Dos almas gemelas que deberán aprender juntas a superar sus temores y encontrar el camino hacia sus verdaderos sueños. Acompañen a Callie Torres y a Arizona Robbins en este viaje, a través de los sentimientos. Una montaña rusa de emociones, donde la música será otra protagonista. Citando a Jessica Capshaw: “Hold on and enjoy the ride” (Agárrense fuerte y disfruten del paseo).

jueves, 6 de septiembre de 2012

Epidemia - Capítulo 18 - I´m alive (Estoy viva)


Epidemia – Capítulo 18 – I´m alive – (Estoy viva)


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Tengo alas para volar...
Oh-oh... Estoy viva...
Sí.

Cuando me llamas
Cuando te oigo respirar
Tengo alas para volar
Y me siento viva
Cuando me miras
Puedo tocar el cielo
Y sé que estoy viva.

Cuando bendices el día
Empiezo a flotar
Todas mis preocupaciones se terminan
Estoy contenta de estar viva.

Pusiste a arder mi corazón
Lo llenaste con amor
Me hiciste una mujer
Arriba de las nubes.

No podría ir más arriba
Mi espíritu toma vuelo
Porque estoy viva.

Cuando me llamas (Cuando me llamas)
Cuando te oigo respirar (Cuando te oigo respirar)
Tengo alas para volar (Volar)
Me siento viva. (Estoy viva).

Cuando vienes por mí (Cuando vienes por mí)
Mi espíritu se levanta (Dios sabe eso).

Que seré la única que se quedara
En los buenos y en los malos tiempos.
Y solamente es el comienzo
No puedo esperar por el resto de mi vida.

Cuando me llamas (Cuando me llamas)
Cuando te oigo respirar (Cuando te oigo respirar)
Tengo alas para volar (Volar)
Me siento viva. (Estoy viva).

Cuando bendices el día (Cuando tú bendices, bendices el día)
Empiezo a flotar (Empiezo a flotar)
Todas mis preocupaciones se terminan
Y sé que estoy viva

Tengo alas para volar...
Dios sabe eso
Yo estoy viva


Cuando Arizona abrió los ojos, sintió el vacio al lado de su cama, sin embargo, inmediatamente sonrió cuando vio en la almohada de Callie una flor que obviamente había cortado del jardín y una pequeña nota que decía:

Buenos días mi pichirruchi, hoy fui yo quien despertó primero, estoy en la cocina, quédate donde estás, hoy vamos a desayunar en la cama. PD: Te amo, Callie

La pequeña nota hizo que la sonrisa se quedara grabada en su rostro, mientras pensó divertida: “¡YAY!, esto sí es vida”. Luego estiró su cuerpo levantando sus brazos, se paró de la cama y fue a darse un baño rápido, se vistió con una franelilla y un boyshort limpio y se volvió a meter en la cama para esperar su desayuno, y más importante aún, a quien lo estaba preparando.

A los pocos minutos, el rostro de Arizona se iluminó, cuando vio a Callie entrando a la habitación con una bandeja en las manos y una gran sonrisa en su rostro, mientras le decía:

-Buenos días mi pichirruchi ¿cómo amaneciste hoy?

-Buenos días mi amor, amanecí excelente, dormí como un angelito y me desperté esperando por ti y por ese desayuno.

Callie colocó la bandeja en medio de la cama y le dio un beso a Arizona, mientras le dijo:

-Preparado especialmente para ti, con todo lo que te gusta

Arizona, sonrió admirando la bandeja bellamente presentada y todo su contenido, mientras Callie bordeaba la cama para sentarse a su lado.

En la  bandeja había pan tostado, mantequilla, mini tortillas de huevos con queso derretido y jamón, adornadas con hojas de cilantro; un pequeño bowl con quesos de varios tipos, otro con trozos de melón cortado en forma de pelotitas; enrollados de pan de pita con jamón de pavo, tomate, lechuga, y una salsa especial que preparaba Callie con aceite de oliva, mostaza y un toque de pimienta negra; y de bebidas café y jugo de naranja. A Arizona se le hizo agua la boca y le dijo a Callie:

-Hummmm, esto se ve delicioso, Gracias mi amor por consentirme, me encanta que me consientas.

Callie se sentó en la cama, le dio otro beso breve a Arizona en los labios y le dijo sonriendo:

-Y a mí me encanta consentirte

-Gracias, te amo

-Y yo a ti… mucho.

Ambas comenzaron a comer, Arizona suspiraba con cada bocado delicioso, y sonreía cuando Callie tomaba un trozo de comida con el tenedor y se lo ofrecía en la boca a ella, mientras que Arizona hacía lo mismo con Callie. Este era sin duda alguna, un desayuno feliz.

Casi cuando ya estaban terminando de desayunar, Arizona dijo riendo:

-Ahora que lo pienso, creo que es la primera vez que tengo una novia que me trae el desayuno a la cama

-¿Qué? ¿Nunca tuviste una novia que cocinara?

-Cocinaban, sí, puede ser… algunas, pero que me trajeran el desayuno a la cama, no, tú eres la primera.

Callie sonrió y le dijo: -Y la última, porque si de algo estoy convencida es que desde aquí el único destino que puedo vislumbrar para ambas es el altar, quiero decir, que dejaremos de ser novias cuando tú y yo nos casemos, algún día.

Arizona casi se atragantó cuando escuchó a Callie decir lo que acababa de decir, porque se dio cuenta de inmediato que si alguna de sus novias del pasado, incluso la propia Callie hubiera mencionado algo como eso alguna vez, ella seguramente hubiera salido huyendo despavorida de la relación, mientras que ahora, la idea de casarse con Callie algún día la emocionó a tal punto que casi hizo que se le saliera del corazón por la boca de lo mucho que le agradaba la idea, de hecho le encantaba la idea: “Calliope Torres, mi esposa, ¡WOW!¡WOW!...¡YAY!...¿¡YAY!?...Sí, Sí, Sí…¡YAY!, ¡YAYYYY!”.

La otra cosa que la impresionó fue que Callie lo soltara así, de forma tan natural, sabiendo perfectamente que la otra Callie, jamás hubiera dicho algo así, con esa espontaneidad, ni siquiera antes de su rompimiento en el aeropuerto. Cuando logró tragar lo que tenía en la boca, Arizona le dijo con una sonrisa, hoyuelos incluidos:

-¿Estas hablando de matrimonio Calliope Torres?

