Dos almas gemelas que deberán aprender juntas a superar sus temores y encontrar el camino hacia sus verdaderos sueños. Acompañen a Callie Torres y a Arizona Robbins en este viaje, a través de los sentimientos. Una montaña rusa de emociones, donde la música será otra protagonista. Citando a Jessica Capshaw: “Hold on and enjoy the ride” (Agárrense fuerte y disfruten del paseo).

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Epidemia - Capítulo 20 - You'll never stand alone - Tú nunca estarás sola


Epidemia – Capítulo 20 – You´ll never stand alone (Tú nunca estarás sola)


Ese viernes, el último día que Callie y Arizona pasarían en San Diego antes de viajar el fin de semana a Newport, Callie se levantó más temprano y le preparó a Arizona otro desayuno celestial que culminó nuevamente en ese cielo privado que ellas dos compartían cuando hacían el amor. Todavía abrazadas en la cama, en medio de bromas, risas y miradas compartidas, Callie le dijo a Arizona:

-Amor, hoy te voy a dejar en el hospital para que visites a tu papá, mientras yo voy a comprar algunas cosas que vamos a necesitar al llegar a Newport, básicamente comida, sí no estoy equivocada, aunque con mi cabeza loca todo es posible, creo recordar que mi padre tiene contratada a una persona que va con frecuencia a la casa a limpiarla y mantener todo en orden, pero quiero pasar esos dos días contigo sin que tengamos que preocuparnos por comprar comida o lavar la ropa, de hecho, voy a aprovechar para pasar por una lavandería para dejarles toda la ropa que hemos usado, para que la laven y la sequen, mientras hago las compras, anoche revisé las maletas que trajimos y ya no tenemos ropa limpia.

Arizona sonrió y le dijo a Callie:

-Amor no sólo eres una excelente y bellísima amante, también eres una excelente ama de casa ¿lo sabías?

Callie se echó a reír y le contestó a Arizona:

-Supongo, pero gracias a ti hay algo que no soy

-¿Qué cosa?

-Una ama de casa… desesperada

El turno de reír ahora fue de Arizona, quien le dijo con un aire petulante:

-Obviamente

Callie sonriendo, acercó sus labios a la boca de Arizona y antes de besarla le dijo:

-Tú siempre tan modesta

Después de permanecer un rato más en la cama, ambas se levantaron y se bañaron juntas, luego se vistieron con la última muda de ropa limpia que les quedaba. Mientras se vestían, Arizona agradeció en silencio la idea de Callie de pasar por una lavandería a lavar la ropa, de lo contrario hubieran tenido que pasar sus dos días en Newport reutilizando la misma ropa que ya habían usado y ni a ella ni a Callie les agradaba para nada esa idea.

Callie dejó a Arizona en el hospital, dejo la ropa en la lavandería para que la lavaran y se dirigió al supermercado a hacer la compra de los comestibles. Callie aprovechó y compró en el mismo centro comercial donde se encontraba, unas pañoletas para usarlas en el cabello, compro dos, una para Arizona y otra para ella.

Callie, no recordaba donde había escuchado aquella expresión, y dado su estado amnésico actual, era casi obvio que no lo hiciera, pero sí sabía que en alguna parte había oído una frase que decía que en los viajes de placer, la felicidad no se encuentra al final del camino, porque la felicidad también está en el camino y Callie tenía toda la intensión de seguir esa frase al pie de la letra, ella quería disfrutar de ese pequeño viaje con Arizona desde el mismo momento en que se montaran en el carro y Callie sabía cómo hacerlo.

Cuando ella vio aquel folleto de Newport Beach y recordó la casa de veraneo de su familia, ubicada allí, también recordó la vía que bordeaba la playa durante casi todo el camino, ese recuerdo le trajo, a su vez, otro más a su mente, la razón por la cual, en definitiva, ella había elegido un T-Bird descapotable como automóvil.

