Dos almas gemelas que deberán aprender juntas a superar sus temores y encontrar el camino hacia sus verdaderos sueños. Acompañen a Callie Torres y a Arizona Robbins en este viaje, a través de los sentimientos. Una montaña rusa de emociones, donde la música será otra protagonista. Citando a Jessica Capshaw: “Hold on and enjoy the ride” (Agárrense fuerte y disfruten del paseo).

lunes, 29 de octubre de 2012

Epidemia - Capítulo 31 - Me enamoré de ti


Epidemia – Capítulo 31 – Me enamoré de ti

Arizona estaba sentada en su puesto del avión al lado de Callie, con su cabeza recostada en su hombro, se sentía enormemente emocionada, por la ventanilla del avión ya se divisaba que estaban aproximándose a su destino. Arizona sonrió y levantó un brazo en señal de victoria, exclamando: -¡YAY!, cuando escuchó al capitán de la aeronave hablar por los altavoces:

-Señores pasajeros estamos aproximándonos al Aeropuerto Internacional El Prat, en Barcelona, España, por favor, abrochen o mantengan sus cinturones asegurados, y apaguen a partir de este momento cualquier equipo electrónico que tengan encendido. Para aquellos que aún no hayan ajustado sus relojes, les informamos que aquí en Barcelona son exactamente las 4:10 a.m.

Arizona miró su reloj, que marcaba la hora de Seattle: 1.10 p.m., entonces riendo le dijo a Callie:

-Mi amor, somos quince horas más viejas

Callie se echó a reír y dijo tomando la muñeca de Arizona para ver la hora que marcaba su reloj:

-Es cierto, somos quince horas más viejas porque en Seattle ahora es la 1:10 p.m., pero de ayer, es curioso esto de las horas ¿verdad?... pero no te preocupes mi pichirruchi, compensaremos ese envejecimiento cuando regresemos, entonces seremos quince horas más jóvenes…

Arizona miró a Callie a los ojos, sus miradas eran brillantes, nítidas y con su sonrisa marca registrada Robbins, le dijo:

-Quince horas más jóvenes y mucho más felices, …incluso más que ahora. Agregó Arizona en un tono lleno de picardía que Callie detectó enseguida, así que con el seño fruncido le preguntó:

-Incluso más que ahora?, ¿tú crees?, ¡wow!, no tengo idea que pudiera hacernos más felices que lo que somos ahora, yo estoy que no quepo en mi de la felicidad.

Obviamente Callie no se imaginaba los planes de Arizona, y ella no quería dañar la sorpresa, sin embargo, no pudo evitar continuar el juego de palabras que ella misma había iniciado, así que le dijo:

-Siempre se puede ser aún más feliz, cuando dos personas se aman como nosotras dos nos amamos hay dos cosas que no tienen límites: el amor y la felicidad

Callie miró directamente a los ojos de Arizona  y sonrió, ese tono de picardía y esa mirada de niña traviesa eran un claro indicativo de que Arizona se traía algo entre manos, pero ella no tenía ni la más remota idea de qué se trataba todo aquello, quizás era por verla en bikini como siempre había querido, eso sin duda la haría feliz, “más feliz que ahora” como Arizona había dicho, sí, Callie supuso que a eso se refería. Además Callie detectó un brillo en la mirada de Arizona que no recordaba haber visto, se veía más radiante que nunca y eso que estaban aterrizando luego de un largo viaje de 24 horas. Esa felicidad contagiosa que se reflejaba en la mirada de Arizona, provocó en Callie el deseo de besarla, lenta y profundamente, así que ella bajó la mirada hasta que sus ojos se enfocaron en sus labios y se acercó lentamente para acariciarlos con los propios. Arizona suspiró, ella era adicta a esos labios, adoraba ser besada por ellos. Adoraba todas las emociones que esos labios le hacían sentir en todo su cuerpo y en su alma cuando compartían esos besos profundos y cálidos que sólo Calliope Torres sabía darle.

Cuando el beso finalizó, ambas mirándose directamente a los ojos se regalaron una enorme sonrisa, mientras Arizona dijo:

-¡Por Dios! Calliope, creo que si hicieran un concurso de las personas que mejor besan en el mundo, tú lo ganarías sin duda alguna

Callie sonrió pero frunció el ceño y le dijo a Arizona

-Ummmm, no, no lo creo

-Pues más te vale que lo creas, tú besas divino

-Es posible que bese divino, como tú dices, pero no creo que pudiera ganar ese concurso, si existiera

-¿Por qué no?, preguntó Arizona intrigada

Callie se rió con picardía:

-Porque supongo que para ganar un concurso así tendría que besar al juez o a los jueces ¿correcto? Y yo no creo que a ti te gustaría verme besando a otras personas ¿verdad?

Arizona frunció el ceño y reconsiderando contestó:

-Buen punto Calliope Torres, buen punto, es cierto, esos labios son míos y no quiero que nadie más los pruebe, así que más te vale que te olvides de ese concurso, no irás, no señor

Callie se echó a reír por la prohibición de Arizona de ir a ese concurso ficticio que ella misma había inventado y recordando la conversación que habían tenido en San Diego, exclamó:

-¿Viste? Te lo dije, yo sé que no ganaría un concurso así porque para empezar, ni siquiera me dejarías participar…¡Egoísta!

Arizona también recordó la conversación que habían tenido en San Diego y riendo le dijo:

-Pues claro que soy egoísta…contigo, ¡derechos exclusivos!, ¿recuerdas?

-Absolutamente y creo que agregaría a eso ¡derechos de autor!, le contestó Callie sonriendo con picardía

-¿Ah sí?, a ver, derechos de autor ¿cómo es eso?

Callie imitando una voz de locutor dijo:

-“La felicidad impresa en el rostro de Callie Torres es propiedad exclusiva de su autora material e intelectual, la Dra. Arizona Robbins, cualquier declaración efectuada por terceras personas que sin autorización de su propietaria se adjudiquen total o parcialmente la autoría de tal felicidad, se considera un delito federal, que será sancionado con multa o prisión de acuerdo a la gravedad de la infracción

Arizona soltó una carcajada y luego de darle un beso breve en la boca a Callie, le dijo:

-Calliope Torres, te declaro oficialmente loca

Callie se echo a reír y le contestó:

-Bueno, creo que tienes todo el derecho a declararme oficialmente loca si lo deseas, porque mi locura también es de tu autoría, estoy loca por ti ¿recuerdas?

Arizona que no había parado de sonreír, no pudo resistir la tentación de besar a Callie, aun sabiendo que los pasajeros estaban caminando por el pasillo central para salir del avión que ya había aterrizado. El beso fue largo y profundo pero fue interrumpido con la risa de ambas cuando unos muchachos que estaban saliendo comenzaron a darle vítores.

Emocionada y sonriendo Arizona le dijo a Callie:

-Mi amor, ya llegamos a España, ¡YAY!, todavía no me lo creo. Dime ¿Qué vamos a hacer ahora?

Mientras ambas se paraban de sus asientos, Callie le respondió:

-Podemos ir al Hotel, descansar un rato y luego salir de shopping ¿te parece?

-Genial! y dime ¿dónde nos vamos a alojar?

-En la Barceloneta, hice las reservaciones por internet desde el aeropuerto en Frankfurt, nos vamos a alojar en el Hotel W Barcelona, le dijo Callie sonriendo mientras tomó su mano para caminar juntas por el aeropuerto hacia el lugar donde recogerían las maletas de Arizona

-¡Wow! y yo que salí del apartamento para que no siguieras pagando un hotel tan costoso

-¿Qué, lo conoces?, preguntó Callie

 -Sí, una vez me alojé allí cuando hubo una convención, es un hotel costoso 

–Lo es pero a mi me dan un precio especial, mi padre es dueño de una cadena hotelera ¿recuerdas?

 -Oh, cierto, lo había olvidado, y ¿qué?, ¿ese hotel pertenece a tu padre?.

–Ese no, pero es amigo del dueño, verás el mundo hotelero es muy pequeño, a pesar de que hay hoteles dispersos por todo el mundo, todos los dueños de las caderas hoteleras se conocen y te aseguro que el apellido Torres es muy conocido.

-¿Tan conocido como lo es el apellido Torres en el mundo de la cirugía ortopédica?

-Creo que un poco más, me refiero, es mucho más conocido el Torres del mundo hotelero, que el Torres de la cirugía ortopédica

–Eso no durará mucho, te lo aseguro, cuando finalices tus investigaciones del cartílago artificial tu apellido será muy conocido, quizás hasta ganes un Harper Avery.

–¡Ha! Tú sabes que yo no hago eso para ganar premios

–Lo sé, tú no eres como Cristina, pero eso no impedirá que te ganes ese premio

–Ya yo me gané mi premio, el mejor premio que la vida pudo darme, dijo Callie sonriendo

Arizona también sonrió y preguntó con un tono de picardía en su voz: -¿Ah sí?, ¿y qué premio es ese?

-Tú

Esa simple declaración estremeció a Arizona y con una sonrisa espectacular, y una mirada brillante que delataba la enorme felicidad que sentía, ella no pudo contener las ganas de besar a Callie, aún allí en medio del torbellino de gente que iba de un lado a otro en el aeropuerto, por ello apretó su mano y se detuvo para que Callie se detuviera también. Arizona se paró al frente a ella, levantó los talones y buscó sus labios para besarla. Ellas cerraron los ojos y mientras sus labios se acariciaban y se besaban profunda y tiernamente, ambas sintieron  como si el mundo se hubiera detenido, las voces y el bullicio del aeropuerto se convirtieron en sólo un pequeño murmullo.

Cuando el beso finalizó se regalaron una hermosa sonrisa, se tomaron de la mano de nuevo y continuaron su camino por el aeropuerto.