Con la misma naturalidad con que había expresado lo anterior, Callie le respondió, después de tragar el último pedazo de su enrollado de pan de pita y un sorbo de jugo de naranja:

-No te lo estoy proponiendo, no todavía, pero, es obvio que no vamos a ser novias toda la vida, ser novias está bien por ahora, por un tiempo, pero ¡por Dios! Arizona, me has demostrado de mil formas diferentes que me amas, yo me he enamorado de ti, no una, sino dos veces, para mí está muy claro que tú eres la persona con la que deseo pasar el resto de mi vida y naturalmente, quiero que seas mi esposa… algún día, ¿tú no?

La emoción de Arizona fue tal, al escuchar a Callie diciendo eso, que saltó sobre ella para abrazarla provocando que la bandeja que tenían en medio de la cama se tambaleara peligrosamente con lo poco que quedaba en ella, afortunadamente, nada se derramó porque tanto el café como el jugo de naranja estaban colocados en las mesitas de noche.

Callie apretó la cintura de Arizona alrededor de sus brazos y sonriendo le dijo a ella con sus labios muy cerca de su oído, en un tono pícaro:

-Creo que voy a considerar este abrazó como un Sí.

Arizona sentía que el corazón se le iba a salir del pecho, cerró los ojos, inspiró y exhaló aire y dijo emocionada, manteniendo el abrazo, pero mirándola directamente a los ojos:

-Por supuesto que significa Sí, algún día quiero que seas mi esposa, Calliope.

Callie sin dejar de sonreír le dijo:

-Pero casi te atragantas cuando lo mencioné, dime ¿por qué te impresionó tanto?

-Porque para la Arizona y la Callie de antes, este, hubiera sido un asunto escabroso en lugar de algo tan emocionante… pero… Arizona recordó que todo eso podría cambiar cuando Callie recuperara la memoria, entonces, bajó la mirada y con una sombra en su tono de voz, agregó, casi en un susurro:

-…Sin embargo, tú aún no has recordado todo, y no sé si pensarás lo mismo cuando eso ocurra, no sé lo que pueda pasar entre nosotras cuando eso suceda…

Callie acunó las mejillas de Arizona en sus manos para que la mirara a los ojos, y con una ternura increíble le dijo:

-Arizona, no necesito que mi mente recuerde todo para saber lo que quiero, lo que es y lo que será. Mi mente no recuerda todo, es verdad, pero mi piel te recuerda, más importante aún, mi alma te recuerda, te recordó en el mismo instante en que cruzaste esa puerta con Sebastián aquel día en mi habitación del hospital; te recuerda cada vez que nos besamos, que nos abrazamos o que hacemos el amor; te recuerda cada vez que veo tu propia alma reflejada en tu mirada a través de esos hermosos y brillantes ojos azules que yo adoro; te recuerda cada vez que  me muestras tus hoyuelos al sonreír y te recuerda cuando te emocionas de tal forma que tus ojos se llenan de lágrimas de felicidad, justo como ahora.

Arizona se quedó callada mirando a Callie directo a los ojos, y sintió que casi pudo ver su alma, cuando lo hizo. Sólo alcanzó a decir su nombre: -Calliope, antes de rodear su cuello con los brazos y buscar sus labios para sumergirse en ellos en un beso profundo que las hizo estremecer a ambas. Cuando el beso finalizó, Arizona le dijo mirándola a los ojos:

-¡Por Dios!, Calliope, a veces siento que te amo tanto que hasta duele.

Callie sabía perfectamente a que se refería Arizona, ella también sentía muchas veces lo mismo por ella. Por eso, tocó con la punta de sus dedos el centro del pecho de Arizona y le dijo:

-¿Dónde te duele?, Es aquí, justo aquí, ¿verdad?

Arizona sonrió dulcemente y le preguntó:

-Sí, justo ahí. Y tú ¿cómo lo sabes?

-Porque a mí también me pasa lo mismo contigo y me duele, justo ahí, en todo el medio del pecho. No sale en ninguna radiografía pero yo estoy casi convencida que el alma esta allí. Dime ¿te está doliendo justo ahora?

Arizona sonrió y le contestó: -Sí, justo ahora… mucho

Callie retiró la bandeja de la cama y acercó sus labios al centro del pecho de Arizona y comenzó a besarlo. Arizona gimió al sentir la caricia de sus labios ardientes. Unos momentos después Callie buscó la mirada de Arizona y con ambas manos tocó el dobladillo de su franela y comenzó a levantarla con delicadeza. Arizona subió los brazos, permitiendo que Callie le quitara la franela, luego se acostó sintiendo una profunda emoción cuando sus miradas se encontraron y de nuevo vio en los ojos de Callie el amor en su estado más puro. Callie se acostó encima de Arizona y busco de nuevo sus labios para unirlos en un beso profundo, cálido.

Ambas gimieron, luego, Callie comenzó a besar el cuello de Arizona. Ella cerró los ojos, arqueó su espalda y echó su cabeza hacia atrás gimiendo por el divino contacto que Callie estaba generando con sus labios.

Arizona sintió como su cuerpo comenzó a temblar, fue tal el estremecimiento que supo de inmediato que la propia Callie se había percatado de el, porque sintió la sonrisa en sus labios en medio de sus besos. Y ciertamente, era imposible no estremecerse de esa manera: el haber visto el alma de Callie a través de su mirada, percibiendo el amor y la adoración reflejados en sus bellos ojos marrones brillantes, el haber escuchado esas hermosas palabras, unidas a la sensación increíble y excitante que Callie estaba generando con besos y caricias en todo su cuerpo, no daba lugar a nada más que no fuera el mayor de los estremecimientos.

Justo ahora, entre gemidos y jadeos, mientras Callie seguía haciendo su magia acariciando con la lengua su cuello, sus pezones, sus pliegues internos y su clítoris palpitante, al mismo tiempo que la sentía dentro de ella haciendo movimientos rítmicos con sus dedos, un cúmulo de sentimientos y de sensaciones inimaginables se apoderaban de todo su ser, en estos momentos, no había lugar para el miedo, sólo había lugar para el amor, para los sueños y la esperanza de un para siempre.

