Epidemia – Capítulo 31 –
Me enamoré de ti
Arizona
estaba sentada en su puesto del avión al lado de Callie, con su cabeza
recostada en su hombro, se sentía enormemente emocionada, por la ventanilla del
avión ya se divisaba que estaban aproximándose a su destino. Arizona sonrió y
levantó un brazo en señal de victoria, exclamando: -¡YAY!, cuando escuchó al
capitán de la aeronave hablar por los altavoces:
-Señores
pasajeros estamos aproximándonos al Aeropuerto Internacional El Prat, en
Barcelona, España, por favor, abrochen o mantengan sus cinturones asegurados, y
apaguen a partir de este momento cualquier equipo electrónico que tengan
encendido. Para aquellos que aún no hayan ajustado sus relojes, les informamos
que aquí en Barcelona son exactamente las 4:10 a.m.
Arizona
miró su reloj, que marcaba la hora de Seattle: 1.10 p.m., entonces riendo le
dijo a Callie:
-Mi
amor, somos quince horas más viejas
Callie
se echó a reír y dijo tomando la muñeca de Arizona para ver la hora que marcaba
su reloj:
-Es
cierto, somos quince horas más viejas porque en Seattle ahora es la 1:10 p.m.,
pero de ayer, es curioso esto de las horas ¿verdad?... pero no te preocupes mi
pichirruchi, compensaremos ese envejecimiento cuando regresemos, entonces
seremos quince horas más jóvenes…
Arizona
miró a Callie a los ojos, sus miradas eran brillantes, nítidas y con su sonrisa
marca registrada Robbins, le dijo:
-Quince
horas más jóvenes y mucho más felices, …incluso más que ahora. Agregó Arizona
en un tono lleno de picardía que Callie detectó enseguida, así que con el seño
fruncido le preguntó:
-Incluso
más que ahora?, ¿tú crees?, ¡wow!, no tengo idea que pudiera hacernos más
felices que lo que somos ahora, yo estoy que no quepo en mi de la felicidad.
Obviamente
Callie no se imaginaba los planes de Arizona, y ella no quería dañar la
sorpresa, sin embargo, no pudo evitar continuar el juego de palabras que ella
misma había iniciado, así que le dijo:
-Siempre
se puede ser aún más feliz, cuando dos personas se aman como nosotras dos nos
amamos hay dos cosas que no tienen límites: el amor y la felicidad
Callie
miró directamente a los ojos de Arizona
y sonrió, ese tono de picardía y esa mirada de niña traviesa eran un
claro indicativo de que Arizona se traía algo entre manos, pero ella no tenía
ni la más remota idea de qué se trataba todo aquello, quizás era por verla en
bikini como siempre había querido, eso sin duda la haría feliz, “más feliz que
ahora” como Arizona había dicho, sí, Callie supuso que a eso se refería. Además
Callie detectó un brillo en la mirada de Arizona que no recordaba haber visto,
se veía más radiante que nunca y eso que estaban aterrizando luego de un largo
viaje de 24 horas. Esa felicidad contagiosa que se reflejaba en la mirada de
Arizona, provocó en Callie el deseo de besarla, lenta y profundamente, así que
ella bajó la mirada hasta que sus ojos se enfocaron en sus labios y se acercó
lentamente para acariciarlos con los propios. Arizona suspiró, ella era adicta
a esos labios, adoraba ser besada por ellos. Adoraba todas las emociones que
esos labios le hacían sentir en todo su cuerpo y en su alma cuando compartían
esos besos profundos y cálidos que sólo Calliope Torres sabía darle.
Cuando
el beso finalizó, ambas mirándose directamente a los ojos se regalaron una
enorme sonrisa, mientras Arizona dijo:
-¡Por Dios!
Calliope, creo que si hicieran un concurso de las personas que mejor besan en
el mundo, tú lo ganarías sin duda alguna
Callie
sonrió pero frunció el ceño y le dijo a Arizona
-Ummmm,
no, no lo creo
-Pues
más te vale que lo creas, tú besas divino
-Es
posible que bese divino, como tú dices, pero no creo que pudiera ganar ese
concurso, si existiera
-¿Por
qué no?, preguntó Arizona intrigada
Callie
se rió con picardía:
-Porque
supongo que para ganar un concurso así tendría que besar al juez o a los jueces
¿correcto? Y yo no creo que a ti te gustaría verme besando a otras personas
¿verdad?
