Dos almas gemelas que deberán aprender juntas a superar sus temores y encontrar el camino hacia sus verdaderos sueños. Acompañen a Callie Torres y a Arizona Robbins en este viaje, a través de los sentimientos. Una montaña rusa de emociones, donde la música será otra protagonista. Citando a Jessica Capshaw: “Hold on and enjoy the ride” (Agárrense fuerte y disfruten del paseo).

lunes, 28 de enero de 2013

Epidemia - Capítulo 36 - Me pierdo contigo


En el capítulo anterior:

Arizona fue la primera que se quedó dormida, sintiendo la respiración de Callie en su cuello, quien la acunó en sus caderas envolviéndola en un cálido y tierno abrazo. Callie aspiró el exquisito aroma floral que desprendía el cabello aún húmedo de Arizona y se quedó dormida unos minutos después con una sonrisa en sus labios. Allí estaba en Cadaqués, finalmente, abrazando al ser que más amaba por sobre todas las cosas en este mundo, el amor de su vida con el que había soñado despierta cuando era sólo una adolescente.



Epidemia – Capítulo 36 – Me pierdo contigo


Al día siguiente,  justo al amanecer, Arizona despertó y quedó extasiada. Ante sus ojos se divisaba unos de los paisajes más hermosos que ella había visto en toda su vida. La noche anterior, Callie le dijo que dejaría las cortinas abiertas, para que Arizona, que dormiría del lado de la cama que daba hacía el ventanal de la habitación desde la cual se accedía a un balcón, pudiera admirar la belleza de Cadaqués justo al despertar. Ellas habían llegado de noche y el mar era para ese momento sólo una espesa negrura donde sólo se escuchaba el chapoteo de las pequeñas olas reventando en la orilla, pero ahora, casi al amanecer, se dio cuenta que Callie tenía razón, el mar sereno, los pequeños barquitos atracados cerca de la orilla, el pueblito en la falda de la montaña, de casitas blancas y ventanas azules, era hermoso, tan hermoso que Arizona entendió porque Callie había soñado regresar allí, con el amor de su vida, algún día. ¡¡¡Y el amor de su vida era ella !!!.

Ese pensamiento la llenó de ternura, así que se giró para admirar a su prometida, que se veía aún más bella durmiendo plácidamente a su lado. Arizona, con mucho cuidado para no despertarla, acarició suavemente con el dorso de la mano su mejilla y luego sonriendo, le dio un tierno beso en su frente. Después se fue al baño y al salir de él, tomó una de las cobijas de la cama, se la puso por encima para abrigarse del frio de esa hermosa mañana de primavera y sin hacer ruido, se dio paso hacia al balcón, cerró la puerta de vidrio de nuevo tras de ella y se paró recostada a la baranda, para poder admirar en todo su esplendor el hermoso paisaje que se desplegaba ante sus ojos.

Dentro de la habitación, Callie continúo durmiendo un rato más, hasta que el burbujeo de la cafetera que se había activado de forma automática a la hora previamente programada, comenzó a sonar. Callie abrió los ojos y se dio cuenta que Arizona estaba en el balcón, obviamente disfrutando de la hermosa vista de Cadaqués. Así que para darle una pequeña sorpresa, fue al baño sin hacerse notar y después sirvió dos tazas de café recién colado y salió hacia el balcón.

En el instante en que Callie deslizó la puerta de vidrio, Arizona se giró y le dijo con una sonrisa que le iluminó la mirada:

-Buenos días mi amor, no me di cuenta que ya habías despertado

Callie, con una enorme sonrisa dibujada en su rostro, le contestó:

-Buenos días mi pichirruchi, preferí que no te dieras cuenta para traerte esto, se que te encanta un café recién colado al amanecer y quise servirtelo antes de salir a reunirme contigo aquí…, después de entregarle la taza de café caliente a Arizona, Callie hizo una pausa y luego agregó pasando su mano sobre su propio brazo: …-¡Huy! Hace frío

Arizona sonrió y quitándose la cobija que pasó por la espalda de Callie, le dijo:

-Si mi amor hace frío, arrópate con la cobija y abrázame dentro de ella para sentir tu calor, mientras nos tomamos ese café, que ¡ummmn! huele divino…Gracias

Callie se acomodó la cobija alrededor de su cuerpo y abrazó a Arizona por detrás, envolviéndola dentro de sus brazos, y así arropadas y abrazadas ambas comenzaron a tomar su café mientras admiraban el paisaje y sentían la fresca brisa de la mañana acariciando sus rostros.

Después de unos instantes, fue Arizona quien rompió el silencio:

-Mi amor, tenías razón, Cadaqués es hermoso, yo lo vi en fotos, y me pareció bello, pero una cosa es verlo en fotos y otra muy diferente es sentirlo, escucharlo, este pueblito tiene algo, es mágico, etéreo, no sé, pero cuando desperté, quedé impactada y me impacté aún más cuando salí hasta acá, al balcón, me encanta y el estar aquí contigo…, bueno, creo que es casi como estar en el cielo

Posando su barbilla en el hombro de Arizona, Callie suspiró y dijo:

-Creo que ahora entiendes por qué soñé despierta con regresar, con regresar enamorada, justo como ahora, no tienes idea mi amor, de lo que significa para mi estar aquí contigo, en este momento. En este pequeño y hermoso pueblito en la costa del mediterráneo, siento que toman vida mis sueños, te tengo en mis brazos y la sensación de paz, de felicidad y de esperanza que tengo ahora, esa que creí haber perdido, hoy está conmigo gracias a ti, al inmenso amor que sé que sientes por mi y que yo siento por ti, finalmente estoy aquí con el amor que siempre soñé, con el amor de mi vida, ese amor que dejó de ser un sueño para convertirse en una hermosa realidad.