“Calliope Torres… mi esposa”, ese sólo pensamiento fue suficiente para llevarla más allá del borde y sintió que el clímax más arrollador se apoderaba de todo su cuerpo, acompañado de un grito de placer que provocó una nueva sonrisa en los labios de la mujer que amaba. Esa misma mujer que algún día, quizás, sería su esposa y que había logrado llevarla a un mundo de éxtasis y felicidad demencial que Arizona no había conocido nunca antes de que su Calliope se lo mostrara en todo su esplendor.

Con la respiración aún entrecortada y todavía jadeando Arizona alcanzó a susurrar su nombre: -Calliope, fue entonces cuando miró esos ojos de nuevo, y con ellos la inmensidad de ese amor. Cara a cara, aún sin tener suficiente aire para respirar, Arizona no pudo contenerse y atrapo sus labios en un beso profundo y tierno.

Callie sabía que Arizona no tenía suficiente aliento para prolongar ese beso, por ello, separó a milímetros sus labios de los de Arizona para alternar breves besos con caricias hechas con sus propios labios. Arizona sonrió, Callie también, mientras la secuencia de pequeños besos y pequeñas caricias continuaba.

Finalmente, Arizona colocó la mano en el cabello de Callie arrastrando tiernamente unos mechones hacia atrás y le dijo:

-Te amo Calliope Torres, te juro que nunca he amado a nadie como te amo a ti.

Callie se estremeció y le contestó: -Yo tampoco he amado a nadie como te amo a ti, y creo que nadie me ha amado nunca como tú me amas… No necesito mi memoria para saberlo, porque mi alma si lo recuerda.

Arizona sabía perfectamente lo que eso significaba y en el fondo de su ser, por encima de sus demonios, ella sabía que era cierto, que el alma de Callie la recordaba. Profundamente conmovida y emocionada Arizona atrapó de nuevo los labios de Callie y entre besos y caricias le hizo el amor y nuevamente sus cuerpos y sus almas se fundieron en ese mundo de placer y sentimientos que solo ella dos conocían, que sólo a ellas dos les pertenecía.

Después de haber experimentado el mayor de los placeres y totalmente convencidas que no había forma de que dos seres humanos pudieran sentirse más cerca, Callie, acostada boca arriba, acunó en su regazo el cuerpo entero de Arizona y la envolvió en sus brazos, mientras le besaba la frente. Arizona se sentía en el cielo, estar allí fundida en el cuerpo de la mujer que amaba con locura, le proporcionaba siempre una sensación de seguridad y paz que no conocía en ninguna otra parte. El cálido y hermoso cuerpo de Callie envolviéndola con sus brazos era su cielo.

En medio de ese cálido abrazo, Arizona le dijo a Callie sonriendo, sin levantar la mirada:

-Yo conocía el desayuno continental, el desayuno americano, pero el desayuno celestial no, hasta hoy

Callie se echó a reír: -¿Me estas queriendo decir que cocino como los dioses?

Arizona levantó la cabeza y le contestó riendo:

-Calliope tú eres mi diosa, cocinas como una diosa, me haces el amor como una diosa, tú eres mi diosa… más que eso… tú eres mi cielo… literalmente.

Callie sonrió y mientras con su mano comenzó a acariciar el cabello de Arizona, le dijo:

-Y tú eres Mi Pichirruchi…

Arizona se rio de nuevo y le dijo:

-Dime, ¿qué significa “Pichirruchi”?

Callie la miró a los ojos y le dijo con ternura:

-Creo que por eso inventé en medio de mis delirios esa palabra, porque no hay una palabra en el diccionario que sirva para definir todo lo que tú significas para mí. “Pichirruchi”, significa que eres mi cielo, que eres el amor de mi vida, el amor que estoy segura siempre busqué y que encontré en ti. Significa que eres mi razón para despertarme en las mañanas, y para ser feliz. “Pichirruchi” significa cada día algo más, porque cada día que pasa te amo más.

Arizona se estremeció otra vez con las palabras de Callie, entonces le dijo:

-Estás haciendo que me duela el pecho otra vez

Callie se rio y le dijo: -“Pichirruchi” también significa eso: “dolor en el pecho”, pero este es un dolor bonito, el único dolor bonito que existe.

Arizona se rio con picardía, y le dijo a Callie:

-Creo que en eso te equivocas, yo conozco otro dolor bonito

Callie puso los ojos y le preguntó: -¿En serio?, ¿cuál?

-¿Quieres que te lo muestre?, le preguntó Arizona sonriendo

Callie sintió una onda expansiva en todo su cuerpo que la excitó de nuevo:

-Sí, muéstramelo

A Arizona se le oscurecieron los ojos, cuando la lujuria tomo el poder otra vez, entonces comenzó a besar y acariciar cada centímetro del cuerpo color caramelo de Callie, provocando que su clítoris se pusiera totalmente erecto incluso antes de ser tocado. Arizona comenzó a acariciarlo lentamente mientras Callie gemía y jadeaba. Arizona llevó al borde a Callie una y otra vez, pero justo antes de alcanzarlo, Arizona detenía sus caricias, manteniéndola en una dulce agonía. Luego, comenzó a acariciarlo alternando la velocidad, hasta que Callie arqueo su espalda, tensó todos sus músculos y alcanzó entre gemidos de placer el clímax que tanto había esperado.

Callie exhausta y totalmente satisfecha le dijo a Arizona sonriendo:

-Tenias razón ese es otro dolor bonito

Arizona sonrió satisfecha: -Te lo dije

Callie se echó a reír.

Callie, de nuevo acostada boca arriba, acunó en su regazo el cuerpo desnudo de Arizona y la envolvió en sus brazos. Después que estuvieron un largo rato abrazadas, Callie preguntó:

-¿A qué hora vamos a visitar a tu papá hoy?

-Yo llamé esta mañana a mi mamá para saber cómo había amanecido, el está mejor, así que podemos quedarnos un rato más,… Arizona hizo una pausa y suspiro, luego agregó: …-Está muy rico aquí, la verdad no me quiero parar.

-Tienes razón, estamos en el cielo aquí y lo demás puede esperar un poquito, yo tampoco me quiero parar todavía.

