En el capítulo anterior:
Ambas se dijeron “Te amo” incontables veces, mientras se fundían en un
cálido y tierno abrazo. Fue tal el cansancio y el agotamiento de sus cuerpos
llevados más allá del límite en ese día emocionante que culminaba con esa
entrega de amor mutuo, que sin darse cuenta se quedaron dormidas abrazadas en
la bañera. Un rato después, el agua que ya se había enfriado despertó a Callie.
Ella se llenó de ternura al ver a Arizona, quien parecía un hermoso ángel
dormido, respirando suavemente en su regazo.
Callie no quería despertarla, pero era necesario al menos llamar su
atención para lograr salir de la bañera. Al llamado de Callie, Arizona balbuceó
palabras incoherentes, pero recuperó lo suficiente la conciencia para que
Callie pudiera pararse con ella, envolver su cabello y su cuerpo en una toalla
seca y llevarla en brazos hasta la cama, donde la depósito con una enorme
dulzura. Callie le dio un beso en la mejilla a su bella durmiente, se secó con
una toalla, se cepilló a medias su cabello, sólo para desenredarlo un poco, e
hizo lo mismo con el cabello de Arizona quien para ese momento yacía
profundamente dormida acostada de medio lado apoyada en su hombro izquierdo.
Exhausta de cansancio también, Callie se metió debajo de las sábanas, abrazó a
Arizona y la acunó en sus caderas. En pocos segundos ella también se quedó
dormida.
Epidemia – Capítulo 40 – Atada a tu amor
Horas después, cuando Callie abrió los ojos, ya había
caído la noche, la habitación estaba a oscuras, apenas iluminada por el
resplandor de la luna llena que se filtraba a través de las ventanas. Callie
suspiró y apretó el abrazo para acercar su cuerpo al de Arizona, quien aún
dormía profundamente. Luego cerró los ojos y besó su hombro desnudo mientras
percibía como algo dentro de su propio pecho se inundaba de esa sensación tan
increíble como indescriptible: ese ángel de rizos dorados y hermosos ojos
azules que yacía a su lado era la causa, la razón de esa inmensa felicidad que
le colmaba el alma. Callie no pronunció palabra alguna para no despertarla,
pero en sus pensamientos se repetía sin cesar, como si fuera un mantra, una y
otra vez: “te amo, te amo, te amo…”
Quizás en medio de sus sueños, lo percibió, lo cierto
es que abrió los ojos y al sentir a Callie tan cerca, abrazándola por
detrás, su respiración y su boca rozando
su hombro, Arizona sonrió y suspiró mientras experimentaba, aún sin saberlo,
las mismas emociones que Callie estaba sintiendo. Arizona soltó un bostezo y
posando su mano sobre la de Callie en su vientre, la acarició con ternura,
luego rodó sobre su costado para encontrarse con esa mirada brillante, con esa
sonrisa que ella adoraba y como si hubiera escuchado sus pensamientos, Arizona,
sólo dijo sonriendo:
-Te amo.
La voz soñolienta de Arizona era sin duda la cosa más
tierna y al mismo tiempo más sexy que Callie había escuchado en toda su vida.
Arizona ahogó un bostezo grande y acercando sus labios a los de Callie, dijo
mientras una sonrisa iluminaba su mirada:
-Ven aquí
Callie acercó su rostro para deleitarse con el dulce
sabor de los labios de Arizona contra los suyos. No había ningún otro
sentimiento parecido. En medio de esa tierna sucesión de besos, el estómago de
Arizona crujió de hambre, fue en ese momento cuando Callie sonriendo dijo:
-Creo que nuestros estómagos necesitan alimento, dime
Arizona ¿quieres bajar a cenar?
Arizona levantó su mirada, pensando, luego respondió:
-Tengo hambre, pero no quiero moverme de aquí, además
quiero seguir durmiendo, tengo sueño
-¿Podemos pedir que nos traigan algo a la habitación?,
¿quieres?, le preguntó Callie, mientras acariciaba la mejilla de Arizona con
ternura
-Si pedimos algo lo traerán, en quince o veinte
minutos, creo que estaré dormida para entonces
-Eso nos deja una sola opción mi bella, hambrienta y
somnolienta dama, dijo Callie con los ojos entrecerrados mientras hundía su
rostro en el cuello de Arizona, quien adivinando exclamó triunfante:
-¡Más tortilla española!
Callie asintió sin apartar su rostro de la suave piel
de Arizona, unos segundos después ella agregó:
-¿Seria usted tan amable Dra. Torres de traerle a la
cama a su bella, hambrienta y somnolienta dama esa tortilla…, y mientras
soltaba un nuevo bostezo agregó: …-antes de que me quede dormida de nuevo?
Callie se rió y mientras se paraba de la cama en busca
de las cuatro porciones de tortilla española que habían dejado sobre la mesa al
lado de la puerta de la habitación, dijo:
-Después de hoy creo que no probaré la tortilla
española en meses
Arizona sonriendo dijo:
-Yo tampoco, y espero que el desayuno de mañana esté
libre de tortillas de cualquier tipo
A pesar de las quejas, en menos de cinco minutos ambas
se devoraron sus dos porciones de tortilla española. Minutos después, Callie
hundió su rostro en el cuello de Arizona mientras ella la abrazaba, así se
quedaron, profundamente dormidas.
…
Al día siguiente y para fortuna de ambas, Arizona tuvo
razón, no hubo vestigios de ningún tipo de tortilla en el suculento desayuno
que sirvió de preámbulo a la entrega del premio de la tercera edición de “Los
Juegos del Hambre”.
Entre vítores y aplausos de los presentes, Callie y
Arizona recibieron su pequeño trofeo junto con la consola nueva de Nintendo Wii
U, el juego Sonic All-stars Racing
Transformed Bonus Edition y el sobre que contenía los documentos para hacer
efectivo su traslado y su estadía de cinco días en el Hotel Parador de Tortosa. Asimismo, por ser las ganadoras de
la competencia, les correspondió a ellas retirar del biombo dispuesto para tal
fin uno de los sobres sellados que contenían los nombres del resto de los
equipos participantes, quienes ganarían un viaje de dos días con todos los
gastos pagos a Tossa del Mar. Los ganadores de esa rifa fueron los
participantes del equipo número seis, la simpática pareja de recién casados que
interactuaron con Callie y Arizona al final de prueba en la cual Callie cantó
para atraer a Arizona hacia ella.
….
Antes de recoger todo su equipaje y dirigirse a
Tortosa, Callie y Arizona permanecieron cuatro días más en Barcelona, que
aprovecharon para recorrerla, visitaron sus plazas, entre ellas la de Cataluña,
sus típicas calles como las Ramblas o el Barrio Gótico, lleno de edificios de
ese característico estilo arquitectónico; el Puerto, el exterior de la Sagrada
Familia, el impresionante Parque Güeli, el barrio de la Ribera y la Basílica de
Santa María del Mar.
Y así, dejando atrás la hermosa Barcelona y llevándose
con ellas imborrables recuerdos que permanecerían por siempre en sus corazones,
esa mañana recorrieron en el transporte designado por el Hotel, los 183 Kms.
que las separaban de su próximo destino: Tortosa
Cuando llegaron al Parador Tortosa, casi dos horas
después, Callie y Arizona se quedaron extasiadas al admirar el hermoso castillo
convertido en Hotel con sus altas paredes de piedra y sus hermosos y amplios
jardines.