Arizona percibió como las palabras de Callie hicieron vibrar su propia alma, así que luego de colocar las dos tazas vacías encima de la mesa que se encontraba a su lado, se giró para ver a Callie a los ojos, unos ojos que brillaban inundados con lágrimas de felicidad. Fue en ese instante, que se hizo más que evidente para Arizona que Callie estaba sintiendo el mismo torrente de emociones que se agolpaban en su propia alma, como ese amor inmenso que sentían la una por la otra las hacía vibrar y experimentar una felicidad casi imposible de describir con palabras.

Profundamente emocionada, Arizona posó sus manos en el hermoso rostro de Callie y lo acarició con sus pulgares para secar las lágrimas que se deslizaban tímidamente por sus mejillas. Ambas se dedicaron una mirada tierna, profunda y mientras se abrazaban con fuerza, poco a poco acercaron sus labios para fundirse en un beso que encendió aún más todos los sentimientos que se arremolinaban en sus almas.

Abrazadas entraron de nuevo a la habitación, se despojaron de sus ropas y sin dejar de besarse, se acostaron en la cama. Más allá del deseo físico, ambas sin tener que decirlo con palabras, sintieron una enorme necesidad de vivir ese amor fundiendo sus almas y sus cuerpos en medio de besos y caricias compartidas.

Arizona, acostada encima, comenzó a acariciar con sus labios y con los dedos de sus manos el cuerpo desnudo de Callie, quien en medio de gemidos, susurró:

-Te amo Arizona, quiero perderme en ti, quiero sentirte…

Antes de besarla de nuevo, Arizona profundamente emocionada susurró:

-Sí mi amor…, Sí…, te amo…


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Me pierdo entre tus dedos, en castillos de nubes
Espigas que levantan el vuelo entre figuras que sueño

Me pierdo contigo
En un camino distraído
Siguiendo las huellas del mapa
Donde siempre me atrapas

Siente de cerca lo que digo
Escucha con fuerza
Cada suspiro perdido
Cada verso callado
Cada latido suspendido

Me pierdo contigo
En un deseo que se abre espacio
Sobre el agua mansa que en tus brazos
Me hace sentir que vivo

Me pierdo contigo
Hallando sólo un lugar certero
Donde toman vida nuestros sueños
Donde está la paz…, que había perdido

Me pierdo entre tus dedos, tras el encanto de un beso
Tu voz es el misterio que enciende todos mis sentimientos

Siente de cerca lo que digo
Escucha con fuerza
Cada suspiro perdido
Cada verso callado
Cada latido suspendido

Me pierdo contigo
En un deseo que se abre espacio
Sobre el agua mansa que en tus brazos
Me hace sentir que vivo

Me pierdo contigo
Hallando sólo un lugar certero
Donde toman vida nuestros sueños
Donde está la paz

Me pierdo contigo
En un deseo que se abre espacio
Sobre el agua mansa que en tus brazos
Me hace sentir que vivo

Me pierdo contigo
Hallando sólo un lugar certero
Donde toman vida nuestros sueños
Donde está la paz…, que había perdido

Me pierdo contigo…


Arizona miraba a los ojos a Callie, con una expresión llena de amor y de devoción, una expresión que era como el reflejo de los mismos sentimientos que brotaban de esos hermosos ojos marrones brillantes que ella adoraba. Percibiendo como su propia alma vibraba en medio de su pecho, Arizona bajó la mirada hacia los labios desquiciantes que la esperaban, hasta que lentamente los unieron para fundirlos en un beso profundo y lleno de ternura, que Arizona sólo separó para iniciar su excitante recorrido por la suave piel color caramelo de su hermosa amante. Con la boca abierta, los labios de Arizona acariciaban el cuello de Callie, mientras ella respondía a sus caricias con gemidos de placer y movía sus caderas en búsqueda del éxtasis que sólo Arizona podía brindarle.

Callie exhaló una nueva secuencia de gemidos y con los ojos cerrados apretó la cabeza contra la almohada, cuando sintió la lengua caliente de Arizona bordeando uno de sus pezones, mientras acariciaba el otro con sus manos. Arizona sintió como los pezones de Callie se endurecían, encantada de como ella reaccionaba siempre ante el contacto. Arizona chupó y lamió ambos pezones, luego inclinó la cabeza y miró a los ojos marrones. Callie tomó con sus manos ambos lados de su rostro y besó a Arizona una vez más, extasiada por los suaves labios rosados a los cuales era adicta.

Cuando separaron sus labios, Arizona continúo su lento recorrido hacia el sur en ese cuerpo que ella adoraba, dispuesta a acariciar cada milímetro. Callie movió nuevamente las caderas contra ella  y tensó los dedos de sus pies en la anticipación cuando sintió las caricias lentas y excitantes de Arizona acercarse a su centro.

Arizona sonrió ligeramente cuando con sus dedos abrió la vagina de Callie y observó la evidencia irrefutable del efecto de sus caricias sobre ella, su centro estaba total y completamente inundado. Callie nuevamente movió sus caderas y gimió de placer cuando sintió la lengua plana de Arizona deslizándose desde abajo hacia arriba. Las manos de Callie se apoderaron de las sábanas mientras la lengua de Arizona hacía su magia.

Después Arizona comenzó a chupar el clítoris de Callie, quien entre gemidos y jadeos, cayó en el español sin darse cuenta: -¡¡¡ Ohhh sí, sí, Mi Amor asíiiii, Ohhh… !!!

Arizona también gimió en respuesta, disfrutando de la fiesta ante ella. Callie comenzó a mecer las caderas contra su boca, y luego Arizona hundió su lengua profundamente dentro de ella, en respuesta Callie, dejó escapar un grito ahogado. El ritmo de Callie ahora era incontrolable, todo lo que quería era acabar y todo lo que Arizona quería era que nunca terminara. Pero ambas lo sabían, las caderas de Callie comenzaron a levantarse de la cama con cada embestida contra la talentosa lengua de Arizona, quien se aferró a los muslos de Callie y se enterró más profundamente.