Después de haber recogido las maletas, Callie y Arizona tomaron un taxi, que las llevó directamente al Hotel, donde ambas se registraron y obtuvieron la tarjeta de acceso de la habitación que les fue asignada. Callie tomó las maletas de Arizona y se giró para dirigirse hacia los ascensores, fue entonces cuando Arizona, sin moverse de dónde estaba parada frente al mostrador de la recepción del hotel, le dijo a Callie sonriendo pícaramente:

-Mi amor, adelántate tú, subiré en un momento, quiero preguntarle algo al Gerente del Hotel

Callie intrigada frunció el ceño y sonrió, cada vez se hacía más obvio para ella que Arizona estaba tramando algo, pero decidió no darse por enterada, así que ampliando aún más su sonrisa, le dijo a Arizona:

-Ok, te espero arriba… haciendo una pausa para ver la tarjeta de acceso y confirmar el número de la habitación impreso en ella, agregó: …-Es la habitación 1331

-Ok, mi amor, subo ahora, le contestó Arizona devolviéndole la sonrisa

Mientras Callie esperaba el ascensor, Arizona le preguntó al recepcionista del hotel por el gerente, quien casualmente estaba entrando en la recepción en ese momento.

El gerente se acercó sonriendo al mostrador y ofreciendo su mano a Arizona le dijo:

-Buenos días, mucho gusto, yo soy el gerente del hotel, dígame ¿en qué puedo ayudarla?

Arizona le dio la mano para contestar el saludo y luego se presentó:

-Buenos días, soy la Dra. Arizona Robbins, acabo de llegar, me asignaron la habitación 1331 y necesito consultarle algo…, haciendo una pausa, se giró para buscar con la mirada a Callie quien aún estaba frente a los ascensores esperando, entonces agregó viendo al gerente de nuevo pero alternado su mirada para ver a Callie:

…-¿Usted ve a esa hermosa mujer que está parada justo ahora frente a los ascensores?

El gerente del hotel le respondió sonriendo: -Sí, la veo

Con su característica sonrisa, Arizona le dijo al gerente:

-Voy a proponerle a ella que se case conmigo y le agradecería enormemente que usted me recomendara algún sitio hermoso, íntimo y sobretodo romántico donde ella y yo podamos cenar y compartir un momento tan especial como ese.

La sonrisa del gerente se amplió y dijo:

-Bueno, ante todo permítame felicitarla

-Gracias…, respondió Arizona, y agregó: …-aunque aún no me ha dicho que sí

-¿Y tiene alguna duda de ello?, le preguntó el gerente con cortesía

Arizona se echó a reír y respondió:

-No, la verdad no, yo sé que ella me dirá que sí

-Entonces ratifico mis felicitaciones y con respecto a su solicitud, creo que llegó al sitio perfecto, aquí mismo en el hotel disponemos de un espacio maravilloso que tenemos destinado y preparado para ocasiones especiales como esa, es una terraza al aire libre ubicada en el último piso del hotel, desde donde se divisa gran parte de la ciudad y del mar por su puesto, claro de noche no se ve, pero es un sitio muy acogedor, tal como usted lo acaba de requerir: íntimo y romántico. Disponemos de un servicio exclusivo de mesoneros para atender a los comensales, una mesa especialmente decorada para la ocasión, iluminada con antorchas, muy romántico, y sí lo desea estamos en capacidad de ofrecerle música en vivo que en su caso debería ser instrumental.

Emocionada Arizona exclamó:

-¡YAY!, eso es exactamente lo que estoy buscando, dígame algo, ¿además de la música en vivo, música suave e instrumental como usted acaba de señalar, puedo contar con algún equipo de sonido?, quiero dedicarle una canción a ella esa noche

-No lo tenemos instalado, pero sin duda podemos conseguirle lo que usted necesite

Aún más entusiasmada y con una sonrisa impresionante, Arizona exclamó: -¡Genial!

El gerente sonrió y le preguntó a Arizona:

-Dígame Dra. Robbins ¿para cuándo desea…

Arizona estaba tan emocionada que no dejó que el gerente terminara la pregunta y contestó:

-Mañana mismo si es posible, mañana en la noche ¿se puede?

-Sí, es posible y le hago otra pregunta: ¿mientras ustedes cenan , le gustaría que decoremos su habitación con algún toque romántico, quiero decir, una botella de champagne, pétalos de rosas esparcidas en la cama, lo sé, es casi un cliché, pero si lo desea podemos hacerlo.

Arizona miró hacia arriba por un momento para pensar en el ofrecimiento del gerente, luego contestó:

-Sí, quiero que esa noche sea especial y romántica, y aún a riesgo de sobreexponerme, sí, pétalos de rosas, no muchos ¡eh!, lo justo, y champagne, ¡ah! y otra cosa, ella registró la habitación a su nombre, pero quiero que el costo de todo lo que le estoy solicitando no sea cargado a la habitación, si necesita que le firme un vaucher abierto con mi tarjeta de crédito, puedo firmarlo de una vez, si usted lo desea.

-No se preocupe Dra. Robbins, nosotros ya tenemos sus datos en la ficha que acaba de llenar, yo daré instrucciones para que los cargos por lo que acaba de solicitar sean facturados a su nombre en lugar de ser cargados a la habitación

-¿Puedo contar con ello, entonces?, ¿verdad?, mire que sería incómodo que ella pagara los gastos de su propia cena de compromiso.

-Cuente con ello Dra. Robbins, en nuestro sistema el uso de esa terraza que le ofrecí se considera como si fuera una habitación aparte, justamente para evitarle situaciones incómodas a nuestros huéspedes, así que no se preocupe, deje todo en nuestras manos

Arizona asintió con una sonrisa y dijo:

-Muchas Gracias, usted ha sido muy amable

-Siempre a su orden Dra. Robbins, aquí estamos para servirle

-Gracias, bueno y ahora me retiro, mientras más me demore aquí, más probabilidades tengo que mi novia sospeche algo y le aseguro que deseo mantener la sorpresa hasta el último minuto.

-Adelante Dra. Robbins, un placer

-Igualmente, hasta luego

-Hasta luego, Dra. Robbins

Arizona se dirigió hacia los ascensores casi dando saltitos, se sentía demasiado emocionada para ir solo caminando. Ella tomó el ascensor y caminó por el pasillo del piso donde se encontraba la habitación que les habían asignado, ya frente a la puerta le dio dos golpecitos con los nudillos, diciendo en voz alta:

-Mi amor soy yo, Arizona

A los pocos instantes la puerta se abrió, Callie la recibió con una sonrisa y la abrazó, mientras le susurró al oído:

-Menos mal que llegaste, te extrañé

Arizona sonrió y dijo:

-Pero si no me demoré más de cinco minutos

-Cinco minutos son más que suficientes para extrañarte

-Eres una exagerada Calliope Torres, cinco minutos no es…

Callie no la dejó terminar, abrazándola aún con más fuerza, atrapó su boca y la besó profundamente, provocando que un gemido ahogado se filtrara a través del borde de sus labios. Arizona simplemente se rindió ante ese beso lleno de pasión y de amor por partes iguales que Callie le ofrecía con su reconocida maestría. Puede ser que nunca fueran a un concurso de besos, pero esos labios eran expertos en provocarle sensaciones que hasta ahora ella nunca había experimentado con nadie más.

Cuando finalmente sus bocas se separaron casi sin aliento, en busca de aire para respirar, sus miradas brillantes se cruzaron por un instante, luego Arizona enterró su rostro en el pecho de Callie y cerró los ojos. Estar envuelta en los brazos de la mujer con la que estaba dispuesta a compartir el resto de su vida, le proporcionaba una sensación alucinante que le llenaba el espíritu de felicidad.

Aún abrazadas Callie le preguntó con un tono de voz suave y cálido:

-¿Qué te parece si te pones cómoda y continuamos este abrazo en la cama, necesitamos reponer fuerzas para irnos de compras en unas horas?, ¿estás de acuerdo mi pichirruchi?

Echándose hacia atrás, pero sin soltar el abrazó aún, Arizona subió la mirada y le dijo a Callie sonriendo:

-Buena idea mi amor, yo también quiero descansar un rato antes de irnos de shopping.

Arizona buscó en su maleta un short y una franelilla para cambiarse, mientras Callie la esperaba en la cama.

Una vez en ella, Arizona se colocó de espaldas a Callie para que ella la abrazara y la acunara en la calidez de su cuerpo. Antes de quedarse dormidas, Arizona le dijo a Callie:

-Le pregunté al gerente del hotel por algún sitio acogedor y romántico, quiero invitarte mañana a cenar, así que dime mi amor ¿quieres cenar conmigo mañana?

Callie sonrió, la abrazó aún más fuerte y le susurró al oído:

-Me encanta cuando me haces esas preguntas cuyas respuestas sabes de antemano, por supuesto que quiero cenar contigo.

-Genial, dijo Arizona mientras giró su cabeza para darle a Callie un beso breve en la boca, luego retomando su posición en la almohada, agregó:

-Cuando vayamos de shopping, quiero que nos compremos un par de vestidos hermosos, eso sí, para mantener la sorpresa, deberíamos comprar y vestirnos sin que la otra sepa que ropa elegimos para esa cena, ¿de acuerdo?

-De acuerdo mi pichirruchi, ya veo que tienes todo planificado para esa cena

-Pues sí, así es.

-Dime Ari, ¿a dónde piensas invitarme a cenar?

Arizona se rió pícaramente y con un tono de voz de niña traviesa, contestó:

-Eso es una sorpresa.

-¿Ah sí?... Ok, le dijo Callie

Arizona giró su cuerpo completamente para poder mirar directamente a los ojos a Callie, y exclamó:

-¡YAY!, estoy feliz, soy feliz

Callie se le quedó mirando por unos instantes, y luego dijo sonriendo:

-Me encanta ese brillo nuevo en tu mirada, creo que nunca lo había visto…

-Ese nuevo brillo en mi mirada se debe a que nunca en toda mi vida me había sentido tan feliz como ahora, y es algo hasta irónico, sí se quiere, atesoré mi independencia como algo muy valioso, porque pensaba que esa independencia me aseguraba ser libre, ser feliz, y sólo ahora que me he entregado en cuerpo y alma a otra persona es cuando realmente me siento feliz y libre, libre del miedo a comprometerme, libre del miedo al abandono, libre de todas las creencias o concepciones que me alejaban de todo y de todos mientras mostraba una sonrisa, que lo único que hacía era disimular mi soledad…

…-Y sí, lo reconozco de algún modo era feliz, pero esa “felicidad” no puede compararse con lo que siento ahora, y me creía “libre”, pero de la misma forma esa “libertad” no es comparable con la verdadera libertad que siento ahora. Si no estuvieras conmigo, nunca habría conocido esta felicidad, esta libertad.  Me enamoré de ti, ahora mi felicidad tiene nombre, tu nombre Calliope Torres, te amo ¿lo sabes verdad?