Ilusionadas y felices, con unos deseos enormes de
recorrer Tortosa, ambas se registraron en el Hotel y subieron a la habitación
que le asignaron, la cual era en realidad una amplia suite en forma de L, con
una gran terraza desde la cual se podía admirar en todo su esplendor el Valle
del Ebro y la antigua ciudad de Tortosa. El mobiliario de la habitación era de
sobria y antigua madera, su visión rememoraba con exquisitez los muebles
propios de un castillo de siglos pasados, en el lado izquierdo se encontraba un
sofá de dos puestos y una mesa de comedor redonda con cuatro sillas, mientras
que en la parte mas amplia de la habitación que comunicaba con la terraza se
encontraba una imponente cama King. De las cuatro esquinas de la cama, se
levantaban cuatro hermosos palos bellamente labrados que servían de base a un
dosel desde donde caía un cortinaje de una tela semitransparente que casi
rozaba los bordes de la cama, envuelta en sábanas de seda blanca y bellamente
decorada con cojines de varios tamaños.
Al observar la cama Arizona le dijo a Callie con una
sonrisa:
-Creo que me sentiré como una reina durmiendo en esa
cama
Con un suave beso en la mejilla, Callie le dijo
sonriendo:
-Mi amor, tu siempre duermes como una reina, pero
¡vamos!, ¡vamos primero a conocer Tortosa! ¿te parece mi dulce reina?
Sin dejar de sonreír y mostrando sus hoyuelos, Arizona
tomó la mano de Callie entre la suya y la condujo hasta la puerta de la
habitación.
Y así, tomadas de la mano, comenzaron su recorrido por
las calles del casco antiguo de la ciudad, una de las joyas del sur catalán:
Tortosa, una hermosa ciudad rodeada del esplendor silencioso y perfumado de
miles de hectáreas agrícolas, protegida por una larga y colosal muralla y bañada
en sus orillas, por la desembocadura del Ebro, el rio más caudaloso de España.
Mientras admiraban el bello y sugestivo casco antiguo,
bajo la sombra poderosa del milenario castillo árabe de la Zuda, la magnífica
Catedral de Santa María y el Convento de Santa Clara, entre espectaculares
edificios y palacios modernistas, el sonido apagado de un teléfono móvil, las
sacó de su ensoñación. Mirándose a los ojos intrigadas, Callie y Arizona
dirigieron luego la vista hacia sus respectivos bolsos para tratar de averiguar
de cual de ellos emanaba el timbre. Era el teléfono de Callie el que sonaba,
ella sacó el móvil de su bolso y observó curiosa la pantalla para averiguar quien
la llamaba.
Antes de contestar, Callie le dijo a Arizona:
-Es Mark
Arizona, intrigada también, pensó en voz alta y
exclamó:
-¡Mark! ¿Y que puede querer Mark para llamarte por
teléfono?
Callie respondió:
-Ya lo veremos, hizo una pequeña pausa y agregó saludando
a su interlocutor: -Hola Mark
Al otro lado de la línea, al otro lado del mundo, Mark
exclamó:
-¡Caramba Torres!, si no te llamo no hay forma alguna
de escuchar tu voz, sé que recuperaste la memoria porque Teddy me lo contó, y
también sé que luego de una semana te escapaste con tu patinadora a España,
pero ni una sola llamada a tu amigo ¿acaso te has olvidado que existo? ¡Mala
amiga!. Mark dijo esto último riendo, haciéndose obvio para Callie que él
estaba bromeando, aunque esa sonrisa no le evitó sentirse un poco culpable,
porque conocía muy bien a Mark, ella sabía que esa era su manera de reclamarle
su abandono.
Callie hizo una mueca cómica con su cara y luego le
contestó:
-Perdona Mark, tienes razón, pero fue así, la primera
semana, luego de recuperar la memoria pasé un infierno, no quise hablar con
nadie, pero después…Callie hizo una pausa y mirando a Arizona, le sonrió.
Arizona le devolvió la sonrisa. …-Después me reconcilié con Arizona y desde ese
día todo mi mundo, ha sido para ella, han sido bikinis, sangrías, playas,
lugares románticos y juegos del hambre, además…
Mark la interrumpió y preguntó intrigado: -¿Juegos del
Hambre?, ¿De qué diablos estás hablando Callie?
-Olvídalo, no me hagas caso, luego te contaré, pero el
punto es que Arizona y yo estamos muy felices, es más, Mark, ¡ella me propuso
matrimonio!, ¡Nos vamos a casar!, dijo Callie dando saltitos de alegría
mientras admiraba su anillo de compromiso. Arizona al verla se rió con picardía.
Emocionado, Mark exclamó:
-¿En serio Torres? ¡Wow! ¡Felicidades! Ya veo que no
han perdido el tiempo en ese viaje, y bueno, ya que tocas ese tema…Mark hizo
una pausa, mientras Callie se quedó callada, ella sabía que su amigo estaba a
punto de decirle algo muy importante para él, ella sabía que de no ser así, él
no la hubiera llamado. Pero notando que Mark, dudaba sin atreverse a decir más,
Callie le dio un pequeño empujón diciéndole:
-¡Anda Mark!, ¡Suéltalo!
Él respiró profundo y luego lo soltó:
-Callie, justo por eso te estoy llamando, es que…es
que quiero pedirle a Lexie que se case conmigo, pero no me atrevo, no quiero
que me diga que no, sabiendo que posiblemente no tendré valor para hacerlo de
nuevo si ella se niega…Amiga, necesito tu consejo, ¿tu crees que deba pedirle
que se case conmigo?, y lo más importante ¿Tú crees que ella me diga que si?
Callie dio otro salto de alegría, mientras exclamaba
en voz alta:
-¡Al fin te has decidido a sentar cabeza, mi querido
amigo, pensé que ibas a acabar viejo y solo!...¡Por supuesto que debes pedirle
que se case contigo, ella también te ama, ella te dirá que sí, confía en mi!.
Mientras decía esto, Callie se dio cuenta que Arizona la veía emocionada, ella
sabía que Arizona se alegraba tanto como ella, por Mark y por Lexie, porque
ambos merecían ser felices también.
-¿En serio Torres?, ¿Tú en verdad lo crees?, le
preguntó Mark, mientras Callie notaba la emoción que afloraba de su voz
-Claro que sí Mark, ¡anda, atrévete!, dijo Callie en
el momento en que Arizona acercó su rostro al de Callie para decirle a Mark por
el auricular:
-¡Atrévete Mark, quizás tengamos una boda doble!
Callie sonrió por la idea de Arizona y le dijo a Mark:
-¿Lo ves? Arizona opina lo mismo que yo
Mark, más aliviado dijo:
-Ya veo, por cierto, salúdame a Arizona y gracias
Torres, gracias a ambas, me dieron el empujón que necesitaba para hacer esto y
ahora no les quito más tiempo, tengo que entrar al quirófano en unos minutos,
pero eso sí, luego me cuentas todo Callie, especialmente las partes mas sucias
y eróticas de tu viaje, terminó diciendo Mark riendo con picardía.
Callie abrió la boca y riéndose a carcajadas dijo:
-Tú no cambias Mark, pórtate bien, mira que si todo
sale bien, pronto serás un hombre casado…
Mark la interrumpió para agregar:
-Y con hijos Torres, quiero tener por lo menos dos
hijos con Lexie
Callie sonriendo le dijo:
-Si Mark un hombre casado y con hijos, eso tengo que
verlo, por cierto ¿sabes algo de Sebastián?