Callie gimió y jadeó y en un empuje final:

-¡¡¡ Oh Arizonaaaaa !!!, gritó mientras su cuerpo se convirtió en una masa temblorosa de nervios enervados.

Arizona finalmente lamió los jugos que brotaron, mientras Callie seguía gimiendo cuando su climax finalmente cedió. Arizona se deslizó lentamente de vuelta al cuerpo de Callie y besó tiernamente su mejilla. Luego apoyó la cabeza en su hombro, para darle tiempo a que retomara el ritmo de su respiración.

Después de un par de minutos, al regresar a La Tierra, Callie bajó un poco la cabeza y acariciándole el cabello, besó la parte superior de la cabeza de Arizona. –Te amo, ronroneó Callie. Arizona sonrió y luego de un profundo suspiro respondió: -Y yo a ti, mi Calliope.

Unos minutos después le toco el turno a Arizona de gemir y de sentir, de percibir como su cuerpo temblaba y se contorsionaba sin control con las lentas caricias de Callie, quien estaba dispuesta a saborear con sus labios y acariciar con sus dedos cada centímetro de la suave piel de la mujer que amaba con locura. Y así como lo había sentido Callie momentos antes, Arizona poco a poco se fue perdiendo en el deseo que abre las puertas de ese mundo exclusivo que sólo ella y su Calliope conocían.

Después de minutos que parecieron horas, después de besos, abrazos y un mundo de placeres compartidos, después de haber acariciado no sólo sus cuerpos, sino también sus almas que vibraron con cada mirada, con cada gemido, con cada suspiro, Callie y Arizona, yacían allí abrazadas, alternando miradas con sonrisas, sonrisas con besos y besos con tímidas caricias; esas mismas miradas, sonrisas, besos y caricias que daban paso a esa otra forma de hacer el amor exclusiva de los seres que en verdad se aman, porque siempre se han amado, porque siempre se amarán, esos seres que comparten un amor que es eterno porque trasciende el espacio y el tiempo, el amor de las almas que al principio se dividieron para aprender las lecciones que estaban destinadas a aprender pero que una vez aprendidas, se reúnen, para evolucionar y viajar juntas, y esta vez… para siempre

Arizona acostada encima de Callie, envuelta en el círculo cálido de sus brazos, sintiendo las tiernas y relajantes caricias de sus dedos envueltos en sus rizos dorados, sonriendo, dijo:

-Nunca en mi vida recuerdo haber sido tan feliz como lo soy aquí y ahora, amándonos, sintiéndonos…, hizo una pausa exhalando un bostezo y luego agregó: …-y no sólo hablo del placer físico que es enorme, que nunca antes había experimentado con nadie más, salvo contigo, también me refiero a esta paz, a esta sensación que me llena el alma

Callie sonrió y luego de besar nuevamente la cabeza de Arizona, le dijo con ternura:

-Me siento igual que tu mi amor, es una sensación que es difícil de describir con palabras, lo único que te puedo decir es que nos llena el alma y además…, bostezando también, Callie agregó bromeando: …-da sueño.

Sonriendo ante la ocurrencia de Callie, Arizona dijo en medio de un nuevo bostezo:

-Es cierto ¿crees que podamos dormir aunque sea una ratito antes de salir a conocer Cadaqués?

-Si Ari, vamos a dormir un rato así abrazadas como estamos, aún es bastante temprano

Arizona al igual que Callie, en pocos minutos se quedó dormida. Un rato después aún adormecida, percibió una sensación extraña, como si estuviera siendo observada, pero no se sintió incomoda por ello, por curiosidad abrió los ojos y creyó verse a sí misma y a Callie paradas cerca de la cama, abrazadas y sonriendo. Arizona sonrió pensando que estaba soñando y cerró los ojos de nuevo, retomando su sueño que esta vez se hizo más profundo.

Unas dos horas más tarde, Arizona despertó, recordando de inmediato la imagen que creyó haber visto, ella sonrió y sin darle demasiada importancia levantó la cabeza para besar la barbilla de Callie, quien aún dormía.

Bromeando y con la clara intensión de despertarla, repitió la caricia, pero esta vez sacó la lengua y la rozó por la barbilla de Callie nuevamente, quien abrió los ojos y de inmediato sonrió cuando vio los hoyuelos de Arizona y esa mirada llena de picardia que adoraba.

Manteniendo su bella sonrisa, Arizona dijo:

-Hola mi bella durmiente

-Hola mi pichirruchi ¿dormiste bien?

-Si mi amor, hasta soñé, bueno debo haberlo soñado, agregó Arizona haciendo una mueca cómica

Intrigada Callie preguntó:

-¿Qué soñaste o qué creíste haber soñado mi cielo?

Con más seguridad en su tono de voz, Arizona contestó:

-Si definitivamente tuvo que ser un sueño, pero fue extraño, creí haber abierto los ojos y mirarnos a nosotras mismas paradas frente a la cama, estábamos una al lado de la otra, abrazadas y sonriendo.

Recogiendo con sus dedos un rizo dorado suelto que Arizona tenía sobre su rostro, Callie le dijo:

-A menos que mi futura esposa se esté volviendo loquita, eso definitivamente tuvo que ser un sueño, pero dime algo, por pura curiosidad ¿en ese sueño nuestros yo alternativos nos veíamos más jóvenes o menos que como somos ahora?