A Callie le encantaba pasear por Miami Beach con una buena música y la capota levantada, sintiendo la brisa marina rozando su rostro. Las primeras veces cuando lo hizo se bajaba del carro con el cabello tan despeinado, que si por mala suerte, se hubiera cruzado con algún médico de un hospital psiquiátrico, lo más seguro es que se la hubieran llevado directo al manicomio, era tal el estado de su cabello después de un paseo de ese tipo, que realmente parecía una loca. No obstante, una de sus amigas en Miami con quien muchas veces disfrutaba de aquellos paseos, le dio la idea de usar pañoletas.

Ahora, mientras Callie las estaba pagando en la tienda del centro comercial, se sorprendió a sí misma, porque le resultó curioso como su memoria hasta ahora le hacía recordar algunos fragmentos de su vida con absoluta claridad, mientras que otros permanecían en alguna parte de su mente, pero de los cuales no recordaba absolutamente nada. Al igual que Arizona, aunque quizás en menor grado, ella internamente temía el momento en que aquél recuerdo del aeropuerto llegara, no porque temiera por su relación con Arizona, como le ocurría a ella, sino porque de alguna forma sabía, por todas las cosas que Arizona le había contado que ese sería un recuerdo muy triste que posiblemente la harías sufrir a ambas.

No obstante, Callie se propuso, tal como lo había hecho desde el principio, vivir un día a la vez y disfrutar al máximo lo que ese día trajera consigo. Ver sufrir en silencio a Arizona, ver el miedo en sus ojos, ver su temor a perderla, la convencía cada vez más que vivir un día a la vez y disfrutarlo lo más posible, era lo mejor que podía hacer para ser feliz con Arizona, más importante aún, para hacer feliz a Arizona.

Ese viaje en el automóvil convertible que casualmente había alquilado, recorriendo esa hermosa vía con vista al océano, sintiendo la brisa en sus rostros, mientras cantaban juntas alguna buena canción, era sin duda una forma de hacer feliz a la mujer que amaba, porque no hay nada que haga más feliz a un ser humano que ver feliz al ser que se adueño de tu corazón, y sí, no había nada que hiciera más feliz a Calliope Torres que ver y hacer feliz a Arizona Robbins.

En medio de esos pensamientos, Callie escuchó el tono de mensajes de su celular, el tono distintivo y único asignado por ella a Arizona. La pantalla del celular indicaba que eran las 2:10 p.m., el mensaje decía:

-Amor, ya estuve un buen rato con mi padre y quiero ir a la casa a darme un baño ¿terminaste lo que estás haciendo para que me vengas a buscar?

Callie le contestó el mensaje:

-No mi cielo, aún me falta hacer unas compras y la ropa que dejé lavando estará lista en aproximadamente una hora más ¿no te importa ir a la casa en taxi?... Disculpa

Al minuto, Callie  recibió el mensaje de respuesta:

-Tranquila mi amor, no hay problema, voy a tomar un taxi  ¿nos vemos allá entonces?
Callie tecleó la respuesta:

-Sí Ari, nos vemos allá… por cierto… te amo… día tras día

Callie no podía ver el rostro de Arizona en ese momento, pero estaba segura que la había hecho sonreír con esa última frase, y no se equivocó cuando vio su respuesta en la pantalla de su celular:

-Y yo a ti mi amor… ¡Ah! y gracias por hacerme sonreír…, como siempre. Te amo.

Callie también sonrió emocionada, resultaba realmente increíble el profundo vínculo, la fuerza de la conexión que habían forjado ellas dos en esos últimos dos meses, especialmente en el último mes y sobre todo, ver como esa conexión, ese vínculo se había consolidado sólo unos días atrás cuando finalmente sus cuerpos y también sus almas se habían fundido al hacer el amor.

Pero toda historia tiene dos caras, como las monedas, y la otra cara de la moneda era el miedo de Arizona, el miedo de perder a Callie.

Callie en el fondo entendía ese miedo en Arizona, no porque ella lo compartiera al mismo grado, ni por las mismas razones, sino porque, si bien es cierto, que no hay nada que haga más feliz a alguien que ver y hacer feliz a la persona que uno ama, es igualmente cierto, que no hay nada que nos cause más pena que ver tristes a las personas que amamos y saber que hemos sido nosotros quienes causamos ese dolor, hace que esa tristeza se multiplique, casi exponencialmente.