Mark le respondió:
-No, la verdad no, no llevo ese caso como ya sabes,
pero si deseas saber de él, puedo decirle a Teddy que te llame ¿te parece?
-Si Mark, por favor dile a Teddy que me llame, te lo
agradezco
-Gracias a ti Torres, bueno ahora sí, me voy a operar.
Síguela pasando muy bien, Torres y ya sabes que me debes un montón de historias
eróticas españolas. Agregó Mark riendo de nuevo.
Callie puso un tono regañón y bromeando le repitió a
Mark:
-Anda a operar y pórtate bien, ¡ah! y ¡mucha suerte
con la propuesta!, estoy segura que la tendrás, envíame un mensaje cuando te
diga que si ¿Ok?
-Ok Torres, un beso, y gracias
-Un beso para ti también. Bye
-Bye, dijo Mark cortando la comunicación
Una vez que Callie guardó de nuevo su teléfono móvil
en el bolso le preguntó a Arizona:
-Eso que dijiste de la boda doble ¿fue en serio?
Arizona se colocó frente a Callie, levantó sus pies de
puntillas y mientras depositaba un tierno y breve en sus labios, le dijo
sonriendo:
-Por supuesto que sí ¿sería una ceremonia bonita?, ¿no
crees?
Devolviéndole el beso y la sonrisa, Callie le dijo:
-Me parece una idea excelente, y sí, creo que sería
algo muy bonito
Mientras retomaron su camino con las manos
entrelazadas, Arizona dijo:
-Bueno, ahora lo único que falta es que Lexie le de el
sí
-Así es, le dijo Callie.
Después de pasear unas dos horas más por la hermosa
ciudad, Callie y Arizona, se sentaron en un restaurant para almorzar, mientras
esperaban, el teléfono móvil de Callie volvió a repicar, era Teddy quien la
estaba llamando. Luego de saludarse y de que Teddy diera sus felicitaciones a
ambas por su próximo matrimonio, ella le comentó que el estado de Sebastián era
estable, pero que honestamente había empeorado en los últimos días, se estaba
haciendo más que evidente que sus órganos estaban fallando y que posiblemente
necesitaría para sobrevivir algún trasplante, no obstante, dada la extraña
condición de su enfermedad, Teddy consideraba que era muy difícil que la junta
aprobara un trasplante para él, por lo cual, el padre de Sebastián estaba cien
por ciento dedicado a tratar de encontrar la cura para su enfermedad.
Preocupada por las noticias acerca del estado actual de la salud de Sebastián,
Callie le hizo prometer a Teddy que ella la llamaría en caso de que la
situación se agravara aún más. Callie amaba a Sebastián y no podría perdonarse
que a él le pasara algo mientras ella disfrutaba en España.
Cuando la llamada finalizó, Callie le contó a Arizona
lo que Teddy le había dicho y ambas estuvieron de acuerdo en regresar a
Seattle, en el caso de que Teddy las llamaba para informarle el empeoramiento
de la salud de Sebastián, aunque ambas sin decirlo, esperaban que eso no
ocurriera, en primer lugar por el propio Sebastián, y en segundo lugar, porque
ese viaje era casi un sueño que se estaba haciendo realidad cada día, en cada
amanecer, en cada calle que transitaban tomadas de la mano, en cada paisaje que
admiraban, en cada playa, en cada beso, en cada abrazo, en cada oportunidad que
sus cuerpos y sus almas se fundían al hacer el amor.
Cuando la noche cayó y el cielo se colmó de estrellas,
Callie y Arizona, regresaron al hotel, cenaron en el amplio comedor y subieron
a su habitación. Tomaron juntas una ducha caliente y salieron del baño
envueltas en toallas. Mientras Arizona se cepillaba el cabello, Callie buscó en
las maletas de ambas sus ropas para dormir. En ese momento Arizona se
sobresaltó, porque escuchó a Callie, mientras movía su mano derecha con cara de
dolor, lanzando improperios por su boca, repitiendo sin cesar:
-¡Fuck, fuck, fuck…!
Arizona se paró de la silla y se acercó de inmediato a
Callie para averiguar que le había ocurrido.
Callie repitiendo –Fuck, por enésima vez, le dijo a
Arizona que la miraba con ojos interrogantes:
-Me machuqué los dedos de la mano con la maleta
Arizona se acercó aún más hacia su pareja y tomando la
mano de ella entre las suyas, metió en su boca cada uno de los dedos adoloridos
de Callie, quien en seguida notó la picardía en los ojos de Arizona y como se
iban oscureciendo a medida que chupaba con su boca cada uno de sus dedos.
Mientras lo hacía, muy lentamente, entre un dedo y otro, Arizona le preguntó a
Callie con una voz sexy:
-¿Sabes cual es el origen de la palabra “Fuck”?
Mientras la sensación de dolor era sustituida
gradualmente por el deseo, Callie sonrió y respondió:
-No, no lo sé
Arizona miró a su alrededor, la sobria decoración de
la habitación de estilo medieval, le había hecho recordar el origen de esa
palabra, cuando Callie la había repetido una y otra vez, así que le dijo,
mientras ambas se acostaban en la cama:
-En la edad
media, cuando una pareja iba a contraer matrimonio, el Rey tenía derecho a
pasar la primera noche de bodas con la recién casada, pero bajo circunstancias
especiales, el Rey podía permitir, que tal cosa no ocurriera, es decir, que la
recién casada pudiera ser desflorada por su marido y no por él. Además, en la
Inglaterra antigua, la gente no podía tener sexo sin contar con el
consentimiento del Rey, a menos que fueras parte de la familia real. De modo
que cuando las parejas querían tener sexo, debían solicitar un permiso especial
al monarca, quien les estregaba una placa que debían colgar fuera de la puerta
mientras tenían relaciones…
…-La placa
que el Rey entregaba decía: “Fornication Under Consent of the King,
(F.U.C.K.)”. De allí viene esa palabra: “Fuck”
Callie sonrió escuchando la explicación de Arizona y
mientras comenzó a besar su cuello le dijo deletreando cada letra:
-Entonces yo quiero F.W.M.Q.:
En medio de los gemidos y de la excitación que las
caricias de Callie comenzaban a provocar en el cuerpo de Arizona, ella le
preguntó:
-¿Y qué significa F.W.M.Q.?
-Sonriendo, pero sin dejar de acariciarla con sus
labios, Callie respondió:
-Fornication With My Queen…y luego lo dijo en español:
…-o sea, fornicar con mi reina
Arizona sonrió por última vez, mientras Callie la
llevó a ese mundo de placer al que ella y solamente ella era capaz de llevarla,
luego le tocó a Callie el momento de visitarlo. Exhaustas, se quedaron dormidas
una en brazos de la otra, pensando en villas y castillos, en monarcas y reinas…
Casi al amanecer Callie despertó, su bella reina
estaba profundamente dormida, así que con sumo cuidado para no despertarla, fue
al baño, antes de salir, como siempre,
se aseo la boca con pasta dental y enjuague, se acostó otra vez, y acunando de
nuevo a Arizona en su cuerpo, se quedó dormida en pocos minutos.