Arizona se rio y dijo: -Hay una película que se llama “El cielo puede esperar”, pero mientras estamos juntas, así abrazadas, calientitas, sintiéndonos en el cielo, si tú y yo filmáramos una película creo que debería llamarse “La Tierra puede esperar”.

Callie se rio con la ocurrencia de Arizona, entonces le dijo:

-OK, la tierra puede esperar. Y hablando de tierra, tengo una idea para mañana, para desayunar.

-¿Otro desayuno celestial?, le preguntó Arizona con una sonrisa

-Bueno, a este podríamos llamarlo un desayuno terrenal. He visto un parque camino al hospital muy lindo donde la gente hace picnic y me encantaría que fuéramos tú y yo ¿te gusta la idea?

Arizona se emocionó, ese parque era uno de sus preferidos. –Sí, sí, me gusta la idea, a mí siempre me ha gustado ese parque, es hermoso.

Callie sonrió y le dijo a Arizona: -Genial, mañana desayunaremos en ese parque.

-¡YAY!, dijo Arizona

Callie volvió a sonreír. Si algo la hacía feliz era ver feliz a Arizona.

….

Más tarde ese mismo día, Callie y Arizona llegaron al hospital para visitar al Coronel Robbins, justo al entrar, vieron a una niña de unos 3 ó 4 años que estaba llorando, se notaba asustada, casi aterrada, viendo para todas partes como si estuviera perdida. Callie y Arizona se vieron a los ojos, entonces Callie se acercó a donde estaba la niña y se agachó para decirle con ternura:

-¿Qué te pasa bebe? ¿Por qué estas llorando?

La niña se pasó una mano por los ojos y entre sollozos le dijo a Callie:

-No consigo a mi mamá.

Callie puso sus manos en los brazos de la niña y le dijo:

-No llores, te prometo que tú y yo la vamos a encontrar. Dime ¿cómo se llama tu mami?.

La niña se calmó un poco con las palabras de Callie, y le contestó inocentemente

-Mamá

Callie sonrió y con su tono más tierno, le dijo:

-Sí, yo sé tú mami se llama mamá, pero tiene otro nombre ¿Cómo la llaman sus amigos o tú papá?.

La niña se quedó pensando unos segundos, luego contestó con los ojos muy abiertos:

-Mi papi la llama Mi Amor

Callie volvió a sonreír. Arizona permanecía callada, extasiada observando la inmensa ternura de Callie en su interacción con la niña que estaba tratando de ayudar.

-¿Tu papi alguna vez se ha puesto bravo con tu mami?

-Sí,  a veces

-¿Y cómo la llama cuando está bravo?

La niña volvió a pensar y con una leve sonrisa de logro en su rostro le dijo: -La llama Jennifer, sí, Jennifer.

Callie suspiró satisfecha y tomando de la mano a la niña, le dijo con dulzura: -Ok, ahora ven conmigo, vamos a ir a buscar a tu mami.

La niña que ya había dejado de llorar, asomó una ligera sonrisa y se puso a caminar con Callie. Antes de ir hacia el área de información del hospital, Callie dirigió su mirada hacia Arizona y le dijo:

-Sí quieres te adelantas, yo te alcanzo luego.

Arizona asintió sonriendo y se fue en dirección hacia la habitación de su padre. Mientras caminaba hacia allá, pensó en la escena que acababa de presenciar y sintió su propia alma rebosante de ternura hacia Callie. Luego se acordó de la forma como ella había calmado a Rudy mientras la operaban después de que ese hombre armado apareciera en frente de la habitación. Profundamente enternecida, se dio cuenta que Callie realmente tenía un don para tratar a los niños, un don que no sólo la hubiera convertido en una excelente cirujana pediátrica, sino también en una excelente madre. Era curioso como había llegado a la misma conclusión las dos veces en que había visto a Callie interactuar con un niño.

Eso sin contar el bello vinculo que Callie había establecido con Sebastián. En el pasado, Arizona había aceptado la idea de tener hijos con Callie, pero en el fondo, muy en su interior ella aún no estaba del todo convencida de querer ser madre, sin embargo, cada vez que veía a Callie interactuar con un niño sentía que sería muy injusto negarle a ella esa felicidad, y más aún, negarle a un niño o a una niña, la inmensa dicha de tener una madre como Callie. Eso sería sin duda un desperdicio...

Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando sintió la voz de Callie a sus espaldas, que venía corriendo detrás de ella con una enorme sonrisa en sus labios.

Arizona se detuvo y también sonriendo le preguntó:

-¿Encontraste a la mamá de la niña?

Callie tomó aliento y con un tono de satisfacción y emoción en su voz dijo:

-Sí, la encontré. La mamá estaba desesperada buscándola, la niña que se llama Alicia, se distrajo, se quedó atrás mientras venían de la cafetería y su mamá no se dio cuenta. Pero pregunté en el área de información y me dieron una idea de donde localizarla. Hubieras visto la cara de la mamá cuando vio a la niña y la cara de la niña cuando vio a su mamá, creo que se me aguaron los ojos cuando vi como se abrazaron.

Arizona se enterneció aún más cuando percibió la emoción en el tono de voz de Callie, entonces se subió de puntillas para buscar sus labios. Callie la abrazó y se besaron tiernamente.

Cuando el beso finalizó, Callie miró a los ojos a Arizona y exclamó:

-¡Wow! ¿y yo que hice para ganarme un beso tan dulce?

Arizona le contestó sonriendo:

-Porque eres increíble Calliope, y porque te amo.

Callie sonrió, usó su mano para colocar con ternura el cabello de Arizona detrás de su oreja y le dijo:

-¡Por Dios! Arizona, esta vez fuiste tú quien hizo que me doliera el pecho…, luego abrazándola con todas sus fuerzas, agregó suspirando: …-Te amo tanto.

En ese momento, ambas escucharon la voz de Bárbara, la madre de Arizona, que venía en dirección hacia ellas con una sonrisa en su rostro. Callie y Arizona soltaron el abrazo, pero permanecieron juntas tomadas de la mano, mientras se acercaron a saludar a Bárbara.

Después de saludarse, Arizona, a quien le brillaban los ojos por la reciente interacción que había tenido con Callie, visiblemente animada y feliz, le preguntó a su mamá:

-Mamá ¿Cómo sigue mi papá?

-Esta mucho mejor hija, sin embargo, tú lo conoces, ya está presionando a los médicos para que le den de alta.