Callie estaba casi convencida que la raíz del miedo de Arizona, de su miedo a perderla, estaba arraigado en un profundo sentimiento de culpa. Quizás Arizona, no estaba plenamente consciente de eso, pero ella no se perdonaba a sí misma saber, aunque Callie no lo recordara, cuan profundamente la había herido con ese abandono. En otras palabras, Arizona no concebía como Callie podría perdonarla cuando recuperara la memoria, sí ella misma no podía perdonarse a sí misma. Esa era la raíz de su miedo, eficientemente alimentado por su ya conocido miedo al abandono.

Pensando en todo eso, el rostro de Callie se ensombreció un poco, ella recordó las palabras de Arizona dos noches atrás cuando dijo: “-No sé cómo pude ser tan ciega…”. Callie sabía en el fondo que ella sería muy capaz de perdonar a Arizona, sí es que acaso, con todo lo que ya habían compartido, quedaría algo por perdonar, pero Callie no sabía cómo hacer para que Arizona se perdonara a sí misma, eso era algo que Callie no podía lograr por más que lo deseara y a ella le dolía profundamente que Arizona sufriera en silencio por ese miedo, por esa culpa.

Y lo peor era que ese miedo aumentaba en la misma proporción en que el vínculo entre ellas se consolidaba, porque cada día que pasaba, Arizona se percataba más y más de la magnitud del error cometido, eso hacía crecer su sentimiento de culpa y su auto recriminación por haberse marchado a África, sencillamente porque mientras más se enamoraba de Callie, Arizona entendía menos como había sido capaz de haberla abandonado en aquél aeropuerto.
Arizona llegó a casa de sus padres casi a las 3:00 p.m. En el mismo instante en que abrió la puerta de la entrada principal, sintió el inmenso vacío de la casa desierta, era la primera vez, desde que había llegado a San Diego, que entraba a la casa sola, ya que Callie siempre estaba con ella. Arizona, percibió una sensación desagradable, una especie de soledad que no le agradó en lo más mínimo, y no le costó mucho entender, a qué obedecía esa sensación: si Callie no estuviera con ella, si no la hubiera acompañado, y peor aún, si Callie algún día recobraba la memoria y no la perdonara por lo que había ocurrido, esa soledad, se perpetuaría, Arizona perdería al gran amor de su vida, perdería a la mujer que amaba con locura, perdería a su Calliope.

Arizona sacudió su cabeza, intentando alejar esos demonios de su mente, por ahora, su Calliope estaba con ella, sólo estaba lavando sus ropas y comprando comestibles, ella llegaría en cualquier momento y cruzaría esa puerta con una hermosa sonrisa y sus ojos brillantes, llenos de amor, del amor que estaba absolutamente segura que sentía por ella.

Un poco más animada con esos últimos pensamientos, subió las escaleras, se desvistió y entro al baño a darse una ducha. Al salir del baño, una sonrisa se asomó a su rostro, porque se dio cuenta que salvo una braga limpia que quedaba en la maleta, no tenía nada más que ponerse y quedarse desnuda con el frio que hacía no era una opción. Por ello, caminó hacia la habitación de sus padres, abrió el closet y luego de mirar que ropa se podía poner, optó por vestirse con una camisa manga larga de su padre y unas medias de algodón, eso la mantendría abrigada hasta que Callie llegara con el cargamento de ropa limpia.

Resuelto ese pequeño dilema, Arizona bajó las escaleras mientras se arremangaba la camisa, se sirvió una copia de vino y encendió el equipo de sonido, para suavizar la sensación de soledad que quiso apoderarse de ella en el mismo momento en que puso sus pies descalzos con medias en el salón de la casa.

Hacer clip en el título para acceder a la canción

Quizás fue producto del vino o de la música que fue subiendo de volumen con cada copa que se servía, lo cierto es que progresivamente se fue animando, y comenzó a bailar y a girar dando pasos al ritmo de la música.

Callie estacionó el automóvil y sacó del asiento trasero las bolsas del supermercado y las dos bolsas que contenían la ropa recién lavada de ella y de Arizona. En el mismo momento en que se acercó a la puerta, escuchó el estruendo de la música a todo volumen. Callie sonrió, imaginándose por un momento lo que Arizona estaba haciendo, a ella le encantaba bailar y cuando lo hacía le gustaba hacerlo con el volumen de la música bastante alto, y por la intensidad del sonido, Callie supuso que Arizona estaba bailando.