En sus sueños Callie se vio a sí misma en la época medieval, el pueblo
donde vivía era una comarca donde sólo habitaban mujeres, Callie vio un letrero
con el nombre de la villa “Lesbianland”. Ese día ella se había casado con una
mujer que la había pedido en matrimonio, Érica Hahn, a quien nunca antes había
visto en su vida, esta sería su noche de bodas, pero en secreto, sin que nadie
lo supiera, lo que Callie deseaba es que la Reina de la comarca la poseyera esa
noche.
Callie siempre había estado enamorada de ella, una hermosa mujer de
rizos dorados como el sol y penetrantes
ojos azules como el cielo. Callie la había visto algunas veces vestida con una
cota de malla, portando una gran espada en su cintura y montando un caballo hermoso de color negro
azabache. Su nueva esposa, Érica, había partido al castillo de la Reina para
solicitar el permiso que se requería para ser ella y no la Reina quien la
poseyera por primera vez.
Callie, esperó, suplicando en silencio, en secreto, que la Reina no
otorgara el permiso, y al parecer, sus súplicas fueron escuchadas, cuando oyó
el casco de los caballos que se aproximaban y observó el rostro contrariado de
su nueva esposa, quien venía acompañada de tres amazonas, en ese momento lo
supo. Tratando de ocultar su emoción, las súbditas de la Reina le ordenaron que
montara el mismo caballo del cual Érica se acababa de apear y partió junto a sus tres acompañantes al
castillo. Callie, se giró para ver a Érica mientras se alejaba y sintió un poco
de pena al notar la expresión en su rostro, una mezcla de desilusión y temor,
pero por otro lado, Callie estaba profundamente emocionada y expectante por ese
encuentro con la Reina a quien en secreto siempre había amado.
Lo que Callie no sabía era por qué había visto tanto miedo en los ojos
de Érica, lo que Callie no sabía era que Érica siempre había estado enamorada
de ella y que el miedo que había distinguido en su mirada obedecía a que ella
se había enterado en el castillo, que la Reina estaba buscando una esposa y si
ella elegía a Callie para serlo, su matrimonio sería anulado por orden real y
la Reina se casaría con Callie. Érica
tenía mucho miedo, ella sabía cuan hermosa era Callie, mientras la veía
alejarse, pensó que quizás ese podría ser el matrimonio más corto de la
historia.
Una hora después, siguiendo las órdenes de sus tres acompañantes, Callie
desmontó el caballo y las siguió hasta una sala de baño donde sería
adecuadamente aseada y perfumada para pasar esa noche con la Reina. Mientras
era despojada de sus ropas harapientas y sucias, Callie se emocionó aún más,
cuando una de las tres amazonas al observarla desnuda, le dijo en voz baja a
las otras dos que quizás ella podría ser la elegida, fue en ese momento cuando
Callie se enteró que la Reina Arizona, no sólo podría pasar la primera noche de
bodas con ella, sino que con un poco de suerte ella podría convertirla en su
esposa y por los comentarios de las súbditas que con esmero la estaban aseando,
Callie supo que quizás tendría esa suerte, no obstante, su entusiasmo se nubló
un poco, cuando escuchó que invariablemente esa primera noche, ella sería atada
a la cama, para que la Reina pudiera “probarla”.
De pronto, Callie sintió temor, recordó la expresión de miedo en la
mirada de Érica y en ese momento pensó que ese miedo podría obedecer a que la
Reina la lastimara físicamente sin que nada pudiera evitarlo, al encontrarse a
su merced, atada a una cama.
Una vez que estuvo lista, Callie fue conducida hacia los aposentos de la
Reina. Una de las súbditas que la acompañaban, tocó la puerta y esperó el
permiso para entrar. Al escuchar la respuesta afirmativa, la súbdita abrió la
puerta y le indicó a Callie con un gesto que entrara al recinto. Ella obedeció,
pero no tuvo valor de levantar su cabeza para mirar a la Reina, quien se encontraba
de espaldas a ella. La Reina sin voltear a mirarla, levantó la mano, haciendo
una indicación que la súbdita aparentemente entendió de inmediato. Ella tomó a
Callie por un brazo, la despojó de sus ropas y le indicó que se acostara en la
cama y acto seguido, tal como Callie lo temía, fue atada de pies y manos a las
cuatro esquinas de la imponente y gigantesca cama. Después de comprobar las
amarras, la súbdita pidió permiso para retirarse y la Reina, sin girarse,
haciendo otro gesto con la mano derecha, concedió el permiso. Callie vio cuando
la súbdita se retiró, cerrando la doble puerta de madera maciza detrás de ella.
Callie cerró los ojos, rogando, suplicando en silencio, que la Reina no
la lastimara, en ese momento, ella dudó y pensó que quizás hubiera sido mejor
que la Reina hubiera otorgado el permiso, porque aunque no conocía a su nueva
esposa, por lo menos había visto, además del miedo, algo de afecto y amor en su
mirada. No obstante, ya era tarde para eso, allí estaba, atada de pies y manos
a merced de una Reina que podría hacer lo que quisiera con ella.
Aún con los ojos cerrados, Callie escuchó los pasos de la Reina
acercándose a la cama, ella no se atrevía a mirar, pero no pudo evitar que su
cuerpo vibrara cuando sintió que la Reina se despojaba de su ropa y acercó su
rostro a milímetros del suyo, mucho menos, cuando percibió como el cuerpo
desnudo de la Reina se estremeció ligeramente con el contacto.
En ese momento, la Reina en un tono que era una mezcla de autoridad
matizada con ciertos vestigios de lo que parecía una voz dulce, ordenó:
-Abre los ojos
Callie obedeció y un nuevo estremecimiento se apoderó de su cuerpo,
cuando encontró a milímetros de su cara, por primera vez, el rostro y los ojos
más hermosos que ella había visto en su vida. Ella percibió lo que parecía una
hermosa sonrisa con hoyuelos y supo en ese momento que la Reina no le haría
daño, supo en ese momento, que ella quería que su Reina Arizona la eligiera
para ser su esposa y que la poseyera las veces que quisiera.
Callie soltó un gemido y arqueo su espalda, cuando los labios de esa
hermosa mujer comenzaron a besar su cuello y con sus suaves manos sintió como
sus pezones desnudos se erguían a los pocos segundos de empezar a ser
acariciados…
….
Arizona despertó de pronto y se giró de inmediato para
ver a Callie y tratar de entender por ella estaba gimiendo en la cama. Callie
estaba profundamente dormida, acostada boca arriba con las piernas ligeramente
abiertas, pero Arizona volvió a escuchar un nuevo gemido que salía de su boca y
también notó como Callie arqueaba sus caderas. Arizona sonrió, resultaba casi
obvio, que su hermosa mujer, durmiendo a su lado, estaba teniendo alguna clase
de sueño erótico, sólo esperaba, que hasta en sueños, su Callie le fuera fiel y
que fuera ella quien estuviera propiciando esa increíble excitación que se
hacía más que evidente en sus gemidos y en los eróticos movimientos que
delataban su sueño.