Callie se quedó callada por unos instantes, sonriendo, viendo a Arizona a los ojos y admirando ese brillo en su mirada, luego de esa pausa, Callie le respondió:

-Lo sé mi amor, sé cuánto me amas, y no tienes ni idea de lo feliz que me hace saber eso, es la primera vez en mi vida que siento que realmente ocupo un lugar en el corazón de alguien y que llegué para quedarme, contigo yo también perdí mis miedos, tú amor me ha hecho creer…Te amo

Con los ojos aguados ambas se besaron, luego Arizona retomó su posición de espaldas a Callie y se quedaron dormidas.

Hacer clip en el título para acceder a la canción


Luego de aproximadamente dos horas, Arizona despertó primero y al hacerlo se giró para mirar a Callie mientras dormía, y esa visión la enterneció, nunca, jamás se cansaría de ver a esa hermosa mujer durmiendo, le encantaba verla dormir. Un rato después Callie despertó, y al abrir los ojos le regaló a Arizona una hermosa sonrisa.

Luego ambas se pararon de la cama, se bañaron y se vistieron, listas para ir juntas de shopping. Cuando salieron de la habitación Arizona le preguntó a Callie:

-Dime ¿a dónde vamos de shopping?

-Dime algo tú antes ¿Cuántas veces has venido a Barcelona?

-Sólo una vez cuando vine a aquél congreso médico que te mencioné pero no tuve oportunidad de pasear, ya que tuve que regresar antes de tiempo, fue justo cuando me llamaron para entrar a trabajar al Hospital Seattle Grace

-¿O sea que nunca has ido a La Roca Village?, ¿correcto?

-He oído de ese lugar, pero no, nunca he ido

-Ok, vamos para allá entonces, vamos a la recepción para dejar la tarjeta de acceso y preguntar el horario de salida del Shopping Express

-¿Shopping Express?, ¿qué es?

-Es un servicio de transporte que te lleva directamente a La Roca Village

-¡Genial!, exclamó Arizona con una sonrisa mientras salían del ascensor en dirección a la recepción del hotel, luego agregó, tomando a Callie por un brazo y recostándose en su hombro: -Mi amor todavía no puedo creer que estemos aquí en España, aquí contigo, esto es genial, es impresionante

Callie le devolvió la sonrisa y beso la frente de Arizona, mientras le decía:

-Pues más te vale que lo creas, esto es un sueño hecho realidad, para ambas, yo vine con mis padres varias veces a España, pero te puedo jurar que nunca un viaje a este país me había hecho tan feliz, estoy con la mujer que amo, te amo Arizona, te amo

-Y yo a ti mi amor, con toda mi alma

Cuando llegaron a la recepción, Callie entregó la tarjeta de acceso de la habitación y consultó acerca del horario del transporte, donde le informaron que la primera salida estaba programada para las 9:00 a.m.. Callie agradeció la información y le dijo a Arizona:

-Mi cielo, son las 8:00 a.m., creo que podemos desayunar primero aquí mismo en el hotel y luego ir a la parada para tomar el transporte, ¿te parece?

-Sí mi amor, vamos.

Ambas desayunaron y luego tomaron el bus que las llevó hasta La Roca Village. Se divirtieron muchísimo comprando juntas, almorzaron en uno de los restaurantes de la zona y luego se separaron para comprar cada una el vestido que usarían para la cena del día siguiente. Callie aprovechó que Arizona estaba en otra tienda y compró tres bikinis, uno color rojo, otro color azul eléctrico y el otro negro. Mientras los pagaba en la caja, no pudo evitar sonreír al imaginarse la expresión del rostro de Arizona cuando la viera a ella vistiendo esos bikinis.

Luego de un fascinante y divertido día de compras Callie y Arizona llegaron al hotel cerca de las 6:00 p.m., ambas se disponían a subir a la habitación luego de retirar la tarjeta de acceso en la recepción, no obstante, el gerente del hotel le hizo una seña a Arizona para consultarle algo relacionado con la cena sorpresa, por lo cual ella, le dijo nuevamente a Callie que se adelantara.

Callie sonriendo, pensando para sus adentros que había algo misterioso en esas conversaciones con el gerente del hotel que iba más allá de lo que Arizona le había dicho, subió sola en el ascensor y se dirigió a la habitación. Mientras tanto Arizona habló con el gerente del hotel quien la había llamado para informarle que ya todo se estaba preparando conforme a sus requerimientos y le consultó acerca del menú y del tipo de vino que deseaba fuera servido en la cena. Arizona respondió a sus dudas y le agradeció la información, también  aprovechó para solicitar un servicio a la habitación para esa noche. Ella quería darse un baño, cenar en la misma habitación y hacer el amor con Callie, ese divertido día de compras la había dejado algo cansada, pero también había incitado su deseo, quería tenerla en sus brazos, quería hacer el amor con su futura esposa.

En vista de que el gerente del hotel le proporcionó a Arizona una tarjeta adicional de acceso a la habitación, ella subió y abrió la puerta de la misma. Cuando entró, observó que Callie no estaba en la habitación, pero por el sonido que se escuchaba desde el baño, supo que ella estaba allí, bañándose.

Arizona, tomó las bolsas de las compras y abrió la del vestido que había comprado para la cena de compromiso del día siguiente, era un vestido de talle corto, ceñido al cuerpo, color azul celeste que combinaba casi a la perfección con el color de sus ojos, ella sonrió frente al espejo, al imaginarse cómo se lo quitaría Callie después de esa cena, para hacer el amor por primera vez, como una pareja comprometida para casarse.

Un ruido en la puerta de la habitación la hizo salir de sus emocionantes pensamientos, seguido por una voz masculina al otro lado de la puerta, que anunciaba la llegada del servicio a la habitación que ella había solicitado.

Rápidamente, Arizona guardó el vestido en la bolsa y abrió la puerta de la habitación para dejar pasar a un chico, no mayor de 20 años, que venía con un carro de servicio con la cena.

Mientras tanto Callie, que no había escuchado entrar a Arizona porque tenía colocados los audífonos del iPod, se los quitó y creyó escucharla afuera, así que dijo en voz alta desde el baño:

-Arizona, ¿ya llegaste?

Arizona le contestó: -Sí mi amor, ya estoy aquí y…

Arizona no pudo terminar de hablar, ella se quedó con la boca abierta, casi en shock cuando vio a Callie salir por la puerta del baño, vestida solamente con un bikini color rojo que le quitó el aliento, mientas con aire triunfal Callie exclamó:

-¡Para ti!

Sin salir del shock y con el rostro visiblemente sonrojado, Arizona miró a Callie de arriba abajo, luego dirigió su mirada hacia el chico que había traído el servicio a la habitación, quien aparentemente también había quedado en shock al ver ese espectáculo de mujer salir del baño con ese bikini rojo que sólo escondía lo justo.

Cuando Arizona vio la cara del muchacho, enseguida tomó una bata de baño y se la lanzó a Callie para que se cubriera con ella, ella extrañada pero entendiendo la seña se colocó la bata y se cubrió, mientras esperaba que Arizona firmara la cuenta de la cena y cerrara la puerta de la habitación después que el chico se retiró.

En el mismo instante en que Arizona cerró la puerta, se giró para ver a Callie, quien de nuevo se había quitado la bata y estaba parada en el mismo lugar ataviada solamente con el bikini rojo que había comprado.

Arizona sintió la garganta seca mientras percibió su propia excitación a ver a Callie con ese bikini, por ello, sólo alcanzó a decir, casi con un balbuceo: -¡Oh!, ¡Oh Dios!

Callie bajó una octava su tono de voz y con su tono sexy y con una pose evidentemente sensual le preguntó a Arizona:

-¿Te gusta?

Arizona solamente repetía, casi gimiendo: -¡Oh Dios!, ¡Oh Dios!...

Callie se echó a reír, y luego dijo:

-Creo que voy a tomar ese “Oh Dios, Oh Dios” como un sí

El sonido de la risa de Callie, sacó a Arizona de su shock temporal, fue entonces cuando ella dijo:

-¡Oh Dios Callie, te ves… te ves sexy, hermosa, ¡wow!, hizo una pausa y luego agregó: …-¿Pero no viste que estaba el chico aquí?

Callie extrañada le contestó:

-Sí, lo vi, luego frunciendo el ceño preguntó: …-¿fue por eso que me lanzaste la bata?, ¿para que el chico no me viera?

Arizona puso los ojos y contestó: -Por su puesto, por eso te tiré la bata, ¿acoso no le viste la expresión del rostro cuando te miró?

-La verdad no me fijé, quiero decir, me di cuenta que él estaba aquí pero no me fije en él, estaba más pendiente de verte a ti

-Callie ese chico se quedó en shock también, es más casi se le sale la baba por la boca

Callie se echó a reír de nuevo y preguntó: -¡Baba por la boca!, ¿cómo un perro hambriento cuando ve la comida?

-Exactamente, le contestó Arizona

Callie divertida dijo: -Aclárame algo Arizona ¿querías verme o no en bikini?

Arizona con un gesto de impaciencia contestó:

-Por supuesto que quiero verte en bikini, lo que nunca consideré es que cuando estemos en la playa yo no seré la única que te verá en bikini y…

Callie no aguantó más y soltó una sonora carcajada, y mientras reía se acercó a Arizona para abrazarla. En un tono consolador le dijo bromeando, con los labios muy cerca de su oído:

-Y como diría Shakespeare ¿Bikini o no Bikini? ¡Es esa la cuestión!

