Epidemia
– Capítulo 19 – Open arms (Brazos abiertos)
Al día siguiente, a
las 7:00 a.m. aproximadamente, los primeros rayos de sol se filtraban
tímidamente a través de las cortinas de la habitación, Arizona abrió los ojos y
de inmediato una sonrisa de felicidad con hoyuelitos incluidos, se asomó en su
rostro, ella nunca se cansaría de amanecer en brazos de la mujer que amaba con
toda su alma y tampoco de desearla, tanto como la deseaba en ese preciso
momento. Callie seguía profundamente dormida, pero Arizona conocía la mejor
forma de despertarla.
Arizona acercó sus
labios al cuello de Callie y comenzó a besarlo, ella, aún dormida comenzó a
gemir de placer provocando que Arizona sonriera de nuevo. Callie despertó y
abrió los ojos, sonrió gimiendo por las caricias de Arizona en su cuello.
Arizona levantó la cabeza, la miró a los ojos y sonriendo atrapó los labios de
Callie para besarla. Ambas gimieron, ese beso, como siempre era el primer detonante
para hacer aparecer los primeros signos de excitación. Así que en medio del
beso, ellas comenzaron a mover sus caderas en busca del contacto.
Cuando el ardiente
beso finalizó, Arizona continuó besando el cuello de Callie, ella comenzó a
jadear y arqueo su espalda, no había forma alguna de evitar sentirse ya
enormemente excitada, en medio de esa hermosa sinfonía de pasión mañanera.
Arizona sabía que teclas tocar y cuando, lo sabía demasiado bien. Callie
continuó jadeando y gimiendo de placer cuando sintió la experta lengua de
Arizona acariciando sus pezones hasta endurecerlos.
Luego, un grito de éxtasis
salió de su garganta, cuando sintió la mano de Arizona abriendo su vagina y su
dedo acariciando su clítoris mientras que con sus labios besaba de nuevo su
cuello, debajo de su oreja. En medio de las caricias, Callie se excitó aún más
cuando sintió los gemidos de Arizona en su oído al mismo tiempo que el centro de
ella humedecía su pierna mientras movía frenéticamente las caderas en busca de
la fricción.
En medio de gemidos,
de jadeos, de arqueos de espalda y de movimientos involuntarios de caderas,
Callie sintió una nueva ráfaga de placer cuando Arizona introdujo el dedo medio
en su abertura con movimientos perfectos, mientras que con el dedo pulgar
continuó acariciándole el clítoris.
Arizona, por su
parte sabiendo que Callie estaba a punto de alcanzar el borde, levantó la
cabeza para mirarla, si había algo que le encantaba, que la excitaba, era ver
su rostro perfecto justo al momento de acabar. No había nada en el mundo que la
excitara más que eso. No había nadie en el mundo que la excitara más que su
hermosa, sexy y ardiente Calliope Torres.
Callie luchaba por alargar lo más posible el inmenso
placer que Arizona le estaba proporcionando con sus excitantes besos y
caricias, pero la rendición era inminente, Arizona sabía exactamente como
llevarla a un camino de placer que no tenía retorno. Gimiendo y jadeando,
Callie, cerró los ojos, enterró su cabeza en la almohada, tensó todos sus
músculos arqueando su espalda y levantó sus caderas, cuando sintió un clímax
enloquecedor que puso a vibrar todo su cuerpo.
Cuando abrió los
ojos con la respiración entrecortada, se encontró con la mirada llena de
lujuria de Arizona, tenía los ojos oscurecidos por la excitación que
evidentemente sentía. Entre jadeos, ambas sonrieron y Arizona atrapó la boca de
Callie en un beso apasionado y posesivo.
Arizona estaba
completamente excitada, no había duda de ello. Cuando el beso finalizó, Callie
con sus fuertes brazos tomó a Arizona y con un simple movimiento de su cuerpo
la colocó debajo de ella. Callie comenzó a besar su cuello, sus senos hasta
endurecer sus pezones. Tentativamente tocó con sus dedos la vagina de Arizona,
provocando un estremecimiento involuntario de su parte que le hizo emitir un
grito de placer entre sus constantes gemidos.
Callie acercó de
nuevo sus labios al oído de Arizona, y mientras le acariciaba sus pliegues
internos sin tocar su clítoris, le susurró al oído con esa voz sexy que
enloquecía a Arizona:
-Estas empapada
Arizona jadeando le
dijo:
-No puedo evitarlo,
tú me vuelves loca Calliope
Callie sonrió, la
besó apasionadamente y luego inició un viaje con su boca por todo el torso de
Arizona, quien ante el inminente contacto, arqueo su espalda, jadeando.
Un gemido gutural
escapó de su garganta, cuando al mismo tiempo sintió dos dedos de Callie en su
interior haciendo rítmicos movimientos mientras que con la lengua comenzó a
acariciar su clítoris.
Arizona cerró los
ojos y comenzó a mover su cabeza de un lado a otro, Callie sabía perfectamente
cómo hacerle perder la razón con sus caricias. Mientras que sus movimientos
rítmicos y frenéticos no paraban, Callie hacía pequeñas pausas o cambios de
velocidad al acariciar el clítoris con su lengua, esos cambios de velocidad la
excitaban y la acercaban más y más al borde.
Gimiendo y jadeando,
Arizona se dio cuenta que Callie mientras hacia su magia con su lengua y con
sus manos, movía sus caderas, claramente excitada por lo que estaba haciendo.
Callie estaba acostada en forma perpendicular y Arizona sonrió con lujuria
cuando se dio cuenta que la vagina de Callie estaba al alcance de su mano. Su
cota de placer alcanzó un nuevo nivel cuando escuchó gemir a Callie en el
momento en que ella comenzó a acariciar su clítoris.
Sólo unos cuantos
minutos después, tanto Callie como Arizona gemían y jadeaban sin control,
cuando percibieron que el borde de placer más arrollador se aproximaba indeteniblemente.
Con gemidos de éxtasis, sus cuerpos se tensaron cuando el ardiente clímax se
apoderó de cada centímetro de sus cuerpos temblorosos.
Arizona con la
respiración entrecortada sonrió totalmente satisfecha, mientras sentía como
Callie, amorosa y tiernamente limpiaba toda evidencia del enorme placer que
ella misma había provocado.
Cuando Arizona
recuperó el aliento, levantó un poco la cabeza hacía Callie y le dijo en un susurro:
-Bésame, ven a acá y
bésame.