Arizona
frunció el ceño y reconsiderando contestó:
-Buen
punto Calliope Torres, buen punto, es cierto, esos labios son míos y no quiero
que nadie más los pruebe, así que más te vale que te olvides de ese concurso,
no irás, no señor
Callie
se echó a reír por la prohibición de Arizona de ir a ese concurso ficticio que
ella misma había inventado y recordando la conversación que habían tenido en
San Diego, exclamó:
-¿Viste?
Te lo dije, yo sé que no ganaría un concurso así porque para empezar, ni
siquiera me dejarías participar…¡Egoísta!
Arizona
también recordó la conversación que habían tenido en San Diego y riendo le
dijo:
-Pues
claro que soy egoísta…contigo, ¡derechos exclusivos!, ¿recuerdas?
-Absolutamente
y creo que agregaría a eso ¡derechos de autor!, le contestó Callie sonriendo
con picardía
-¿Ah
sí?, a ver, derechos de autor ¿cómo es eso?
Callie
imitando una voz de locutor dijo:
-“La
felicidad impresa en el rostro de Callie Torres es propiedad exclusiva de su
autora material e intelectual, la Dra. Arizona Robbins, cualquier declaración
efectuada por terceras personas que sin autorización de su propietaria se
adjudiquen total o parcialmente la autoría de tal felicidad, se considera un
delito federal, que será sancionado con multa o prisión de acuerdo a la
gravedad de la infracción”
Arizona
soltó una carcajada y luego de darle un beso breve en la boca a Callie, le
dijo:
-Calliope
Torres, te declaro oficialmente loca
Callie
se echo a reír y le contestó:
-Bueno,
creo que tienes todo el derecho a declararme oficialmente loca si lo deseas,
porque mi locura también es de tu autoría, estoy loca por ti ¿recuerdas?
Arizona
que no había parado de sonreír, no pudo resistir la tentación de besar a
Callie, aun sabiendo que los pasajeros estaban caminando por el pasillo central
para salir del avión que ya había aterrizado. El beso fue largo y profundo pero
fue interrumpido con la risa de ambas cuando unos muchachos que estaban
saliendo comenzaron a darle vítores.
Emocionada
y sonriendo Arizona le dijo a Callie:
-Mi
amor, ya llegamos a España, ¡YAY!, todavía no me lo creo. Dime ¿Qué vamos a
hacer ahora?
Mientras
ambas se paraban de sus asientos, Callie le respondió:
-Podemos
ir al Hotel, descansar un rato y luego salir de shopping ¿te parece?
-Genial!
y dime ¿dónde nos vamos a alojar?
-En la
Barceloneta, hice las reservaciones por internet desde el aeropuerto en
Frankfurt, nos vamos a alojar en el Hotel W Barcelona, le dijo Callie sonriendo
mientras tomó su mano para caminar juntas por el aeropuerto hacia el lugar
donde recogerían las maletas de Arizona
-¡Wow!
y yo que salí del apartamento para que no siguieras pagando un hotel tan
costoso
-¿Qué, lo conoces?, preguntó Callie
-Sí, una vez me alojé allí cuando hubo una
convención, es un hotel costoso
–Lo es
pero a mi me dan un precio especial, mi padre es dueño de una cadena hotelera
¿recuerdas?
-Oh, cierto, lo había olvidado, y ¿qué?, ¿ese
hotel pertenece a tu padre?.
–Ese
no, pero es amigo del dueño, verás el mundo hotelero es muy pequeño, a pesar de
que hay hoteles dispersos por todo el mundo, todos los dueños de las caderas
hoteleras se conocen y te aseguro que el apellido Torres es muy conocido.
-¿Tan
conocido como lo es el apellido Torres en el mundo de la cirugía ortopédica?
-Creo
que un poco más, me refiero, es mucho más conocido el Torres del mundo
hotelero, que el Torres de la cirugía ortopédica
–Eso no
durará mucho, te lo aseguro, cuando finalices tus investigaciones del cartílago
artificial tu apellido será muy conocido, quizás hasta ganes un Harper
Avery.
–¡Ha! Tú
sabes que yo no hago eso para ganar premios
–Lo sé,
tú no eres como Cristina, pero eso no impedirá que te ganes ese premio
–Ya yo
me gané mi premio, el mejor premio que la vida pudo darme, dijo Callie
sonriendo
Arizona
también sonrió y preguntó con un tono de picardía en su voz: -¿Ah sí?, ¿y qué
premio es ese?