Arizona se quedó allí acostada de medio lado,
observando a Callie, ella era sin duda la mujer más hermosa y sexy que había
conocido en toda su vida y verla así dormida y excitada al mismo tiempo, la
excitó a ella también, sin embargo, se quedó inmóvil observándola para no
despertarla. Un rato después, los movimientos de Callie cesaron, no antes de
exhalar un gemido gutural que Arizona supuso, marcaba la culminación exitosa de
su erótico y sensual sueño. Arizona ardía en deseo, en lujuria, pero no se
atrevió a despertar a Callie, ella ahora estaba tranquila, casi que se notaba
una sonrisa en su rostro, parecía feliz y seguramente lo era. A pesar de todo,
Arizona cerró los ojos y trató de conciliar el sueño de nuevo, pero no pudo,
estaba demasiado excitada para volver a dormir, así que se paró de la cama con
cuidado, fue al baño, se lavó la cara y los dientes y regresó a la habitación.
Cuando lo hizo, notó que Callie había despertado y
luego de escucharla decir –Buenos días, con voz de sueño, observó su mirada,
era una expresión casi depredadora. Arizona podía imaginar, por qué Callie la
estaba mirando de esa forma, sin embargo, tenía demasiada curiosidad, así que
arrastrándose en la cama colocó un beso en la mejilla de Callie, le contestó
los buenos días y le preguntó:
-¿Me puedes decir qué estabas soñando?
El rostro de Callie se iluminó con una hermosa sonrisa
y mientras besaba el cuello de Arizona, ella respondió:
-Umnnn, soñé contigo
Arizona exhaló un suspiro y dijo casi aliviada:
-Uff!! Menos mal que fue conmigo, eso significa que
hasta en sueños me eres fiel ¿verdad?
De pronto Callie cayó
en cuenta, levantó su rostro del cuello de Arizona y le preguntó
intrigada:
-¿Y como sabes que estaba soñando?
Sin responder, Arizona dijo:
-Un sueño erótico ¿me equivoco?
Sonriendo con picardía, Callie respondió:
-¡Oh si! Definitivamente erótico y fue contigo
Arizona acarició la mejilla de Callie con su mano y
mientras lo hacía, le dijo a ella:
-¿Me puedes contar que soñaste?
Callie abrió la boca para comenzar a contarle a
Arizona el sueño que había tenido, pero volvió a cerrarla y sin dar mayores
explicaciones, se paró repentinamente de la cama y se dirigió hacia donde se
encontraban las maletas, la cual abrió y mientras buscaba algo dentro de ella,
le dijo a Arizona con una voz sexy mientras la miraba con una expresión llena
de lujuria:
-No te lo voy a contar, lo voy a hacer
realidad…contigo, sólo que esta vez yo seré la Reina
Arizona se sentó en la cama y preguntó intrigada:
-¿QUÉ?, ¿Qué Reina?
Mientras Callie sacaba de la maleta un pañuelo limpio
y dos bolsas de medias panty de nylon nuevas, ella respondió en su tono sexy:
-La Reina Calliope
Arizona soltó una risa nerviosa, sin embargo, se
congeló en sus labios cuando vio a Callie acercarse a ella con movimientos
totalmente sensuales. Arizona observó a Callie, mientras ella sacaba las medias
del estuche y las rasgaba exactamente por la mitad.
Punto de vista de Arizona:
Emití un gesto de protesta cuando vi que Callie
rasgaba las medias, pero su mirada me hizo hacer silencio en el acto. Una vez
que ella obtuvo cuatro largas tiras del material de nylon de lo que antes
fueron dos pares de medias panty, ella me miró de nuevo con esa expresión
depredadora y me dijo:
-Arizona ¿quieres hacer realidad mi sueño?, ¿Confías
en mi?, porque este es un juego, un juego erótico, pero al mismo tiempo es un
juego de confianza, dime mi amor ¿confías en mi?
Casi hipnotizada con esa voz sexy que siempre me
derrite y con esa mirada donde más allá de la lujuria había amor, siempre amor,
le respondí
-Si Calliope, quiero hacer realidad tu sueño y sí,
confío en ti
Callie sonrió y dijo simplemente, casi como una orden,
pero al mismo tiempo con un toque de dulzura en su voz
-Ponte de pie.
Aún bajo el efecto casi hipnótico de esa mirada y de
esa actitud sexy que me devora, obedecí y me paré delante de ella, mientras
lentamente me quitó mi franela, el short y las bragas, me quedé totalmente
desnuda frente a ella, luego vi como tomó el pañuelo y comenzó a vendarme los
ojos con el.
Quise protestar con un
-¿Qu...
Ella no me dejó terminar, me silenció con un beso.
Cuando separó sus labios de los míos, ella me dijo:
-Solo confía en mí.
-Confió en ti Calliope. Lo dije en serio, porque es la
verdad. Nunca había ni he confiado en nadie como confió en ella.
Sintiendo que me llevaba de vuelta a la cama, de
repente mi espalda estaba posada sobre el colchón, y antes de que supiera lo
que estaba pasando, yo estaba acostada, mis manos estaban por encima de mi
cabeza, mis dos muñecas atadas con dos de las tiras de las medias de nylon y mi
dos tobillos igualmente atados a las esquinas de la cama.
Al darme cuenta de lo que estaba pasando, sentí una
oleada de excitación a través de mi cuerpo. Callie estaba en lo cierto, se
trataba de un juego de confianza... y yo estaba completamente a su merced.
Por un momento se hizo el silencio. No podía ver nada,
no podía moverme pero podía sentirla mirándome, trazando mi cuerpo con su
mirada.
Sin previo aviso, sentí su aliento en mi mejilla y
escuché las palabras que me susurró al oído.
-¿Estás lista para jugar?
Mi garganta estaba seca. Podía sentir la excitación en
sus palabras, y lo único que pude hacer fue asentir. Dios lo quería, estaba
lista para jugar pero yo no estaba segura de que sería capaz de soportar esta
dulce tortura.
Yo estaba desnuda e inmóvil. Podía sentir su
respiración cerca de mi cuerpo antes de que sus labios reclamaran los míos. No
me dio oportunidad de profundizar el beso y sin aviso se apartó. Mis otros
sentidos se agudizaron mientras trataba de compensar mi falta de visión. La oí
levantarse y quitarse la ropa, poco a poco, lo siguiente que sentí, fue a ella,
sentada a horcajadas sobre mi cuerpo.
Al instante quise tocarla, quería sentirla, pero las
ataduras en mis muñecas me lo impidieron,
luego escuché una pequeña risa mientras me decía.
-Paciencia Arizona.
No pude evitarlo y dije suplicante:
-Por favor, por favor, tócame
-¡Oh sí! voy a tocarte, tengo la intención de tocarte
por todas partes.
Mientras lo decía, sentí su desplazamiento levemente y
su propia excitación se hizo evidente cuando se conectó con mis muslos, y sus
labios descendieron sobre los míos. Podía sentir su cuerpo caliente
deslizándose sobre el mío ahora que nuestras bocas estaban unidas en un beso
que se eternizaba. Comencé a gemir cuando sentí mi centro incendiado mientras
toda mi sangre se precipitaba hacia el sur de mi cuerpo expectante.
Todo lo que me hizo reforzó mi excitación por estar
atada y completamente a su merced. Cada roce me sacudió hasta la médula
mientras acariciaba mi cuerpo con besos, pero ni una sola vez se acercó a donde
realmente más la necesitaba. Sus labios, que habían comenzado unidos a los míos,
se trasladaron pronto a mi cuello y luego hacia mis pezones que se tensaron en
mi piel con sus caricias. El dolor agradable causado por morder con sus labios
y chupar cada parte de mi cuerpo fue instantáneamente aliviado por las suaves
caricias de sus manos. Las gotas de sudor comenzaron a formarse en mi cuerpo
mientras bajaba sus labios aún más, lamiéndolo todo mientras viajaba hacia el
sur. Yo estaba más excitada de lo que había estado nunca en mi vida y de
repente ella se había ido. Su toque se fue y yo me quedé sin aire, pidiendo la
liberación, mi cuerpo gritando por más.