Callie obedeció de
inmediato y acercó sus labios a los de Arizona para fundirlos en un beso
profundo. Arizona sintió el sabor dulce de sus propios jugos en la boca de
Callie, mientras el beso se prologaba. Como siempre y para el placer de
Arizona, Callie hacía pequeñas pausas para acariciar con sus labios los labios
de Arizona, retomando el beso de nuevo. Esa forma de besar de Callie era
embriagadora, porque permitía hacer pequeñas pausas que eternizaban el contacto
de sus labios y a Arizona le encantaban los labios y los besos de Callie.
En medio de esos
besos, Arizona susurró:
-Me encanta tu forma
de besar, creo que soy adicta a tus labios Calliope
Sin dejar de
besarse, Callie le respondió en una de sus pausas:
-Yo también soy
adicta a tus labios Arizona, una vez que empiezo a besarte no puedo, no quiero
parar.
Arizona sonrió y le
dijo mientras buscaba su boca de nuevo:
-No pares entonces,
no pares, bésame Calliope, bésame…
Y como siempre, a
medida que esa secuencia de besos y pausas se sucedía, el amor que sentía una
por la otra comenzaba a estremecer algo más en su interior, esos besos eran su
forma muy particular de provocar no sólo placer en su cuerpo, sino también en
sus almas. Por ello, siempre cuando esa secuencia interminable de besos
finalizaba, siempre se sentían más cerca una de la otra, logrando una conexión
que se hacía más y más fuerte cada día.
Cuando finalmente
las pausas se hicieron más extensas que los besos, Callie se acostó a lado de
Arizona y le dijo:
-Mi amor, hoy
tenemos una cita para nuestro desayuno terrenal en el parque que tanto te
gusta, ¿nos bañamos y nos vamos?, tengo hambre
Arizona sonrió y
acariciando el cabello de Callie, le dijo:
-Mi amor a esta hora
a ti siempre te da hambre
Callie se echó a
reír y con un tono de voz lleno de picardía, le contestó:
-Mi pichirruchi, eso
es por tu culpa
Arizona se echó a
reír también y dijo con una voz inocente:
-¡Mi culpa!, ¿por
qué dices que es mi culpa?
Callie sonriendo enterró
su rostro en el cuello de Arizona y le dijo en un tono sensual:
-Porque siempre
amanezco con hambre de ti, pero luego tú me haces el amor y entonces me da
hambre… de comida. Así que sí, toda mi hambre es por tu culpa.
Una ligera sombra se
posó en la mirada de Arizona, esas palabras de Callie le hicieron recordar, por
un momento, aquella conversación que tuvo con Teddy cuando aún estaba en África
y ella le contó que Callie había dejado de comer, porque estaba sufriendo por
su ausencia. En cambio ahora Callie tenía hambre... Arizona sacudió sutilmente
su cabeza para alejar ese triste pensamiento de su mente, no era el momento de
pensar en cosas tristes, Callie estaba a su lado… por ahora y lo mínimo que le
debía a ella y a sí misma era disfrutar el momento sin pensar ni en el pasado
ni en su incierto futuro.
Así que, antes de
que Callie se encontrara con su mirada de nuevo, Arizona se forzó a sonreír
para decirle:
-Está bien, me
declaro culpable de los cargos, vamos a levantarnos para ese picnic.
Callie levantó la
cabeza del cuello de Arizona y le dijo sonriendo:
-Genial, gracias.
Por cierto, tenemos que pasar antes por una tienda de conveniencia a comprar
vino y algunos tipos variados de quesos y salchichón y salamis y jamón y
galletas y… bueno todo lo que nos provoque para hacer un delicioso picnic.
Arizona se echó a
reír y le dijo con ternura:
-Sí mi amor, todo lo
que te provoque, todo lo que te haga feliz, a mi me hace feliz
Callie levantó el
brazo derecho en señal de victoria y exclamó:
-¡YAY!
Arizona no pudo
evitarlo, soltó una sonora carcajada, le encantaba cuando Callie, imitándola, decía
“YAY”.
Ellas dos se
levantaron, se bañaron, se vistieron y fueron en el automóvil convertible
alquilado a una tienda cercana para comprar lo que necesitaban. Una vez dentro
de la tienda, Callie, por curiosidad, se puso a ojear unos folletos turísticos
que tenían el mapa de California y algunas fotos de sus lugares más atractivos.
Entre ellos, destacaban las playas de Newport Beach en el condado de Orange.
Callie se quedó
mirando las fotos y de pronto un flashback vino a su mente, ella conocía esa
parte de California, sí de hecho se acordó de la vía al lado del mar que
conducía hacia allá y recordó que su padre tenía una casa en Newport Beach, que
utilizaban como una casa de veraneo cuando se aburrían de las playas de Miami.
Claramente
emocionada por el reciente recuerdo, Callie llamó a Arizona que se encontraba
en otro pasillo de la tienda, diciendo en voz alta:
-¡Arizona!,
¡Arizona!
Ella enseguida
escuchó a Callie y al verla tan excitada, se acercó a ella para preguntarle:
-Callie, dime ¿qué
ocurre?
Callie casi saltando
en sus pies le dijo a Arizona emocionada:
-Acabo de recordar
algo más, viendo este folleto… Callie le pasó el folleto a Arizona, …-recordé
California, bueno recordé la vía hacia Newport Beach en el condado de Orange,
mi padre tiene una casa allá y se exactamente donde está…
Arizona puso los
ojos, la mirada de Callie y ese tono pícaro le indicaron claramente a ella que
Callie junto con el reciente recuerdo ya estaba maquinando un plan en su linda cabecita.
Entrecerrando los
ojos Arizona le preguntó:
-¿Qué significa esa
mirada pícara que estoy viendo?
Callie enseño su
enorme sonrisa y dijo con picardía:
-¿Qué opinas de
pasar con tu novia dos días en una hermosa casa frente al mar antes de
regresarnos a Seattle?... Tenemos la casa, tenemos un automóvil convertible
estacionado allá afuera, nos tenemos a nosotras, ya sé, en
esta época hace mucho frio para bañarnos en la playa, pero podemos trotar en la
playa en las mañanas, luego de hacer el amor viendo el mar, podemos ir a bailar
¿qué dices?, ¿te animas?
Esta vez fue a
Arizona a quien se le iluminó el rostro con una enorme y pícara sonrisa, un
viaje de dos días como ese sonaba absolutamente tentador, pero también le
emocionó el hecho de que Callie se había referido a ella nuevamente como su
“novia” y no había nada que hiciera más feliz a Arizona que reafirmar, una y
otra vez que definitivamente ellas habían vuelto a su estado anterior, eran
“novias” ¡YAY!
Para insistir sobre el
punto, Arizona decidió bromear con Callie:
-Eso me encantaría,
pero acabas de decir que vas con tú novia… moviendo su cabeza de un lado a
otro, como si estuviera buscando a una persona, Arizona agregó: …-¿tú novia
está aquí contigo, ahora?, dime, ¿quién es?