Callie puso el dedo en el timbre, pero no llegó a tocarlo, sonriendo con picardía, decidió tratar de entrar a la casa por la parte trasera, por el jardín, donde una gran puerta de vidrio con enormes ventanales permitían acceder a la casa, así, quizás, si tenía suerte podría ver a Arizona bailar sin que ella se diera cuenta. A Callie le encantaba todo lo que tenía que ver con esa hermosísima mujer y verla bailar era una de sus preferidas.

Así que tratando de no hacer notar ni su llegada, ni su presencia, Callie decidió caminar a hurtadillas hasta la parte trasera de la casa y lo que vio no sólo le arrancó una enorme sonrisa de su rostro, lo que vio, la excitó casi desde el mismo instante en que sus ojos se posaron sobre su hermosa rubia de ojos azules. Ella tenía sus hermosas piernas al descubierto, sólo ataviada con sus bragas,  medias de algodón en sus pies y una camisa de hombre con las mangas largas arremangadas que la hacían lucir absolutamente sexy y ardiente como el mismísimo infierno.

Ver ese espectáculo ante sus ojos, sin que Arizona se diera cuenta, provocó que Callie sintiera su garganta totalmente seca de repente, Callie suspiró al mismo tiempo que sintió una palpitación en su clítoris mientras se percató como su vagina, con toda razón, se inundó en sólo segundos. Arizona, era sin duda la mujer más hermosa y sexy que Callie seguramente había conocido en toda su vida, con esa carita de ángel travieso y con ese cuerpo que parecía haber sido esculpido por algún artista.

Callie permaneció allí parada sonriendo con cara de idiota, totalmente embelesada con el espectáculo que, sin saberlo aún, le estaba ofreciendo Arizona, con su baile, con sus giros. Callie sonrió aún más cuando notó que Arizona había bebido, ella tenía esa mirada característica cuando estaba alegre, quizás demasiado alegre producto de unas cuantas copas demás. No podría afirmarse que estaba borracha, no todavía, pero Callie pensó, sin temor a equivocarse, que sólo haría falta una o a lo sumo dos copas más para que Arizona se terminara de marear y consiguiera una resaca, de la que probablemente se arrepentiría al día siguiente.

Temiendo que eso ocurriera, Callie decidió, a regañadientes, detener el espectáculo privado, por lo que, sin perder su sonrisa de boba, tocó con la mano el vidrio para que su bella mujer se percatara de su presencia. En el mismo instante en que Arizona percibió el sonido en el vidrio de la puerta que conducía hacia el jardín y vio a su Callie parada afuera, su sonrisa marca registrada Robbins apareció en su rostro. Bajando un poco el volumen de la música, Arizona se precipitó casi corriendo a abrirle la puerta a Callie y sin que ella pudiera reaccionar se lanzó a sus brazos y atrapó su boca para darle un beso apasionado.

Callie se quedó sin aliento y en medio del beso sonrió, Arizona estaba casi, casi ebria, pero a Callie no le importó, ella se sintió embriagada no por el sabor dulce del vino blanco que provenía de la boca de Arizona, sino por la forma en que la estaba besando, ese beso provocó que la excitación ya latente en ella se intensificara.

Cuando el beso concluyó, Arizona con una sonrisa divertida y una mirada infantil le dijo a Callie:

-Te extrañé

Callie apretó el abrazo y le dijo sonriendo:

-Yo también, y ahora que te vi bailar casi que lamento haberme perdido bailar contigo.

-Todavía podemos bailar tú y yo, la música está muy buena para dejar de hacerlo ¿no te parece?

-Sí, tienes razón, déjame guardar estas cosas que traje en su lugar y te alcanzo en un minuto.

Arizona levantó sus brazos y exclamó:

-¡YAY!, me encanta que mi novia sea tan divertida y que le guste bailar tanto o más que a mí.