-Tú
Esa
simple declaración estremeció a Arizona y con una sonrisa espectacular, y una
mirada brillante que delataba la enorme felicidad que sentía, ella no pudo
contener las ganas de besar a Callie, aún allí en medio del torbellino de gente
que iba de un lado a otro en el aeropuerto, por ello apretó su mano y se detuvo
para que Callie se detuviera también. Arizona se paró al frente a ella,
levantó los talones y buscó sus labios para besarla. Ellas cerraron los ojos y
mientras sus labios se acariciaban y se besaban profunda y tiernamente, ambas
sintieron como si el mundo se hubiera
detenido, las voces y el bullicio del aeropuerto se convirtieron en sólo un
pequeño murmullo.
Cuando
el beso finalizó se regalaron una hermosa sonrisa, se tomaron de la mano
de nuevo y continuaron su camino por el aeropuerto.
Después
de haber recogido las maletas, Callie y Arizona tomaron un taxi, que las llevó
directamente al Hotel, donde ambas se registraron y obtuvieron la tarjeta de
acceso de la habitación que les fue asignada. Callie tomó las maletas de
Arizona y se giró para dirigirse hacia los ascensores, fue entonces cuando
Arizona, sin moverse de dónde estaba parada frente al mostrador de la recepción
del hotel, le dijo a Callie sonriendo pícaramente:
-Mi
amor, adelántate tú, subiré en un momento, quiero preguntarle algo al Gerente
del Hotel
Callie
intrigada frunció el ceño y sonrió, cada vez se hacía más obvio para ella que
Arizona estaba tramando algo, pero decidió no darse por enterada, así que
ampliando aún más su sonrisa, le dijo a Arizona:
-Ok, te
espero arriba… haciendo una pausa para ver la tarjeta de acceso y confirmar el
número de la habitación impreso en ella, agregó: …-Es la habitación 1331
-Ok, mi
amor, subo ahora, le contestó Arizona devolviéndole la sonrisa
Mientras
Callie esperaba el ascensor, Arizona le preguntó al recepcionista del hotel por
el gerente, quien casualmente estaba entrando en la recepción en ese momento.
El
gerente se acercó sonriendo al mostrador y ofreciendo su mano a Arizona le
dijo:
-Buenos
días, mucho gusto, yo soy el gerente del hotel, dígame ¿en qué puedo ayudarla?
Arizona
le dio la mano para contestar el saludo y luego se presentó:
-Buenos
días, soy la Dra. Arizona Robbins, acabo de llegar, me asignaron la habitación
1331 y necesito consultarle algo…, haciendo una pausa, se giró para buscar con
la mirada a Callie quien aún estaba frente a los ascensores esperando, entonces
agregó viendo al gerente de nuevo pero alternado su mirada para ver a Callie:
…-¿Usted
ve a esa hermosa mujer que está parada justo ahora frente a los ascensores?
El
gerente del hotel le respondió sonriendo: -Sí, la veo
Con su
característica sonrisa, Arizona le dijo al gerente:
-Voy a
proponerle a ella que se case conmigo y le agradecería enormemente que usted me
recomendara algún sitio hermoso, íntimo y sobretodo romántico donde ella y yo
podamos cenar y compartir un momento tan especial como ese.
La
sonrisa del gerente se amplió y dijo:
-Bueno,
ante todo permítame felicitarla
-Gracias…,
respondió Arizona, y agregó: …-aunque aún no me ha dicho que sí
-¿Y
tiene alguna duda de ello?, le preguntó el gerente con cortesía
Arizona
se echó a reír y respondió:
-No, la
verdad no, yo sé que ella me dirá que sí
-Entonces
ratifico mis felicitaciones y con respecto a su solicitud, creo que llegó al
sitio perfecto, aquí mismo en el hotel disponemos de un espacio maravilloso que
tenemos destinado y preparado para ocasiones especiales como esa, es una
terraza al aire libre ubicada en el último piso del hotel, desde donde se
divisa gran parte de la ciudad y del mar por su puesto, claro de noche no se
ve, pero es un sitio muy acogedor, tal como usted lo acaba de requerir: íntimo
y romántico. Disponemos de un servicio exclusivo de mesoneros para atender a
los comensales, una mesa especialmente decorada para la ocasión, iluminada con
antorchas, muy romántico, y sí lo desea estamos en capacidad de ofrecerle
música en vivo que en su caso debería ser instrumental.