-Más jóvenes que ahora, no, quizás más o menos como somos ahora, salvo por nuestros cabellos, yo lo tenía más largo y tú también, aunque no tan largo como lo tenías antes de…, Arizona hizo una pausa, dejó de sonreír y con la voz un tanto apagada, completó la frase: …antes de irme a África

Para Callie no pasó desapercibido el cambio en la expresión de Arizona, así que le preguntó:

-¿Mi amor, no me digas que el tema de África aún te incomoda?

Haciendo un gesto con sus manos, casi rozando su dedo pulgar con el índice, Arizona respondió:

-¿Sinceramente? Sí, aunque sólo un poquito, me recuerda que pude haberte perdido.

Decidida a no permitir que Arizona recordara esos momentos tan duros, Callie pellizco los costados de ella para hacerle cosquillas, cuyo cuerpo de inmediato se contrajo y la hizo reír, mientras escuchaba a Callie diciéndole:

-Pero no me perdiste bobita, aquí estamos en Cadaqués, haciendo realidad nuestros sueños, amándonos como nunca y comprometidas para casarnos, por lo que a mi respecta África puede irse a…la mismísima porra

Sonriendo, Arizona dijo:

-Mi amor, no puedes mandar a África a la porra

-¿Por qué no?, a ver dime

-Porque la única forma de mover un continente es mediante un terremoto, y a mi no me gustan los terremotos

Con una expresión llena de picardia y riendo Callie dijo:

-¿Así que no te gustan los terremotos? ¿Ahh?

-No

Retomando los costados de Arizona, Callie dijo mientras comenzó a hacerle cosquillas en serio:

-Terremoto es el que vas a sentir ahora

Riendo a carcajadas y tratando de zafarse sin lograrlo de las manos de Callie, Arizona dijo:

-No, no me hagas cosquillas, Callieeee no seas mala, Callieeeee

En pocos minutos ambas estaban revolcándose en la cama riendo a carcajadas. Como pudo, Arizona en medio de las cosquillas que Callie continuaba haciéndole, tomó una almohada y comenzó a golpearla con ella, fue cuando Callie dijo riendo, abandonando las cosquillas y tomando otra almohada de la cama:

-Fin del Terremoto, Iniciando… ¡¡¡ Guerra de almohadas !!!

Como si fueran un par de niñas, Callie y Arizona, riendo a carcajadas, se pararon sobre la cama mientras se daban almohadazo tras almohadazo, hasta que de la almohada que sontenía Arizona, comenzaron a volar una gran cantidad de plumas por toda la habitación. Cubiertas de plumas y sin dejar de reír, Callie se sentó en la cama, tomó a Arizona por la cintura y con sus brazos la atrajo hacia ella, Arizona cayó sobre Callie, sacando la lengua mientras trataba de zafarse de una pluma que se le había metido entre los labios. Acostadas ya en la cama, Callie tomó con sus dedos la pluma que Arizona tenía en la boca y sin mediar palabras congeló la risa de Arizona atrapando sus labios para besarla.  

Cuando separaron sus labios, Callie con una sonrisa encantadora le dijo a Arizona, quien también mostraba su hermosa sonrisa con hoyuelos incorporados:

-Con esta guerra de almohadas y sus consecuencias…, dijo mirando el enorme reguero de plumas a su alrededor, …-hay un hecho que ha quedado plenamente demostrado

Arizona riendo le preguntó: -¿Qué, que somos un par de locas?

Soltando una risa casi infantil, Callie respondió:

-No mi cielo, somos un par de locas, ya ese es un hecho consumado y más que comprobado, lo que demostró esta guerra de almohadas y todas las plumas que tienes encima, es que si tú fueras un plumífero, serías una hermosa, hermosísima ave.

Arizona soltó una risotada y dijo: -¿o sea, que si fuera un “plumífero”, no sería un patito feo?

-Oh no, no, no, no, no, no, para nada, serías como un cisne mi amor, un hermoso e imponente cisne.

Arizona sonrió ante la nueva ocurrencia de Callie, y la miró a los ojos sintiendo de nuevo ese dolorcito en el pecho que siempre percibía cuando el amor que sentía por ella le alborotaba el alma. Callie a su vez sintió como una especie de escalofrío que le recorrió toda la espalda, esa mirada de Arizona, la derretía, siempre lo hacía.

Casi viendo sus almas a través de sus miradas y sin pronunciar una palabra más, ambas acercaron sus labios para regalarse una secuencia de besos tiernos y profundos que poco a poco se fueron convirtiendo en besos apasionados que de nuevo abrieron paso a sus deseos.

Envueltas en plumas, sus cuerpos y sus almas se fundieron otra vez, perdiéndose mutuamente en medio de ese amor que era capaz de encender la pasión que las devoraba ardiendo al rojo blanco para luego envolverlas en la ternura y la calidez de la paz y la inmensa felicidad de un abrazo.

Con la mitad de su cuerpo apoyado de medio lado y con su cara enterrada en el cuello de Callie, Arizona jugueteaba con los rizos del cabello negro mientras Callie la envolvía en un tierno abrazo alrededor de su cintura. Luego de permanecer en silencio por unos cuantos minutos, ambas sonrieron cuando escucharon claramente el estomago de Arizona rugir de hambre.

Fue entonces cuando Callie dijo:

-Creo que mi hermoso cisne tiene hambre

Sin abrir los ojos, Arizona dijo:

-Sí, estoy hambrienta

Dándole un beso en la frente, Callie preguntó:

-¿Qué te parece si nos damos un baño, nos vestimos y vamos a desayunar, luego podríamos pasear un rato?

Levantándose se la cama y ofreciéndole una mano a Callie para que la acompañara, Arizona dijo sonriendo:

-Vamos mi amor, hora de acicalarnos

Callie tomó la mano de Arizona, y mientras se paraba de la cama, dijo riendo:

-Oh, sí y esta vez es casi literal, tenemos que desprendernos de estas plumas

Arizona viéndose a sí misma, a Callie y toda la habitación cubierta de plumas, dijo en un tono culpable:

-La camarera que venga a asear la habitación va a querer matarnos cuando vea este desastre plumífero

-Pues no, si mi plan funciona, creo que nos perdonará, es más con suerte quizás podría llegar a amarnos, dijo Callie sonriendo mientras entraba a la ducha y abría las llaves de la regadera.