A continuación, tan rápido como se fue, ella estaba de
vuelta y sentí mi espalda arqueándose de la cama cuando sentí su cálida lengua
empezando a lamer su camino por mis muslos
hasta donde yo más la quería. Una de sus manos se abrió paso hasta mi pecho y
mientras yo giraba mi cabeza hacía un lado, ella finalmente cedió y sentí
cuando mis pliegues se separaron por su lengua, frotando la parte inferior de
mi clítoris antes de ser reclamado por sus labios. La escuché gemir contra mí, mientras me probó una y otra vez,
todavía se burlaba de mi necesidad y yo podía sentir las vibraciones corriendo
por todo mi cuerpo mientras luchaba contra mis ataduras y movía mis caderas
desesperadamente para conseguir la lengua en el lugar donde la necesitaba cada vez más y más.
La habitación ya estaba llena de profundos gemidos,
los gemidos de ambas se confundían al punto de que ya no se podía saber de
quien era cada uno, pero cuando por fin entró en mi con su lengua, mientras sus
manos tomaron firmemente mis caderas
tirando de mí lo más profundo posible, dejé escapar un grito gutural que
retumbó en toda la habitación.
Pronto supe que estaba cerca de la liberación y el
conocimiento de que Callie me estaba haciendo todo esto, me empujó al borde del
abismo. Con un movimiento repentino, ella estaba encima de mí otra vez, su
lengua bruscamente fue reemplazada por los dedos mientras ella fácilmente se
deslizó en mí y con la mano libre me arrancó la venda de los ojos. Sin dejar de
acariciarme con sus hábiles dedos, abrió sus labios contra los míos luego los
separó y me dijo mirándome a los ojos:
-Quiero verte cuando grites mi nombre, dijo esas
palabras en un tono lleno de excitación, y eso fue suficiente para enviarme más
allá del borde. Cuando el clímax se estrelló a través de mi cuerpo, yo grité su
nombre y ella volvió a coger el ritmo con sus dedos, pero esta vez se deslizó
de nuevo con su cuerpo hacía el sur, sustituyendo otra vez su lengua mientras
dibujaba repetidos golpes con sus dedos hacia dentro y hacia fuera.
Enloqueciéndome por enésima vez, cambió el ritmo de sus caricias varias veces
mientras alcanzaba todos los lugares correctos, yo levanté la cabeza para
observarla y eso fue suficiente, para gritar por segunda vez su nombre. El
siguiente orgasmo me golpeó tan fuerte que tiré bruscamente mi cabeza hacía
atrás, recostándola en la almohada mientras ella mantenía su boca en mi,
lamiendo y saboreando mi excitación hasta la última gota.
Unos minutos después sentí que mi cuerpo comenzaba a
relajarse y fue en ese momento cuando Callie se arrastró lentamente por mi
cuerpo besando todo el camino hasta de llegar a mis labios, besándome profunda
y apasionadamente con el sabor de mis jugos todavía persistentes en sus labios.
Al ver su aspecto desaliñado y sentir su cuerpo
deslizándose contra mí otra vez, la necesidad de tocarla se hizo abrumadora,
ella lo entendió en mi mirada y me desató, primero los tobillos y después mis
muñecas. Enseguida compartimos una sonrisa de complicidad, yo la abracé y giré
mi cuerpo llevándola conmigo, de modo que quedé encima de ella, mirándola
directamente a sus ojos marrones brillantes, sólo pronuncié dos palabras:
-Mi turno.
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No llames la atención, ni sigas provocándome
Que ya voy comprendiendo cada movimiento
Me gusta lo que haces para conquistarme, para
seducirme, para enamorarme
Vas causando efecto
No sabes como me entretienen tus locuras
Y que para verte invento mil excusas
Haz dejado en jaque todos mis sentidos
Pones a prueba el motor, que genera los latidos
De cada ilusión
Mira lo que has hecho, que he caído preso (en tu
cuerpo y en tu mente)
Y en un agujero de tu corazón (en todo estas presente)
Y la libertad, te juro no la quiero (si estoy contigo)
Déjame atado a este amor
Atado a este amor
Acabo de pasar la línea de tu encanto
Donde sólo mirarte es un paisaje nuevo
Y tejes las cadenas que amarran mi sexo
Que endulzan mi alma, que tienen mi mente
Y someten mi cuerpo
Y para qué dejar que pase y pase el tiempo?
Si tú y yo preferimos comernos a besos
Haz dejado en jaque todos mis sentidos
Pones a prueba el motor, que genera los latidos
De cada ilusión
Mira lo que has hecho, que he caído preso (en tu
cuerpo y en tu mente)
Y en un agujero de tu corazón (en todo estas presente)
Y la libertad, te juro no la quiero (si estoy contigo)
Déjame atado a este amor
Atado a este amor
Es importante, es urgente (ah, ah, ah, ah, ah)
Que te quedes a mi lado (ah, ah, ah, ah, ah)
Yo inventaré los motivos que sean necesarios
Para estar cerca de ti
Mira lo que has hecho, que he caído preso (en tu
cuerpo y en tu mente)
Y en un agujero de tu corazón (en todo estas presente)
Y la libertad, te juro no la quiero (si estoy contigo)
Déjame atado a este amor
Atado a este amor
Mira lo que has hecho, que he caído preso (en tu
cuerpo y en tu mente)
Y en un agujero de tu corazón (en todo estas presente)
Y la libertad, te juro no la quiero (si estoy contigo)
Déjame atado a este amor
Atado a este amor
Mira lo que has hecho, que he caído preso (en tu
cuerpo y en tu mente)
Y en un agujero de tu corazón (en todo estas presente)
Y la libertad, te juro no la quiero (si estoy contigo)
Callie y
Arizona perdieron la noción del tiempo mientras sus cuerpos y sus almas se
fundían, una y otra vez, en lo que se convirtió en un maratón de placer, de
entrega mutua a la lujuria que encendía sus cuerpos y al amor que abrigaba sus
almas.
Totalmente
exhaustas, pero felices, Arizona con sus ojos cerrados reposaba sobre el cuerpo
desnudo de Callie, quien en silencio, acariciaba con una mano sus rizos
dorados, mientras que con la otra, la apretaba en un cálido abrazo. Así
permanecieron un largo rato, disfrutando de ese cómodo silencio que sólo es
posible entre dos personas que se aman y que se entienden sin necesidad de las
palabras.
Mientras los
dedos de Arizona jugaban aleatoriamente con los rizos negros del cabello de
Callie, finalmente rompió el silencio:
-Callie...
-¿Sí?
-Esta era una
de mis fantasías de crucero, dijo Arizona mientras levantaba su cabeza y
apoyaba el mentón sobre sus manos cruzadas en el pecho de Callie.
Sonriendo,
Callie preguntó:
-¿En serio?