Arizona enterró el rostro en el pecho de Callie y repitió casi con resignación:

-¡Es esa la cuestión!

Callie abrazó a Arizona con más fuerza y le dijo:

-Mi amor, olvídate de los demás, este bikini y el resto de los que compré son para ti, si los demás se babean al verme, allá ellos, tú serás la única que podrás quitármelos después, no olvides eso

Después de meditar durante unos instantes las palabras de Callie, Arizona echó la cabeza hacia atrás para mirar a Callie y dijo con una sonrisa llena de picardía y una mirada traviesa:

-Eso es cierto, yo soy la única que puede disfrutarte y quitarte ese bikini para…

Arizona no terminó la frase, ella misma se interrumpió y en medio de una gemido del que Callie se hizo eco, atrapó sus labios en un beso ardiente y apasionado, ver a Callie así en ese bikini, como siempre había soñado, despertó sus deseo por tenerla, ella era la única que podía poseerla, amarla, disfrutar de ese hermoso cuerpo color caramelo, Callie era de ella, de nadie más.

Embriagada de deseo, Arizona comenzó a besar con la boca abierta el cuerpo de Callie mientras se acostaban en la cama. Sin dejar de besarla, Arizona, como pudo se desnudó y comenzó a recorrer con sus labios el cuerpo exuberante de la mujer que amaba, mientras Callie comenzó a gemir sin control, excitada cada vez más con las caricias y besos ardientes con los que Arizona comenzó a recorrer todo su cuerpo.

En medio de caricias, Arizona desató el cordón de la parte alta del bikini en el cuello de Callie y comenzó a besar y a morder con suavidad cada uno de sus pezones, mientras Callie arqueaba su espalda y continuaba gimiendo. Cuando sus pezones parecían guijarros duros y erectos, Arizona trasladó sus labios al cuello de Callie para acariciarlo y besarlo. Callie enterró su cabeza en la almohada cuando sintió al mismo tiempo las caricias excitantes en su cuello y cerca de su oreja mientras los dedos de Arizona serpenteaban entre su piel y la tela de la parte baja del bikini y se apoderaron de su clítoris que comenzó a ser acariciado con vehemencia y pasión evidente.

Para aumentar aún más su cota de placer, ella sintió cuando Arizona introdujo dos dedos en su vagina y comenzó a embestirla ayudándose con el movimiento de sus caderas. Luego exhaló un gemido gutural cuando sintió el dedo pulgar de Arizona acariciando su clítoris sin abandonar la embestida de sus dos dedos expertos dentro de su abertura.

Callie entre gemidos y jadeos, abrió los ojos sólo por unos instantes para encontrarse con la mirada ardiente de Arizona que la veía con una mezcla de amor, pasión y deseo que la llevó al borde del placer. Cuando el clímax arrollador e indetenible se edificó en su cuerpo, Callie gimiendo gritó su nombre:

-¡Arizona!

Temblando, Callie sintió casi sin aliento, que aún después de haber alcanzado el clímax, Arizona no abandonó sus caricias, logrando entre espasmos involuntarios y nuevos gemidos una réplica orgásmica que la derrotó, literalmente.

Jadeando, Callie tomó varias bocanadas de aire para regular su respiración entrecortada, cuando finalmente recuperó el aliento para hablar, ella besó a Arizona. Cuando el beso finalizó, le dijo mientras la abrazaba:

-¡Por Dios Arizona! Eso fue espectacular, podría decir literalmente que me hiciste tuya, de lo único que podría arrepentirme ahora es de no haber comprado ese bikini antes ¡wow!

Arizona se echó a reír: -Te lo dije, estabas advertida. Viajar a España contigo, era un sueño, verte en bikini era un fantasía y acabo de hacer realidad ambos…

Callie se echo a reír de nuevo, miró a Arizona con ternura y antes de fundir sus labios en un beso profundo, le dijo:

-Te amo

Arizona contestó justo antes de profundizar el beso:

-Te amo

Esta historia continuará…

jueves, 18 de octubre de 2012

Epidemia - Capítulo 30 - Connected - Conectadas


Epidemia – Capítulo 30 – Connected (Conectadas)

Unas tres horas después, la azafata se acercó a la pareja de mujeres que estaban abrazadas, profundamente dormidas, ella estaba extasiada viéndolas juntas, se veía que hacían una gran pareja y que se amaban, era realmente inspirador ver a dos personas tan unidas, tan conectadas entre sí. La azafata le dijo a la mujer latina que estaba sentada más cerca del pasillo:

-Disculpe que la despierte, pero ¿quieren cenar?

Callie se despertó y miró a la azafata un poco desorientada, cuando recordó donde se encontraba y sintió a Arizona en su regazo durmiendo, de inmediato asomó a sus labios una sonrisa, ella con ternura le susurró al oído a su bella durmiente:

-Arizona, mi amor ¿quieres cenar?

Arizona se despertó a medias y con cara de sueño y abriendo un solo ojo, le dijo a Callie:

-Sí, creo que tengo hambre, luego volvió a caer en el regazo de Callie cerrando sus ojos otra vez.

Callie sonrió y le dijo a la azafata:

-Si señorita, vamos a cenar, gracias

-Ok…, le contestó la azafata con una sonrisa, …-en 10 minutos comenzaremos a servir

-Gracias, le dijo Callie, devolviéndole la sonrisa

Callie besó la frente de Arizona y le acarició el cabello mientras le susurraba al oído con cariño:

-Mi pichirruchi, mejor te espabilas, ya van a traer la cena y no quiero que se te vaya a ir la comida por el camino viejo

Arizona sin moverse, dijo con voz infantil: -Mmnnnn, un ratico más, esto se siente rico, tu cuello es rico, sí, muy rico.... Arizona levantó la cabeza un momento y abriendo un solo ojo otra vez, le dijo a Callie: …-Por cierto, te amo. Y de nuevo se acurrucó, moviendo su cabeza ligeramente para acomodarse de nuevo en el cuello de Callie, mientras exhalaba un pequeño suspiro de satisfacción.

El gesto que hizo Arizona fue tan cómico y tierno a la vez que Callie sonrió enternecida, le encantaba ver esa faceta de Arizona, le encantaba verla asomar su lado infantil, algo que sólo hacía cuando estaba muy, muy feliz, como ahora.

Unos minutos después, Arizona seguía en el regazo de Callie, pero era inminente la llegada de su comida al puesto del avión donde se encontraban, así que decidió aplicar el Plan B para despertarla. Sonriendo comenzó a plantarle besito, tras besito en el cuello, en la oreja y en las mejillas de Arizona, haciéndole cosquillas con ellos. Arizona comenzó a reírse por las cosquillas que le producían los pequeños picotazos de Callie, así que a los pocos segundos en lugar de seguir durmiendo se comenzó a reír, hasta que finalmente se espabiló.

Justo antes de que la comida fuera servida frente a sus puestos en el avión, Arizona le dio un breve beso en la boca a Callie y luego le dijo sonriendo con picardía: -Te amo, estoy y me siento en el cielo gracias a ti, literalmente…

Callie se echó a reír y le dijo con la misma picardía: -Yo también te amo mi pichirruchi, tú también me haces volar.

Arizona le puso los ojos y sonrió, sabiendo perfectamente que Callie estaba hablando en doble sentido de nuevo.

La comida fue servida y una vez que ambas terminaron de comer, la azafata se acercó a sus puestos para retirar los platos. Callie y Arizona le agradecieron con una sonrisa y ella se retiró sonriéndoles también. A los pocos instantes vieron que la azafata regresó a sus puestos con dos copas de champagne en la mano y se las ofreció a ambas mientras le decía sonriendo:

-Estas dos copas de champagne son por cuenta de la línea aérea, en realidad… agregó la azafata ampliando aún más su sonrisa, …-son por mi cuenta. Pocas veces he visto a dos personas que se amen tanto como ustedes se ve que se aman, hacen una hermosa pareja y es inspirador verlas juntas, por eso me tomé el atrevimiento de ofrecerles estas dos copas de champagne, me parece que tienen muchas cosas que celebrar, espero que no les moleste…

Callie y Arizona se vieron mutuamente a los ojos y sonrieron, luego Callie con su enorme sonrisa dibujada en su rostro, aceptando las dos copas de champagne que la azafata tan amablemente les había ofrecido, le dijo:

-Por favor, ¿Cómo podría molestarnos un gesto así?. Muchas gracias… por todo.

La azafata sonrió de nuevo y antes de retirarse le dijo:

-Salud, espero que lo disfrutan

Callie y Arizona en coro le dijeron sonriendo: -Gracias

Callie sonrió y antes de brindar le dijo a Arizona:

-Eso fue lindo… aunque creo que eso nos pasa por ventilar nuestros asuntos personales en la cabina de un avión.

Arizona sonrió con picardía y le dijo a Callie, mirándola a los ojos:

-No mi amor, eso nos pasa por ser almas gemelas… luego alzando su copa agregó: …-Brindo por ti Calliope Torres…. mi alma gemela.

Callie también levantó su copa y con su hermosa sonrisa, dijo:

-Brindo por ti Arizona Robbins… mi alma gemela


Luego de exactamente 17 horas y 10 minutos, el inmenso avión de Lufthansa estaba aterrizando en el Aeropuerto Internacional de Frankfurt en Alemania. Callie y Arizona, junto con el resto de los pasajeros, aún tendrían que esperar casi cinco horas para tomar la conexión del vuelo que las llevaría finalmente a su destino.

Ellas, tomadas de la mano se dirigieron hacia la puerta de embarque que les correspondía para efectuar la conexión, ambas sabían que el Aeropuerto de Frankfurt era tan gigantesco que fácilmente podría tomarle bastante tiempo caminar si las puertas de embarque estaban suficientemente lejos la una de la otra y efectivamente así era. Mientras caminaban, sonriendo y dándose besos breves en la boca se pararon en algunas tiendas del aeropuerto para tomarse un café y comer unos bocadillos.