-Conociéndote mi amor, debo suponer que es un excelente plan

-Así es mi pichirruchi, ven aquí, dijo Callie extendiéndole la mano a Arizona para que entrara a la ducha con ella.

Luego de un relajante baño donde Callie lavó el cabello de Arizona tal como a ella tanto le gustaba, ambas salieron de la ducha, se secaron y se dirigieron a la habitación envueltas en sus toallas para vestirse. Mientras Callie se colocaba su sujetador y sus bragas, le recomendó a Arizona que se pusiera zapatos cómodos, porque tendrían que caminar bastante para pasear por Cadaqués. Arizona aceptó la sugerencia con una sonrisa y vió mientras se calzaba sus tennis, que Callie sacó un billete de 20 euros del bolso y comenzó a escribir una nota.

Callie escribió en español:

Disculpe  el  desorden  y  las  plumas.  Mi  prometida  y  yo  comenzamos  una  guerra  de  almohadas  y  una  de ellas  resultó  seriamente  herida.  Me   refiero  a  la  almohada, nosotras  estamos  ilesas :o).  La  propina  es  para  usted,  es  nuestra  manera  de  disculparnos  por  el  trabajo  extra  que  tendrá  para  asear  la  habitación.  Por  favor,  reemplace  la  almohada  herida  y  avise  en  recepción  para  que  el costo  de  la  misma  sea  cargado  a  nuestra  cuenta.

Gracias

Callie dejó la nota junto al billete en la mesa de noche y se giró para continuar vistiéndose, pero se encontró de frente con Arizona, quien por curiosidad se acercó para saber que decía la nota, pero al ver que estaba escrita en español, frunció el ceño y dijo:

-He tomado una decisión, voy a aprender español, pero mientras tanto, serías tan amable de traducirme lo que acabas de escribir.

Haciendo pucheros y abrazando a Arizona, Callie le dijo:

-Mi amor ¿vas a aprender español por mí?. Eso es tierno

Sonriendo y abrazando a su vez a Callie, Arizona respondió:

-Si mi cielo, y ahora que lo pienso, agradezco que mi prometida no sea de descendencia rusa o china, creo que el español es más fácil de aprender.

Soltando el abrazo y moviendo sus caderas y sus hombros de una forma sexy, Callie levantó una de sus cejas y dijo en un tono aún más sexy:

-Si, además te perderías de todo este fuego latino

Arizona percibió como el deseo corría nuevamente por su cuerpo, sintiendo al instante la garganta seca. Tragando la poca saliva que aún tenía en la boca, exhaló diciendo:

-Calliope, no me hagas eso, si no quieres que nos quedemos en esta habitación llena de plumas todo el día mientras nos morimos de hambre.

Callie sonrió con ternura, se acercó a Arizona y abrazándola de nuevo, le dijo al oído:

-La opción es tentadora pero yo también tengo hambre, así que vamos a terminar de vestirnos, culminó diciendo Callie, no sin antes darle una palmada juguetona a Arizona en el trasero.

Arizona puso los ojos y luego sonrió, mientras Callie se terminaba de vestir con una franela manga larga, un blue jean y zapatos deportivos al mismo tiempo que le traducía el contenido de la nota que le había dejado a la camarera.

Soltando la risa, Arizona exclamó:

-¿En serio escribiste que la almohada estaba “herida”?

Como si fuera lo más obvio del mundo, Callie miró la almohada y respondió:

-Mi amor, mira como dejaste la almohada, sufrió una hemorragia masiva de plumas, es más, yo creo que a raíz de las heridas, esa pobre almohada está muerta, deberíamos declararla...  Callie se dirigió hacía la almohada, hizo el ademán como si estuviera tomándole el pulso, miró su reloj y dijo: -Hora de la muerte: 11:30 a.m.

Arizona que aún estaba sentada en el borde de la cama, flexionó su espalda hacia adelante, se puso las manos en la cabeza, y tratando de contener la risa, dijo:

-¡Oh Dios!, mi prometida es una loca, acaba de declarar la muerte de una almohada por hemorragia masiva de plumas.

Callie se sentó a su lado, pasó su mano por su espalda para abrazarla y mientras le daba un beso en la mejilla le dijo sonriendo:

-Y usted Dra. Robbins, queda detenida por el asesinado de la Sra. Plumífera, tiene derecho a permanecer callada, si renuncia a ese derecho cualquier cosa que diga podrá ser usada en su contra en un tribunal, tiene derecho a un abogado, si no tiene como costearlo…

Arizona no dejó que Callie terminara de leerle sus “derechos”, interrumpiéndola con un beso que le quitó el aliento. Cuando el beso finalizó, Callie susurró con los labios a milímetros de los de Arizona: -Creo que está tratando de sobornar a la autoridad, y le advierto que eso agrava su situación que ya es precaria, usted fue atrapada con las plumas en la mano

Arizona que había estado tratando de contener la risa, no aguantó más y soltó una sonora carcajada que fue música para los oídos de Callie y tan contagiosa que la hizo reír a ella también.

Cuando finalmente el ataque de risa se aplacó, Arizona besó brevemente los labios de Callie y le dijo:

-Mi amor ¿por qué eres tan payasa?, no he conocido a nadie que me haga reír como tu lo haces, con tus payasadas y locuras ¡dices cada cosa!