Callie sonrió ante
la pequeña broma de Arizona y le dijo:
-Sí, mi novia está
aquí, ¿quieres conocerla?
Sonriendo Arizona
contestó:
-Sí
-Ok…, le dijo
Callie, …-la vas a reconocer porque dentro de un segundo va a gemir. Sin mediar
más palabras, Callie tomó fuertemente a Arizona envolviéndola con sus brazos
para abrazarla y atraerla hacia ella, y a continuación atrapó su boca en un
beso apasionado e inesperado, que de inmediato la hizo gemir.
Cuando el beso finalizó,
Callie sonriendo le dijo:
-Bien ya la
conociste, ¿verdad que mi novia es hermosa y caliente?
Arizona sonrió en
los brazos de Callie y le dijo:
-No más hermosa y
caliente que tú
Callie soltó una
risita y le dijo:
-Entonces, ¿aceptas
mi invitación?
-Por supuesto que sí.
Y por segunda vez
ese día, Callie exclamó con aire triunfal:
-¡YAY!
Arizona volvió a
sonreír.
Una vez que habían
comprado todo lo necesario, fueron al parque e instalaron su picnic, luego que
terminaron de desayunar, ambas se acostaron una al lado de la otra sobre la
grama y se tomaron de la mano.
Mientras ambas
miraban el hermoso cielo azul, su pequeño momento de paz se vio interrumpido
cuando una pelota de tenis rebotó muy cerca de la cabeza de Arizona. Ella y
Callie inmediatamente se sentaron para verificar el origen del objeto volador
que había aterrizado tan cerca de ellas. Arizona tomó la pelota en sus
manos, cuando vio aproximarse a una niña
de unos siete años evidentemente apenada que venía caminando para buscar su pelota.
La niña tenía un hermoso rostro, el cabello largo de color castaño con bucles
que la hacían realmente encantadora.
Cuando la niña
llegó, sonriendo dijo:
-Disculpen, estaba
jugando y no me di cuenta que ustedes estaban tan cerca, por favor, ¿podrían
devolverme mi pelota?
Arizona, le dijo
sonriendo:
-Te la voy a
devolver, pero antes dime ¿cómo te llamas?
-Yo me llamo Allegra,
¿y tú?
Arizona le devolvió
la pelota con una mano mientras le ofrecía la otra para presentarse:
-Mucho gusto Allegra,
yo me llamo Arizona
-Mucho gusto, dijo
la niña, y dirigiendo su mirada hacia Callie, le preguntó:
-Hola, y tú, ¿Cómo
te llamas?
Callie sonriendo y
extendiendo su mano le dijo:
-Hola Allegra, yo me
llamo Callie
Justo cuando la niña
iba a decir algo, se escuchó la voz de una mujer llamando a la niña por su
nombre. Obviamente era su madre, ella estaba sentada en un banco del parque. La
mujer tenía a su lado un coche doble, con dos hermosos bebes de aproximadamente
dos años, eran rubios, de ojos azules, y por el enorme parecido entre ellos
obviamente se trataba de hermanos gemelos. Cuando Callie y Arizona se voltearon
a ver a la mujer, Arizona se quedó mirándola, ella le resultaba familiar. La
mujer hizo exactamente lo mismo, se quedó mirando a Arizona, hasta que finalmente
la reconoció y exclamó:
-¡Sara!, eres tú
La mujer sonrió y
también la reconoció:
-¡Arizona!
Ella se paró y de la
grama y de inmediato se dirigió al banco del parque para hablar con la mujer.
Sara era una antigua compañera de escuela de Arizona. A ella siempre le gustó
Sara, era una mujer hermosa de ascendencia latina con un cuerpo espectacular y
un hermoso cabello negro. Sin embargo, Arizona nunca tuvo esperanzas con ella
porque era totalmente heterosexual. Mientras Arizona caminaba a su encuentro,
sonrió, el parecido con Callie era notorio, una clara evidencia que las morenas
latinas con un cuerpo espectacular, un hermoso rostro y un cabello abundante y
sedoso habían sido siempre el tipo de mujeres por las cuales Arizona siempre se
había sentido especialmente atraída.
Cuando llegó a ella,
Arizona se inclinó para abrazar a la mujer y saludarla, luego se sentó a su
lado. Antes de ponerse a conversar hizo una pausa y buscó a Callie con la
mirada, haciéndole una seña para que se acercara.
Mientras que Callie
se paró y caminaba hacia ellas, Arizona le dijo:
-Sara, ¡cuánto
tiempo ha pasado!, no te veía desde la escuela. Dime, esos tres hermosos niños
¿son tuyos?
Sara sonrió y dijo
con orgullo:
-Pues sí, son míos, y como verás…, dirigiendo su mirada
hacia sus dos hijos idénticos, …-el último cargamento fue doble.
Arizona sonriendo
exclamo:
-Sí son hermosos,
igual que tu hija, Allegra, a ella ya la conocimos.
Sara sonrió mientras
decía en tono de disculpa:
-Sí ya me di cuenta,
casi te vuela la cabeza con esa pelota. Disculpa Arizona, yo suelo jugar con
ella, pero ahora con los gemelos, no puedo moverme tanto…
Sara se interrumpió
a si misma cuando vio a la mujer morena bastante parecida a ella aproximándose.
Arizona se paró y le
dijo a Sara:
-Sara, te presento a
mi novia
Callie sonriendo le
tendió una mano a Sara y le dijo:
-Hola Sara, mi
nombre es Callie, encantada de conocerte
-El gusto el mío,
dijo Sara
Arizona le dijo a
Callie:
-Sara es una antigua
compañera de la escuela, teníamos años sin vernos y mira ahora, la veo de nuevo con sus tres
hijos ¡increíble!
Callie iba a decir
algo, pero Allegra, sentándose al lado de su madre le preguntó:
-Mami, ¿quieres
jugar conmigo?
Sara en tono
conciliador le dijo a su hija:
-Allegra, tu sabes
que me encantaría jugar contigo, pero no puedo dejar a los gemelos solos…
Callie intervino, se
arrodilló frente a Allegra y con una enorme sonrisa le dijo a la niña:
-Puedes jugar con
nosotras si quieres, …Callie miró fugazmente a Arizona, luego dirigiéndose a la
niña continuó: …-prefiero que juguemos antes de que nos quedemos sin cabeza con
esa pelota.