Callie sonrió y le dio un breve beso en los labios, luego entró a la casa, guardo la comida en la nevera, puso las bolsas de ropa limpia a un lado, se sirvió una copa de vino para entonarse y comenzó a bailar con Arizona.

Sin que ella se diera cuenta, Callie comenzó a tomar vino tanto de su propia copa, como de la copa de Arizona, tratando de evitarle, en la medida de lo posible, la resaca del día siguiente. No obstante, Arizona, terminó un poco ebria.

Luego de haber bailado sin descanso durante más de veinte minutos, Callie se sentó con Arizona en el sofá cuando ella en un giro de su baile, dio un traspiés y fue a parar directo al sofá, riendo divertida. Callie la abrazó y fue en ese momento cuando Arizona, enterrando su rostro en el cuello de Callie, se dio cuenta que había bebido un poco, un poquito más de la cuenta.

Callie le besó la frente con ternura y le preguntó:

-¿Te sientes bien amor?

Casi con un susurro, Arizona le contestó:

-Me siento un poco mareada, creo que debo haber bebido unas copas demás.

Haciendo caso omiso de su excitación, Callie le preguntó a Arizona:

-¿Quieres que subamos para que te acuestes y descanses?

Arizona levantó el rostro para mirar a Callie a los ojos y le dijo con una sonrisa maliciosa:

-Sí quiero acostarme, pero antes quiero darme un baño…contigo.

Callie abrió los ojos y sonrió, si Arizona se sentía lo suficientemente bien como para darse un baño cargado de erotismo, ella no iba a desperdiciar esa oportunidad. La mezcla de ternura y de sensualidad que brotaba de cada poro de Arizona en ese momento era enloquecedora, así que ¿por qué resistirse?.

-Vamos entonces.

Callie se paró del sofá y ayudó a Arizona a levantarse, la abrazó, caminó con ella hasta el equipo de sonido para apagarlo y juntas subieron a la habitación. Con la mano libre, Callie tomó una de las bolsas de ropa limpia. (Nota: Apaguen la música también si aún sigue sonando y sí así lo desean)

Una vez en el baño, Arizona permitió dócilmente que Callie la desnudara, luego ella también se quitó su propia ropa y abrió las llaves de la ducha para ajustar la temperatura del agua caliente tal como le gustaba a Arizona. Una vez conseguido el punto ideal, Callie entró a la ducha y ofreciendo sus manos para que Arizona pudiera entrar con ella, la condujo debajo del chorro del agua. Un nuevo corrientazo de excitación  sintió Callie en su clítoris cuando vio como el agua corría por el hermoso cuerpo desnudo de la hermosa mujer que tenía al frente. Arizona, por su parte, sintió un leve aleteo en su estómago, cuando percibió en la mirada de Callie ese brillo especial que hacía más que evidentes sus apasionadas intensiones.

Callie se colocó de espaldas, tomó un poco de champú y comenzó a masajear el cabello de Arizona. Ella se relajó bajo el toque suave y dejó escapar un largo suspiro, le encantaba la sensación de los dedos de Callie en su cuero cabelludo.

-Se siente increíble, dijo en voz baja Arizona, con los ojos cerrados y la cabeza inclinada hacia atrás. En ese momento, Arizona se estremeció cuando sintió los pechos desnudos de Callie pegados a su espalda. Un momento después Callie la guió hasta colocar su cabeza bajo el agua para enjuagar todo el champú. Después colocó todo el cabello de Arizona sobre un hombro mientras depositó un beso sexy sobre el otro.

Arizona gimió, perdiéndose por completo bajo el tacto de Callie, quien tomó el jabón en su mano y comenzó a expandirlo en los brazos, que Arizona ya había levantado siguiendo una rutina tan conocida como excitante.

Callie luego le dijo: -Pon tus brazos sobre tu cabeza.

Arizona obedeció, alejándose del agua y apoyando la espalda en la pared. Un escalofrió recorrió todo su cuerpo, no sólo por el frio de la pared sino porque sintió a Callie ponerse por delante de ella y por un momento sus pechos rozaron. Luego Callie extendió sus brazos para deslizarlos por los costados de Arizona, hasta que sus manos llegaron al lado de sus pechos. Arizona se estremeció de nuevo y reprimió un gemido, cuando sintió los pulgares de Callie rozar sus pezones, luego sintió las manos de Callie masajeando el jabón por toda su espalda, mientras que su boca estaba increíblemente cerca de sus labios.