Devolviéndole el beso y con una mirada pícara, Callie le dijo:

-No puedo creer que aún no sepas porque soy tan payasa…contigo…, tomando una de sus manos entre las suyas, Callie agregó en un tono increíblemente tierno: …-Me encanta tu risa, me fascina verte reír, y me gusta aún más cuando soy yo quien la provoca

Esa confesión enterneció profundamente a Arizona, porque de cierta forma era una prueba más de lo mucho que Callie la amaba, de lo mucho que le importaba hacerla feliz, incluso inventando mil y una locura para hacerla reír. Era obvio que su increíble imaginación y capacidad de inventiva le hacía mucho más fácil la tarea de convertirse en una autentica payasa, pero saber que Callie lo hacía intencionalmente para hacerla feliz, para hacerla reír a carcajadas como tantas veces lo había logrado era realmente enternecedor. Conmovida por ese pequeño nuevo descubrimiento, Arizona miró profundamente a los ojos de la mujer que amaba y mientras acercaba sus labios para besarla, susurró: -Te amo, mi Calliope

El tierno beso fue interrumpido por un nuevo crujido de estómago, que esta vez provenía de las entrañas de Callie. El ruido las hizo sonreír a ambas otra vez. Sabiendo que las dos estaban que se subían por las paredes del hambre, Arizona se levantó y se llevó de la mano con ella a Callie en dirección a la puerta de la habitación, diciéndole:

-Vamos a comer mi amor, las dos estamos hambrientas

Obediente Callie la siguió y se adelantó para ser ella quien abriera la puerta de la habitación, acto seguido se asomó y miró a ambos lados como si se estuviera escondiendo de alguien. Arizona frunció el ceño, intrigada por la actitud de Callie y le preguntó, parada justo detrás de ella:

-Mi amor ¿qué haces? ¿de quién te estas escondiendo?

Viendo que no había moros en la costa, Callie tomó la mano de Arizona de nuevo y después de cerrar la puerta de la habitación, se la llevó caminando en dirección a las escaleras del hotel. Mientras bajaban, ella respondió:

-De la camarera, no quiero ver su cara de furia cuando vea nuestra habitación emplumada

-Mi amor, pero le dejaste una nota y una propina

-Lo sé, lo sé, espero que eso la aplaque, pero primero verá el desastre plumífero, luego la nota y la propina

Riendo Arizona dijo:

-Cielo, no tengas muchas esperanzas, cuando la camarera vea nuestra habitación emplumada, pensará que allí durmieron un par de locas y cuando lea tu nota, dónde calificaste de “herida” a una almohada, no le quedará ninguna duda de eso.

-Lo cual es tu culpa

-¿Por qué?, ¿por qué es mi culpa?... ¡¡¡ Ah ya sé !!!, por que fui yo quien “asesinó esa pobre almohada”, dijo Arizona con un fingido tono de molestia.

Callie se detuvo en el descanso de las escaleras, Arizona la imitó y sonriendo con picardía dijo:

-No mi pichirruchi, es tu culpa porque estoy loca pero… por ti

-Mi vida si sigues diciéndome cosas lindas no vamos a lograr salir de este hotel nunca, si no estuviera casi muriendo de inanición te juro que subiría esas escaleras para comerte a besos.

-Pero si me comes a besos, quizás se te quite el hambre ¿no?

-El hambre de ti si, pero el hambre de mi estómago no

Continuando su camino hacía la planta baja, Callie dijo:

-Eso nos pasa por no ser cuerpos gloriosos

-¿Cuerpos gloriosos?...¿de qué hablas?, preguntó Arizona, sospechando que se avecinaba una nueva ocurrencia al estilo Callie Torres

-Mi amor, los cuerpos gloriosos no tienen estómago, de hecho no tienen órganos

-¿Estas hablando en serio Callie?

-Sí mi amor, esta vez sí, por lo menos eso fue lo que leí en alguna parte

-Entonces no quiero ser, por ahora, un cuerpo glorioso, afirmó Arizona

-Ni falta que te hace, tienes un glorioso cuerpo, dijo Callie en su tono sexy mientras levantaba una de sus cejas de forma insinuante. Arizona sonrió mientras Callie agregaba: -¿Y por qué no quieres ser un cuerpo glorioso por ahora mi amor?

-Elemental mi querida Callie, si los cuerpos gloriosos no tienen órganos, pues tampoco tienen…, Arizona hizo una pausa y luego completó diciendo: …-bueno, tú sabes a lo que me refiero

-¡Órganos sexuales!, exclamo Callie entusiasmada, como si hubiera descubierto el agua tibia

-¡Exacto!, exclamó Arizona

-Eso definitivamente es un fallo, en el cual nunca había pensado antes. Ahora entiendo por que los llaman “placeres de la carne”.

-Así es…, afirmó Arizona, quien con un tono de picardia agregó: …-Por cierto, yo he tenido muchísima suerte

Callie dejó las llaves de la habitación en la recepción y mientras salían del hotel, le preguntó a Arizona:

-“Muchísima suerte” ¿por qué?

Apretando con fuerza una de las nalgas de Callie, Arizona respondió con un tono exquisitamente sexy:

-Por este pedazo de carne que me tocó, tienes un culo…, Arizona hizo una pequeña pausa para encontrar la palabra adecuada y luego dijo:  …-glorioso, me encanta tu culo

Soltando una carcajada, Callie exclamó:

-Arizona, no me vengas a decir a estas alturas que yo soy sólo para ti un pedazo de carne

Arizona se detuvo, abrazó a Callie y mirándola a los ojos le dijo sonriendo:

-No mi cielo, eres el amor de mi alma, pero no me molesta en lo más mínimo que el alma que adoro venga tan bellamente envuelta

Callie se rió de nuevo, besó brevemente a Arizona en los labios y mientras la abrazó para continuar caminando le dijo:

-Creo que se te están pegando mis ocurrencias

Sonriendo Arizona respondió:

-Sí, eso es posible, muy posible

….