Sara disculpándose
de nuevo, dijo:
-Lo siento…
Callie la
interrumpió sonriendo:
-Por favor Sara no
te disculpes, todos fuimos niños alguna vez, y muchos de nosotros bastante
traviesos por cierto…, Callie dirigió su mirada fugazmente hacia Arizona, quien
sonrió, era evidente que esa última observación estaba relacionada con las
recientes historias que Bárbara le había contado acerca de sus travesuras, …-y
lo mejor que podemos hacer los adultos es encausar esa enorme energía jugando
sanamente. Entonces Allegra ¿quieres jugar con Arizona y conmigo?, conozco un
juego de pelota bien divertido
Allegra sonrió y
dijo emocionada:
-Sí, sí quiero
Callie sonriendo le
dijo a Allegra, tomándola de la mano:
-Perfecto, vamos
para explicarte las reglas. Mientras caminaba, volteo a ver a Arizona y la
llamó diciéndole: -¿Vienes Arizona?
Arizona sonriendo le
contestó:
-Sí ya voy, y mirando
a Sara le dijo a ella:
-Sara voy a jugar
con tu hija
-Sí ve con ella,
ustedes dos me salvaron el día, Gracias.
Arizona mantuvo su
sonrisa y corrió para encontrase con Callie y Allegra.
Las tres se sentaron
juntas, mientras Callie les comenzó a explicar de qué trataba el juego. Ambas,
tanto Arizona como Allegra, la escuchaban con mucha atención:
Callie con la
ternura que la caracterizaba para tratar con los niños le preguntó a Allegra:
-Allegra ¿sabes
atajar la pelota?
Sí, mi papi me
enseño
-Perfecto, ¿has
jugado o visto alguna vez un juego de beisbol?
-Sí, en mi escuela
hay una liga de beisbol, yo no juego pero los he visto jugar
-Genial, ¿sabes lo
que es “robar una base”?
-Sí, es cuando un
jugador está entre dos bases y sin que se den cuenta sale corriendo de una base
a otra.
-Allegra, te
felicito, me ahorraste un montón de explicaciones, dijo Callie sonriendo.
Allegra le devolvió
la sonrisa. Arizona tenía rato con una sonrisa grabada en su rostro, era
definitivo, le encantaba observar a Callie con niños alrededor, era increíble
como ella con sus encantos lograba captar su atención.
Callie continuo
diciendo, mientras se ponía de pie al tiempo que Allegra y Arizona también lo
hacían, -Vamos a jugar a “robar bases” ¿Quién quiere ser la primera corredora?
Allegra saltando
entusiasmada y riendo dijo: -Yo, yo, yo
-Ok, dijo Callie.
Colocando sus manos en los hombros de Arizona le dijo sonriendo: -Tú quédate
aquí, te voy a lanzar la pelota desde allá…, Callie señaló un punto un poco más
lejos, …-Falla atajando para que Allegra anote unas cuantas bases robadas ¿Ok?
Arizona asintió,
evidentemente alegre al saber que las intensiones de Callie era que la niña se
divirtiera jugando y ganando en el proceso. A los niños les encanta ganar, no
les gusta perder.
Callie se colocó en
su posición y llamó a Allegra para que se parara al lado de ella. Cuando la
niña se paró a su lado le dijo:
-Ok, Allegra, esta
es la primera base, Arizona está en la segunda base. Nosotras vamos a tirarnos
la pelota, cuando tu veas la oportunidad, intenta robar la base ¿entendido?
Allegra con una
enorme sonrisa contestó:
-Sí, ya entendí
-Genial, cuando
hayas logrado robar 10 bases cambiamos y una de nosotras dos será la nueva
corredora ¿de acuerdo?
-De acuerdo
-Ok, comencemos.
Las tres comenzaron
a jugar y se estaban divirtiendo muchísimo, riendo y gritando. A veces era
Callie quien fallaba a propósito, otras veces era Arizona, lo cierto es que
Allegra anotó sus 10 bases robadas y ahora le tocaba el turno a Callie o a Arizona
para ser la nueva corredora. Para decidirlo, jugaron piedra, papel o tijera.
Arizona ganó, enseñando tres veces lo mismo: piedra, piedra y piedra.
Arizona anotó sus
diez carreras, pero le costó bastante, si Callie había sido consecuente con la
niña, no se había mostrado del mismo modo con Arizona, eso era parte de hacer
más divertido el jugo y ambas lo sabían.
Finalmente le tocó a
Callie su turno de ser la corredora. Ella jugaba con osadía, casi con
movimientos suicidas que la exponían claramente al “out”. Igual que en el juego
de beisbol, estaba permitido que los dos hombres en base (en este caso, “mujeres
en base”), se salieran de ellas para tratar de hacerle out al corredor,
atrapándolo entre una base y otra. Y la forma de jugar de Callie, claramente la
exponía a ese tipo de práctica.
Luego de tres bases
robadas y un “out”, Callie estaba al lado de Allegra mientras ella tenía la
pelota en su poder. Callie comenzó a correr y Arizona le gritó a Allegra:
-Tírame la pelota, tírame la pelota. Allegra lo hizo y Callie se volteo para
regresarse a la base de Allegra, pero Arizona le tiró la pelota a Allegra de
nuevo y Callie retrocedió hacia la base de Arizona. Repitiendo esa misma
practica sin fallar, Callie se vio atrapada entre ambas quienes la abrazaron
para hacerle el inevitable “out” tocándola con la pelota. En ese momento, las
tres exhaustas y riendo a carcajadas, se dejaron caer en la grama acostándose
muy cerca la una de la otra.
Acostadas en la
grama, riendo y con la respiración entrecortada, escucharon a Sara llamando a
Allegra de nuevo. Las tres se pusieron de pie para encontrase con ella en el
banco del parque. Sara sonrió cuando las vio aproximarse, tanto su hija como
Callie y Arizona, tenían la cara roja y estaban sudando.
Cuando llegaron al
banco, Allegra salió corriendo al divisar a su papá que venía caminando a su
encuentro, diciendo: -Papi, papi, papi.
Su padre la recibió
en sus brazos y la cargó, luego caminó hacia el banco donde estaba su esposa y
los gemelos. Cuando llegó, deposito
suavemente a Allegra en el suelo y saludó con un beso a Sara, su esposa. Sara
le dijo a Callie y a Arizona:
-Les presento a
Kevin, mi esposo
Kevin era un hombre
bien parecido, con músculos bien formados, de cabello rubio y ojos azules.
Cuando Arizona lo vio, se fijo que se parecía bastante a Owen Hunt
Los tres se dieron
la mano. Hechas las presentaciones de rigor, Kevin le preguntó a su esposa
¿Están listos?, ¿no vamos a casa?