Emocionada
Arizona exclamó:
-¡YAY!,
eso es exactamente lo que estoy buscando, dígame algo, ¿además de la música en
vivo, música suave e instrumental como usted acaba de señalar, puedo contar con
algún equipo de sonido?, quiero dedicarle una canción a ella esa noche
-No lo
tenemos instalado, pero sin duda podemos conseguirle lo que usted necesite
Aún más
entusiasmada y con una sonrisa impresionante, Arizona exclamó: -¡Genial!
El
gerente sonrió y le preguntó a Arizona:
-Dígame
Dra. Robbins ¿para cuándo desea…
Arizona
estaba tan emocionada que no dejó que el gerente terminara la pregunta y
contestó:
-Mañana
mismo si es posible, mañana en la noche ¿se puede?
-Sí, es
posible y le hago otra pregunta: ¿mientras ustedes cenan , le gustaría que
decoremos su habitación con algún toque romántico, quiero decir, una botella de
champagne, pétalos de rosas esparcidas en la cama, lo sé, es casi un cliché,
pero si lo desea podemos hacerlo.
Arizona
miró hacia arriba por un momento para pensar en el ofrecimiento del gerente,
luego contestó:
-Sí,
quiero que esa noche sea especial y romántica, y aún a riesgo de
sobreexponerme, sí, pétalos de rosas, no muchos ¡eh!, lo justo, y champagne,
¡ah! y otra cosa, ella registró la habitación a su nombre, pero quiero que el
costo de todo lo que le estoy solicitando no sea cargado a la habitación, si
necesita que le firme un vaucher abierto con mi tarjeta de crédito, puedo
firmarlo de una vez, si usted lo desea.
-No se
preocupe Dra. Robbins, nosotros ya tenemos sus datos en la ficha que acaba de
llenar, yo daré instrucciones para que los cargos por lo que acaba de solicitar
sean facturados a su nombre en lugar de ser cargados a la habitación
-¿Puedo
contar con ello, entonces?, ¿verdad?, mire que sería incómodo que ella pagara
los gastos de su propia cena de compromiso.
-Cuente
con ello Dra. Robbins, en nuestro sistema el uso de esa terraza que le ofrecí
se considera como si fuera una habitación aparte, justamente para evitarle
situaciones incómodas a nuestros huéspedes, así que no se preocupe, deje todo
en nuestras manos
Arizona
asintió con una sonrisa y dijo:
-Muchas
Gracias, usted ha sido muy amable
-Siempre
a su orden Dra. Robbins, aquí estamos para servirle
-Gracias,
bueno y ahora me retiro, mientras más me demore aquí, más probabilidades tengo
que mi novia sospeche algo y le aseguro que deseo mantener la sorpresa hasta el
último minuto.
-Adelante
Dra. Robbins, un placer
-Igualmente,
hasta luego
-Hasta
luego, Dra. Robbins
Arizona se dirigió hacia los ascensores casi dando saltitos, se sentía demasiado emocionada
para ir solo caminando. Ella tomó el ascensor y caminó por el pasillo del piso
donde se encontraba la habitación que les habían asignado, ya frente a la
puerta le dio dos golpecitos con los nudillos, diciendo en voz alta:
-Mi
amor soy yo, Arizona
A los
pocos instantes la puerta se abrió, Callie la recibió con una sonrisa y la
abrazó, mientras le susurró al oído:
-Menos
mal que llegaste, te extrañé
Arizona
sonrió y dijo:
-Pero
si no me demoré más de cinco minutos
-Cinco
minutos son más que suficientes para extrañarte
-Eres
una exagerada Calliope Torres, cinco minutos no es…
Callie
no la dejó terminar, abrazándola aún con más fuerza, atrapó su boca y la besó
profundamente, provocando que un gemido ahogado se filtrara a través del borde
de sus labios. Arizona simplemente se rindió ante ese beso lleno de pasión y de
amor por partes iguales que Callie le ofrecía con su reconocida maestría. Puede
ser que nunca fueran a un concurso de besos, pero esos labios eran expertos en
provocarle sensaciones que hasta ahora ella nunca había experimentado con
nadie más.
Cuando
finalmente sus bocas se separaron casi sin aliento, en busca de aire para
respirar, sus miradas brillantes se cruzaron por un instante, luego Arizona
enterró su rostro en el pecho de Callie y cerró los ojos. Estar envuelta en los
brazos de la mujer con la que estaba dispuesta a compartir el resto de su vida,
le proporcionaba una sensación alucinante que le llenaba el espíritu de
felicidad.