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Entre bromas, risas y abrazos, Callie y Arizona se sentaron a comer en un restaurante en pleno paseo marítimo, un típico restaurante de playa con el encanto pesquero que hace más agradable la comida. Lo que inicialmente iba a ser un desayuno, se convirtió por la hora, en un suculento almuerzo. Pidieron Fideuá para dos y mientras lo esperaban, picaron con unos mejillones al vapor en salsa de ajo, perejil, cebolla, harina y un toque de vino blanco. Y para acompañar pidieron una botella de Blanc Pescador.

Y ahora sí, con el estómago lleno, y fascinadas con el delicioso almuerzo que habían tenido el placer de degustar, salieron del encantador restaurante, abrazadas, sonriendo, felices, dispuestas a recorrer a pie la hermosa villa de Cadaqués. No faltaron nuevas sonrisas, nuevas miradas llenas de amor y devoción, nuevas ocurrencias que las hicieron reír a carcajadas y por su puesto la enorme felicidad de saber que en cada paso, en cada parada un sueño se estaba haciendo realidad, el sueño de Callie cuando sólo era un adolescente de caminar por esos mismos lugares con el amor de su vida y el sueño de Arizona, el que no sabía que tenía, el sueño de conocer el amor y experimentar la enorme felicidad de entregarse en cuerpo y alma a otro ser humano.

Juntas compraron en pequeñas tiendas souvenirs para sus amigos y compañeros de trabajo, juntas recorrieron el casco antiguo, las angostas callejuelas encaladas rodeadas de sus casas blancas adornadas con flores y balcones coloridos, juntas respiraron la brisa marina que acariciaba sus rostros, y finalmente, al atardecer, subieron a lo alto de la iglesia de Santa María, la iglesia parroquial de Cadaqués, para disfrutar desde allí de la imponente vista de ese pueblo hermoso, un pueblo donde sólo llevaban un día, pero cuyos recuerdos permanecerían para siempre en sus corazones.

En lo alto de la iglesia, había un pequeño quicio de piedra donde Arizona decidió montarse, y parada justo detrás de Callie, la abrazó por detrás envolviendo su cintura con los brazos y apoyando su barbilla en el hombro de ella, tal como Callie estaba acostumbrada a abrazarla.

Suspirando de felicidad, sintiendo la calidez del cuerpo de Arizona alrededor del suyo, Callie tomó las manos de ella que estaban posadas sobre su cintura y mientras ambas disfrutaban de la hermosa vista, ella le dijo con ternura:

-No quiero olvidar nunca este preciso instante, quiero grabarlo a fuego en mi memoria, y creo que sólo es necesaria una palabra para describirlo

Besando con dulzura el cuello de Callie, Arizona preguntó:

-¿Qué palabra mi vida?

-Felicidad, dijo Callie casi en un susurro

Fue tal la emoción con la cual Callie mencionó esa palabra, que Arizona sintió unos latidos en medio de su pecho, porque ella sentía exactamente lo mismo, era como si el tiempo se hubiera detenido y sólo existieran ella y Callie viviendo un sueño, un momento mágico lleno de amor y de ternura.

Con esa profunda emoción que se desbordaba en su alma, Arizona exhaló y dijo:

-Te amo Calliope…Te Amo

La necesidad de un beso se hizo inminente para ambas, así que Callie se giró, posó ambas manos en las mejillas de Arizona y compartiendo una mirada de donde brotaba el inmenso amor que sentían mutuamente, sellaron ese momento mágico fundiendo sus labios en un beso que de nuevo hizo que el tiempo se detuviera. Cuando finalmente separaron sus labios, fue Callie quien habló:

-Te amo Arizona, Gracias por estar aquí, Gracias por haber regresado a mi, Gracias por esta felicidad inmensa que por momentos llegué a pensar que nunca sentiría, Gracias por este sueño que tú estas haciendo realidad…Te Amo.

Y con esas palabras, llegó otro beso y luego otro y luego otro más. Y tal como había sucedido la mañana de ese día memorable, sintieron la enorme necesidad física y espiritual de fundir de nuevo sus cuerpos y sus almas. Tomadas de la mano, recorrieron caminando su retorno al hotel y una vez en la habitación, se comenzaron a besar al mismo tiempo que se despojaban de su ropa mientras se acercaban a la cama.

En pocos minutos se inicio un concierto de gemidos en medio de besos apasionados y caricias excitantes. Arizona acostada encima de Callie, mientras rozaba su centro contra la pierna de ella, comenzó a acariciar con su mano experta el clítoris erecto y caliente de Callie.

Justo cuando Arizona iba a iniciar su recorrido de caricias para tomar posesión con su boca del centro empapado de Callie, emitió un pequeño grito de puro placer, al sentir la mano de Callie sobre su clítoris, mientras ella le susurraba entre gemidos: -Quédate conmigo.

Arizona obedeció y no pasó mucho tiempo, cuando sus cuerpos comenzaron a temblar al sentir el desenlace arrollador de un clímax simultáneo que las hizo gemir de placer. Ninguna de las dos detuvo sus caricias, a pesar de que sus cuerpos se estremecían involuntariamente al sentir el contacto sobre sus clítoris hinchados, y así, poco a poco, delicadamente, en unos minutos más, alcanzaron un orgasmo que las dejó exhaustas, en medio de jadeos y con la respiración entrecortada.

Adormecidas se dijeron “Te amo” y fundieron sus labios en un tierno y cálido beso. Casi en un susurro, Arizona, que seguía acostada encima del cuerpo de Callie mientras ella la abrazaba, le preguntó con voz de sueño:

-¿Puedo quedarme dormida justo aquí?, no quiero moverme.