Sara asintió
mientras se paró del banco. Allegra antes de montarse en los brazos de su padre
se dirigió hacia Arizona, quien con una sonrisa se agachó para darle un beso en
la mejilla, luego Allegra se dirigió hacia Callie a quien le tendió los brazos
para que ella la abrazara también. Callie la cargó en sus brazos, y le dio un sonoro
beso en la mejilla que hizo reír a Allegra. Luego le dijo mirándola a los ojos:
-Me divertí mucho jugando contigo Allegra
Allegra riendo dijo:
-Yo también, gracias
por jugar conmigo
Mientras Callie la
depositaba en suelo le contestó:
-Gracias a ti por
jugar con nosotras, fue un verdadero placer.
Allegra sonrió y
caminó hacia su padre, quien de inmediato la cargó en sus brazos de nuevo.
Arizona y Callie se
despidieron de Sara. Mientras la hermosa familia se alejaba, Allegra se giró
para decirles a sus compañeras de juego:
-Gracias, ustedes
serán una mamis muy divertidas
Callie y Arizona se
miraron a los ojos y se sonrojaron. Se sonrieron mutuamente pero ninguna de las
dos se atrevió a hacer un comentario acerca de la última frase de Allegra. Cada
una tenía sus propias razones para no extenderse en ese tema en particular:
Callie no quiso
hacer ningún comentario, ella sabía por lo que Arizona le había contado de su
pasado juntas, que el asunto de los hijos era un tema delicado y pensó que ya
tenían suficientes cosas en las que pensar como para introducir algo como eso.
No era el momento para hablar de algo así.
Por su parte
Arizona, simplemente no se atrevió a decir nada, especialmente porque mientras
jugaban con la niña, Arizona había sentido una emoción que en estos momentos no
pudo reconocer y mucho menos interpretar. Lo que si era cierto, es que en
algunos instantes, especialmente al final del juego, cuando la niña y ella
atraparon a Callie y las tres riendo a carcajadas se dejaron caer en la grama,
la mente de Arizona fue asaltada con un pensamiento, una especie de fantasía
donde se imaginó que Callie y ella estaban jugando con su propia hija y
mientras duró ese pequeño lapsus en su mente, Arizona sintió una inmensa emoción
que no pudo interpretar. Arizona se
asignó a sí misma la tarea de pensar en ello más adelante, para tratar de saber
qué significado tenía la emoción que había sentido al imaginarse tener una hija
con Callie. Pero eso sería más adelante, su relación con ella todavía tenía signados
demasiados interrogantes para agregar un asunto tan delicado como el de los
hijos en estos momentos.
En vista de que por
diferentes razones, ninguna de las dos quiso ahondar en ese asunto, Callie de
inmediato cambió el tema. Abrazando a Arizona le dijo:
-Creo que vamos a
tener que ir a la casa a darnos un baño, estamos sudorosas y no vamos a ir al
hospital así ¿verdad?
Arizona sonrió con
picardía y le preguntó a Callie
-Y por casualidad, ¿en
ese baño viene incluido una parte de mi combo 3x1?
Callie sonriendo con
picardía le contestó:
-Sí, puede ser
Arizona entusiasmada
le dijo:
-Vamos entonces,
ahora no quiero perderme ese baño por nada del mundo.
Callie y Arizona,
recogieron sus cosas, llegaron a la casa, hicieron el amor mientras se bañaban
y luego se vistieron para irse al hospital. Una vez allí, se acercaron a la
habitación del Coronel, a quien saludaron al igual que a Bárbara.
Bárbara ya le había
contado a su esposo, la conversación que había tenido con Callie en la
cafetería del hospital y lo feliz que Arizona se veía a su lado, por ello, el
Coronel le había dicho a Bárbara que la próxima vez que Arizona fuera a
visitarlo, lo dejara a solas con ella para poder hablar con su hija.
Con ese conocimiento
previo, Bárbara invitó cortésmente a Callie para que la acompañara al cafetín, quien
aceptó encantada y luego, cuando ambas salieron de la habitación, el coronel le
dijo a Arizona:
-Hola hija, que
bueno que viniste, quería hablar contigo, pero antes quiero preguntarte como
médico: ¿Cuándo crees tú que me darán de alta?, quiero irme a mi casa, odio los
hospitales.
Arizona sonrió, ya
conocía esa faceta de su padre, así que en un tono conciliador le contestó:
-Papá, debes tener
paciencia, no hace ni una semana del accidente, por lo menos deberás permanecer
aquí dos o tres semanas más
-Arizona eso es
demasiado
-Lo siento papá, me
preguntaste como médico y como médico te respondí
-Está bien, está
bien. Ahora como hija, quiero que me digas ¿cómo estás?
Arizona sonriendo le
contestó:
-Estoy bien papá.
El coronel Robbins
enfatizó su pregunta:
-Arizona, realmente
quiero que me digas ¿Cómo estás?
Arizona miró a su
padre un poco intrigada:
-¿A qué te refieres
papá?
-Bueno hija, al grano,
no soy hombre de medias palabras. Ayer tu madre me contó acerca de tu relación
con Callie, me dijo que nunca te había visto tan feliz, y yo quería hablar de
eso contigo. De hecho el día del accidente fue una grata sorpresa para mí que
aceptaras que ella te acompañara, así que dime, ¿tú relación con Callie va en
serio?, quiero decir, ¿existe la posibilidad de que tú finalmente sientes
cabeza en lugar de seguir dando tumbos?
-Papá yo…
-Hija ya me imagino lo
que vas a decirme, que tú eres una doctora, una cirujana pediátrica con una
carrera exitosa, pero cuando hablo de tu vida y de su curso errático, no me
refiero a tu vida profesional, me refiero a tu vida personal. Arizona yo acepté
tu sexualidad, ese no es el punto aquí, lo que me preocupa es que sigas empecinada
en seguir sola, eso no es bueno, todos necesitamos de alguien a nuestro lado.
Mírame a mí, por ejemplo, un militar retirado, un tipo duro, pero no tengo ni
idea de lo que sería de mí si no tuviera a tu madre a mi lado. Y créeme, este
accidente me hizo reafirmar todo eso. Arizona, yo no pretendo inmiscuirme en tu
vida, pero no quiero que sigas sola, así que dime por favor, contéstame la
pregunta que te acabo de hacer ¿Tú relación con Callie va en serio?
Arizona no pudo
evitar sonreír, no sólo por haber reafirmado la aceptación de su sexualidad,
sino por haber aceptado finalmente en voz alta, lo mucho que el necesitaba a su
madre a su lado, eso fue algo tierno. Por otro lado, le agradó la sincera
preocupación de su padre acerca de su soledad auto impuesta. Arizona, decidió
sincerarse con su padre, sobre todo porque si él estaba preocupado por ella, su
respuesta seguramente lo tranquilizaría. Así que Arizona se tomó unos segundos
para contestar y le dijo:
-Sí papá, mi
relación con Callie va en serio, tan en serio como lo permita su memoria.