Aún
abrazadas Callie le preguntó con un tono de voz suave y cálido:
-¿Qué
te parece si te pones cómoda y continuamos este abrazo en la cama, necesitamos
reponer fuerzas para irnos de compras en unas horas?, ¿estás de acuerdo mi
pichirruchi?
Echándose
hacia atrás, pero sin soltar el abrazó aún, Arizona subió la mirada y le dijo a
Callie sonriendo:
-Buena
idea mi amor, yo también quiero descansar un rato antes de irnos de shopping.
Arizona
buscó en su maleta un short y una franelilla para cambiarse, mientras Callie la
esperaba en la cama.
Una vez
en ella, Arizona se colocó de espaldas a Callie para que ella la abrazara y la
acunara en la calidez de su cuerpo. Antes de quedarse dormidas, Arizona le dijo
a Callie:
-Le
pregunté al gerente del hotel por algún sitio acogedor y romántico, quiero
invitarte mañana a cenar, así que dime mi amor ¿quieres cenar conmigo mañana?
Callie
sonrió, la abrazó aún más fuerte y le susurró al oído:
-Me
encanta cuando me haces esas preguntas cuyas respuestas sabes de antemano, por
supuesto que quiero cenar contigo.
-Genial,
dijo Arizona mientras giró su cabeza para darle a Callie un beso breve en la
boca, luego retomando su posición en la almohada, agregó:
-Cuando
vayamos de shopping, quiero que nos compremos un par de vestidos hermosos, eso
sí, para mantener la sorpresa, deberíamos comprar y vestirnos sin que la otra
sepa que ropa elegimos para esa cena, ¿de acuerdo?
-De
acuerdo mi pichirruchi, ya veo que tienes todo planificado para esa cena
-Pues
sí, así es.
-Dime
Ari, ¿a dónde piensas invitarme a cenar?
Arizona
se rió pícaramente y con un tono de voz de niña traviesa, contestó:
-Eso es
una sorpresa.
-¿Ah
sí?... Ok, le dijo Callie
Arizona
giró su cuerpo completamente para poder mirar directamente a los ojos a Callie,
y exclamó:
-¡YAY!,
estoy feliz, soy feliz
Callie
se le quedó mirando por unos instantes, y luego dijo sonriendo:
-Me
encanta ese brillo nuevo en tu mirada, creo que nunca lo había visto…
-Ese
nuevo brillo en mi mirada se debe a que nunca en toda mi vida me había sentido
tan feliz como ahora, y es algo hasta irónico, sí se quiere, atesoré mi
independencia como algo muy valioso, porque pensaba que esa independencia me
aseguraba ser libre, ser feliz, y sólo ahora que me he entregado en cuerpo y
alma a otra persona es cuando realmente me siento feliz y libre, libre del
miedo a comprometerme, libre del miedo al abandono, libre de todas las
creencias o concepciones que me alejaban de todo y de todos mientras mostraba
una sonrisa, que lo único que hacía era disimular mi soledad…
…-Y sí,
lo reconozco de algún modo era feliz, pero esa “felicidad” no puede compararse
con lo que siento ahora, y me creía “libre”, pero de la misma forma esa
“libertad” no es comparable con la verdadera libertad que siento ahora. Si no
estuvieras conmigo, nunca habría conocido esta felicidad, esta libertad. Me enamoré de ti, ahora mi felicidad tiene
nombre, tu nombre Calliope Torres, te amo ¿lo sabes verdad?
Callie
se quedó callada por unos instantes, sonriendo, viendo a Arizona a los ojos y
admirando ese brillo en su mirada, luego de esa pausa, Callie le respondió:
-Lo sé
mi amor, sé cuánto me amas, y no tienes ni idea de lo feliz que me hace saber
eso, es la primera vez en mi vida que siento que realmente ocupo un lugar en el
corazón de alguien y que llegué para quedarme, contigo yo también perdí mis
miedos, tú amor me ha hecho creer…Te amo
Con los
ojos aguados ambas se besaron, luego Arizona retomó su posición de espaldas a
Callie y se quedaron dormidas.
