y amándonos más que nunca. Es una canción que yo te dedico y que estoy segura que tú me dedicarás cuando entiendas su significado… Callie también bostezó, entonces justo antes de darle un breve beso a Arizona en los labios, le dijo: -Creo que es hora de dormir, ¿verdad?.

Sí mi amor, ya es hora de dormir… juntas, le contestó Arizona con una sonrisa que le iluminó el rostro, luego atrapó los labios de Callie para darle un beso más profundo. Cuando el beso finalizó, Arizona le dijo: -Te amo, buenas noches mi cielo

Callie respondió: -Buenas noches mi pichirruchi, yo también te amo, con toda mi alma… y para siempre…

Arizona sonrió. Satisfecha y feliz, dio media vuelta. Callie se deslizó detrás de ella, envolvió el brazo alrededor de la cintura y extendiendo los dedos por la suave curva del vientre de Arizona, la atrajo hacia la cuna de sus caderas. Arizona se quedó dormida, sintiendo la respiración de Callie en su cuello y la exquisita calidez de su cuerpo, como tanto lo había deseado, por tanto tiempo…


Esta historia continuará…

La espera terminó…pero si algo quedó claro, es que hubo una razón para ello…

Una vez escuché, no recuerdo dónde, esta frase:

“Todo llega a su hora y en su tiempo… como debe ser…”

No digo más, ahora hablen ustedes si lo desean ¿Qué les pareció este capítulo?