Callie rozó sus labios con los de Arizona, pero no la besó y sonrió con malicia al ver a Arizona perderse bajo su tacto. Callie tomó un poco más de jabón y lo extendió sobre el estómago de Arizona y su espalda de nuevo, acariciando toda la hendidura de su columna vertebral, lo cual provocó un nuevo gemido ahogado.

Después Callie se arrodilló y tomó un pie en sus manos, acariciando sus dedos y deslizándolas luego por la pierna de Arizona hasta la parte posterior de la rodilla, repitiendo el mismo procedimiento en la otra pierna. Arizona, estaba mirando hacia abajo, con los párpados pesados con el deseo.

Callie deslizó sus brazos por una pierna, y comenzó a masajear con su mano la cara interna del muslo casi rozando su centro pero sin tocarlo, luego repitió la misma caricia en la otra pierna y de nuevo, llevó sus dedos peligrosamente cerca de su núcleo pero sin tocarlo totalmente. Arizona se estremeció salvajemente y echó la cabeza hacia atrás contra la pared. Todo su cuerpo estaba en llamas ahora. Haciendo caso omiso de la pared fría donde apoyó su espalda, Arizona, ahora jadeaba, con las manos tirando de cabello de Callie, acercándola más.

Callie le dio un beso húmedo en su estómago, besando hacia arriba por todo el torso hasta que estuvo de pie otra vez. En ese momento Callie pasó su brazo izquierdo por la cintura de Arizona para abrazarla con fuerza mientras que posó su mano derecha en la parte posterior de la cabeza de ella, tomando un puñado de su cabello, entonces atrapó sus labios y la besó apasionadamente, mientras el chorro de agua caliente caía sobre sus cuerpos desnudos que ahora parecían casi fundidos en un abrazo lleno de amor y lujuria por partes iguales.

Jadeando, Callie se colocó de espaldas de nuevo y guió a Arizona bajo el chorro de agua, y enjuagó su cuerpo limpiando el jabón restante con movimientos suaves de sus manos. Cuando el agua caliente había aclarado todo el jabón de su cuerpo desnudo, Callie puso sus brazos alrededor de su cintura mientras con sus labios comenzó a besar su cuello y a mordisquear el lóbulo de su oreja. Luego, deslizó el jabón a través de sus pliegues lentamente. Entonces Arizona dejó escapar un gemido incontrolable, empujando su cadera hacia adelante.

Arizona temblaba, casi sin poder sostenerse en pie, apoyo todo su cuerpo en Callie, quien la sostuvo con más fuerza con su brazo izquierdo, mientras que con la mano derecha, soltando el jabón y abandonando las burlas, comenzó a acariciar el clítoris de Arizona. En respuesta, ella gritó y comenzó a jadear y a gemir sin control, anticipándose, ante el inminente orgasmo que salvajemente se comenzó a apoderar de todo su cuerpo.

Arizona echó su cabeza hacia atrás, cerró los ojos y abrió la boca lanzando un gemido gutural, cuando todo su cuerpo se tensó y se estremeció incontrolablemente ante el inmenso placer que Callie acababa de entregarle.

Con una enorme sonrisa en sus labios, Callie esperó a que Arizona dejara de temblar para guiarla nuevamente bajo el chorro de agua caliente y enjuagar con sus dedos todas las evidencias del placer en su cuerpo había generado.

Arizona, aún jadeando, se volteó y colgó sus brazos alrededor del cuello de Callie y enterró su rostro debajo de su oreja. Callie la apretó por la cintura para envolverla en un cálido abrazo. Sin soltarse, Arizona le dijo a Callie:

-Te amo Calliope, quiero hacerte el amor, pero me gustaría que fuéramos a la cama, no creo que me quede suficiente fuerza para permanecer parada mucho más tiempo, después de los tragos y sobre todo, después del enorme placer que acabas de darme.