Callie, a raíz del accidente no recuerda todo su pasado y parte de lo que aún no
recuerda incluye el daño que le hice cuando la abandoné en el aeropuerto para irme
a África. Sinceramente no sé lo que pueda pasar entre nosotras cuando ella
recuerde eso, pero si ella me perdona, yo seguiré con ella...
…-La amo papá, y es
con ella con quien quisiera pasar el resto de mi vida, casarme, e incluso tener
hijos… Arizona se sorprendió a si misma al mencionar la posibilidad de querer
tener hijos con Callie, aún así, agrego: …-aunque eso último todavía no lo sé, aún no
estoy convencida de querer ser madre, pero hasta en eso he pensado. De hecho,
hace sólo unas horas fuimos a un parque y jugamos con una niña y por unos
instante imaginé cosas y me sentí… diferente… en fin no sé, es muy prematuro
pensar en hijos, incluso en un matrimonio, sabiendo que Callie sigue con
amnesia, pero por mi parte, sí, estoy segura, ella es definitivamente, el amor
de mi vida, la mujer con la que quiero pasar el resto de mis días, día tras
día...Arizona recordó la canción que Callie le había dedicado y sonrió
emocionada.
El padre de Arizona
se alegró al escuchar esas palabras en boca de su hija: “matrimonio”, “hijos”,
esa última mención era mucho más de lo que él esperaba escuchar. Después de que
su hijo había muerto en Irak y conociendo la resistencia de Arizona a ser
madre, el casi se había resignado a la idea de que jamás sería abuelo, de
continuar a través de Arizona el legado Robbins, del cual se sentía tan
orgulloso.
Tratando de ocultar
su emoción, como era normal en él, le dijo a su hija:
-Me alegra
escucharte decir lo que acabas de decir, y siendo así, hay un regalo que quiero
ofrecerte. Cuando llegues a casa, por favor, me llamas por teléfono para
indicarte donde lo tengo guardado ¿está bien?
Arizona amplió aun
más su sonrisa y le preguntó con curiosidad:
-Papá ¿de qué se
trata?
-Cuando llegues a
casa lo sabrás. No insistas que no voy a decirte nada más. Ahora dime ¿Cuándo
regresas a Seattle?
Arizona no insistió,
sabía que con su padre no había manera de insistir, así que optó por
contestarle la pregunta:
-Pienso quedarme
hasta el sábado en la mañana, Callie me invitó a la casa de veraneo de sus
padres en Newport Beach, donde vamos a pasar dos días antes de regresarnos a
Seattle.
El Coronel un poco
sorprendido dijo:
-¿Los padres de
Callie tienen una casa de veraneo en Newport Beach?, eso quiere decir que
tienen una muy buena posición económica ¿correcto?
-Así es papá, Callie
es una persona muy sencilla que odia hacer alardes de eso, nunca habla de ello,
ni siquiera antes de perder la memoria, creo que en el fondo es algo que de
alguna forma siempre la ha incomodado, pero sí, sus padres tienen una excelente
posición financiera. De hecho, Callie tiene a su nombre un gigantesco fideicomiso,
del cual está viviendo mientras recupera la memoria. Bueno en realidad, el
fideicomiso es tan enorme que ella no necesitaría trabajar nunca más en su
vida, si quisiera, pero Callie no es así, ella adora su trabajo, en el cual es
excelente por cierto, ella es una de las cirujanas ortopédicas más reconocidas
de este país. Obviamente, en estos momentos no está ejerciendo, no hasta que
recupere la memoria totalmente. Por ahora, solo ha recordado fragmentos de su
vida.
-Bien me alegra
escuchar eso, no que los padres de Callie sean de buena posición, sino que
Callie sea lo suficientemente humilde para no hacer alarde de eso. Algo así,
habla muy bien de ella.
-Sí papá, Callie es
un ser maravilloso, tiene muchísimas cualidades como ser humano, la humildad es
sin duda una de ellas, pero te aseguro que tiene muchísimas más.
El coronel soltó un
bufido y dijo:
-Me lo imagino hija,
si logró meter por el aro a alguien tan escurridizo como tú, debe tener
cualidades enormes.
Arizona se echó a
reír, era extraño ver a su papá bromeando, quizás el susto que había pasado con
el accidente reciente, había provocado aligerar un poco su ánimo y su eterna
seriedad.
Arizona y su padre
continuaron hablando por un rato más de temas menos profundos, luego se
despidió de él, prometiéndole que en cuanto llegara a casa lo llamaría para que
le indicara las “coordenadas” del objeto que quería regalarle. Arizona no tenía
ni idea de que se trataba, pero viniendo de su padre, imaginó que podía ser
algo importante, por lo menos para él.
…
Una vez en casa de
sus padres y mientras Callie preparaba la cena, Arizona le dio un beso en la
mejilla y le dijo que iba a llamar a su padre. Arizona subió las escaleras
mientras discó el número telefónico. El Coronel Robbins, de inmediato, contestó
la llamada.
-Hola papá, soy yo,
lista para que me informes las coordenadas del regalo que quieres obsequiarme.
-Perfecto hija,
mantente en línea mientras te doy las indicaciones. Lo primero que tienes que
hacer es subir a mi habitación…
-Ok papa voy en
camino… listo ya estoy en tu habitación.
-Perfecto, justo al
lado de la puerta del baño hay un cuadro pequeño en la pared, ¿lo ves?
-Sí papá
-Ok, ábrelo hacia tu
izquierda, detrás hay una caja fuerte empotrada en la pared
Arizona nunca se
enteró que detrás de ese cuadro había una caja fuerte
-Listo papá, ya
ubiqué la caja fuerte, es de combinación…, Arizona se extraño y exclamó: …-Papá
¿me vas a dar la combinación?
-Por supuesto
Arizona, eres mi hija
Arizona asombrada le
dijo a su padre:
-Gracias papá, digo,
por la confianza
-Arizona no seas
tonta, tú eres mi hija y yo confío en ti y en tu madre. Ok, escucha con
atención la combinación, ¿estás lista?
-Sí papá. Arizona se
sentía emocionada, sin duda se trataba de algo muy valioso, para que su padre
lo tuviera guardado en una caja fuerte cuya existencia ella desconocía. Por lo
menos sentimentalmente valioso. Arizona se preguntaba ¿qué sería?
-Los números son
19…, 31…, 25…, 76…, 42… y 39. Al finalizar escucharás un “clic”, en ese
momento gira la palanca hacia la izquierda y podrás abrir la caja fuerte.
-Listo papá, ya la
abrí.
-Perfecto, en el
compartimiento de arriba al fondo, a la izquierda hay un estuche pequeño, ¿lo
ves?
-Si papá ya lo
tengo.
-Ok, cierra la caja
fuerte, pon el cuadro en su lugar y abre el estuche.