-Mamá pero aún es muy pronto

-Lo se hija, pero ya conoces a tu padre, es el así… Bárbara hizo una pausa y entonces agregó: …-Por cierto, justo ahora me dirigía a la cafetería a comprar un refresco ¿me acompañan?

Callie y Arizona asintieron sonriendo y caminaron junto a Bárbara en dirección a la cafetería tomadas de la mano. Cuando llegaron, Callie le dijo a ambas:

-Si quieren se sientan en una mesa y yo les traigo lo que deseen, yo invito. Díganme, ¿Qué quieren?

Bárbara asintió y le dijo a Callie sonriendo:

-Gracias, yo quiero una coca cola y un pedazo de torta de chocolate y tú Arizona ¿Qué quieres?

Arizona pidió otro pedazo de torta y un café. Ella se quedó mirando a Callie mientras la vio alejarse hacia el mostrador de la cafetería, sus ojos brillaban de nuevo, mientras pensaba cuanto la amaba. En ese momento, sintió la mano de su mamá sobre la suya y volteó a mirarla. Bárbara estaba sonriéndole, pero no le dijo nada, entonces, Arizona, sonriendo también y viendo la expresión de ternura en el rostro de su madre, preguntó:

-¿Qué?

Bárbara apretó su mano y le dijo emocionada:

-Hija yo te conozco, creo que no veía ese brillo en tus ojos desde que eras una adolescente. Te ves feliz, dime ¿Callie tiene algo que ver con esa felicidad y ese brillo en tu mirada?

Arizona se sonrojó un poco y le dijo a su madre sonriendo:

-Sí, mamá. Calliope Torres es la artífice de esta mirada. La amo, mamá, por primera vez en mi vida estoy enamorada.

El rostro de Bárbara se iluminó, ella conocía muy bien a su hija, sabía perfectamente cuanto había sufrido por la muerte de su hermano y como se había negado a sí misma volver a conectarse con otra persona. Y ahora, viéndola así, tan feliz, provocó que de manera inmediata ella también sintiera un profundo cariño y agradecimiento hacia Callie, así que le dijo a Arizona

-Ella debe ser muy especial sí logro que finalmente tú salieras de la cueva donde te habías metido.

Arizona la miró a los ojos, ella sabía perfectamente a que se refería su madre cuando mencionó la palabra “cueva”, entonces le respondió:

-Sí mamá, ella es un ser humano increíble, es leal, cariñosa, divertida, sincera, espontánea, valiente, amable, noble y consecuente, además es hermosa ¿no te parece?

-Sí Arizona, ella es una bella mujer, pero lo que más me interesa en este momento es su belleza interior, y por todas las cualidades que me acabas de mencionar, creo que esa es la esencia de todo ¿verdad?

-Sí, definitivamente, esa es la esencia de todo.

En ese momento Callie llegó sonriendo, diciendo mientras colocaba las cosas en la mesa y se sentaba en una silla al lado de Arizona:

-Bellas damas, aquí está su pedido. Buen apetito.

Madre e hija sonrieron y le dieron las gracias a Callie, entonces ella en un tono divertido y dirigiendo su mirada a la madre de Arizona, dijo:

-Sra. Robbins…

Bárbara colocó una mano sobre la de Callie y le dijo sonriendo: -No, no, nada de Sra. Robbins, me puedes llamar Bárbara.

Callie sonrió.

-Ok, Bárbara, usted sabe que yo perdí la memoria en una accidente que tuve hace unos meses…

-Sí lo supe, Arizona me contó…

-Bueno, aún no he recuperado toda mi memoria y por eso Arizona me contó todo lo que vivimos justas antes de eso y también me ha contado casi toda su vida, pero algo me dice que hay travesuras que aún no me dicho y quien mejor que usted para descubrirla, cuénteme algo picante, de esas cosas que seguro la van a sonrojar.

Arizona se atragantó y dijo sonriendo: -Callieee no seas así, luego dirigiendo su mirada hacia su madre le dijo: …-Mamá, te lo advierto, ni se te ocurra contarle nada a Callie, tú sabes a que me refiero.

Bárbara soltó una sonora carcajada y le dijo a Arizona:

-Hija esta oportunidad es de oro y no pienso desaprovecharla, anda termina ahí y ve a ver a tu padre, así yo podré conversar con Callie y contarle algunas cositas que estoy segura tú omitiste en tu historia.

-Mamá no, no seas mala. ¡Dios!, debí esperar que esto sucediera. Y tú Calliope, ¿por qué eres tan traviesa a veces?

Callie mostró su enorme sonrisa y colocando una mano sobre la de Arizona le dijo:

-Sí soy traviesa y curiosa, pero yo que tú me amas así como soy ¿o no?

Barbará notó que a Callie también le brillaban los ojos, era obvio que ella también amaba a Arizona.

Arizona le dijo sonriendo: -Sí, te amo, tal como eres, desde la punta de tu cabeza loca hasta la punta de tus pies.

Callie manteniendo su sonrisa, le dijo:

-Entonces se que me amas mucho, porque soy bastante alta.

Las tres se echaron a reír. Cuando ya casi habían terminado Arizona habló:

-Quiero ir a ver a papá, pero ahora no me atrevo a pararme de aquí y dejarlas solas a ustedes dos hablando de mí y de mis travesuras.

Callie tomó de nuevo la mano de Arizona, y le dijo sonriendo en un tono tranquilizador:

-Anda a ver tu padre, estoy convencida que nada de lo que me cuente tu madre va a hacer que te yo te ame menos, todo lo contrario, estoy segura que cualquiera de esas historias harán que yo te ame más, mucho más.

Arizona sonrió y dijo aceptando la derrota:

-No me queda más remedio, luego dirigiendo la mirada a su madre, le dijo: -Mamá, por favor, ten misericordia con tu hija

Bárbara soltó una carcajada, ambas sabían cuales eran las anécdotas que Callie estaba a punto de conocer.

Una vez que Arizona se retiró, Callie se acomodó en su silla y con una sonrisa pícara le dijo a Bárbara:

-Ahora sí, cuénteme. Soy toda oídos.

Bárbara sonrió y comenzó a relatar sus pequeñas historias.