Arizona asintió
mientras le devolvía la sonrisa y luego agregó:
-Sí, esta era
una de mis fantasías, tal como lo fue aquella de la ama y la esclava que
compartimos hace poco
-Arizona, dime
algo ¿Todas tus fantasías involucran la dominación y la sumisión?, preguntó
Callie con curiosidad
Arizona soltó
una risita infantil y luego de levantar la mirada por un instante como si
estuviera pensando en su respuesta, contestó mirando a Callie a los ojos:
-No, de hecho
no sólo tengo fantasías, también tengo sueños, sueños que estaban olvidados en
algún rincón apartado de mi mente, pero que he ido recordando, porque ahora
tengo con quien hacerlos realidad
Callie sonrió y
luego de pensarlo por un momento, le preguntó a Arizona:
-¿Quieres jugar
un juego?
Arizona puso
los ojos como platos, sabiendo que luego de ese maratón, le sería muy difícil
moverse, mucho menos comenzar de nuevo, así que exclamó:
-¡Otro Maratón!
Callie soltó la
risa al mirar la expresión en el rostro de Arizona, sabiendo que ninguna de las
dos podría iniciar un nuevo maratón, así que respondió:
-No mi amor,
este juego no requiere que nos movamos, no mucho al menos
-Ok..., afirmó
Arizona, ...-si no amerita que nos movamos, entonces sí, quiero jugar.
Callie se
estiró un poco y tomó el block de notas con el logo del hotel y el bolígrafo
que se encontraba encima de la mesa de noche al lado de la cama, luego,
ofreciéndoselo a Arizona, le dijo:
-Escribe aquí
uno de esos sueños, luego escribiremos uno de los míos, y así, hasta que ambas
llenemos este pedazo de papel con todos nuestros sueños y fantasías, así
tendremos nuestra propia agenda, nuestra agenda de sueños por cumplir
Arizona sonrió
y mientras tomaba el bolígrafo y el papel, acercó sus labios y le dio un breve
beso, luego, asentando el block sobre el pecho de Callie, escribió, mientras lo
decía en voz alta para que ella lo escuchara:
Agenda de sueños - Callie y Arizona:
1- Hacer el amor en una playa desierta…
Cuando Callie
escuchó ese primer deseo, se echó a reír y luego dijo: -Ese era uno de los míos
Arizona rió en
respuesta y agregó:
-¿En serio?,
bueno creo que deberíamos encerrar el número uno en un círculo, para indicar
que el sueño es de ambas
-Mi amor, algo
me dice que en ese caso tendremos que encerrar todos los números en un círculo,
dijo Callie sin dejar de reír.
-Bueno, ya lo
veremos…te toca, agregó Arizona con una expresión infantil que derritió a
Callie
-Quizás debamos
ordenarlos y clasificar nuestros sueños a medida que los vayamos enunciando,
en…, no sé…eróticos, románticos, atrevidos, normales y locos, tu acabas de
decir uno erótico, así que yo diré uno…umnnn…,
romántico
-A ver, dijo
Arizona, mientras levantaba las cejas, expectante
-Anota
-Ok, anoto,
suéltalo
Arizona
escribió mientras Callie lo decía:
2- Ver el atardecer sentadas en el muelle de un lago
tranquilo donde haya patos
Arizona releyó
el segundo deseo en voz alta y exclamó:
-¡Wow!, eso es
lo que yo llamo ser muy especifico
-Y eso es lo
que yo llamo criticar por criticar, le dijo Callie a Arizona riendo mientras
colocaba un ligero pellizco en su cintura
-¡Auchh!,
exclamó Arizona, luego, haciendo pucheros, protestó imitando una voz infantil:
…-Eso no era una crítica, era una simple observación y no merecía un pellizco
Apretando el
abrazo, Callie beso repetidamente la frente de Arizona, mientras le decía:
-Sí mi
pichirruchi, tienes razón, sólo estaba bromeando contigo, anda, escribe el
tercero
Dándole un beso
en la mejilla y sonriendo, Arizona dijo:
-Sí mi amor, yo
también estoy jugando, sólo quería que me consintieras, y lo logré.
-Como siempre…,
dijo Callie besando su frente de nuevo, luego agregó: …-Ok, y el deseo número
tres es…
Arizona lo
escribió en el papel, sin leerlo, mientras decía:
-Creo que este
deseo entra en la categoría de atrevido ó loco
Callie cerró
uno de sus ojos y dijo casi arrastrando las palabras:
-Oh, oh,
Houston tenemos un problema, apenas vamos por el número tres y ya entramos en
los deseos atrevidos o locos, bueno y ¿de qué se trata?, lo escribiste Arizona,
pero aún no sé que es
Arizona leyó en
voz alta lo que había escrito en el papel:
3-Lanzarnos desde un avión en paracaídas y besarnos en
el aire
Callie casi que
se atragantó con su propia saliva y luego de toser, preguntó:
-¿Y por
casualidad no deseas que hagamos el amor también?
Arizona se echó
a reír por el tono y la pregunta de Callie y luego respondió:
-No mi amor,
ese sería un deseo imposible, no loco
-Lo que creo
que será imposible Arizona, es que logres que yo me lance en paracaídas desde
un avión, además que yo sepa, a ti no te gustan los aviones
-Es cierto, no
me gustan, para eso es el paracaídas, afirmó Arizona mientras se reía mostrando
sus hoyuelos
-¿Y se puede
saber por que te ríes?
-Estaba
probando Calliope, por supuesto que yo jamás me atrevería a montarme en un
avión para lanzarme en un paracaídas, sólo estaba probando
-¿Probando
qué?, preguntó Callie
-Cuanto me
conoces, contestó simplemente Arizona
-Gracias a
Dios, anda tacha esa locura de nuestra lista de deseos
Arizona
obedeció, luego escribió al mismo tiempo que leía el tercer deseo:
3- Pasear en un coche empujado por caballos
-Encierra ese
en un círculo, porque yo también deseo eso, y ahora el cuarto, me toca a mí…
Arizona anotó
mientras Callie le dictaba:
4- Hacer el amor en un ascensor
-¿Subiendo o
bajando?, ¿con gente o sin gente?, preguntó Arizona casi muerta de la risa
-No me importa
si está subiendo o bajando, preferiblemente sin gente, lo que realmente me
importa es que tú estés en ese ascensor y no me dejes con la boca abierta
esperando otro beso, como aquella vez en el ascensor del hospital ¿recuerdas?
-Creo que te
quedaste picada con aquel beso…, ok, palabra de honor, prometo que no bajaré
del ascensor hasta que grites mi nombre Calliope
-Bien…, dijo
Callie satisfecha, luego agregó: …-Tú turno
Arizona
escribió casi de inmediato, mientras leía en voz alta:
5-Comer una deliciosa y suculenta pizza…, cuando escribió la frase hizo énfasis con el bolígrafo
al marcar los tres puntos suspensivos, fue cuando Callie dijo:
-Sospecho que
el secreto de esa pizza está en esos tres puntitos que anotaste con tanta
vehemencia ¿cierto?
Arizona sonrió
con picardía y sólo dijo:
-Sip, luego
terminó de escribir la frase:
…en Roma, Italia
Al leer lo que
Arizona agregó, Callie dijo:
-Lo sabía, lo
sabía, pero dime algo mi pichirruchi ¿vas a dejar ese deseo hasta allí?