Hacer clip en el título para acceder a la canción
Luego
de aproximadamente dos horas, Arizona despertó primero y al hacerlo se giró
para mirar a Callie mientras dormía, y esa visión la enterneció, nunca, jamás
se cansaría de ver a esa hermosa mujer durmiendo, le encantaba verla dormir. Un
rato después Callie despertó, y al abrir los ojos le regaló a Arizona una
hermosa sonrisa.
Luego
ambas se pararon de la cama, se bañaron y se vistieron, listas para ir juntas
de shopping. Cuando salieron de la habitación Arizona le preguntó a Callie:
-Dime
¿a dónde vamos de shopping?
-Dime
algo tú antes ¿Cuántas veces has venido a Barcelona?
-Sólo
una vez cuando vine a aquél congreso médico que te mencioné pero no tuve
oportunidad de pasear, ya que tuve que regresar antes de tiempo, fue justo
cuando me llamaron para entrar a trabajar al Hospital Seattle Grace
-¿O sea
que nunca has ido a La Roca Village?, ¿correcto?
-He
oído de ese lugar, pero no, nunca he ido
-Ok,
vamos para allá entonces, vamos a la recepción para dejar la tarjeta de
acceso y preguntar el horario de salida del Shopping Express
-¿Shopping
Express?, ¿qué es?
-Es un
servicio de transporte que te lleva directamente a La Roca Village
-¡Genial!,
exclamó Arizona con una sonrisa mientras salían del ascensor en dirección a la
recepción del hotel, luego agregó, tomando a Callie por un brazo y recostándose
en su hombro: -Mi amor todavía no puedo creer que estemos aquí en España, aquí
contigo, esto es genial, es impresionante
Callie
le devolvió la sonrisa y beso la frente de Arizona, mientras le decía:
-Pues
más te vale que lo creas, esto es un sueño hecho realidad, para ambas, yo vine
con mis padres varias veces a España, pero te puedo jurar que nunca un viaje a
este país me había hecho tan feliz, estoy con la mujer que amo, te amo Arizona,
te amo
-Y yo a
ti mi amor, con toda mi alma
Cuando
llegaron a la recepción, Callie entregó la tarjeta de acceso de la habitación y
consultó acerca del horario del transporte, donde le informaron que la primera
salida estaba programada para las 9:00 a.m.. Callie agradeció la información y
le dijo a Arizona:
-Mi
cielo, son las 8:00 a.m., creo que podemos desayunar primero aquí mismo en el
hotel y luego ir a la parada para tomar el transporte, ¿te parece?
-Sí mi
amor, vamos.
Ambas
desayunaron y luego tomaron el bus que las llevó hasta La Roca Village. Se divirtieron muchísimo comprando juntas, almorzaron en uno de los
restaurantes de la zona y luego se separaron para comprar cada una el vestido
que usarían para la cena del día siguiente. Callie aprovechó que Arizona estaba
en otra tienda y compró tres bikinis, uno color rojo, otro color azul eléctrico
y el otro negro. Mientras los pagaba en la caja, no pudo evitar sonreír al
imaginarse la expresión del rostro de Arizona cuando la viera a ella vistiendo
esos bikinis.
Luego
de un fascinante y divertido día de compras Callie y Arizona llegaron al hotel
cerca de las 6:00 p.m., ambas se disponían a subir a la habitación luego de
retirar la tarjeta de acceso en la recepción, no obstante, el gerente del hotel
le hizo una seña a Arizona para consultarle algo relacionado con la cena sorpresa,
por lo cual ella, le dijo nuevamente a Callie que se adelantara.
Callie
sonriendo, pensando para sus adentros que había algo misterioso en esas
conversaciones con el gerente del hotel que iba más allá de lo que Arizona le
había dicho, subió sola en el ascensor y se dirigió a la habitación. Mientras
tanto Arizona habló con el gerente del hotel quien la había llamado para
informarle que ya todo se estaba preparando conforme a sus requerimientos y le
consultó acerca del menú y del tipo de vino que deseaba fuera servido en la
cena. Arizona respondió a sus dudas y le agradeció la información, también aprovechó para solicitar un servicio a la
habitación para esa noche. Ella quería darse un baño, cenar en la misma habitación
y hacer el amor con Callie, ese divertido día de compras la había dejado algo
cansada, pero también había incitado su deseo, quería tenerla en sus brazos,
quería hacer el amor con su futura esposa.
En
vista de que el gerente del hotel le proporcionó a Arizona una tarjeta
adicional de acceso a la habitación, ella subió y abrió la puerta de la misma.