-Arizona y su hermano siempre fueron muy traviesos, juntos hicieron muchísimas locuras, contártelas todas me llevaría horas, sin embargo hay dos o tres que siempre han sido mis preferidas...

…-La primera de ellas sucedió cuando tenían unos 4 años de edad. Daniel siempre ha usado enjuague bucal y ellos dos se dieron cuenta de eso. Un día estaba a punto de acostarme a dormir y vi a mi marido saliendo del baño con la cara roja y haciendo unas muecas con la cara. Entonces, le pregunté: -¿Daniel que te pasa?. El me contesto algo molesto: -Tus hijos botaron el contenido de mi enjuague bucal y lo sustituyeron por whiskey...

Callie soltó una carcajada a la que se unió Bárbara quien continuó hablando: …-Cuando el me dijo eso, yo no pude contener la risa y entonces el me miró y los dos nos empezamos a reír. Al día siguiente Daniel los castigó a ambos, les prohibió salir a jugar al patio por dos largos días. Al final creo que el castigo no fue para ellos sino para mí, porque dentro de la casa ambos eran como un par de terremotos con pies…

…-La otra travesura significativa y súper divertida ocurrió al año siguiente. Todos fuimos a un campamento, había grandes espacios de hierba y una gran laguna. Arizona siempre ha sentido fascinación por las ruedas, le encanta todo lo que ruede…

-¡Oh! Sí eso es cierto, aún anda sobre ruedas, se la pasa rodando por todo el hospital montada en sus heelys, le dijo Callie sonriendo.

-Pues sí, así es. Lo cierto es que ella estaba empeñada en manejar la camioneta de su padre, pero ¡Por Dios!, sólo tenia 5 años. Tim lo sabía y siempre buscaba la forma de complacerla, incluso a riesgo de que lo castigaran. Pues bien, cuando estábamos en ese campamento Tim vio la oportunidad de complacer a su hermana y no la desperdició. Sin que nos diéramos cuenta, Tim tomó las llaves de la camioneta de Daniel y se llevó a Arizona con él.

-¡Oh!, ¡Oh!, dijo Callie

-Sí, ¡Oh!, ¡Oh!. Ambos lograron abrir la camioneta y la encendieron, pero ninguno de ellos llegaba a los pedales, así que como siempre, trabajaron en equipo. Arizona se paró frente al volante mientras Tim se ocupó del acelerador y el freno, bueno del acelerador, porque el freno ni lo tocaron.

-¡Madre de Dios!, ¿y qué pasó entonces?

-Lo cómico viene ahora. Ellos comenzaron a rodar la camioneta, afortunadamente Tim no aceleró demasiado, pero como estaba metido debajo del asiento no se dio cuenta que Arizona se enfiló hacía una cabina de baño portátil que se encontraba más adelante… Bárbara hizo una pausa y se echó a reír… -Como era de esperarse tumbaron la cabina que comenzó a girar dando vueltas por el césped… Bárbara soltó una carcajada… -Lo más cómico es que dentro de la cabina había alguien y te podrás imaginar en qué estado salió de allí…

Ahora ambas mujeres se reían a carcajadas, Callie estaba destornillada de la risa y Bárbara no se quedaba atrás. Rieron hasta que los ojos se le llenaron de lágrimas.

Cuando después de unos minutos, lograron calmarse, Callie dijo:

-¡Por Dios!, de verdad que eran traviesos

-¡Oh! Sí, súper traviesos. Unos años después me hicieron pagar una cuenta de US$ 300 en un hospital sin que ninguno de nosotros estuviera ni enfermo ni hospitalizado. Ellos tenían como 6 ó 7 años y los llevé conmigo a visitar a una prima que había dado a luz. Entraron conmigo a la habitación de mi prima, pero un rato después, cuando me volteo ya no estaban allí. Obviamente salí preocupada de la habitación y comencé a buscarlos. Lo primero que hice fue alertar al personal de seguridad del hospital para que no los dejaran salir, pero lo hice sólo como precaución, yo sabía que ellos no habían salido del hospital, lo que sí me temía es que estaban en algún sitio haciendo alguna travesura, y no me equivoqué...

…-Después de buscarlos por más de 15 minutos, vi salir de la habitación de suministros a un par de momias de la misma estatura y complexión de mis dos traviesos hijos. Mi par de monstruos se gastaron casi todas las vendas que había en ese cuarto, envolviendo todo su cuerpo en ellas. Lo único que se les veía aparte de los ojos y de los zapatos eran unos cuantos mechones de cabello dorado que ambos se dejaron descubiertos a propósito para verse más divertidos...

Bárbara se echó a reír y Callie también.

…-Antes de darse cuenta que yo estaba al frente, venían caminando imitando el movimiento típico de unas momias y riendo a carcajadas, pero cuando me vieron y se percataron que yo estaba molesta, pusieron los ojos como platos, se miraron por un segundo a los ojos y salieron corriendo huyendo de mí. Yo eché a correr detrás de ellos, mientras todo el personal del hospital se quedaba mirando atónitos el par de mini momias corriendo a toda velocidad por los pasillos. Finalmente y casi sin aliento, me detuve y los llamé por su nombre completo, dándose cuenta de inmediato que estaban en serios problemas. Entonces se detuvieron y dieron media vuelta, con la cabeza cabizbaja, ya sabían que se habían ganado un castigo seguro: Cero Televisión, cero videojuegos, cero salir a jugar durante toda una semana, la cual aproveché para que ayudaran a los vecinos en tareas simples, como limpiar el jardín o cosas parecidas. Esa fue la primera condena de “trabajo comunitario” que tuvieron que hacer para castigarlos por sus travesuras.

Callie dijo riendo: -¿La primera…?, o sea que ¿hubo más?.

-Pues sí Callie, hubo más, sus travesuras en realidad nunca pararon hasta que… el rostro de Bárbara se ensombreció. Callie enseguida entendió que se había acordado de su hijo fallecido, entonces tomó su mano con ternura y le dijo:

-Bárbara, de verdad que lamento lo que le ocurrió a su hijo, se por Arizona cuanto les afectó a ustedes como familia esa terrible pérdida, de verdad lo lamento.