Por el camino Callie recordó a Teddy, y quiso llamarla para darle la buena noticia, ella merecía ser informada de algo así, por lo mucho que las había ayudado desde el principio para que esa reconciliación se materializara. Así que Callie tomó su celular y marcó el número de Teddy.

Cuando Teddy contestó, Callie dijo sonriendo:

-Hola Doctora Corazón ¿cómo estás?

Arizona vio a Callie con una mirada interrogante y dijo: ¡Doctora Corazón!, ¿quién es?. Callie sonrió mirando a Arizona, y le hizo un gesto con la mano para que esperara.

Teddy sonriendo contestó al otro lado de la línea: -¡Callie! ¿cómo estás?, ¿sigues en el hotel o decidiste seguir mis consejos?

Callie le contestó: -Pues, no estoy en el Hotel, seguí tus consejos y justo ahora tengo a mi lado a la mujer más hermosa del mundo, sonriendo y preguntándome intrigada ¿Quién es la doctora corazón?

Arizona sonrió, pero aún seguía intrigada.

Teddy emocionada exclamó: -¡YAY!, tenemos que salir a celebrar.

-Sí eso es cierto…, dijo Callie, …-pero creo que nuestra celebración va a tener que esperar un mes por lo menos, estoy ahora con Arizona en un aeropuerto

Teddy aún más entusiasmada preguntó: -¿La fuiste a buscar al aeropuerto y fueron juntas a San Diego a visitar a sus padres?.

Callie se echó a reír y le dijo: -Sí la fui a buscar al aeropuerto, pero no fuimos a San Diego, te voy a pasar a Arizona para que te diga dónde estamos.

Callie le pasó el teléfono a Arizona, quien aún no tenía idea con quien estaba hablando Callie.

Arizona tomó el celular que Callie le ofreció y dijo:

-Hola

Teddy sonriendo exclamó:

-¡Arizona!

Arizona enseguida reconoció la voz de su amiga:

-Teddy ¿eres tú?, Hola… ¿así que tú eres la doctora corazón?... Arizona se echó a reír… -Debí imaginármelo, obvio eres cirujana cardiotorácica.

Teddy se echó a reír y le dijo: -Sí, pero Callie no me llama así sólo por eso, dile luego que te cuente. Dime, ella me dijo que estaban en un aeropuerto, pero que no fueron a San Diego, ¿dónde están?

Arizona se echó a reír: -En Alemania

Teddy exclamó: -¡En Alemania!

Arizona le respondió entusiasmada: -Sí Teddy, en Alemania, acabamos de llegar, en realidad estamos aquí sólo de paso, esperando una conexión que nos llevará a ¡España!, ¡YAY!

-¡España!, ¡wow!, tu siempre quisiste ir a España con Callie... ¿sabes? me alegro, de verdad me alegro, me encanta que estén juntas de nuevo y más aún haber ayudado a que eso sucediera. ¡YAY!

-Sí Teddy, de verdad gracias por todo, en serio, de no ser por ti y por tus locos consejos, la verdad no sé si Callie y yo hubiéramos logrado reunirnos. Gracias de verdad amiga, Gracias.

En ese momento, Callie le hizo una seña a Arizona para que le diera el teléfono.

Arizona le dijo: -Callie me está pidiendo el teléfono para hablar contigo.

-Tranquila amiga, me alegro por ambas, están juntas de nuevo y eso me encanta

-Gracias Teddy, te paso a Callie. Un abrazo

-Un abrazo para ti también Arizona, diviértete mucho en España con Callie

-Eso no lo dudes, le dijo Arizona con una sonrisa encantadora y pícara.

-No, no lo dudo

-Bye amiga, ahora sí te paso a Callie

-Ok

Arizona le pasó el teléfono a Callie, quien le dijo a Teddy:

-Doctora Corazón te llamé justo para agradecerte, pero Arizona se me adelantó, de cualquier forma puedo decirte Gracias igualmente, aunque no por tus locos consejos, sino por tus sabios consejos, lo que hablamos en el hotel ayer me dio el impulso que me hacía falta para correr en busca de Arizona y la encontré justo a tiempo. Así que sí, mi querida doctora corazón, yo también te doy las gracias.

-Callie me alegro que me hayas escuchado, yo sabía que lo ibas a hacer, por tu actitud me lo imaginé y me alegro que lo hayas hecho tan rápido. Y esa idea de ir a España con ella, es genial. Estas haciendo realidad uno de sus sueños ¿lo sabes, verdad?

-Sí Teddy, claro que lo sé. Para eso es que sirve la memoria, para recordar las cosas buenas

-¿Y qué pasó con las cosas malas?

-Las dejamos atrás, bien lejos

-¡Bien!, me alegra escuchar eso.

-Así es amiga, todo lo malo se quedó atrás. Ahora lo único que deseo es ser feliz con la mujer que amo.

Arizona sonrió al escuchar a Callie decir esas palabras y apretó su mano

-Me alegro de verdad Callie…, dijo Teddy, …-Dime ¿Cuánto tiempo piensan estar allá?

-Creo que un mes, más o menos, aún no he hablado de eso con Arizona, de cualquier forma ese es el tiempo que necesito para terminar de fortalecer mi brazo, pero bueno, apretar una pelotita y levantar una pequeña pesa, lo puedo hacer en cualquier parte del mundo ¿verdad?, así cuando lleguemos a Seattle ya estaré lista para reincorporarme a mi trabajo. Ahora que recuperé la memoria totalmente, y además de echar de menos a Arizona, me di cuenta que también echo de menos la cirugía, pero eso vendrá en su momento, por ahora lo único que quiero es enfocarme en esta hermosa mujer que está caminando a mi lado, dijo Callie sonriendo y mirando a Arizona, quien le devolvió la sonrisa

Teddy le contestó: -Eso es correcto, además, supongo que continuarás con tus investigaciones de bioingeniería para el desarrollo del cartílago artificial y lo de lo Sebastián.

-Oh sí por supuesto. Por cierto, dale de mi parte y de parte de Arizona, un enorme beso a Sebastián, dile que lo queremos mucho y que pronto regresaremos para jugar y comer helados de nuevo.

-Seguro que sí, diviértanse mucho en España

-Claro que sí. Gracias ¿ok?, nos vemos en un mes, más o menos

-Seguro, un abrazo para ambas

-Un abrazo para ti también Teddy. Bye

-Bye

Callie colgó el teléfono y enseguida Arizona le preguntó:

-¿Qué conversación fue esa?

Callie sonrió y le conto a Arizona lo que habían hablado Teddy y ella en el restaurant del hotel

Arizona, luego de escuchar lo que Callie le contó, se sintió aún más agradecida con su amiga, quien de verdad, se había comportado como una genuina “doctora corazón”, como Callie la llamaba ahora. Cuando pensó en eso, en el apodo que Callie le había puesto a Teddy, sonrió, esa era sin duda, otra ocurrencia divertida de Callie, a quien le encantaba usar nombres geniales: “doctora corazón”, “lesbiajedrez” y su preferido “pichirruchi”. Recordar el hermoso apodo que Callie había inventado por llamarla a ella y lo que significaba, enterneció a Arizona, quien se detuvo un momento para colocarse al frente de Callie y darle un beso en los labios.

A Callie le encantó el beso inesperado de Arizona, entonces le preguntó:

-¿A qué debo el honor de ese beso?

-A ti misma por ser tan maravillosa

Callie sonrió y le dijo a Arizona, antes de besarla:

-Siendo así tú también te mereces un beso.

Cuando separaron sus labios, pero aún abrazadas, Arizona le preguntó a Callie:

-Y dime, ¿esa conversación con Teddy fue la que finalmente te convenció de irme a buscar al aeropuerto de Seattle?

Callie repasó en su mente la conversación que tuvo con Teddy en el restaurant del Hotel y también recordó el video de Arizona que accidentalmente había visto en el celular cuando subió a su habitación. Al recordarlo, ella soltó una carcajada y le contestó a Arizona, sin dejar de reír:

-Sí mi pichirruchi, hubo en realidad dos cosas que me convencieron, la conversación con Teddy fue una de ellas, la otra… Callie buscó en el celular el video y cuando lo tuvo a punto para reproducirlo, entregándole el celular a Arizona, agregó; …-fue esto.

Arizona reprodujo el vídeo y al verse en ese estado: durmiendo, roncando y babeándose sobre el pecho de Callie, frunció el seño y le preguntó a ella intrigada pero sonriendo:

-Callie ¿Qué es esto?

-Pues tú, ¿no lo ves?, le dijo Callie soltando otra carcajada

Arizona reprodujo el vídeo otra vez y preguntó:

-Callie ¿Cuándo filmaste esto?, ¡que vergüenza!, me veo patética, ¿yo ronco así todas las noches?, ¡por Dios!, ¡estoy babeando!...

Callie riendo dijo: -¿Recuerdas aquel día que tomaste unas copas demás en casa de tus padres en San Diego,  justo la noche antes de irnos a Newport Beach?

Arizona miró hacia arriba tratando de recordar y efectivamente lo recordó y le dijo a Callie:

-Sí, ahora lo recuerdo, pero Callie ¿por qué me filmaste?

Callie se echó a reír y le contestó:

-Porque quise hacerte una travesura, verás, tú normalmente no roncas ni te babeas, pero cuando tomas a veces lo haces, esa noche tú estabas acostada arriba de mi y tus ronquidos, tus sonoros ronquidos, me despertaron, y luego, cuando intenté dormirme de nuevo, no pude por el ruido, entonces tomé mi celular para jugar un rato y fue cuando se me ocurrió filmarte, fue una travesura, que se me olvidó mostrarte, al día siguiente nos fuimos de viaje y olvidé enseñártelo

Arizona reprodujo el vídeo por tercera vez y se echó a reír, entonces le dijo a Callie:

-Definitivamente Calliope Torres está es una de tus típicas travesuras, lo que ahora no logro entender es por qué este vídeo te convenció de regresar a mi, ¡por Dios! Callie, aquí no me veo ni sexy, ni caliente, ni bonita, ni nada parecido, me veo patética.