Callie posó su mano sobre el cabello de Arizona y acariciando dulcemente sus rizos dorados, le contestó:

-Yo tampoco quiero que te muevas, quedate aquí conmigo

Arizona, ya casi dormida, susurró:

-Gracias mi cielo, te amo

Callie levantó un poco su cabeza para besar la de Arizona mientras le decía:

-Te amo, buenas noches mi amor

Callie adormecida, sonrió, cuando notó por el ritmo de la respiración de Arizona, que ella se había quedado profundamente dormida. A los pocos instantes, Callie también se rindió al sueño, con una sonrisa en su rostro, porque en el fondo de su alma ella sabía que este había sido, hasta ahora, uno de los días más felices de toda su vida.

Esta historia continuará…


Pido sinceras disculpas por tanta espera, espero que con este capítulo, que escribí con tanto cariño, me perdonen :o)

15 comentarios:

  1. hola en verdad que estoy feliz con que ayas regresado con este capitulo estuvo maravilloso gracias

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  2. Muchas Gracias Monica, me inspiré y realmente estoy muy contenta de haber regresado y con ese capítulo tan especial, aún más. En realidad, nunca me fui del todo, seguía escribiendo pero muy despacio porque estaba, bueno aún estoy, muy ocupada en mi trabajo. Pero estoy comprometida con esta historia, sé hacia donde voy con ella y lo que quiero transmitir, aunque me demore a veces, la historia continuará.

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  3. Voy a tratar de escribir el próximo capítulo este fin de semana, de modo de poder publicarlo la semana que viene. Eso espero :o). En cualquier caso, informaré el status vía twitter.

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  4. OHHHH *------------* Graciassss por este capitulo la espera valio la pena, y es muyyyy bueno pero............ igual ahora nos dejaste con mas ganas de querer masssssss. por favor no tardes tanto asi que eso de "Voy a tratar de escribir el próximo capítulo este fin de semana, de modo de poder publicarlo la semana que viene. Eso espero :o)" que sea haga realidad y si lo puedas publicar la semana que viene *-*.. No se como le haces pero usas las palabras perfectas y precisas simplemente me envuelves en este fanfic FELICIDADES transmites muchas cosas.. ahora no dejo de pensar en la posibilidad de un bebe, aunque también peleas por celos :$ jajaja no se pero me grada las reconciliaciones de calzona claro tampoco peleas fuertes :( pero todo lo que tu escribes es perfectos, Tu transmites todo lo que nosotros queremos que pase alguna vez en los capituloS de shonda :( GRACIASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS

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  5. Hola Claudia, muchas gracias por tu excelente comentario. Si quieres que te sea sincera, yo tampoco sé exactamente como lo hago, sólo sé que hay momentos en que ciertas imágenes vienen a mi mente y me inspiran, me transportan al mundo que estoy recreando en mi imaginación, y cuando logro esos momentos de inspiración, escribir se me hace lo más fácil del mundo, porque las palabras fluyen solas. Es por eso que a veces demoro un poco, no tanto como esta vez, por supuesto, ya que me tomé unos días de vacaciones, pero sí, necesitaba de esa inspiración porque este capítulo era realmente importante en la historia...
    Y me encanta que les guste leerla, tanto como yo disfruto escribiéndola ¡¡¡ YAY !!!. Un abrazo o[]o

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  6. Si eres excelente y que bien que no sepas como lo haces jajajaa asi es mejor y te sorprendes a ti misma eso me encantaaa Tengo cada uno de los capitulo de epidemia en mi cel, ahora casi se me hace imposible dormir sin antes no leer cualquier capitulo de epidemia o de nunca te riendas, nunca te rindas. Es tan impresionante lo que causas con tus historias que superan mil veces la realidad de calzona.. Tu si que sabes como transmitir todo eso. GRACIASSSSSSSSSS ya ansiosa esperando *-* y por favor no te detengas :( no dejes de escribir sobre calzona no importa que epidemia tenga 86785675658u capitulos jj pero no te detengas :( y si lo haces comienza de nuevo :( pero claro todo sobre calzona .. xoxo

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  7. O sea, que mis escritos te sirven de canción de cuna?, HAHAHAHA, genial. Y no, no pienso dejar de escribir, tengo varios proyectos en mente, unos involucran a Calzona directamente y otros de forma indirecta, así como proyectos para escribir un cuento, sólo que no será para las fans de Calzona sino para los amantes de los animales, de las mascotas. Por ahora, me concentro en Epidemia, le faltan bastantes capítulos todavía. Gracias Claudia por leer mis historias :o)

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  8. YAAAAAYYYYYY! *-* Le faltan bastantes capítulos todavía *-*

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  9. por que nos abandonas tanto tiempo

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    1. El capítulo ha resultado muy largo, tanto que he decidido dividirlo en dos partes para publicar la primera hoy. Espero que les guste, serán un par de capítulos...diferentes

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  10. Nada de olvidos, je, je. El capítulo ha resultado muy largo, tanto que he decidido dividirlo en dos partes para publicar la primera hoy. Espero que les guste, serán un par de capítulos...diferentes

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  11. Hey, estuvo super lindo este capitulo y me gusto burda, tu eres ASOMBROSA y me fascina tu historia, lo que me haces sentir cuando leo algo de ti, me gusta como te expresas, lo bonito de este amor, las ganas de querer tener algo así en mi vida, tener la oportunidad de sentir esa conexión de almas y experimentar esa felicidad, la plenitud y la paz que reflejan los personajes de la historia.
    Gracias y te mando un fuerte abrazo.

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  12. Hola mi querida Daly, disculpa mi demora en contestar, razones de trabajo, tu sabes, declaraciones de impuesto y afines. Muchas Gracias por tus comentarios, la verdad los echaba de menos, mucho más viniendo de ti, mi seguidora más fiel y mi amiga. Un fuerte abrazo Daly, uno grandote

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