-Gracias. Dijo Bárbara mirando directamente a los ojos a Callie, dándose cuenta de inmediato, no sólo de la sinceridad de sus palabras, sino también de su profundidad. No pasó desapercibida para ella la idea de que Callie conocía bastante del tema, cosa bastante extraña, dado que sabía que Arizona casi nunca hablaba de eso con nadie. Por ello se atrevió a preguntarle:

-¿Arizona te ha hablado de él?, ¿de Timothy?

-Sí, ella me contó casi todo lo relacionado con su hermano, de hecho, la travesura de las mini momias ya la conocía, pero no sólo me contó acerca de sus travesuras, también compartió conmigo lo que él significaba y aún significa en su vida y cuanto le afectó a ella esa pérdida. Yo se que a raíz de eso, ella se volvió hacia su interior y de alguna manera se apartó de cualquier cosa que significara un compromiso o una conexión con cualquier otro ser humano.

Bárbara se quedó casi en shock, no se esperaba que Arizona se hubiera atrevido finalmente a abrirse con alguien y hablar de algo que siempre guardó dentro de sí, algo que nunca quiso compartir con nadie, ni siquiera con ella que era su madre. Por supuesto que ella sabía cuánto le había afectado la muerte de Tim, sin que Arizona se lo dijera, a fin y al cabo era su madre y conocía a su hija. Esa soledad autoimpuesta a la que Arizona se había condenado, siempre fue una fuente de preocupación para Bárbara, pero ahora, después de escuchar las palabras de Callie, dándose cuenta que finalmente su hija había descargado todo ese peso de encima, la hizo sentirse profundamente aliviada  y agradecida, por ello le dijo a Callie para confirmar sus pensamientos:

-¡Por Dios! Callie, debo entender por lo que me estas diciendo que Arizona finalmente se abrió. Ella nunca había hablado con nadie de ese tema, no en profundidad, y mucho menos había admitido en voz alta cuanto le afectó la pérdida de su hermano, pero por lo que veo, lo hizo contigo ¿verdad?

-Sí Bárbara, creo que soy muy afortunada por eso. Ella y yo hemos forjado un vínculo que va mucho más allá de una simple relación de pareja. Fue algo, que tuvimos que hacer para fortalecer el amor que nos une. ¿Sabes?, ella aún tiene miedo de que yo cambie con ella o que la deje al recordar lo que pasó entre nosotras cuando ella se marchó a África, pero si de algo estoy segura es que nada me va a separar de ella, ni siquiera los malos recuerdos. Yo la amo, y no voy perderla por nada de este mundo. Ella es el amor de mi vida, ella es la persona con la que quiero pasar el resto de mis días. Tal como dijo su esposo el otro día: Arizona ya no está sola, nunca más… y yo tampoco.

Cuando Callie terminó de decir estas palabras ya sus ojos estaban llenos de lágrimas por la emoción que le provocó haberlas pronunciado y no era la única, Bárbara también tenía los ojos llenos de lágrimas. Ella se sentía profundamente emocionada y feliz por su hija. Callie tenía razón: Arizona ya no estaba sola, finalmente había encontrado a otro ser humano a quien amar y que la amara a ella.

Bárbara se paró de la silla y extendió sus brazos. Callie entendió el gesto y visiblemente emocionada abrazo a la madre de Arizona. Mientras estaban abrazadas, Bárbara le dijo a Callie mirándola a los ojos:

-Gracias Callie, gracias por amar a mi hija como la amas, Arizona ha sido muy afortunada por encontrarte.

Callie sonrió y le dijo: -No Bárbara, Gracias a ti, por haber traído a este mundo un ser tan maravilloso como Arizona. Yo soy la afortunada.

Bárbara volvió a posar su cabeza en el hombro de Callie y el abrazo se prolongó durante unos instantes más.

En ese momento Arizona entró a la cafetería y se dio cuenta de inmediato que Callie y su madre estaban abrazadas. Arizona se emocionó al mirar esa tierna escena y su corazón se llenó de orgullo, era obvio que Callie ya había mostrado sus indiscutibles cualidades ante su madre.  Calliope Torres es una mujer hermosa, pero tal como su mamá había dicho minutos antes, esa no es su única ni su más importante cualidad, es su belleza interior lo que marca la diferencia, lo que la hace irresistible a cualquier persona que la conozca. Arizona suspiró emocionada, llena de orgullo y de felicidad, sintiéndose la mujer más afortunada del mundo por tener alguien a su lado como ella.

Cuando Callie y su madre se sentaron alrededor de la mesa de nuevo, Arizona decidió acercarse y sentarse nuevamente al lado de Callie, a quien se le iluminó la mirada en el mismo instante en que la vio acercarse a la mesa.

En el momento en que Arizona sonriendo se sentó de nuevo, le dijo a su madre:

-Por el abrazo que acabo de ver entre ustedes, supongo que ya te rendiste a los encantos de mi novia ¿verdad?

Callie y Bárbara sonrieron, esta última dijo:

-Pues sí hija, y te lo voy a decir delante de ella, me gusta Callie y me alegro que ambas se hayan encontrado.

Callie se sonrojó al escuchar las palabras de Bárbara y se emocionó cuando vio el orgullo reflejado en la mirada de Arizona.

Arizona tomo con sus manos las manos de ambas, miró a Callie por un momento y luego a su madre:

-Gracias mamá, yo también me alegro mucho de haberla encontrado.  En el momento en que dijo eso, miró de nuevo a Callie, ambas se regalaron una hermosa sonrisa. Luego, Arizona con picardía en su tono de voz le preguntó a su madre:

-Antes de irme, tienes que decirme cual de mis travesuras le contaste a Callie.

Bárbara sonrió y le contestó:

-Arizona, hija, tú debes imaginarte cuales fueron, así que dime tú cuales crees que le conté.

Arizona sonriendo dijo:

-No, no mamá no voy a caer en esa trampa, a ver si suelto algo que aún no le contaste, no, no…

Callie sintiendo una inmensa ternura al recordar las travesuras de Arizona en su niñez, que recién le había contado Bárbara, apretó su mano y le dijo:

-Yo soy la que voy a decirte cuales me contó

-A ver, dime, dijo Arizona con una enorme sonrisa en su rostro

-Me contó una que me sabía y dos que no me sabía.

Arizona dijo: -¡Oh!, ¡Oh!, ¿dos?, ¿Cuáles?