Callie apretó el abrazo y le dijo a Arizona sonriendo y mirándola a los ojos:

-Exacto, esa noche pensé divertida que mi dulce princesa de ojos azules y rizos dorados se había convertido en el mismísimo demonio de Tasmania, estabas roncando como un toro, babeándome el pecho con la boca abierta y aún así te amaba, y te amé aún más al mirarte de ese modo, fue entonces cuando me dije a mi misma que eso tenía que ser el amor verdadero, porque tus ronquidos y tus babeos nada calientes ni sexys me inspiraron ternura, me inspiraron amor…

…-Ayer, después de hablar con Teddy, subí a mi habitación,  me disponía a releer el mensaje de texto donde me decías que te irías a San Diego, a casa de tus padres para dejarme libre el apartamento y accidentalmente me topé con el vídeo, lo vi y sonreí, y entonces fue cuando me di cuenta que Teddy tenía razón, que yo estaba perdiendo el tiempo al permanecer alejada de ti, cuando podía estar junto a ti, compartiendo una vida contigo, sin importar lo que trajeran esos días, algunos serían sexys y calientes, otros no tanto, como ese, pero serían nuestros momentos, momentos en los que yo tu y yo nos amaríamos cada instante sin importar lo que estuviéramos haciendo, ni nuestra apariencia, que podríamos incluso a llegar a ser dos viejitas con el pelo blanco y con la cara llena de arrugas y aún así nos veríamos bellas la una a la otra y nos seguiríamos amando como siempre o quizás incluso más…

…-Yo siempre tuve la intensión de regresar a ti, desde el mismo instante en que salí del apartamento cuando recuperé la memoria, pero las palabras de Teddy y ese vídeo me hicieron ver que un día sin ti, era un día perdido, que cada día que me concentraba en el dolor del pasado era un día que dejaba de ser feliz contigo en el aquí y el ahora, que cada día que vivía en el pasado, era un día en el que me negaba a soñar en un futuro contigo, y ¿sabes mi amor? yo no quería perder más días, no quería perder ni un minuto más lejos de ti, así que empaque todas mis cosas y salí como un rayo disparada al aeropuerto dispuesta a recatarte y a rescatarme, dispuesta a dejar el pasado donde pertenece: en el pasado, y a disfrutar y ser feliz contigo el aquí y el ahora que nos traiga cada día, porque como me dijiste aquella vez en el ascensor, antes de tener el accidente: “En algún momento tendrás que perdonarme y es mejor que sea ahora, porque yo estoy enamorada de ti Calliope y tú estás enamorada de mí y lo único que te pido es otra oportunidad”…

…-Así que decidí hacer algo mejor que darte otra oportunidad, algo mejor incluso que perdonar, en realidad yo ya no tenía nada que perdonarte, no después de todo lo que tú hiciste para reconquistarme Arizona, no después que me entregaste tu alma como lo has hecho, así que de nuestro pasado decidí dejar atrás todo lo malo y conservar sólo lo bueno, decidí quedarme sólo con las rosas, desechando las espinas…

Cuando Callie terminó de pronunciar esas palabras, tanto ella como Arizona tenían los ojos llenos de lágrimas, ambas se sentían profundamente emocionadas e inmensamente felices sabiendo que el pasado era pasado y que lo más bello que tenían era su presente lleno de amor y su futuro de sueños, juntas…para siempre.

Arizona se levanto de puntillas y buscó los labios de Callie, ella miró hacia abajo, directamente a los hermosos ojos de Arizona, por un segundo cada una le vio el alma a la otra, sus almas… gemelas, entonces Callie lentamente acercó sus labios a los de Arizona y se besaron profunda y tiernamente.

Cuando el beso finalizó, ambas sonrieron y abrazadas continuaron su camino hacia la puerta de embarque que les correspondía. Una vez ubicada, Callie y Arizona colocaron sus bolsos a su lado y se sentaron juntas. Minutos después, Arizona se paró para ir al baño, mientras que Callie se quedó sentada en la silla. Antes de retirarse al baño, Arizona se inclinó para buscar unos pañuelos en su bolso y al abrirlo, el sobre con la carta de despedida que le había escrito a Callie en el aeropuerto de Seattle se cayó al suelo. Callie lo recogió y se lo entregó de nuevo a Arizona.

Pero al ver la expresión en el rostro de Arizona, cuando le entregaba el sobre, Callie sintió curiosidad y le preguntó a ella:

-¿Qué hay en ese sobre?

Arizona sonrió y le dijo:

-Es una carta de despedida que te escribí en Seattle cuando creí que te había perdido para siempre…

El rostro de Callie se llenó de ternura y entonces le preguntó a Arizona:

-¿Te importa si lo leo?

Arizona se encogió de hombros y le dijo:

-Es algo triste, pero yo no tengo secretos para ti, si quieres lo lees, mientras yo voy al baño… Luego con su sonrisa encantadora agregó: …-Puedes leerlo mi amor, ya no es algo triste para mí, lo fue, ya no, porque estoy contigo, porque no te perdí, como lo creí cuando te escribí esa carta.

Callie tomó la mano de Arizona y se la apretó, mientras le dijo sonriendo:

-Así es mi amor, estamos juntas.

Arizona le sonrió emocionada y luego se alejó hacia el baño, mientras Callie abría el sobre para leer lo que Arizona le había escrito.

Cuando Callie terminó de leer la carta sus ojos estaban llenos de lágrimas, estaba profundamente conmovida con lo que había leído allí y sobre todo por imaginarse el enorme sufrimiento que había sentido Arizona mientras escribía aquello. De pronto, Callie sintió un inmenso deseo de hacerle el amor a Arizona, no era por pasión o lujuria, es que realmente, literalmente, le quería hacer el amor a Arizona, quería amarla, quería compensar con sus besos y sus caricias ese sufrimiento que ella había experimentado, apenas unas horas antes. Pero había un inconveniente ¿dónde podían hacer el amor en la inmensidad de ese aeropuerto lleno de gente?. Callie levantó la cabeza mirando a todos lados tratando de encontrar una respuesta, hasta que finalmente una sonrisa de logro se asomó en su rostro, cuando pensó para sí misma: “Por supuesto Callie, en este inmenso aeropuerto donde la gente tiene que esperar largas horas por una conexión, hay hoteles, lo único que tienes que hacer es encontrar uno”.

Animada, Callie tomó su celular y se conectó a internet, a los pocos segundos encontró lo que buscaba: El Sheraton Frankfurt Hotel & Towers Conference Center, ubicado en el mismo aeropuerto de Frankfurt. Ahora solo tenía que esperar a Arizona para irse con ella.

Cuando Arizona se acercó a Callie, buscó su mirada, de alguna manera quería saber que había sentido ella al leer esa carta.

Callie entendió su mirada interrogante y sin decir una palabra todavía, se paró de la silla, miró a Arizona con una mirada de amor que la derritió y la envolvió en sus brazos tiernamente. Arizona suspiró, sabiendo que la carta había conmocionado el alma de Callie.

Callie soltó el abrazo y ofreciendo su mano para que Arizona la tomara, dijo: -Te amo mi pichirruchi, ven mi amor, ven conmigo, tengo una idea.

Arizona sonrió con picardía, a Arizona le encantaban “las ideas” de Callie, porque de algún modo siempre lograban sorprenderla.

Después de caminar por unos minutos tomadas de la mano por el enorme aeropuerto, Callie y Arizona atravesaron una corta pasarela sobre un puente para peatones. Al final del mismo, Arizona vio hacía arriba el enorme techo vidriado con ángulos geométricos que constituía la parte superior del lobby del hotel donde Callie estaba haciendo el check-in luego de solicitar una habitación.

Arizona no pudo evitar sonreír, conocía lo suficiente a Callie para saber que ella quería compensarla de alguna manera por lo que había experimentado en el aeropuerto de Seattle mientras escribió aquella carta. Arizona no sólo sonrió, ella también se excitó, anticipándose a lo que Callie y ella harían en alguna de las habitaciones de ese hotel.

Con la tarjeta de acceso en sus manos y una enorme sonrisa en sus labios, Callie tomó de nuevo la mano de Arizona y le dijo dulcemente mientras se dirigían hacia los ascensores:

-Vamos mi pichirruchi, tenemos casi cinco horas y pienso aprovechar cada minuto de esas horas.

Arizona sonrió, soltó la mano de Callie y rodeando con su brazo la cintura de ella se recostó de su hombro mientras entraban al ascensor.

Una vez dentro, Callie envolvió sus brazos alrededor de la cintura de Arizona y apretándola con fuerza buscó sus labios para besarla. Fue un beso inmensamente tierno, Callie estaba excitada, pero no sólo sexualmente excitada, ella sentía en ese momento una profunda ternura por Arizona, ella quería demostrarle cuanto la amaba, más allá del obvio placer físico, quería darle placer a su alma, quería hacerla feliz.

Una vez dentro de la habitación, Callie tomó en sus brazos de nuevo a Arizona, besándola profunda pero tiernamente. Arizona se dio cuenta que Callie quería hacerle el amor, pero a diferencia de otras veces, más allá de la lujuria, lo que veía en sus ojos y en sus suaves y delicados gestos era algo diferente, hermoso pero diferente, había como una mezcla de amor, de ternura y de dulzura en la forma de besarla, en la forma de abrazarla, en la forma de mirarla. Y todas esas manifestaciones de amor, estaban logrando estimular en Arizona algo dentro de sí misma que iba más allá del placer puramente físico.

Callie se quitó su propia ropa con movimientos lentos, y luego con la misma delicadeza le quitó la ropa a Arizona. Callie admiró con devoción el hermoso cuerpo desnudo de Arizona y con una ternura imposible de describir con palabras acostó a Arizona en la cama y comenzó a besarla y acariciarla, suave y sutilmente.