Arizona obedeció y
cuando abrió el estuche sus ojos no podían creer lo que estaban viendo, era un
hermoso anillo de oro con un enorme y precioso diamante. Arizona, impresionada,
sin decir una palabra se sentó en la cama, aún no entendía el propósito de su
padre de regalarle a ella un objeto tan valioso y tan hermoso como ese anillo.
El coronel entendió
el enmudecimiento momentáneo de su hija, así que le preguntó:
-¿Aún estas allí?
-Sí… si papá… dime
¿qué…
-Hija ese fue el
anillo de compromiso de mi madre, de tu abuela, a mi me correspondía dárselo a
Timothy…, la sola mención del nombre de su hijo fallecido lo enmudeció
momentáneamente, luego agregó con la voz entrecortada: …-para que él se lo
ofreciera a la mujer que escogería para ser su esposa, pero ahora… ahora es tuyo y tiene el mismo propósito… cuando le
pidas a Callie alguna vez que se case contigo, úsalo y si quieres hacer feliz a
tu madre, por favor, úsalo pronto. Ella te quiere ver casada. (Él también,
aunque jamás lo admitiría en voz alta).
A pesar de que su
padre estaba en la otra línea y Arizona odiaba que él la escuchara llorar, ella
no pudo contener las lágrimas, el anillo era hermoso, era muy valioso, pero lo
más impactante era su significado, ¡por Dios, su padre le estaba regalando el
anillo de compromiso que había pertenecido a su abuela para que con él, le
pidiera matrimonio a Callie!. Ese era uno de los gestos más hermosos que podía
haber esperado alguna vez de su padre, no sólo era una prueba irrefutable de la
aceptación de su sexualidad, de su orgullo hacia ella, y el implícito deseo de
sus padres por verla casada sin importarles que su pareja fuera una mujer. También
significaba que ellos dos querían verla casada con Calliope, es decir que
aceptaban a Callie como su futura esposa. La existencia de ese anillo y el
significado de ser la nueva poseedora del mismo era abrumadora, a tal punto que
Arizona enmudeció, sólo alcanzó a decir, casi en un susurro:
-Papá… esto es…
¡oh!… gracias…
-Tranquila hija,
agradécemelo cuando lo uses, y como te acabo de decir, espero que eso sea
pronto. Tu madre y yo pudimos morir en ese accidente y ambos queremos
asegurarnos, antes de que nos toque irnos de este mundo, que tú tendrás a
alguien a tu lado para compartir tu vida, que no te quedarás sola como te
habías empeñado, antes de conocer a Callie. Si ella logró eso, si ella logró
sacarte de ese aislamiento, entonces para tu madre y para mí, ella merece
llevar ese anillo, sin duda alguna.
Ahora sí, llorando
sin intentar detener sus lágrimas, Arizona dijo:
-Gracias papá, esto
significa mucho para mí, no te imaginas cuanto, Gracias papá, te quiero
El coronel hizo un
esfuerzo para contener su propia emoción y dijo:
-Yo también te
quiero hija…,bueno…, ya no más
sentimentalismos, úsalo, mientras más pronto mejor, ¿me lo prometes?
-Sí papá, te lo
prometo. Gracias
-Perfecto hija,
ahora te dejo, acaba de entrar una enfermera a la habitación trayéndome la
cena. Que tengas buenas noches.
-Buenas noches papá
y… gracias
-Ok, Buenos noches.
El coronel colgó el
teléfono y Arizona se quedó allí, sentada en la cama admirando el anillo y
profundamente emocionada por todo lo que significaba. Un rato después Arizona
fue a su propia habitación y lo guardó. Obviamente no podía contarle nada a Callie
acerca de ese anillo, no por ahora, pero en el fondo Arizona lo único que
quería era que algún día ella pudiera usar ese anillo para pedirle a Callie que
se casara con ella… algún día.
Arizona bajó
nuevamente cuando escuchó a Callie llamándola para cenar, antes de sentarse a
la mesa, la abrazó y buscó sus labios para besarla. Callie respondió al beso y
luego se quedó mirando a Arizona percibiendo que estaba muy emocionada, parecía
obvio que esa emoción provenía de la reciente llamada telefónica que le había
hecho a su padre. Callie prefirió no preguntar, ya conocía a Arizona lo
suficiente para saber que, llegado el momento, ella compartiría el motivo de
esas emociones, pero quiso darle privacidad a sus pensamientos, así que no dijo
una sola palabra al respecto y cambió el tema con una sonrisa y un tono
seductor:
-Vamos a comer esta
deliciosa cena y luego podemos comernos el postre arriba ¿te parece?
Arizona sonrió con
picardía y contestó:
-Esa idea me
encanta, especialmente la parte del “postre”
Callie sonriendo le
susurró al oído:
-Y esta noche te
corresponde “doble ración”
-Me encanta que
lleves tan bien tus cuentas Calliope Torres, tu experiencia crediticia es
intachable. Dijo Arizona sonriendo
-¿Ah sí?, ¿entonces
me puedes dar buenas referencias?, ¿correcto?
Arizona negó con la
cabeza y dijo:
-¡Ah, ah!, eso no,
dar buenas referencias tuyas, sería un cuchillo para mi garganta, yo te quiero
sólo para mí.
-¡Egoísta!, le dijo
Callie sonriendo
-Tratándose de ti
Calliope Torres, soy el ser más egoísta sobre la faz de la Tierra.
Arizona se rió a
carcajadas cuando Callie, levantó las manos y haciendo un baile triunfal
exclamo:
-¡YAY!..., luego
agregó con tono de locutor y acercando su mano a su boca como si agarrara un
micrófono: …-Advertencia: Esta expresión tiene derechos reservados, su uso sólo
puede ser autorizado expresamente por su autora: Arizona Robbins, quien también
tiene derechos reservados sobre este cuerpo…, Callie hizo un gesto con sus
manos señalándose a sí misma.
-Derechos
exclusivos, ¿querrás decir?. Agregó Arizona en un tono más serio pero sonriendo
Callie abrazó a
Arizona de nuevo y mirándola a los ojos le dijo sonriendo:
-Nunca pensé que el
egoísmo pudiera ser una virtud. Arizona sonrió mientras Callie atrapó sus labios
en un cálido beso. Cuando el beso
finalizó, dijo:
-Ahora sí, mejor
comemos, porque ahora, lo que más quiero, es el postre
-Yo también, mi
ración doble, dijo Arizona con una sonrisa pícara.
Ambas comieron, la
cena estaba deliciosa pero, en honor a la verdad, ninguna de las dos se
entretuvo degustándola, comieron algo más rápido de lo normal, la mención del
postre y los besos que habían compartido las habían excitado a ambas.