-La que me sabía fue la de un par de mini momias corriendo por todos los pasillos de un hospital… Arizona sonrió ante ese recuerdo. …-Y las que no me sabía fueron: la del enjuague bucal convertido en enjuague etílico… Arizona se echó a reír. …-Y la más cómica de todas: Una preciosa niña de cabellos dorados y ojos azulitos, que se volvió loca frente a un volante e impidió que un pobre ser humano hiciera sus necesidades fisiológicas en paz, haciéndolo rodar con todo y baño por el césped.

Arizona y Bárbara soltaron una sonora carcajada, al escuchar la manera en que Callie describió una de las travesuras que más había avergonzado a Arizona en toda su vida.

Cuando Arizona pudo dejar de reír, finalmente le dijo a su madre:

-Mamá yo sabía que no me iba a salvar de que le contaras eso a Callie. Después, dirigiendo su mirada a ella le dijo resignada: -Bueno mi amor, ya no tengo secretos para ti, ese era el último.

Callie sonrió y le preguntó a Arizona:

-¿Y por que no me lo contaste mi pichirruchi? Es súper divertido.

Arizona sonriendo le contestó:

-Sí, yo sé que suena divertido, pero me da un poco de vergüenza, no resulta nada divertido acordarme de la cara llena de terror que tenia ese señor cuando salió del baño portátil.

Callie soltó otra carcajada y dijo: -Y supongo que no sólo salió “lleno de terror”, debe haber salido lleno de otras cosas más ¿verdad? ¡¡¡ Puafff!, ¡Guácatela!

Ahora fue Arizona quien soltó la carcajada.

Callie apretó la mano de Arizona y le dijo con ternura mirándola a los ojos:

-Pero tal como lo pronostiqué, ahora te amo más, mi dulce rubia traviesa

Arizona sonrió y suspiro, mientras que Bárbara las miraba a ambas, absolutamente fascinada al percibir el increíble vínculo que compartían su hija y Callie. Era algo casi mágico.

Sin ánimos de querer romper el hechizo pero sabiendo que tenía que regresar a la habitación de su esposo, Bárbara dijo:

-Me encantó compartir estos momentos con ustedes dos, tengo que regresar con Daniel, pero antes de irme, quiero que sepan que me ha hecho muy feliz verlas así… Dirigiendo su mirada hacia Callie, le dijo con ternura mientras se paraba de la silla: …-Gracias Callie, por devolverle ese brillo de felicidad a los ojos de mi hija, Gracias.

Por un segundo Callie y Arizona cruzaron sus miradas, Arizona se estremeció cuando vio que a los ojos de Callie se asomaron algunas lágrimas, claramente emocionada por las palabras de su madre, entonces Callie se paró de su silla y abrazó a Bárbara, mientras le dijo: -No tienes nada que agradecerme Bárbara, te aseguro que yo soy la afortunada. Te prometo que siempre voy a cuidar bien de ella.

Bárbara, sin soltar el abrazo miró a los ojos a Callie y le dijo: -De eso no tengo ninguna duda.

Arizona no resistió el impulso y parándose de su silla las abrazó a ambas. Se sentía demasiado emocionada para no hacerlo.

Luego de unos segundos, las tres se separaron y Arizona le dio un beso en la mejilla a Bárbara, antes de que ella se retirara de la cafetería de vuelta a la habitación de su esposo.

Callie y Arizona se miraron a los ojos y sin mediar palabras se abrazaron de nuevo, entonces Arizona le susurró en el oído a Callie:

-Hoy lo único que has hecho desde que entraste por la puerta de este hospital es llenar mi corazón de orgullo, primero por lo que hiciste con aquella niña, fue algo demasiado tierno y luego al verte abrazada a mi madre y escucharle decir todas las cosas lindas que dijo de ti… Llevando su cabeza hacía atrás para mirarla a los ojos, agregó: …-Hoy me demostraste una vez más que eres tan hermosa por fuera como por dentro, eres increíble Calliope, increíble.

Callie sonrió emocionada y le contestó:

-No sólo yo, tu también eres increíble, somos un par de seres increíbles Arizona Robbins, y en este momento lo único que quiero es salir de aquí y hacerte el amor y sentirme de nuevo en el cielo contigo, en nuestro cielo.

La sola mención de Callie de hacer el amor, envió una ráfaga de placer que aterrizó directamente en su clítoris, claramente excitada, Arizona le dijo a Callie:

-Entonces vámonos de aquí ya.

Ambas salieron del hospital tomadas de la mano y a paso muy rápido, querían llegar a la casa lo más pronto posible para materializar el inmenso amor que cada día crecía más y más en sus corazones, ese amor que las hacía sentir vivas, con el que casi podían sentir que podían tocar el cielo…

Esta historia continuará…


Un lindo capítulo para concluir la semana ¿verdad?

Cronograma de publicación semana del 08 al 14/09/2012

10/09/2012 Lunes: Epidemia – Capítulo 19
11/09/2012 Martes: “Little Earthquakes” en español – Capítulo 19 – Segunda Parte
12/09/2012 Miércoles: Epidemia – Capítulo 20
13/09/2012 Jueves: Epidemia – Capítulo 21

Y a continuación una dibujo de una de las lectoras de Epidemia:

-¿Dónde te duele?, Es aquí, justo aquí, ¿verdad?



2 comentarios:

  1. Hola, como estas? Espero que bien, me encanto este capítulo y me reí mucho, eres sorprendente y gusta mucho decirte lo impresionante que creo que eres por hacer esto y DIOS… como dice unos de mis primos: “eres lo máximo chapulín”, me fascino lo de las travesuras, gracias eres la Mejor.
    Que la pases bien, cuídate mucho, un abrazo y feliz fin de semana.
    P.D. Estuvo increíble la canción en español del capítulo anterior y se olvido decírtelo.

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    1. Gracias Daly, muchas gracias por todo tu apoyo. Estoy dando carreras porque se me llenó el cuarto de agua entre la traducción y los capítulos 20 y 21 de Epidemia que tengo que publicar el miércoles y el jueves, respectivamente y aún están muy crudos, demasiado crudos para mi gusto. Lo que pasó fue que cuando comencé a escribir la historia me salté esos dos capítulos y creo que me dormí en los laureles, porque ahora tengo que correr. De cualquier forma: ¡Siganme los buenos!

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