Obviamente ambas comenzaron a gemir, la excitación física provocada por todos esos besos y esas caricias, generaron una respuesta casi inmediata en el cuerpo, pero, tal como Arizona lo había intuido, había algo más allá de eso. Mientras Callie la besaba y la acariciaba, Arizona percibió en su mirada la admiración, la adoración y el amor más intenso y esa mirada provocó nuevamente que algo se estremeciera en su interior. Era una sensación imposible de describir con palabras, pero era increíble, impresionante.

Arizona sintió como todo su cuerpo temblaba de placer mientras Callie besaba y acariciaba con sus labios y sus manos todo su cuerpo lentamente, primero su cuello, después sus senos, y luego con una ternura increíble comenzó a acariciar con su lengua su clítoris palpitante y caliente. Pocos minutos después,  justo cuando todo su cuerpo se tensó, Arizona supo que el clímax era inminente, entonces por un momento miró hacia abajo y vio de nuevo esa mirada de Callie, llena de ternura, de amor, de adoración y eso fue suficiente para llevarla más allá del borde sintiendo cuando un clímax demencial y poderoso se apoderó de todo su cuerpo.

La emoción que experimentó Arizona con ese clímax trascendió lo físico, y esa emoción provocó que lágrimas de felicidad acudieran a sus ojos. Callie no solo le había proporcionado un enorme placer físico, Callie le había hecho el amor, como nunca nadie lo había hecho antes. Arizona, nunca en toda su vida, se había sentido tan profundamente amada por otro ser humano. Nunca se había sentido tan conectada con otro ser humano como ahora.

El llanto de Arizona se hizo aún más agudo, porque entendió que todas las intensas emociones que había experimentando obedecieron a que ahora, a diferencia de todas las veces anteriores, ella estaba plenamente consciente de que Callie y ella eran almas gemelas, dos almas gemelas que finalmente habían superado todas sus pruebas para estar juntas y cuando dos almas gemelas se encuentran y hacen el amor hay un momento en que se funden en una sola, y lo que se siente es tan poderoso, que no existen palabras en el diccionario para describirlo.

Cuando Callie terminó de limpiar las evidencias del placer generado por el cuerpo de Arizona, ella con los ojos llenos de lágrimas subió para encontrarse con la mirada de Arizona y cuando vio sus ojos llenos de lágrimas también, entendió de inmediato que Arizona estaba experimentando exactamente lo mismo que ella sentía en ese momento. No había forma de describirlo, pero era algo mágico, poderoso, intenso y emocionante.

Ambas se miraron directamente a los ojos, sin pronunciar ni una sola palabra, las palabras en un momento así realmente sobraban, no hacía falta hablar. Ellas dos compartieron una sonrisa en medio de sus lágrimas y se besaron, y el beso fue tan profundo y tan cálido que de alguna forma selló la enorme intensidad de lo que ambas acababan de compartir. Luego se abrazaron, aún sin decir palabras, solo el silencio y el murmullo de sus respiraciones entrecortadas fueron testigos del desenlace de ese momento mágico.

Luego Arizona repitió las acciones de Callie y de nuevo sus almas se fundieron otra vez. Después de abrazarse y besarse tiernamente, Arizona se acostó encima de Callie, mientras ella la envolvió en el círculo cálido de sus brazos.

Después de varios minutos en silencio, Arizona dijo:

-Y este es el milagro, ¿verdad mi amor?. Es un milagro que dos almas gemelas se reúnan finalmente, quien sabe después de cuántas vidas tratando de encontrarse, de acoplarse, de aprender lo que necesitan aprender para elevarse juntas, y ahora, después de lo que tú y yo acabamos de experimentar, no me cabe la menor duda, hemos sido dos almas gemelas haciendo el amor

Callie sonrió y dijo:

-Lo es mi amor, es un milagro, pero ¿sabes lo que me parece tan milagroso como lo que acabamos de compartir?

-¿Qué?, le preguntó Arizona sonriendo

-Que la misma Arizona Robbins que tenía miedo de entregarse a otro ser humano, esa Arizona que, aún con una sonrisa en los labios, estaba sola y creía disfrutar su soledad, ahora me hable de almas gemelas, que crea en almas gemelas

Arizona se echó a reír y le dijo:

-Esa Arizona Robbins que tenía miedo de entregarse a otro ser humano y a quien ciertamente la idea de la existencia de un alma gemela le sonaba como una especie de fantasía de enamorados, no es la misma Arizona Robbins que tienes hoy justo encima de ti, tú me has dado un enorme lección Calliope Torres, con tu amor, me enseñaste lo que es amar, con tu entrega me enseñaste lo que es entregarse, con tus sueños me hiciste recordar que yo también tengo sueños que quiero hacer realidad, contigo, solamente contigo…

…-Todas las cosas que te agradecí en ese carta de despedida, son mi verdad, mi feliz realidad, por más que me haya resistido en el pasado, por más errores que haya cometido tratando de alejarte, ahora lo sé, tú y yo estamos conectadas de una forma que trasciende el plano puramente físico, lo que siento, lo que sé que sentimos ambas cuando estamos juntas, cuando nos besamos, cuando hacemos el amor, cuando estamos abrazadas como ahora, cuando compartimos miradas y sonrisas es algo demasiado poderoso para no creer en la existencia de almas gemelas y aunque todavía estoy buscando algunas respuestas me rindo ante lo evidente: tú y yo somos almas gemelas

Callie le preguntó:

-¿Y qué respuestas aún estás buscando?

En lo primero que pensó Arizona para responder a la pregunta, fue en la duda que ella aún tenía acerca de la posibilidad de tener hijos con Callie en el futuro, pero por instinto prefirió no tocar ese tema todavía, así que le contestó:

-Por ejemplo, no he podido definir aún con palabras lo que siento cuando estoy en tus brazos como ahora, es una sensación increíble que me envuelve, me llena, de una forma que aún no puedo entender, nunca me había sentido así en los brazos de nadie, cuando tú me abrazas Callie, es como si el mundo se detuviera; sí me siento triste, tus abrazos me dan alegría; si siento temor o miedo, tus abrazos me dan seguridad, cuando tú me abrazas siento como si hubiera llegado a un lugar que busqué inconscientemente toda mi vida…

Callie profundamente emocionada por las palabras de Arizona, la abrazó aún más fuerte y le dijo:

-Mi amor, supongo que eso que sentimos ambas, todas esas emociones, tienen que ver con el hecho de lo que acabas de admitir, eso, que somos almas gemelas, ¿no te parece?

-Sí, claro, tiene que ver con eso, pero es que… no sé cómo explicarlo, cuando nos besamos, cuando nos miramos a los ojos, cuando hacemos el amor, me siento increíble, pero cuando tú me abrazas siento algo más, es como… no sé, aún no lo puedo explicar, esa es la respuesta que estoy buscando. Y lo que más me impresiona, es que yo crecí siendo la hija de un militar, aprendí a ser fuerte, a ser independiente, amaba mi independencia o creí amarla hasta que tú llegaste a mi vida, eso que te dije en el avión en cierto, me siento incompleta si ti y no te lo puedo negar, eso me da miedo, estoy en un territorio que es totalmente desconocido para mi, es tal cual lo que te dije en el hospital hace unas semanas, y conste, no me quejo, porque nunca había sido tan feliz en toda mi vida, pero cuando creí que te había perdido y luego cuando te recuperé, pasé de la más absoluta tristeza y soledad a un sentimiento de felicidad inmenso, y ahora me doy cuenta que mi felicidad depende de ti y al fin y al cabo somos seres humanos, Callie, podemos enfermar, podemos morir, ni siquiera puedo imaginarme que sería de mi vida si tu no estuvieras, si algún día te pasara algo y…no, no quiero ni pensarlo, pero eso da un poco de miedo ¿no te parece?

-Da miedo si te limitas a una sola vida, si no internalizas lo que significa realmente ser almas gemelas, Arizona, si tú y yo somos almas gemelas, como ambas creemos, siempre vamos a encontrarnos de nuevo, en otro cuerpo, en otra vida, en otra realidad y aunque es duro, muy duro ver a nuestros seres queridos partir, como te ocurrió con tu hermano, por ejemplo, la esperanza es que en algún momento vas a reencontrarte con ellos de nuevo, y esa esperanza es casi una certeza cuando se trata de almas gemelas, tú y yo, nuestras almas, están unidas, conectadas, por eso es que la felicidad extrema que experimentamos cuando estamos juntas no se compara con nada de lo que hayamos vivido antes, porque a diferencia del resto del mundo, de todas las personas que hemos conocido o que conoceremos en el futuro, tú y yo estamos unidas de una forma que trasciende lo físico y me atrevería a decir que trasciende, incluso,  el concepto del espacio y del tiempo, y ya sé, estos temas son demasiado profundos para dos cirujanas, para dos científicas como nosotras, pero como lo dijiste hace un momento, yo también me rindo ante lo evidente, porque si dejamos todo esto sólo en el plano físico, la mayoría de las cosas que sentimos y que experimentamos cuando estamos juntas, sencillamente no tendrían explicación.

-Tienes razón Callie, pero dime algo, hablaste de que tú y yo siempre vamos a encontrarnos de nuevo, en otro cuerpo, en otra vida, en otra realidad, pero ¿cómo nos reconocemos?, si nuestras almas habitan en otro cuerpo, en otra realidad, ¿cómo se reconocen?, ¿Cómo se reencuentran?

-Supongo que el universo se confabula para que las almas se reencuentren y ¿cómo se reconocen?, eso es fácil, el amor hace que se reconozcan, la pérdida de la memoria me demostró eso, mi cerebro, que es algo físico no recordaba nada, pero algo dentro de mi te reconoció a ti, desde el primer instante en que te vi, y la única explicación que tengo para eso, no es científica, eso que te reconoció dentro de mi tiene que haber sido mi alma, además, ahora que lo recuerdo todo, y sin ánimos de traer malos recuerdos, que no los tengo, porque los dejé atrás, nunca en toda mi vida me sentí tan incompleta y miserable y triste como cuando tú te marchaste a África…

-¡Oh Callie!, dijo Arizona con pesar

-No mi vida, no estoy mencionando eso para que te sientas mal ni nada parecido, y aunque aún lo veas como un error, no lo fue

-¿Cómo que no lo fue?, Irme a África fue el error más garrafal que he cometido en toda mi vida

-No, no lo fue, tú necesitabas irte lejos para poder entender lo que yo significaba para ti, es más todo lo que ocurrió después, tal como ocurrió, tenía que ocurrir, me refiero al accidente, a mi amnesia, incluso el accidente de tus padres, que afortunadamente tuvo un final feliz, ¿no te das cuenta Arizona?, todo eso nos permitió entender lo que somos, nos permitió unirnos y conectarnos de una forma que nunca hubiera sido posible de no haber ocurrido todo lo que pasó, tal como pasó. Evolucionamos Arizona, aún lo estamos haciendo, quiero decir, aún seguimos evolucionando, pero ahora estamos juntas, y sé que siempre lo estaremos y cuando digo siempre, me refiero a siempre.