Callie sonrió, cerró el agua de la ducha y escoltó a Arizona para salir de la ducha. Ya fuera de ella, Callie tomó una toalla limpia y secó a Arizona, luego tomó otra y se secó ella. Tomadas de la mano caminaron hacia la cama. Callie se acostó boca arriba y espero a que Arizona se acostara encima de ella.

Arizona atrapó los labios de Callie en un beso profundo y apasionado. Luego comenzó a acariciar y a besar con sus labios el cuello de Callie y mordisqueó levemente con sus dientes el lóbulo de su oreja. Callie comenzó a gemir, estaba demasiado excitada, empapada de nuevo, a pesar del baño caliente. Lentamente, Arizona movió sus labios hacia uno de los pezones de Callie, quien respondió con un nuevo gemido y moviendo sus caderas, necesitaba a Arizona, necesitaba que ella le proporcionara el placer que sólo ella sabía darle.

Tomándose su tiempo, Arizona comenzó a acariciar y a lamer con la punta de su lengua el otro pezón de Callie, quien jadeaba y gemía sin control. Arizona, otra vez, como siempre, la estaba volviendo loca de placer y la deliberada lentitud de sus caricias eran desquiciantes. Poco a poco Arizona fue bajando por el torso de Callie sin dejar de besar cada centímetro de él y cuando finalmente llegó a su centro, Arizona desvió sus caricias hacia la parte interna de los muslos de Callie, quien totalmente cegada por la pasión gemía, jadeaba y movía y arqueaba sus caderas, tratando de encontrar el contacto que Arizona aún le negaba.

Finalmente, Callie soltó un gemido, casi un grito, cuando sintió la lengua de Arizona bordeando sus pliegues y rozando su clítoris. En ese preciso momento, el cuerpo de Callie se convulsionó de forma involuntaria, la caricia de Arizona con su lengua era tan exquisita que Callie se mordió con fuerza sus propios labios, tratando de extender el placer que Arizona le estaba proporcionando, pero de nada sirvió su resistencia, pocos instantes después, el camino hacía el clímax más arrollador ya no tenía retorno, y soltando un gemido gutural Callie sintió temblores en todo su cuerpo que se tensó y alcanzó el cielo del placer.

Arizona permaneció allí abajo, besando con una increíble ternura la parte externa de la vagina de Callie y sus muslos. Callie sonrió, al percatarse que la lujuria y la pasión tomaban su camino de despedida mientras eran sustituidos por el amor en su estado perfecto.

Arizona recorrió con sus labios besando todo el camino de regreso hacia el rostro de Callie y cuando llegó a su boca, ellas dos se besaron dulcemente y ambas pronunciaron esa frase de sólo dos palabras que resumía un sentimiento que se hacía más sólido y más profundo cada día: “Te Amo”.

Después Arizona, exhausta y sin fuerzas, enterró su rostro en el cuello de Callie y en cuestión de segundos se quedó profundamente dormida. Callie envolvió todo el cuerpo desnudo de Arizona en un cálido abrazo,  y comenzó a acariciar su cabello mientras le daba tiernos besos en la frente. Y aún con Arizona profundamente dormida le dijo: –Te amo, tú nunca estarás sola, yo siempre te sostendré, aquí en mis brazos, ellos serán tu hogar…, te amo…, le repitió varias veces, hasta que el sueño también la venció a ella.


Hacer clip en el título para acceder a la canción

Tú nunca estarás sola


Si hay algún momento en que los temores llenen tus ojos
Y no puedas ver más que sombras
El sol estará al otro lado
No te desesperes, porque siempre habrá
Alguien a tu lado
No pierdas la fe, el amor no te dejará perderte en el camino
Porque…

Tú, tú nunca estarás sola
Voy a estar de pie junto a ti
Te voy a cuidar del frio
Yo te sostendré cuando llores
Yo estaré aquí para ser fuerte
Cuando no puedas encontrar tu fuerza interior
Y tú, tu siempre tendrás un hogar
En estos brazos
Tú nunca estarás sola
El amor permanecerá

Si hay un día en que la lluvia encuentre tu corazón
Y tú tengas frio y te sientas cansada y sola
Y tú estés en la oscuridad
No tengas miedo, tú sólo tienes que llamarme y yo estaré allí
No pierdas la esperanza, el amor verá a través de lo que tú sabes
Porque…