Cuando terminaron,
lavaron los platos en tiempo record y Callie tomó de la mano a Arizona y se la
llevó casi corriendo por las escaleras, cuando llegaron a la habitación se
desnudaron rápidamente, Callie se acostó en la cama e invitó a Arizona con un
gesto absolutamente sexy a que la acompañara. Visiblemente excitada Arizona se
acostó encima de Callie y atrapo sus labios en un beso apasionado que las hizo
gemir a ambas.
Cuando el beso
finalizó, Callie le dijo a Arizona que se acostara arriba de ella pero boca
arriba, Arizona obedeció y se estremeció al imaginar lo que Callie estaba a
punto de hacerle. Con sus labios rozando su cuello, Callie comenzó a acariciar con sus manos los
senos de Arizona, mientras que con ese tono sexy que la desquiciaba, Callie
comenzó a susurrarle al oído palabras en español, alternando sus excitantes palabras
con besos en su cuello.
Arizona totalmente
excitada comenzó a mover sus caderas, entonces Callie con sus dos largas
piernas, atenazó las piernas de Arizona y las abrió. Arizona gimió de nuevo y
comenzó a jadear, mientras su cuerpo se contorsionaba. Callie aún no la había
tocado, no dónde su cuerpo estaba pidiendo a gritos que la tocara y aún así, la
excitación de Arizona era de tal magnitud que pensó que incluso podría acabar
así. Sin embargo, no hizo falta, después de volverla loca de lujuria y haber
convertido sus pezones en piedras con sus caricias, Callie comenzó a acariciar
su clítoris con su mano llevando su placer demencial a cotas insoportables.
Mientras Callie
continuaba acariciando su clítoris, besando su cuello y le seguía susurrando
entre gemidos, frases en español que Arizona no entendía, pero que la excitaban
cada vez más, ella sintió como todo su cuerpo comenzó a temblar, luego se tensó
y emitió un grito de absoluto placer al experimentar un clímax arrollador que
la dejó sin aliento. Aún así Callie no liberó sus piernas ni abandonó sus
caricias, que se hicieron más lentas y cada vez que ella rozaba su clítoris,
provocaba en Arizona un espasmo involuntario acompañado de un gemido, que casi
era un quejido.
Unos minutos después
Callie liberó las piernas de Arizona, ella rodó hacía abajo y se acostó a su
lado. Callie con toda la ternura de que era capaz, abrazó a Arizona y comenzó a
besarla, repitiéndole entre pequeñas pausas “te amo”, muchas veces.
Arizona se sintió de
nuevo en el cielo, no sólo por el enorme y demencial placer que Callie era
capaz de proporcionarle, sino por su forma única y especial de mezclar la
pasión más ardiente con la más absoluta ternura. Luego de hacer el amor,
Arizona podía perderse en esa mirada llena de devoción, en esos besos dulces y
en los brazos de Callie que la acogían y que la hacían sentir la persona más
amada y adorada del mundo.
Y era justo en esos
momentos cuando sin querer, el miedo de perderla siempre hacía acto de
presencia en su mente, no podía evitarlo, cuando Callie le hacía el amor de esa
manera, Arizona se hacía más consciente de cuanto podía perder, sabía que podía
perderlo todo, absolutamente todo. En medio de esos pensamientos que la
acechaban, Arizona le hizo el amor a Callie y Callie nuevamente le hizo el amor
a ella.
Callie comenzó a
besarla de nuevo y luego la abrazó con todas sus fuerzas, ella sabía, aunque
Arizona no lo dijera, que era precisamente en esos momentos, cuando hacían el
amor, que ella sentía más miedo de perderla, lo notaba en su mirada, que por
momento se ensombrecía. Callie odiaba saber que Arizona sufría por eso, había
momentos en que realmente quería recordar todo para sentir lo que tuviera que
sentir y seguir adelante con Arizona, por supuesto que le daba miedo recordar,
pero era peor percibir esa tristeza y ese miedo que Arizona siempre trataba de
disimular.
Callie lo volvió a
intentar, acunó con sus dos manos el rostro de Arizona y le dijo mirándola a
los ojos:
-Arizona, te amo…
aquí estoy, contigo y aquí estaré, nunca te voy a abandonar.
Arizona se
estremeció y se conmovió, era obvio que Callie casi podía leer su mente, así
que mientras sus ojos se llenaron de lágrimas, ella abrió sus brazos para
abrazar a Callie, y mientras la apretaba con todas sus fuerzas, le dijo:
-No sé cómo pude ser
tan ciega, pero ahora que estas aquí conmigo quiero que tengas presente,
siempre, lo que tú amor significa para mí, eres mi vida Calliope, sin ti, mi
vida estaría vacía, y lo único que quiero es que cuando pase lo que tenga que pasar
te quedes a mi lado… para siempre, no quiero perderte..., no puedo perderte…,
te necesito…, nunca pensé que podría decirle eso a alguien, pero te necesito,
te necesito a mi lado… para siempre.
Callie se emocionó
profundamente por esa confesión, ella sabía que Arizona jamás le había dicho algo
así a nadie, así que reconociendo cuanto amor había en su corazón hacia ella
para admitir algo como eso, por primera vez en su vida, la abrazó aún más
fuerte y con lágrimas en los ojos, le dijo a Arizona:
-Me quedaré a tu
lado… para siempre mi amor, te lo prometo.
Arizona cerró los
ojos, necesitaba desesperadamente creer en esa promesa…
Hacer clip en el título para acceder a la canción
Brazos
abiertos
Acostada
a tu lado
Aquí
en la oscuridad
Sintiendo
tus latidos con los míos
Suavemente
tú susurras
Eres
tan sincera
¿Cómo
este amor pudo ser tan ciego?
Navegamos
juntos
Perdimos
contacto
Yo
estoy aquí, tú estás a mi lado
Así
que ahora vengo a ti
Con
los brazos abiertos
Sin
nada que ocultar
Cree
lo que te digo
Aquí
estoy
Con
los brazos abiertos
Esperando
que veas
Lo
que tu amor significa para mí
Brazos
abiertos
Viviendo
sin ti
Viviendo
sola
Esta
casa vacía parece tan fría
Quiero
abrazarte
Te
quiero cerca
Cuanto
deseaba tenerte en casa
Pero
ahora que has vuelto
De
noche y de día
Necesito
que te quedes
Así
que ahora vengo a ti
Con
los brazos abiertos
Sin
nada que ocultar
Cree
lo que te digo
Aquí
estoy
Con
los brazos abiertos
Esperando
que veas
Lo
que tu amor significa para mí
Brazos
abiertos
Esta
historia continuará…
Yo
también estoy aquí, con los brazos abiertos, esperando sus comentarios :o)