Cuando entró, observó que Callie no estaba en la habitación, pero por el sonido
que se escuchaba desde el baño, supo que ella estaba allí, bañándose.
Arizona,
tomó las bolsas de las compras y abrió la del vestido que había comprado para
la cena de compromiso del día siguiente, era un vestido de talle corto, ceñido
al cuerpo, color azul celeste que combinaba casi a la perfección con el color
de sus ojos, ella sonrió frente al espejo, al imaginarse cómo se lo quitaría
Callie después de esa cena, para hacer el amor por primera vez, como una pareja
comprometida para casarse.
Un
ruido en la puerta de la habitación la hizo salir de sus emocionantes
pensamientos, seguido por una voz masculina al otro lado de la puerta, que
anunciaba la llegada del servicio a la habitación que ella había solicitado.
Rápidamente,
Arizona guardó el vestido en la bolsa y abrió la puerta de la habitación para
dejar pasar a un chico, no mayor de 20 años, que venía con un carro de servicio
con la cena.
Mientras
tanto Callie, que no había escuchado entrar a Arizona porque tenía colocados los
audífonos del iPod, se los quitó y creyó escucharla afuera, así que
dijo en voz alta desde el baño:
-Arizona,
¿ya llegaste?
Arizona
le contestó: -Sí mi amor, ya estoy aquí y…
Arizona
no pudo terminar de hablar, ella se quedó con la boca abierta, casi en shock
cuando vio a Callie salir por la puerta del baño, vestida solamente con un
bikini color rojo que le quitó el aliento, mientas con aire triunfal Callie
exclamó:
-¡Para
ti!
Sin
salir del shock y con el rostro visiblemente sonrojado, Arizona miró a Callie
de arriba abajo, luego dirigió su mirada hacia el chico que había traído el
servicio a la habitación, quien aparentemente también había quedado en shock al
ver ese espectáculo de mujer salir del baño con ese bikini rojo que sólo
escondía lo justo.
Cuando
Arizona vio la cara del muchacho, enseguida tomó una bata de baño y se la lanzó
a Callie para que se cubriera con ella, ella extrañada pero entendiendo la seña
se colocó la bata y se cubrió, mientras esperaba que Arizona firmara la cuenta
de la cena y cerrara la puerta de la habitación después que el chico se retiró.
En el
mismo instante en que Arizona cerró la puerta, se giró para ver a Callie, quien
de nuevo se había quitado la bata y estaba parada en el mismo lugar ataviada
solamente con el bikini rojo que había comprado.
Arizona
sintió la garganta seca mientras percibió su propia excitación a ver a Callie
con ese bikini, por ello, sólo alcanzó a decir, casi con un balbuceo: -¡Oh!,
¡Oh Dios!
Callie
bajó una octava su tono de voz y con su tono sexy y con una pose evidentemente
sensual le preguntó a Arizona:
-¿Te
gusta?
Arizona
solamente repetía, casi gimiendo: -¡Oh Dios!, ¡Oh Dios!...
Callie
se echó a reír, y luego dijo:
-Creo
que voy a tomar ese “Oh Dios, Oh Dios” como un sí
El
sonido de la risa de Callie, sacó a Arizona de su shock temporal, fue entonces
cuando ella dijo:
-¡Oh
Dios Callie, te ves… te ves sexy, hermosa, ¡wow!, hizo una pausa y luego
agregó: …-¿Pero no viste que estaba el chico aquí?
Callie
extrañada le contestó:
-Sí, lo
vi, luego frunciendo el ceño preguntó: …-¿fue por eso que me lanzaste la bata?,
¿para que el chico no me viera?
Arizona
puso los ojos y contestó: -Por su puesto, por eso te tiré la bata, ¿acoso no le
viste la expresión del rostro cuando te miró?
-La
verdad no me fijé, quiero decir, me di cuenta que él estaba aquí pero no me
fije en él, estaba más pendiente de verte a ti
-Callie
ese chico se quedó en shock también, es más casi se le sale la baba por la boca
Callie
se echó a reír de nuevo y preguntó: -¡Baba por la boca!, ¿cómo un perro
hambriento cuando ve la comida?
-Exactamente,
le contestó Arizona
Callie
divertida dijo: -Aclárame algo Arizona ¿querías verme o no en bikini?