Arizona sonrió con picardía y pregunto: ¿Siempre, siempre, siempre?

Callie también sonrió y contestó: -Sí, siempre, a menos que te aburras de mi

Arizona le dio un manotazo suave y exclamó: -¡Calliope Torres, yo nunca me voy a aburrir de ti!, ¡Eso jamás!

-¿Ni siquiera cuando seamos un par de viejitas sin dientes, con bastones y todas arrugaditas?

Arizona se echó a reír con la imagen que Callie puso en su mente y le contestó:

-Ni siquiera así, además, supongo que seremos un par de viejitas arrugaditas, sin dientes y con bastones, pero sexys

Callie soltó una carcajada y luego agregó:

-Y calientes

-Y divertidas, agregó Arizona

-Arizona ¿y tú crees que cuando estemos así, aún hagamos el amor?

Arizona soltó una carcajada por que se acordó de un chiste, y le dijo:

-Sí, yo creo que sí, eso sí, si no tenemos dientes tendremos que usar nuestras dentaduras postizas para evitar malos entendidos

-¿Malos entendidos?, ¿a qué te refieres?

-Imagina esto: tú y yo haciendo el amor, sin dientes ni dentadura postiza, entonces yo te digo (Arizona imitó una voz de viejita): “¿Diecisiete setenta?” y tú me preguntas en medio de nuestra sesión de amor “¿Qué, qué? y yo te repito: “¿Diecisiete setenta?”, pero tú sigues con cara de ponchada, entonces me dices: “Arizona, ponte la dentadura porque no te entiendo”, yo me la coloco y repito la pregunta: “¿Qué si sientes que te entra?

Callie soltó una enorme carcajada y Arizona la siguió, les dio un ataque de risa que las mantuvo riéndose por varios minutos sin parar, luego cuando finalmente se calmaron, Callie dijo aún riendo:

-Tú y yo seremos almas gemelas, pero somos un par de almas gemelas locas, comenzamos esta conversación hablando de temas tan profundos como el de las almas gemelas y afines y terminamos con esa ocurrencia tuya de diecisiete setenta, ¡locas!, ¡estamos locas Arizona!, ¡somos un par de locas!.

Arizona sonriendo acercó sus labios a los de Callie para besarla brevemente, y luego dijo:

-Sí, lo admito, somos un par de locas, porque ambas estamos locas la una por la otra, yo estoy loca por ti Calliope…

-Y yo por ti mi pichirruchi

Ambas acercaron sus labios para besarse de nuevo, sólo que esta vez fue un beso profundo y cálido. Cuando el beso finalizó ambas sonrieron. Arizona colocó su cabeza en el regazo de Callie y cerró los ojos, percibiendo esa sensación que aún no tenía nombre pero que tan bien la hacía sentir.

Así permanecieron abrazadas un rato más en silencio, sólo disfrutando de la cercanía de sus cuerpos, de esa conexión que compartían.


Cuando faltaba una hora y media  para retomar el vuelo que las llevaría a Barcelona, Callie le dijo a Arizona:

-¿Qué tal si nos damos un baño antes de ir a la puerta de abordaje?

Arizona sonrió y le dijo:

-Me parece una excelente idea, pero lo único malo es que vamos a tener que usar la misma ropa que teníamos puesta, mis maletas se quedaron en la conexión.

Callie sonrió y le dijo:

-Eso es cierto, pero en mi morral tengo ropa limpia para ti y para mí. No es la maleta del Gato Félix, pero algo tiene.

Arizona se extrañó y le preguntó a Callie:

-Y ¿cómo tienes tú ropa mía en tu morral?, ¿tú no venías del hotel cuando me buscaste en el aeropuerto de Seattle?

-Sí, pero cuando recogí mis cosas aquel día que recuperé la memoria, metí en mi morral ropa tuya, para llevarme algo de ti y sentir tu aroma mientras estuviéramos separadas, porque aunque yo sé que tú creíste que me habías perdido, yo sabía que iba a regresar a ti.

Arizona sonrió y dijo:

-¿En serio mi amor?, incluso en medio de tu dolor, ¿sabías que ibas a regresar?

-Claro mi cielo, te lo dije, sólo necesitaba un poquito de tiempo, pero siempre lo supe. Cuando te prometí que nunca iba a dejarte, aún sin haber recuperado la memoria, lo dije en serio, yo no iba a perderte, por nada del mundo.

Arizona emocionada le dijo:

-Sí era verdad, y así será siempre, porque tú nunca vas a dejarme ¿verdad?

-Te lo prometo mi amor, nunca voy a dejarte, nunca, ni siquiera cuando me digas “diecisiete setenta”…

Arizona se echó a reír y besó a Callie aún con una sonrisa en sus labios, luego le dijo:

-Gracias

Después que el beso finalizó, Callie le dijo:

-Gracias a ti.

Luego se levantaron de la cama, pero antes de entrar al baño, Arizona le preguntó a Callie:

-Mi amor, ¿por casualidad tienes en tu mágico morral las cornetas externas del iPod?. Es que tengo una canción en mi iPod que quiero dedicarte y podemos escucharla mientras nos damos esa ducha.

Callie asomó una sonrisa espectacular ante la perspectiva de que esta vez era Arizona quien quería dedicarle una canción a ella, buscó en su bolso y le entregó las cornetas externas del iPod a Arizona, al mismo tiempo que la besó brevemente en los labios.

Arizona sonriendo,  tomó lo que Callie le entregó y buscó su propio iPod dentro de su bolso, se colocó los audífonos, lo encendió y buscó la canción. Cuando la ubicó, sonrió de nuevo y tendiéndole una mano a Callie, ambas entraron al baño.

Arizona presionó el botón para reproducir la canción, que comenzaron a escuchar mientras se bañaban, esa canción convirtió esa ducha en una sesión muy divertida, llena de baile, abrazos, besos y sonrisas. Callie estaba impresionada con la letra de la canción, era alegre como Arizona y resumía perfectamente bien lo que ellas estaban experimentando en esos momentos.

Hacer clip en el título para accede a la canción


Estoy con los ojos vendados
En esta montaña rusa que llamamos vida.
Seguimos tratando de hacerlo
A través del siguiente giro,
Con los nudillos blancos, aguantando apretados.
Así que aquí voy, tomando una curva,
Pero yo sé que nunca estoy sola.
Yo pienso en ti,
Sé que nunca me dejarás ir.

Me siento conectada, protegida,
Es como si estuvieras sentada conmigo
Todo el tiempo.
Me oyes, estás cerca de mí,
Y todo lo demás va a estar bien.
Porque nada puede romper esto,
Nada puede romper esto,
Nada puede romper este momento.
Conectadas... conectadas en el interior.

No es un accidente,
El tiempo que pasamos separadas.
Pero ahora que estamos tan cerca,
Siempre te puedo encontrar
Aquí en mi corazón.
Me has dado lo que necesitaba,
Y yo no quiero que termine.
Gracias a ti,
Sé que he encontrado mi fuerza de nuevo.

Me siento conectada, protegida,
Es como si estuvieras sentada conmigo
Todo el tiempo.
Me oyes, estás cerca de mí,
Y todo lo demás va a estar bien.
Porque nada puede romper esto,
Nada puede romper esto,
Nada puede romper este momento.
Conectadas... conectadas en el interior.

Cada vez que respiro,
Puedo sentir la energía.
Como fluye a través de nosotras,
De ti para mí y de mí para ti.
Te encuentro en mis sueños, al caminar o al estar de pie,
Estás en todas partes donde yo estoy.
Almas separadas, que se encontraron
Tocándose a la velocidad de la luz.

Whoa, oh ah, ah, ah, ah-ah,
Ah-ah, ah, ah, ah, ah, ah-oh
Oh yeah

Me siento conectada, protegida,
Es como si estuvieras sentada conmigo
Todo el tiempo.
Me oyes, estás cerca de mí,
Y todo lo demás va a estar bien.

Conectada, protegida
Es como si estuvieras sentada conmigo
Todo el tiempo.
Me oyes, estás cerca de mí,
Y todo lo demás va a estar bien
Porque nada puede romper esto,
Nada puede romper esto,
Nada puede romper este momento.
Conectadas... conectadas en el interior.
Conectadas... conectadas en el interior
Conectadas
Oh yeah

Cuando terminaron de ducharse, se vistieron y salieron de la habitación del hotel rumbo a la puerta del abordaje que las llevaría a su destino. Mientras caminaba con Callie tomada de la mano por el inmenso aeropuerto, Arizona tenía una sonrisa grabada en su rostro, ilusionada por todo lo que les esperaba en España: unas cuantas copas de sangría; ver a su Callie en bikini, como siempre había querido y lo más importante de todo, una cena en algún lugar íntimo, romántico  y hermoso, donde le propondría a Callie que se casara con ella. No habían suficientes “YAY” en el mundo para expresar la enorme felicidad que albergaba el corazón de Arizona en esos momentos.


Esta historia continuará…   

Creo que si tuviera que elegir un tema musical para Epidemia, sería este.

Escribir este capítulo me encantó, tiene de todo un poco, temas profundos pero también está lleno de cosas divertidas.

Entonces, con respecto a esta historia, les pregunto: ¿Diecisiete setenta?, je, je.