-Bueno también
puedo agregar pasta
Callie se rió y
dijo:
-No mi amor, no
me refería a la comida, me refería a los lugares, digo, que podríamos darnos
una pasadita por la India, rezar un poquito y luego hacer el amor en Bali
-¿Callie, me
estas tomando el pelo?, preguntó Arizona
Callie miró su
propia mano en el cabello de Arizona y dijo:
-No, en
realidad te estoy acariciando tus lindos rizos dorados
-Callie, ¿Qué
tiene que ver la pizza en Roma, con rezar en la India y hacer el amor en Bali?
-Te daré una
pista…
-Dime
-Julia Roberts,
dijo Callie
Arizona lo
pensó un momento y se echó a reír, luego exclamó:
-¡Comer, rezar,
amar!
Riendo también,
Callie preguntó:
-¿Qué comes que
adivinas?
Arizona
contestó suspirando:
-Pizza…en la
Bella Italia. Bueno no, lo dejamos en Roma, ni la India ni Bali, aunque podemos
hacer el amor donde sea…
Callie la
interrumpió con un tono sexy:
-Ummnn…¿dónde
sea?, eso me lleva a mi próximo deseo, que será uno loco, muy loco
-¡Oh, oh!...,
dijo Arizona haciendo una mueca cómica, luego agregó: …-a ver, dispara
-Bueno mi amor,
ya tu sabes lo que dura el viaje de regreso a Seattle ¿cierto?
-Si mi cielo,
es casi un día, le respondió Arizona…
Callie la
interrumpió y dijo:
-Anota ahí:
hacerle el amor a Arizona en pleno vuelo de regreso a Seattle
Arizona sonrió
y preguntó:
-¿Y como se
supone que haremos eso?, ¿en un baño?, eso no me agrada
-No mi amor, en
las butacas del avión, los baños de los aviones son asquerositos y además son
demasiado angostos
Arizona arqueó
las cejas y sin entender aún como Callie pensaba hacerle el amor en pleno
vuelo, preguntó:
-¿Entonces?
Con una sonrisa
llena de picardía, Callie respondió:
-Mi amor,
sospecho que en el vuelo de regreso me va a dar mucho frio, seguramente tendré
que pedir una manta, para abrigarme, digo
Arizona anotó
en el papel el deseo de Callie mientras su cara de nuevo mostró sus hoyuelos.
6- Hacer el amor en el avión de regreso a Seattle
Luego de
escribirlo, Arizona, dijo:
-Este que voy a
escribir ahora es uno que ya sabes, es lo que más deseo.
Percibiendo la
dulzura con la cual Arizona pronunció esas palabras, Callie imaginó lo que ella
iba a escribir a continuación en el papel, así que dijo:
-Encierra ese
deseo en un círculo mi amor, porque, sí es lo que yo creo, es lo que yo más
deseo también, mi gran sueño
Ambas se
besaron brevemente y luego Arizona escribió:
7- Casarme con Calliope Torres
Callie volteó
el papel y escribió con su letra, justo al lado de lo que había escrito
Arizona:
…Casarme con Arizona Robbins
Y a
continuación, escribió:
8- Pasar nuestra luna de miel en un crucero por El
Caribe
Arizona
emocionada, exclamó:
-¡YAY!, luego
escribió en el papel mientras lo decía en voz alta con la mirada brillante y
una sonrisa infantil impresa en su rostro:
9- Ir a Disney World y montarnos en todas las
atracciones del parque
-Ya me
comenzaba a extrañar que el Señor Walt no apareciera en tus deseos
-Pues ya
apareció…, dijo Arizona manteniendo su sonrisa, luego agregó: …-Tú turno Callie
-Bueno me
encanta ese deseo, porque te saldrá ese lado infantil tuyo que a mi tanto me
gusta, y ya que vamos algún día a visitar las tierras del Sr. Walt, entonces yo
quiero que tu me acompañes a visitar al Señor Santiago, cuando estemos en
Madrid…
Arizona la
interrumpió:
-Mi amor,
Santiago de Compostela no queda en Madrid
-¡Que
Compostela ni que cuernos, yo me refiero al Santiago Bernabéu…
Arizona se
entusiasmó y se puso a dar saltitos sobre Callie mientras exclamó emocionada:
-¡Y ver un
partido en vivo entre el Real Madrid y el Barcelona!, Sí, yo quiero, yo quiero
eso también
-Genial, anda,
anótalo en la lista y por cierto, nunca me dijiste a que equipo vas ¿al Madrid
o al Barcelona?
Arizona abrió
la boca para responder, sin embargo un estruendoso ruido proveniente de su
estómago la distrajo, al escucharlo, ambas se rieron y Callie dijo:
-Mi amor, creo
que ha llegado la hora de comer, ¿Qué te parece si nos damos un baño y bajamos
a…, Callie se interrumpió a si misma para ver la hora, luego completó la
frase…-bajamos a almorzar
-Me parece
perfecto, porque me muero del hambre, dijo Arizona mientras se apresuró a
bajarse de la cama y dirigirse al baño
Al ver la
rapidez con la cual Arizona entró al baño, Callie dijo mientras se ponía de
pie:
-Espérame
Arizona esperó
a Callie, se ducharon juntas, se vistieron y se dirigieron a la puerta de la
habitación para salir, pero justo antes de cerrar la puerta, Callie se devolvió
y le dijo a Arizona:
-Espera mi
amor, se me olvidaba algo que quiero que miremos mientras comemos
-¿Qué cosa?,
preguntó Arizona en el momento en que Callie buscaba algo dentro de una de sus
maletas
Mientras
cerraba la puerta detrás de ella, Callie le enseño lo que la había hecho
devolverse: un mapa de España y la lista de los deseos que habían escrito, minutos antes.
Arizona
preguntó:
-¿Para que es
el mapa mi cielo?
-Quiero darle
un vistazo, creo que en nuestro recorrido por España hay varios lugares a los
que podremos ir y comenzar a tachar alguno de los deseos de esta lista
-¿En serio?,
preguntó Arizona emocionada
-Si mi amor,
vamos a verlo mientras ordenamos la comida ¿te parece?
-Sí, ¡¡¡ YAY !!!
-Bien, dijo
Callie con una sonrisa de oreja a oreja
Y efectivamente
mientras esperaban ser servidas, Callie extendió el mapa de España sobre la mesa
y juntas planificaron la ruta que seguirían para llegar a Madrid, decidieron
hacer paradas de tres o cuatro días en Valencia, Alicante, Cartagena, Murcia,
Granada, Sevilla, Córdoba, y finalmente, Madrid, antes de regresar a Seattle.
Para celebrar,
pidieron una botella de Cava y brindaron con sus copas en alto, emocionadas y
felices, casi soñando despiertas con todas las cosas que querían compartir,
juntas, en ese viaje que era en sí mismo, un sueño que se estaba haciendo realidad
cada día, día tras día...
Esta historia continuará…
Bueno, mis queridas lectoras, después de esta larga
ausencia, por la cual les pido mil disculpas, espero que hayan disfrutado este
capítulo y ahora sí, llegó el momento de decidir: ¿Real Madrid o Barcelona?, ¿Cual de esos dos equipos de futbol auparán Callie y Arizona en el próximo
capítulo que se desarrollará en Madrid?. Ustedes lo decidirán, sí aún no han
votado, sólo deben hacer clic en el link o realizar una búsqueda en su
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Arizona”, alojada en mi portal blog de WordPress (Miki T. Robbinson).