Arizona
con un gesto de impaciencia contestó:
-Por
supuesto que quiero verte en bikini, lo que nunca consideré es que cuando
estemos en la playa yo no seré la única que te verá en bikini y…
Callie
no aguantó más y soltó una sonora carcajada, y mientras reía se acercó a
Arizona para abrazarla. En un tono consolador le dijo bromeando, con los labios
muy cerca de su oído:
-Y como
diría Shakespeare ¿Bikini o no Bikini? ¡Es esa la cuestión!
Arizona
enterró el rostro en el pecho de Callie y repitió casi con resignación:
-¡Es esa la cuestión!
Callie
abrazó a Arizona con más fuerza y le dijo:
-Mi
amor, olvídate de los demás, este bikini y el resto de los que compré son para
ti, si los demás se babean al verme, allá ellos, tú serás la única que podrás
quitármelos después, no olvides eso
Después
de meditar durante unos instantes las palabras de Callie, Arizona echó la
cabeza hacia atrás para mirar a Callie y dijo con una sonrisa llena de picardía
y una mirada traviesa:
-Eso es
cierto, yo soy la única que puede disfrutarte y quitarte ese bikini para…
Arizona
no terminó la frase, ella misma se interrumpió y en medio de una gemido del que
Callie se hizo eco, atrapó sus labios en un beso ardiente y apasionado, ver a
Callie así en ese bikini, como siempre había soñado, despertó sus deseo por
tenerla, ella era la única que podía poseerla, amarla, disfrutar de ese hermoso
cuerpo color caramelo, Callie era de ella, de nadie más.
Embriagada
de deseo, Arizona comenzó a besar con la boca abierta el cuerpo de Callie
mientras se acostaban en la cama. Sin dejar de besarla, Arizona, como pudo se
desnudó y comenzó a recorrer con sus labios el cuerpo exuberante de la mujer
que amaba, mientras Callie comenzó a gemir sin control, excitada cada vez más
con las caricias y besos ardientes con los que Arizona comenzó a recorrer todo
su cuerpo.
En
medio de caricias, Arizona desató el cordón de la parte alta del bikini en el
cuello de Callie y comenzó a besar y a morder con suavidad cada uno de sus
pezones, mientras Callie arqueaba su espalda y continuaba gimiendo. Cuando sus
pezones parecían guijarros duros y erectos, Arizona trasladó sus labios al
cuello de Callie para acariciarlo y besarlo. Callie enterró su cabeza en la
almohada cuando sintió al mismo tiempo las caricias excitantes en su cuello y
cerca de su oreja mientras los dedos de Arizona serpenteaban entre su piel y la
tela de la parte baja del bikini y se apoderaron de su clítoris que comenzó a
ser acariciado con vehemencia y pasión evidente.
Para
aumentar aún más su cota de placer, ella sintió cuando Arizona introdujo dos
dedos en su vagina y comenzó a embestirla ayudándose con el movimiento de sus
caderas. Luego exhaló un gemido gutural cuando sintió el dedo pulgar de Arizona
acariciando su clítoris sin abandonar la embestida de sus dos dedos expertos
dentro de su abertura.
Callie
entre gemidos y jadeos, abrió los ojos sólo por unos instantes para encontrarse
con la mirada ardiente de Arizona que la veía con una mezcla de amor, pasión y
deseo que la llevó al borde del placer. Cuando el clímax arrollador e indetenible
se edificó en su cuerpo, Callie gimiendo gritó su nombre:
-¡Arizona!
Temblando,
Callie sintió casi sin aliento, que aún después de haber alcanzado el clímax,
Arizona no abandonó sus caricias, logrando entre espasmos involuntarios y
nuevos gemidos una réplica orgásmica que la derrotó, literalmente.
Jadeando,
Callie tomó varias bocanadas de aire para regular su respiración entrecortada,
cuando finalmente recuperó el aliento para hablar, ella besó a Arizona. Cuando
el beso finalizó, le dijo mientras la abrazaba:
-¡Por
Dios Arizona! Eso fue espectacular, podría decir literalmente que me hiciste
tuya, de lo único que podría arrepentirme ahora es de no haber comprado ese
bikini antes ¡wow!
Arizona
se echó a reír: -Te lo dije, estabas advertida. Viajar a España contigo, era un
sueño, verte en bikini era un fantasía y acabo de hacer realidad ambos…
Callie
se echo a reír de nuevo, miró a Arizona con ternura y antes de fundir sus
labios en un beso profundo, le dijo:
-Te amo
Arizona
contestó justo antes de profundizar el beso:
-Te amo
Esta
historia continuará…