Tú, tú nunca estarás sola
Voy a estar de pie junto a ti
Te voy a cuidar del frio
Yo te sostendré cuando llores
Yo estaré aquí para ser fuerte
Cuando no puedas encontrar tu fuerza interior
Y tú, tu siempre tendrás un hogar
En estos brazos
Tú nunca estarás sola
El amor permanecerá

De pie junto a la vida, tú estás por encima de las heridas y el dolor
De pie para cargarte a través de las lágrimas y la lluvia
Llegarás a mí, yo estaré contigo
Llegarás a mí, yo veré a través de ti
Yo seré quien te abrace
La que te muestre que
Tú, tú nunca estarás sola
Yo permaneceré

Te voy a cuidar del frio
Yo te sostendré cuando llores
Yo estaré aquí para ser fuerte
Cuando no puedas encontrar tu fuerza interior
Y tú, tu siempre tendrás un hogar
En estos brazos
Tú nunca estarás sola
El amor permanecerá

Tú nunca estarás sola
Voy a estar de pie junto a ti
Te voy a cuidar del frio
Yo te sostendré cuando llores
Yo estaré aquí para ser fuerte
Cuando no puedas encontrar tu fuerza interior
Y tú, tu siempre tendrás un hogar
En estos brazos
Tú nunca estarás sola
El amor permanecerá

El amor permanecerá

Esta historia continuará


¡Wow!...que letra tan hermosa.

Por cierto, ¿quieren saber qué me inspiró el baile de Arizona en este capítulo? Clip aquí

 El capítulo 21, será publicado el próximo viernes 14-09-2012

6 comentarios:

  1. HERMOSOOOO!! he comenzado a leer tus historias y.....ahora simplemente no puedo parar. admito que soy suuuper fan de Calzona y que Arizona es mi mayor debilidad!!, asi que es bueno encontrarse con estas historias muy buenas que le ponen ese toque extra a personajes conocidos de TV. eres genial Really!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Bienvenida Alexa!, ¡Bienvenida a estas historias que escribo con tanto cariño!. ¡Gracias!

      Eliminar
  2. Hola me encanto el capitulo, como siempre eres excelente y como te dije la otra vez no encuentro palabras para describirte. Arizona me encanta, fue excelente tu inspiración se ve muy sensual yo quiero que me bailen así, por favooooor.

    No creo poder leer el próximo capitulo (mañana) por cuestiones de trabajo, pero el lunes que regreso de viaje me pongo al día con los dos capítulos (el de lunes). Así que te deseo excelente fin de semana que te la pases super bien y si te portas mal invites he jajajaja.

    Un ABRAZOTE y "burda" de gracias

    saludos a todas que dios las bendiga.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas Gracias, ese fue un buen baile ¿verdad?. Cuídate mucho y que tengas buen viaje. Un abrazooooooteeee y que Dios te bendiga a ti también.

      Eliminar
  3. Hola, me encanto este capítulo y sobre todo el baile, me parece excelente como te las arreglaste para este capítulo a pesar de que habías dicho que estaba muy crudo, a mi no me lo pareció.
    Suerte con el otro porque lo estoy esperando ansiosa y gracias a TI por todo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias mi querida Daly, y sí aunque ni yo misma pueda creerlo, a las 6:00 p.m. la escena desde que Arizona llega a la casa hasta la escena del baño no estaba escrita (incluida la escena del baile, completa), tampoco había escrito desde que Arizona y Callie salen del baño hasta el final del capítulo, el cual ni siquiera tenía nombre porque no había conseguido la canción adecuada. Escribí todo eso desde las 6:00 p.m. hasta las 8:00 p.m. y me demoré casi una hora, hasta las 9:00 p.m., cuando lo publiqué, en conseguir la canción. Te confieso que yo misma me quedé loca, porque al final quedé satisfecha con el resultado, pero parí amiga, parí este capítulo. Llegué a mi casa exhausta. Y hoy voy por el mismo camino, el capítulo 21 ahora a las 5:21 p.m. está medio jojoto también.

      Eliminar